Sin embargo, lo más sorprendente fue lo que ocurrió después. "De momento, empezaron a llamarnos trabajadoras sociales, maestras, directoras", rememora De Soto. "Y todas nos pedían lo mismo: talleres, acción, llegar a la escuela, a la comunidad. Dijimos 'si nos los piden es porque se necesita'. Y desde ese día no hemos vuelto a mirar atrás. No teníamos ni oficina cuando empezamos a formar un equipo de trabajadoras sociales, educadores...".

Así, aunque por muchos años la Alianza se ha distinguido por sus campañas de comunicación masiva, la realidad es que la organización sin fines de lucro, que este año cumplió sus primeros 20 de vida, lleva muchos años trabajando mano a mano con escuelas y comunidades, ofreciendo talleres diversos.
En los últimos años, su acercamiento hacia el problema de las drogas en el país ha sido uno de prevención.
"Ya no le decimos al joven 'Dile no a las drogas', como se hacía en los años noventa", cuenta De Soto. "En ese momento funcionó pero esa época ya pasó. El joven de ahora está enfrentado un mundo muy complejo. Antes era no y punto. Ahora hay más por qué, más información, más cuestionamientos que hay que contestar. Los jóvenes de hoy tienen un mundo mucho más difícil en sus manos".

Por eso han apostado a la prevención. Tratar de estimular los talentos y el carácter de niños, niñas y jóvenes, ayudarlos a encontrar inspiración para evitar algunos factores que pueden llevarlos al uso o negocio de las drogas.

No es fácil. "Nosotros con unos presupuestos bien limitados luchando con unos presupuestos que casi dominan el País", dice De Soto en referencia al capital informal billonario que genera el narcotráfico. "Pero cada día creo más en la prevención. El hecho de que nosotros podamos llegar a esos niños y sembrar la semillita de que las cosas las hagas tú, que te ganes lo que tengas con tus propios méritos, toda esa semillita mientras más la siembres, mejores frutos dará".

El último de los proyectos de la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas ha sido la campaña educativa 'Enséñale a vivir. No le enseñes a beber', una iniciativa piloto en el pueblo de Caguas para educar a los familiares de preadolescentes y adolescentes a que no les den alcohol a los jóvenes.

"Todo lo que nosotros hacemos está basado en estudios de investigación que nos reflejan las necesidades que hay en nuestra isla", explicó De Soto. "Esta campaña está basada en evidencia científica que demuestra que el niño a temprana edad empieza a consumir alcohol. Empiezan tomando coquito y como eso es algo que a todos nos gusta. Muchas veces por desconocimiento, los padres se los dan a probar y está comprobado que ese cerebro en construcción se va afectando al no estar totalmente formado".

La campaña también les pide a los comerciantes del área que exijan identificación a todos los jóvenes que deseen comprar alcohol y luzcan menores de 27 años. (Mari 17 años?)

"Con 'Sembrando valores', los niños y niñas son soldados de paz. Ellos mismos llevan el mensaje".
Entre los proyectos permanentes más simpáticos de la Alianza está 'Sembrando valores', un programa de Iniciativa Preescolar que la Fundación Ángel Ramos apoya como parte de su interés fundamental en la educación temprana.

"Hemos creado un mundo de personajes divertidos para inculcar valores universales a los más pequeñitos porque sabemos que es en la niñez cuando hay que comenzar esta educación para la vida, la formación para la creación", dice Melissa Frontera, trabajadora social en la Alianza.

'Sembrando valores' lleva el mensaje de lo que es el amor, el respeto, la honestidad, el compartir y perdonar "pero en una forma bien divertida, histriónica, con unos personajes que a los niños les encantan".
Por ejemplo, Don Diccionario, con un libro gigantesco como sombrero, enseña sobre la honestidad. Pero también están Dora Computadora, Señor Corazón y Titi Meli Cariñosa, entre otros.

"Empezamos este año dándoles una visita de seguimiento (a los niños y niñas) para que vean los personajes y puedan contarles qué han hecho ellos desde la última vez que los vieron para enseñarles esos valores a otras personas".

O sea, que los niños y niñas son "soldados de paz. Ellos mismos llevan el mensaje".

Algunos de los otros proyectos de la Alianza son la creación de más de cuatro ediciones de módulos de prevención para jóvenes; el programa de formación de carácter 'Transformando la visión en acción' que ayuda a la juventud a enfrentar una sociedad donde el mundo de la droga es una amenaza constante; el proyecto 'Me Flocharon'; el 'Scientific Prevention Challenge'; 'Sembrando Paz', iniciativa junto al gobierno federal en Puerto Rico; talleres de modificación de conducta, de cursos extracurriculares y producción de videos, entre muchos otros.

Ahora mismo tienen 10 proyectos corriendo simultáneamente en decenas de escuelas por todo el País. En estos veinte años, han tocado las vidas de más 1 millón de jóvenes con programas cuyos resultados se miden constantemente por evaluadores independientes para analizar su efectividad.

El próximo sueño que quieren hacer realidad es el de lograr tener "un sitio para nosotros", explica De Soto. "Tenemos la necesidad de tener ese lugar donde hayan talleres toda la semana, no solo de formación de carácter sino también cursos extracurriculares, donde el joven salga de la escuela y pueda coger clases de pintura, de música, de lo que quiera. Que sientan que ese lugar es de ellos. Que sea un lugar como un centro de alegría, donde se diviertan sanamente y vean que pueden disfrutar la vida, que tienen talentos y no tienen que recurrir a vender o consumir drogas para sentirse bien".

Aunque Roxana es la mujer que ha representado a la Alianza todos estos años en los medios de comunicación, ante las empresas, el Gobierno, las otras organizaciones, es evidente que su inspiración está donde están los jóvenes.

"Hablo con ellos, y yo no sé cuál es su equipaje pero, a medida que vas hablando con ellos, es como si fueras escarbando en sus ideas, ves sus ojos cómo empiezan a brillar, es una experiencia y eso vale la pena experimentarlo todos los días".