Jueves, 17 Marzo 2016 17:43

La suerte de apostar a su comunidad

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Su mayor tesoro, y así lo cuentan, es poder servir a sus participantes con amor y paciencia y acompañarlos a ser su mejor versión posible. Aquí el Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio (PECES) comparte las claves para no perder el buen ritmo.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Viaje en el tiempo treinta años atrás. Piense en una casa poco acondicionada, construida en el 1932 y situada en la calle La Marina de Punta Santiago, en Humacao. Ella albergaría el deseo de una comunidad de acompañar a otros a crecer saludablemente, a descubrir sus talentos y a desarrollarlos. El empeño que contagiaba la Hermana Nancy Madden sobraba, los recursos económicos no.

"No había nada más y Nancy nos dijo, 'por ahí vamos'. Irónicamente, estábamos al lado de dos o tres lanchas. La experiencia de PECES es que siempre tenemos que estar listos para cuando el mar este planito y para cuando esté en zozobra. Nosotros, como buenos peces, hemos ido navegando contra la corriente todo el tiempo. Nancy nos enseñó que lo que está establecido no siempre está basado en la necesidad del prójimo y ayudar al otro es lo nuestro", sostiene José Javier "Gapo" Oquendo, actual director ejecutivo del Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio (PECES), que sirve a 30 mil personas en 15 pueblos de la zona este de Puerto Rico.

 

La organización, ganadora en el 2003 del Premio Tina Hills que otorga anualmente la Fundación Ángel Ramos fomenta el desarrollo social, económico y educativo de comunidades marginadas que enfrentan situaciones de deserción escolar, abuso, uso de sustancias controladas y embarazo adolescente, por mencionar algunos.

Para esto, atraen participantes a sus centros de educación comunitaria -como la escuela superior alternativa que poseen en Punta Santiago y el Centro de Liderazgo Juvenil Comunitario- e impulsan además el desarrollo económico mediante el establecimiento de microempresas con base comunitaria.

"Yo me siento feliz, es asombroso ver cómo algo evoluciona, cómo se transforma cada vida y cada ser aporta algo distinto desde el talento que tiene.

Cada vida que se cambia es lo que me inspira, cada joven que encuentra su fuerza", dice la Hermana Nancy al ser abordada durante una de las reuniones usuales con su equipo.

Desde el principio, asegura, le dejó claro a la comunidad que el compromiso sería "a largo plazo". "La transformación no pasa en un año, ni en dos ni en cinco. Pero ellos se comprometieron demasiado, les pedí alma y corazón y no salen de aquí. Creé un monstruo", cuenta la Hermana Nancy provocando carcajadas.

PECES nace de un "llamado del Señor", afirma su fundadora, y une "gente de distintas creencias porque Dios es uno".

"Tendremos fallas, pero nunca nos apartamos de nuestro norte que habla de la inclusión, de la solidaridad, de la educación para apoderar, del liderazgo innato en cada ser. Esos son los valores que nos dirigen", insiste Nancy.

¿MODELO REPLICABLE?

Las difíciles situaciones que encaran sus líderes en las comunidades doblegan el ánimo del más fuerte, sin contar las sobrecargas laborales y emocionales. La Hermana Nancy estableció un protocolo a seguir: integran un grupo en el que "todos se custodian, se ven y se protegen". El espacio para recargar energías se procura y se respeta.

"A todos los niveles, la oración nos da fortaleza", añade Mirta M. Lebrón Cruz, vicepresidenta senior de Proyectos educativos, "antes de comenzar las labores pedimos que el Señor nos de sabiduría y fuerza para continuar porque no es fácil". 

Para Ivonne Ortiz Arroyo, vicepresidenta de Programas y servicios para la niñez y la familia, "la familiaridad, el respeto y la conexión que tenemos ayuda mucho". "Yo puedo tener un momento en el que necesito un aire y puedo salir de mi realidad y preguntarle al otro '¿qué tú harías?’. Eso nos ha permitido salir adelante en momentos de dificultad", asegura.

Carlos Vázquez, vicepresidente ejecutivo de  Operaciones, recalca que la organización continúa siendo un modelo de liderazgo y mentoría.

"Comenzamos como jóvenes acompañando niños y, aunque PECES se ha vuelto más sofisticada, hemos seguido acompañando a otros; eso nos ha permitido caminar por estos treinta años. Toda la mirada de PECES ha sido cómo encontrar a alguien con quién desahogarnos, con quién compartir alegrías, frustraciones y crecer con ese otro. Por eso a veces es difícil explicar PECES porque hacemos prevención, microempresas, educación pero desde ese modelo de liderazgo. Eso lo defendemos hasta lo último", garantiza Vázquez.

