Hace 3 años, se sometió la propuesta a FAR y esa primera puerta se abrió con un donativo para este fin. Pero era importante continuar recaudando fondos. Por esto realizaron un 5k, organizaron ventas de semillas y lápices en los supermercados y continuaron tocando puertas. El segundo auspiciador en integrarse fue MMM, institución que estaba en la búsqueda de una serie de talleres de capacitación en lenguaje de señas para sus empleados, de manera que los servicios fueran más accesibles. MAVI ofreció la capacitación y en esa colaboración, MMM pudo dar cuenta de la gran labor que realizan y de la necesidad de apoyar esta gestión. Luego, First Bank se sumó al esfuerzo aportando la compra del vehículo de arrastre y finalmente, Pfizer se ocupó del donativo para amueblar la unidad y se ocupará del pago de los salarios de las personas que ofrezcan las charlas, conferencias y clases utilizando la unidad en los distintos puntos de la isla que se identifiquen.
La unidad consta de un vagón en cuyo interior se ha construido, conforme a las medidas apropiadas estipuladas por la Ley ADA (American with Disabilities Act), un apartamento con todo lo necesario: cocina, cama, baño, lavadora, televisor para la difusión de vídeos educativos y demás elementos básicos de un hogar. El pequeño apartamento tipo estudio, es transportable ya que ha sido instalado con ruedas de arrastre. El propósito es dar a conocer en distintos pueblos del país, con énfasis en las comunidades con mayor necesidad, los servicios que ofrece MAVI. Durante el verano, comenzarán el primer "road trip", para evaluar la situación de las comunidades y a partir de agosto proyectan comenzar a ofrecer las clases de vida independiente en la misma comunidad.
"Queremos ser agentes de cambio en la vida de cada persona que impactemos, que cada participante se empodere", enfatizó Betzaida Ramos Chárriez, directora ejecutiva de MAVI.
“Vuelves a nacer completamente. Yo no quería quedarme de manos cruzadas y aquí he alcanzado una mejor calidad de vida, estabilidad y, sobre todo, a valorar la vida mejor”. |
La primera en subir a la unidad para explorarla fue Irma L. Monje González, hoy día integrante de la Junta de Gobierno de MAVI y quien desde la década del 90, se integró a la organización como participante, luego de que un accidente en el que fue arrollada cruzando la calle, le provocase daño cerebral y la imposibilidad de caminar. Antes, laboraba como secretaria y tras años de terapias en las que "aprendí a hacer todo, hasta a hablar como si fuera la primera vez", pudo utilizar sus conocimientos para realizar tareas afines a su perfil profesional.
"Vuelves a nacer completamente. Yo no quería quedarme de manos cruzadas y aquí he alcanzado una mejor calidad de vida, estabilidad y, sobre todo, a valorar la vida mejor... La unidad es una ilusión porque hay que hacer estos servicios cada día más accesibles", compartió Monje González, una mujer que es todo un ejemplo de esfuerzo y superación.
Un sueño en construcción
En un principio, se consideró adquirir una casa rodante (al estilo "camper"). Sin embargo, tanto los altos costos, como la dificultad para garantizar el importante asunto de las medidas apropiadas, los llevó a imaginar y diseñar la unidad rodante. De este modo, sus esfuerzos y servicios se amplían y se diversifican.
"Queremos llegar a las personas con impedimentos que están en las comunidades. Mavi lleva 28 años dando servicios en Puerto Rico y todavía hay gran parte de la población que no sabe ni lo que hacemos, no saben que existimos. Por eso, entendemos que esa parte rural de Puerto Rico, ahí es donde mayor desconocimiento hay y hacia allá debemos movernos. La idea es llegar a esas comunidades, para que conozcan nuestros servicios y nuestra motivación de que sea cual sea el impedimento de la persona logrará mayor grado de independencia en su vida diaria. Que logre transportarse, cocinarse, atender la higiene del hogar, a usar computadoras y a manejar sus finanzas para evitar que nadie se aproveche de la ingenuidad y de las condiciones de nuestros participantes", describió Ramos Chárriez, quien funge como directora ejecutiva de MAVI desde hace cuatro años.
La institución atiende anualmente a más de dos mil personas en sus diversos programas, a través de los cuales visitan Vieques, Culebra y las islas de Santa Cruz, Saint Thomas y Saint John. Además del programa de Vida Independiente, MAVI, se concentra en objetivos que buscan la mayor integración social de sus participantes. Uno de sus programas, el de Empleo Sostenido -a través de Rehabilitación Vocacional-, se ocupa de identificar oportunidades de empleo, servicios de colocación y adiestramiento para integrar a los participantes a la fuerza laboral. Asimismo, trabajan con el programa WIPA a través de la Ley de Boleto al Trabajo e Incentivos Laborales y las personas beneficiarias de seguro social por incapacidad pueden integrarse al mundo laborar de manera transitoria sin necesariamente perder sus beneficios, algo que se trabaja caso a caso.
"Este es un programa que muy pocas personas conocen y aparte de eso tenemos muchos programas de ubicación en empleo, porque reconocemos la alta tasa de desempleo que existe para personas con impedimentos en Puerto Rico. De las que atendemos aquí, sobre el 90% de ellos, no tiene empleo. La situación está difícil en Puerto Rico y cuando le añades un impedimento se agrava más, porque el patrono teme alguna demanda después, los acomodos razonables que pueden costar dinero y esas puertas se les cierran. Nosotros trabajamos con patronos, los vamos educando, sensibilizando y adiestrando y capacitando a las personas con impedimentos para ayudar en la ubicación en el mundo laborar", detalló Ramos Chárriez acerca de estos programas a los que se suma MAVI Employment Solutions a través de Walmart Foundation y Red de Empleo en colaboración con el Seguro Social.
A través de la nueva unidad esperan, igualmente, dar a conocer en detalle estos programas. Enhorabuena.