Nereida Valentín, coordinadora para el Centro Shalom, se siente satisfecha gracias a “la oportunidad que recibo a través de AARP de compartir con otras personas entre las que existe solidaridad y empatía”. “Al recibir la empatía de ellos, aportamos al Centro Shalom donde entre el voluntariado, el equipo de trabajo de ellos y nuestros participantes, hacemos la diferencia”.
Valentín luce encantada con la oportunidad. “Ay, me fascina”, confiesa, “porque podemos dar de lo que sabemos, podemos aportar y buscar a otras personas que colaboren y aporten.
Al final y a la postre nosotros vamos a ser viejitos también, esa es la comunidad más grande en Puerto Rico y va a seguir creciendo, así que debemos ayudarlos y amarlos para cuando nos toque a nosotros, también recibamos el amor, la empatía y la solidaridad de muchas personas”.
Como coordinadora de voluntariado de la organización Coordinadora Paz para la Mujer trabaja Neysa Valle Jiménez. El área de trabajo que predomina, la violencia doméstica, no le resulta desconocida, puesto que es abogada y trabajó como juez en procesos criminales en los que intervino con esta situación.
“Para mi es especial”, dice Valle sobre la oportunidad que la ha ubicado en una organización vinculada a la protección de personas que enfrentan este tipo de ofensa. “Hay mucho que se puede hacer, hay mucho que tu puedes aportar”.
Cuando entrevista a voluntarios en potencia reconoce que “a veces vienen pensando que van a dar clases y tu le dices ‘mira no, vas a ser facilitador’, o creen que ‘voy a entrar de voluntario para cambiar eso allá adentro’”. “Te encuentras con un montón de mentalidades diferentes y es bien interesante el proceso, muy enriquecedor, aprendes un montón de herramientas que tu crees que las tienes y no las tienes”, propone sobre el proceso de entrevista y reclutamiento.
María de los Ángeles Rivera y Ángel Rizo D’Artenay también se unieron al programa a través de AARP, PR. La oportunidad de servir de una manera distinta o trabajar con poblaciones diferentes les resulta atractivo.
“La variedad de la YMCA es importante porque te da la oportunidad de trabajar con niños, con jóvenes y con personas de la tercera edad”, indica Rivera quien laboró en universidades, se certificó como coach de vida y trabaja como coordinadora con dicha entidad sanjuanera.
Por su parte, Rizo se ha vinculado a la organización cultural, Pro Arte Musical. “Creo que el servicio va mucho más allá del mero hecho de hacer algo, es hacer algo que a ti te guste. La retribución de lo que a ti te gusta, eso tiene gran valor, tu dices ‘bueno, mi tiempo se está empleando en algo útil’ pero para quién: ¿para la organización o para ti?
Para ambos. Hay una condición perfecta en lo que tu quieres y lo que quiere la organización sin que ambos se hayan puesto de acuerdo, son esas coincidencias felices”, menciona Riso quien laboró cuatro décadas en la industria farmacéutica.
A futuros colegas voluntarios Rizo solo los invita a que hagan el trabajo puesto que “la satisfacción la tiene que conseguir la persona sola”. “Tu solamente tienes que asegurarle que le va a gustar”, señala el coordinador de Pro Arte Musical.
PUENTE HACIA EL SERVICIO
José Acarón, presidente de AARP en Puerto Rico, reconoce que en estos momentos el rol de la organización es promover “la participación y la integración del talento de gente mayor que está en la calle -con una experiencia de vida y laboral riquísima- para traer el cambio y la transformación social que hace falta en Puerto Rico”.
“Eso tiene dos beneficios: la gente mayor siente que puede seguir siendo productiva como un activo social en momentos en que la sociedad empieza a echarlos para el lado y cómo hacemos para que se trabaje de forma multi generacional en Puerto Rico. Que este sea un país donde la gente mayor, de mediana edad y los jóvenes puedan trabajar unidos, compartir experiencias y crecimiento. Más que ese conocimiento corporativo y de vida, es importante que los valores los vayamos pasando a la próxima generación. Esto es un win win para todo el mundo, para los jóvenes, para la gente mayor y para el país. Este es nuestro DNA, cómo conectamos para que la gente puede seguir siendo partícipe de todos los procesos culturales, sociales, económicos y políticos del país”, mencionó Acarón.
Por su parte, Astrid Morales, consultora en Desarrollo Organizacional para la Fundación Ángel Ramos y gestora de su Programa de Formación y Desarrollo de Voluntariado, mencionó que la aportación de AARP se traduce en “ese valor añadido que necesitaba el proyecto”.
“Algo que ha sido bien bonito en las graduaciones es cuando hablan del valor añadido que significa sentirse útil, reconocido e invitados a participar activamente”. |
“Cuando comenzamos la investigación y hacíamos la revisión de literatura para este proyecto, esa pieza del coordinador de voluntariado era central. Así que uno de los debates de nosotros era dónde conseguir ese coordinador con el perfil que necesitamos: una persona con experiencia en manejo de gente o recursos humanos, que pudiera tener las capacidades de reclutar, seleccionar, adiestrar, motivar y, conociendo yo el trabajo que venía haciendo AARP, la calidad y las competencias que tenían sus membresías, para mi fue sumamente simple ver dónde estaba el área de acción”, reconoció Morales.
La consultora agregó que en el proceso destaca además el factor de valor añadido. “Algo que ha sido bien bonito en las graduaciones es cuando hablan del valor añadido que significa sentirse útil, reconocido e invitados a participar activamente. Eso es lo que dice José cuando habla de espacios de inclusión y así es como se ve desde el lado de acá. Cuando escuchas esos testimonios de los coordinadores, eso conmueve”, culmina Morales.
Participantes de AARP Puerto Rico que se han integrado al Programa de Formación y Desarrollo del Voluntariado de FAR
Primer ciclo: 8 participantes
Segundo ciclo: 4 participantes
Foto y vídeo: Javier del Valle