Miércoles, 07 Septiembre 2016 03:58

Recorrido a la medida de los más chicos

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La actriz Carola García guía a niños y niñas de todas edades en un recorrido por la colectiva Bienal SalaFAR, abierta en el Museo de Arte de Puerto Rico hasta el 25 de septiembre

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


"¡Ahora yo soy la escultora!", dijo Carola García.

Pensándolo bien, el lugar no tiene que ser ni muy grande ni muy pequeño. El punto clave es la puerta, que no es la de salida en este caso, sino la que te dirige a un mundo nuevo.

Una pintura, una escultura o una fotografía ponen a tu disposición un nuevo mundo donde adentrarte. Y si tu guía es la actriz, profesora y dramaturga Carola García, da igual si tienes dos años o 99, la diversión parece estar garantizada. Eso vivieron niños y adultos que asistieron el pasado sábado en la tarde a El viaje de la imaginación, recorrido guiado por  la exhibición Bienal SalaFAR, en el Museo de Arte de Puerto Rico en Santurce.

Con un llamativo sombrero y medias verdes, García recibió a los viajeros que realizaron ejercicios sencillos de estiramiento antes de embarcarse en una travesía marcada por colores, formas, relatos y hasta canciones en español, inglés o francés para beneficio de algunos extranjeros en el público.


Los niños disfrutan de la pieza "Cuerpos de luz", de Norah Hernández.

"¿Cuando decimos arte, en qué pensamos?", quiso saber la actriz del saque y los niños y niñas la miraron con sorpresa. Poco a poco fluyeron algunas respuestas: "dibujo", "pintura", "sombras". Una niña optó por el silencio en su turno. "Muy bien, silencio. El arte también es silencio mi corazón", opinó García.

Un puño de goma, verde y grande, era usado por la tallerista para llamar la atención de los niños o para alertar que cambiaban de lugar. Cargarlo de un punto a otro era un privilegio que disfrutaban.

Frente a la obra Proceso creativo de Luis Felipe Passalacqua aprendieron sobre materiales usados como la madera o el acero y descubrieron que su creador es no vidente.

"Él invita a que esta escultura la toquemos con los ojos. A veces el arte lo vemos con el corazón", señaló García.


De peces, tentáculos, lentejuelas y colores comentaron ante
la obra "Pulpo", de Santiago Flores Charneco.

Puño verde arriba, nos vamos a otra obra.

El verdor de Primavera, escultura de Luis Torruella, fue la excusa perfecta para nombrar el color en distintos idiomas, para hablar de figuras geométricas y hasta del famoso poema de Federico García Lorca, Romance sonámbulo. "Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas...", recitaba la actriz cual trabalenguas.

Puño verde horizontal y sonido de motoras, llegamos a una fotografía.

Se acabó el abuso, de Héctor Méndez Caratini, muestra un collage con instantáneas del deporte de la aceleración. "¿Cómo hace la moto?", preguntó García y los niños respondieron con alboroto y movimientos.

"Ustedes no saben esto pero sus papás sí. Había un grupo famoso que se llamaba Menudo y cantaba una canción que se llamaba Súbete a mi moto. Vamos a cantar un poquito", dijo García después de explicar que la pieza era una fotografía.

Puño verde en las manos de un niño. Aplausos. Llegamos a la luz.


Los claros y los oscuros de "Miss Jones", de Edwin Guevárez,
fueron evaluados.

El vestido iluminado de Norah Hernández que forma la escultura Cuerpos de luz, captura el interés de los pequeños participantes de inmediato. "¿De qué está hecha esta escultura?", indaga García.

"¡De papeles viejos!", contesta una niña.

"No son papeles viejos, son patrones como los que usan las costureras. ¿Ustedes conocen alguna costurera? ¿Para dónde ustedes se pondrían este vestido?", pregunta.

"¡Para una fiesta!", grita una niña.

"Yo creo que aquí la artista quiere hacerle un homenaje a todas las costureras y decirnos que dentro de todo siempre hay luz", les cuenta García.

Puño verde cambia de mano infantil. Llegamos a "un bizcocho pintura". Frente a Estratos 5, de Raymond Cruz Corchado, los participantes escuchan la explicación que hace la guía del MAPR, Viviana García, sobre las capas de pintura obtenidas al raspar paredes con las que se creó este trabajo. García alza en brazos a los más pequeños para que puedan ver el trabajo que creyeron era un bizcocho o una pared de ladrillos.

ARENA Y PULPOS

Puño verde en alto, marchamos. Detenidos luego frente a la pintura Soñando, de Romaguera.


García cuenta que inspiró uno de los personajes
que aparecen en este lienzo de Dafne Elvira.

"¿Cuántos de ustedes han escrito en la arena?", quiso saber García antes de contarles a los pequeños sobre este trabajo y de cantarles unos versos de la canción Olas y arenas de Sylvia Rexach: "Soy la arena, que en la playa está tendida, envidiando otras arenas que le quedan cerca al mar...".

"Ahora hagan el sonido del mar, vamos, ¿cómo hace?", exhorta y se escuchan sus versiones del susurro de las olas.

Puño verde a la derecha. Movimiento. Pulpo de Santiago Flores Charneco queda de frente a los niños.

"¿A quién le gusta la ensalada de pulpo?", quiere saber García y los niños se miran extrañados, "vamos a hacer un círculo".

Es la misma forma que tiene el lienzo de Flores Charneco. Así comentan sobre peces, tentáculos, sobre lentejuelas y colores.

Puño verde en manos de niña. Cambio de dirección.

"La pintora de esta obra se inspiró en mí al hacerla pero es un secreto. ¿Cuál soy yo?", lanza el desafío García ante La Menina que se quedó con el Azul pero no quiso al Príncipe.

Frente al lienzo descubren todos los posibles tonos de azul utilizados y son desafiados a encontrar otros colores. "¡Ahí está el rosa!", asegura una niña.

"¿Dónde?, ese nunca lo había visto", confiesa García.

Y sí, los niños la identificaron como la joven rubia en la pintura. "¡Esa eres tú, la del medio!".

"Está bien tener afro, no tenerlo, tener el pelo blanco, amarillo, verde o no tener pelo. No pasa nada, hay muchas maneras de ser en el mundo".

Puño verde cambia de manos. Nos fuimos a Miss Jones, retrato de Edwin Guevárez.


El recorrido para niños incluyó también lectura de cuentos
y taller de escultura.

El retrato es usado para hablar de los claros, de los oscuros y de pintores que han trabajado esa técnica. "Aunque no se ven ahí están los ojos de ella. ¿Cómo se los imaginan?", pregunta García y los niños responden. Luego hablan del afro y de la diversidad del Caribe.

"Está bien tener afro, no tenerlo, tener el pelo blanco, amarillo, verde o no tener pelo. No pasa nada, hay muchas maneras de ser en el mundo", les asegura.

García recupera el puño verde y señala un banco fuera de la sala donde se sienta a leerles el cuento El árbol rojo, de Shaun Tan, y les muestra las hermosas ilustraciones que contiene. Luego realizarán esculturas en los salones de talleres.

"¿Sabían algo?, los libros son como amigos. Son los mejores, porque siempre te acompañan", les dice a caritas con miradas aún atentas. "Colorín colorado, este cuento se ha acabado, zapatito roto, otro día te cuento otro".

 

Fotos: Juanma Pagán Teitelbaum

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