Rachelis Colón, coordinadora académica del centro, abundó que en las tardes la biblioteca recibe a los estudiantes cuando salen de la escuela, “para hacer sus asignaciones supervisadas. Aquí también trabajamos con proyectos, les ayudamos con cosas que necesitan de internet, les hacemos copia de láminas, lo que necesiten para sus proyectos y asignaciones”.
La joven, criada en la comunidad, aseguró que su experiencia es que “esto es un espacio de paz, de tranquilidad, de mirar metas que uno quiera compartir. Aquí puedes buscar el talento de esos niños, darles una esperanza”.
Colón resaltó como se disfruta en particular los detalles que tienen los niños hacia ella. “Me dan abrazos a diario, así de la nada. Me hacen dibujos, pulseras”, dijo.
A modo de resaltar la amplia labor que llevan allí recordó una anécdota con un niño que encontró un día llorando mientras hacían tutorías.
“Estaba en las tutorías de quinto y sexto grado, y comenzó a llorar. Le pregunté qué sucedía. Lo llevé aparte al jardín y me dice, ‘yo quiero ver a mi mamá, me hace falta’. Yo ya sabía de la situación que atravesaba, que había una orden de protección. Así que le dije, ‘pues cada vez que te sientas así, voy a llevarte donde una amiga mía (que es una trabajadora social) para que hables con ella’. Lo llevé con ella para que hablaran, y al regreso el niño me dice, ‘misis, tú sabes que me gusta mucho tu amiga, y cuando me sienta así quiero seguir hablando con ella’. Eso fue algo que me complació mucho”, cuenta Colón sin poder aguantar la emoción, y dejando escapar un par de lágrimas.
Cada semestre la biblioteca recibe a cientos de niños y niñas. Los libros con que cuenta son algunos donados y otros comprados. Entre esos libros hay libros para colorear, para practicar la lectura, para practicar la escritura, además de enciclopedias, libros de arte, de historia, ciencias, naturaleza, filosofía y religión, entre muchos otros.
“Aquí los niños vienen a compartir y dialogar antes de las tutorías. Yo a veces en he encontrado algún niño sentado solo en una esquina leyendo un libro, otras veces los encuentro leyendo en grupo. Es un escape de su cotidianidad”, afirmó Colón. “Prefiero tenerlos aquí antes que estén en la calle”.