Como ejemplo pone el desarrollo de una empresa puesto que "una idea necesita ser acompañada y cuando encuentras a alguien que te acompañe es posible que la lleves a cabo".

"Lo mismo creemos sobre nuestros estudiantes, esos a los que el sistema un día les dijo que no y nosotros les planteamos que 'es posible caminar contigo y te vamos a ayudar a cumplir tus metas'", señala Vázquez y agrega que esto propicia que decisiones administrativas y programáticas puedan evaluarse en conjunto y sin favorecer caprichosamente una sobre la otra.

"En la medida en que podemos compartir, hasta los errores, somos más efectivos", subraya Vázquez.

Pedro Morales, vicepresidente asociado de Administración, señala que tienen muy claro que "primero, segundo y tercero es el participante". "Son vidas que tenemos que impactar y transformar. ¿Sacrificio de nosotros? Sacrificio es el que hacen nuestros estudiantes para llegar acá. Ellos nos dan la energía para que la rueda se mueva. Tenemos que ganar su confianza porque nosotros también salimos de ahí, tuvimos oportunidades por medio de Nancy y podemos hacerlo por ellos", insiste Morales.

¿Es replicable el modelo de PECES?, preguntamos y a coro contestan los líderes "absolutamente".

¿Con una Nancy?, volvemos a preguntar.

"No", responde de inmediato la fundadora de PECES, "estoy bien opuesta al Síndrome del fundador, la organización tiene que evolucionar.  Nancy solo fue otro pasajero más del Señor. Cualquier comunidad que esté dispuesta a lograr algo a largo plazo puede hacer milagros. Es cuestión de meter los pies al agua y seguir con alegría".

"AQUÍ TE AYUDAN"

"Mis notas acá están súper", puntualiza Odalis Alfaro Guzmán, estudiante de undécimo grado de la Escuela Superior Alternativa de PECES. Provenía de la escuela Agapito López Flores y asegura que, en comparación, "son bien diferentes las dos escuelas". "Allá los maestros son bien estrictos y tú tenías que hacer todo. Aquí te ayudan".

Como meta tiene "llegar a ser alguien en la vida", lo que se traduce en progresar como voleibolista y convertirse en paramédica. "Aquí me van a ayudar con eso", dice confiada la joven de 16 años.

Yariel Sánchez Martínez está en décimo grado y tiene 17 años. Viene de la República Dominicana.

"Aquí me gusta porque nos enseñan, somos una familia. Cuando llego a un salón me quiero quedar ahí y aprender más cosas", dice el joven que quisiera ser electricista, "y con Dios por delante, vamos a cumplirlo".

Desde el 2008, la escuela está cerca del mar, en una antigua finca abandonada. A vuelta redonda el verdor se impone.

"Tenemos 120 estudiantes entre noveno grado y cuarto año, y son atendidos por catorce maestros. Hay entre ocho y diez alumnos por salón", describe la directora escolar Yaira Rivera.

Cuando niña, Ivelisse Gómez fue participante de la rondalla que tenía PECES, luego aprovechó la educación para madres adolescentes y su hijo eventualmente se graduó de la escuela. Ahora ella trabaja como enlace entre los estudiantes y los trabajadores sociales.

"Este es el aeropuerto", dice Gómez señalando su escritorio, "ellos aterrizan aquí a contarme sus preocupaciones. A mí me encanta que me den su confianza porque yo lo hago con el corazón. Dialogar con los jóvenes me llena".

De otra parte, el profesor de Física y Matemáticas, Yamil Esquilín, relata optimista sobre los programas de prácticas supervisadas que mantiene la escuela con la farmaceútica Janssen, con ENCO de Puerto Rico y el Municipio de Humacao, las cuales permiten a los alumnos ver cómo se aplican las clases que toman en distintos escenarios laborales. Además, colaboran con las investigaciones que realiza el Departamento de Química de la Universidad de Puerto Rico en Humacao.

"El 100% de los estudiantes participantes en estos internados hizo una de tres cosas: estudiar full time, trabajar full time o una combinación de ambas; no se quedaron en la casa", cuenta entusiasmado Esquilín.

"Para mi esto es una misión de vida y el corazón de nosotros esta aquí. Más que dar una fórmula de Matemáticas se trata de tocar el corazón de estos jóvenes", reflexiona sobre sus 22 años de servicio en PECES, "a veces hay que soltar la pizarra y sentarnos a hablar porque en se momento ellos lo que necesitan es alguien que los escuche".

Y en este caso, hasta los PECES escuchan.


Este reportaje es el cuarto de la serie especial de Oenegé “Culturas de trabajo que inspiran”. El proyecto es parte de la Iniciativa de Desarrollo Organizacional de la Fundación Ángel Ramos.
 
Fotos por Juan Carlos Álvarez Lara

 

 

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