La organización agrupa a los residentes que viven al norte del cuerpo de agua, Barrio Obrero Marina, Barrio Obrero San Ciprián, Buena Vista Santurce y Cantera, y a los del sur como Parada 27, Las Monjas, Buena Vista Hato Rey, Israel y Bitumul.
Lucy Cruz, presidenta del G8, señala que al principio los unió el deseo de conseguir el dragado del Caño Martín Peña y luego se percataron de que debían asegurarse de ser ellos quienes disfruten del mismo. Así nació el Fideicomiso de Tierras que les ayudó a proteger su pertenencia al lugar con la Ley 489.
“Con esa ley se crea el Proyecto Enlace del Caño Martín Peña, se trabaja la implantación del plan de desarrollo integral del dragado y se aprueba el Fideicomiso, que es un título colectivo, y manda a que el G8 fiscalice que la corporación haga su trabajo y que el Fideicomiso vele por su comunidad y así evitar la gentrificación. Pero no nos íbamos a detener solo en la lucha del dragado y en la permanencia de la comunidad, sino que también nos involucramos en un proceso de desarrollo y crecimiento de los niños, los jóvenes, los adultos y los adultos mayores porque hay muchas generaciones dentro del Caño y creamos muchos proyectos para mejorar la calidad de vida de sus 25 mil residentes”, señala Cruz.
Algunos de esos programas son Redes del Caño, que ayuda en la disfusión de información, o los torneos de baloncesto, voleibol y balónmano. Los mismos no solo estimulan el deporte sino que sus talleres compulsorios ayudan a los participantes a conocer sobre temas como el agua contaminada durante inundaciones, el acoso o el sentido de pertenencia. El grupo de Líderes Jóvenes en Acción (LIJAC) recibe vecinos entre los 8 y 16 años, aunque otros grupos llegan hasta los 26, quienes en reuniones semanales aprenden sobre tenencia colectiva, entre otros temas, y reciben apoyo en las discusiones de trabajadores sociales y sicólogos.
“No hace falta tener un bachillerato, una maestría para que te lleven una información y te la expliquen otros residentes en tus propias palabras, es más fácil comprenderlo”. |
Cuando comenzaron, recuerda Cruz, el G-8 solo contaba con 15 líderes. “Luchábamos con la apatía de la gente que pensaba que íbamos a representar a algún partido político. Cuando se dan cuenta de que en nuestras reuniones no hay ningún político involucrado cambian sus perspectivas y entienden que tiene que haber un proceso que beneficie a todos. Ahora en el 2019 tenemos más de 120 líderes voluntarios”, resalta orgullosa la jefa del G8.
Por eso prometen jamás darle cabida a la política partidista en la organización. “Nunca hablamos de eso, ni de religión, ni de dónde tú vienes, porque vives en esta comunidad y te inundas igual que yo. El respeto de la diversidad es la clave del éxito del G8, por eso podemos ir a cualquier gobierno a dialogar y a exigir que hagan su trabajo. La comunidad es como tu mano, no todos los dedos funcionan igual, pero juntos son mayor fuerza”, describe la presidenta.
“Tenemos más de 32 proyectos, aquí hay buena esperanza y buena semilla dentro de la comunidad”, celebra Cruz.
CAMBIOS PALPABLES
“He podido ver los cambios en la comunidad”, opina, de otra parte, Raydenisse Ramírez Osorio, residente de Buena Vista Santurce. “Sobre todas las cosas la unión, el trabajo que se hace en equipo, ver cómo se mueven las personas para trabajar por algo en específico. Hay un grupo de líderes que te buscan y te dicen ‘queremos hacer esto’ y antes no lo había”.
Ramírez fue una de las familias que se benefició de la iniciativa “Techos pal Caño”, que arregló algunas residencias luego del paso del huracán María. De igual manera, sus hijos pertenecieron al programa de jóvenes de la comunidad LIJAC, que refuerza el liderato, les encamina en sus estudios y en sus primeras experiencias laborales.
