En una economía que no crece y un gobierno en aprieto fiscal, la labor social que realizan las instituciones sin fines de lucro ha pasado de importante a imprescindible, lo que demanda extrema prudencia ejecutiva y legislativa en su trato presupuestario.
Contrario a muchos otros sectores, el llamado tercer ha crecido consistentemente durante los pasados 10 años, contando al presente con 11,570 entidades, transformándose a tono con las circunstancias y diversificando sus fuentes de ingresos, al tiempo que su oferta a los más necesitados incluye iniciativas de desarrollo económico y comunitario, lo que amplía su pertinencia en el País.
El Nuevo Día/ 06.02.15