“Podríamos decir que toda la vida”, dice sobre su relación con los programas del G8. “Mi hija empezó a los 11 años en LIJAC y ya tiene 20. Ha sido de mucha ayuda como ser humano para ella crecer ahí y para mi como madre verla en ese proyecto”.
Ramírez resalta que como residente, tener acceso a la información “te hace sentir más seguro”. “No es lo mismo que antes yo escuchaba a mi papá hablar del dragado del Caño y tú decías ‘ajá, qué es eso’, pero ahora lo escucho y veo qué cosas están sucediendo que se están cumpliendo, que mi papá decía ‘eso no lo vas a ver’”, declara la madre que se ha convertido en el enlace de su calle con los líderes comuniarios, rol que nunca pensó asumir pero que lo hace porque “cuando tú ves que están pasando tantas cosas positivas, pues tú dices ‘quiero ser parte de esto’.
“No hace falta tener un bachillerato, una maestría para que te lleven una información y te la expliquen otros residentes en tus propias palabras, es más fácil comprenderlo”, afirma y agrega. “En estos momentos me siento orgullosa de decir que petenezco a las comunidades del Caño Martín Peña donde quiera que me paro, igual que mi familia y que mis hijos porque hemos visto que es una comunidad que trabaja, que se une y que ha logrado grandes cosas. Les agradezco mucho, por las situaciones que pasamos después de María tenemos un techo que es bien importante y no todo el mundo lo ha podido lograr”.
Juan García, mejor conocido por “Cholo”, es uno de los líderes en su comunidad, Buena Vista Santurce, y recuerda a la perfección el modo en que lograron ayudar a Ramírez luego del huracán María. “Ahí es que me siento bien”, dice sobre su trabajo voluntario desde hace cinco años, tras imitar a su esposa y a su hija.
“Lo mejor de ser líder es ayudar a las personas de todas las ocho comunidades, no es de donde yo vivo nada más. Ser líder es ayudar a muchas personas que no tienen conocimiento de las ayudas que le brinda el G8, a los que no tienen recursos y con la ayuda de mis compañeros líderes les proveemos un ambiente más agradable”, explica García quien reconoce es muy apreciado ya que nació y se crió en su comunidad.
Destacó que si los residentes no van a las reuniones, no conocen el trabajo que se realiza y podrían desconfiar, pero es fiel creyente de que “si no hubiera líderes, no hubiera comunidad” y confiesa que “si el G8 no hubiera existido, no hubiera sido líder porque esa no era mi línea”.
“Un buen líder debe ser honrado para que la gente le tenga cariño”, asegura.
García piensa en el futuro de su comunidad y agrega: “ya nosotros estamos viejitos y en el programa de los LIJAC Pro, esos jóvenes están apreniendo cómo se trabaja para seguir sustituyéndonos”.
El relevo generacional es el gran acierto del G8.
Grupo de las Ocho comunidades aledañas al Caño Martín Peña
¿Qué aspiran lograr?
Agrupar las asociaciones comunitarias aledañas al Caño Martín para promover el interés y la participación asertiva y efectiva de los residentes mediante el desarrollo y la implantación de programas, estrategias, y actividades dirigidas a la permanencia , la autogestión y el desarrollo integral de las comunidades. Promover la participación de los residentes en la toma de decisiones, fiscalizar la implementación del Plan de Desarrollo Integral escogido por la comunidad, promover el fortalecimiento del liderato comunitario y de los residentes, y fortalecer el sistema educativo de las escuelas del área para que sea cónsono con la realidad de las comunidades.
Un logro significativo reciente
Lograr un acuerdo colaborativo con el Departamento de Educación para crear la primera Escuela Especializada en Liderazgo y Transformación Social y el desarrollo de un currículo participativo.
Año de incorporación: 2004
Voluntarios: 100
Personas servidas en el 2018: 15,022
Personas servidas en su trayectoria: 26,000