Miércoles, 18 Mayo 2016 15:04

Una sola voz: con el presupuesto en la mira

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Portavoces del Tercer Sector reclaman al Gobierno no olvidar el trabajo en áreas de salud, educación y servicio social que realizan en comunidades alrededor de la Isla, con asignaciones provenientes del fondo general 

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Participantes de programas del Centro Sor Isolina Ferré en Caimito:
Luz Román, del Programa de Incubación de Microempresas; y Ángel
Marrero, estudiante que completó escuela superior.

El fin del actual año fiscal está a la vuelta de la esquina. Un nuevo presupuesto del fondo general se decide en estos momentos y las organizaciones sin fines de lucro del país reclaman no ser olvidadas en el proceso de adjudicación de partidas. Las aportaciones económicas gubernamentales que reciben son necesarias para que puedan continuar ofreciendo servicios sociales, de salud, educación, arte y cultura.

Ese fue el pedido que ayer en la mañana realizó el Movimiento Una Sola Voz (MUSV), durante una conferencia de prensa celebrada en el Centro Sor Isolina Ferré situado en Caimito. El colectivo agrupa 140 organizaciones sin fines de lucro del país. 

"Al Gobierno le pedimos que nos vean como aliados", pidió José Luis Díaz, director ejecutivo de los Centros Sor Isolina Ferré, quien además agregó que comprenden el difícil panorama económico actual. 

"Tenemos el mismo propósito, ofrecemos los mismos servicios esenciales, necesitamos que se nos trate como socios, con transparencia y claridad", agregó Díaz quien más adelante explicó que "necesitamos certeza para poder planificar nuestra gestión adecuadamente". 

En la conferencia de prensa, Diaz fungió como uno de los portavoces del colectivo junto a María Cristy, de la Sociedad Americana del Cáncer; Marianne Ramírez Aponte, del Museo de Arte Contemporáneo; la Dra. Lourdes Ramos, del Museo de Arte de Puerto Rico; Ángela Díaz, del Consejo Renal de Puerto Rico, y José Javier Oquendo, de PECES. 

"Nuestro llamado es a que el gobierno entienda que en nosotros hay una inversión social extraordinaria que no solamente se traduce en generar economía, se traduce en transformación humana, en potencial desarrollo y acceso de las comunidades", mencionó, de otra parte, Oquendo de PECES. 

El líder puntualizó que las entidades que integran el Tercer Sector también generan una "economía solidaria" en la que se posibilita una "visión horizontal" de los recursos, así como el compartir experiencias y riquezas. 

"Necesitamos el apoyo del Gobierno para poder continuar operando", dijo Oquendo y luego solicitó "que se nos comunique con premura y claridad cómo se va a manejar el tema presupuestario este año, bajo el entendido de que estamos en la mejor disposición de rendir cuentas". 


Brenda Santos, de Crearte y Proviana Colón, Fundación Banco Popular
de Puerto Rico.

Según datos suministrados por MUSV, con menos del 1% del presupuesto del fondo general, el Tercer Sector gestiona otros recursos para crear el 16% de los empleos del país e impactar el 20% de la población, cerca de 700 mil personas. 

El pasado año, las organizaciones sin fines de lucro se tiraron a la calle para defender esa partida que reciben del presupuesto general, la cual se vio amenazada ante la falta de liquidez. Si bien la cantidad adjudicada aumentó de $20 a $21 millones, el desembolso tardó en recibirse más de medio año, lo que puso en peligro los servicios que reciben los participantes de las organizaciones sin fines de lucro. Esto, luego que el dinero proviniera de una emisión de bonos realizada por la Asociación de Suscripción Conjunta, según determinó el gobernador, Alejandro García Padilla, lo que dilató aún más el proceso. 

"Ciertamente la situación de las organizaciones sin fines de lucro ya es frágil", opinó la Dra. Lourdes Ramos, directora del Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR), "este año, muchas consumimos las economías para poder dar servicio, por lo cual otro año con igual proceso de improvisación sería inaudito". 

"Hay un entendimiento de la crisis, hay una solidaridad con todos los sectores y con toda la población pero hace falta tener un pensamiento estratégico y eso ha emanado, en muchas ocasiones, de las mismas organizaciones del sector, pero no funcionamos en solitario. Esa visión estratégica de país -donde se centre en prioridades a instituciones que dan un servicio de excelencia- es algo se necesita con urgencia", insistió la Dra. Ramos del MAPR. 

SER UNA PRIORIDAD 

Dar a conocer la labor que realizan las organizaciones sin fines de lucro y el impacto que tienen en la sociedad fue una misión que MUSV cumplió el pasado año. El Gobierno, por su parte, varió los requisitos de solicitud de fondos, el proceso de evaluación y de entrega, en busca de mayor claridad en el proceso. 

Sin embargo, cuánto se considerarán las necesidades del Tercer Sector durante el diseño del presupuesto del fondo general del que viven -y que estará vigente el próximo 1 de julio- es un misterio. 

"Si el Gobierno no prioriza el trabajo de las organizaciones, quién va a atender la población que nosotros servimos. La gran pregunta es: '¿tienen un plan si dejan de existir las organizaciones?'. Esto no es solo un reclamo de un presupuesto, es un asunto complejo que afecta múltiples sectores, tiene múltiples consecuencias", advierte Brenda Santos, de CREARTE, quien junto a directivos de entidades como Cruz Roja Americana, Boys & Girls Club de Puerto Rico o Museo de Las Américas, también asistió a la conferencia de prensa. 

"Yo no tengo de dónde más cortar", confesó María Cristy, vicepresidenta de Servicio al paciente de la Sociedad Americana del Cáncer. 


"Necesitamos el apoyo del Gobierno para poder continuar operando",
dijo José Javier Oquendo, de PECES.

Alude a dos programas esenciales de servicio que ofrecen y que se nutren de la Ley 135 que les garantiza una asignación especial de donativos gubernamentales. 

El primero es el Puerto Rico Hope Lodge, un albergue temporero para pacientes de cáncer que deben recibir tratamientos en la zona metropolitana y viven en la isla, en Vieques, Culebra o Islas Vírgenes. Con 32 habitaciones y ubicado en Hato Rey, este opera 24 horas, siete días a la semana, de forma gratuita. 

El otro es la clínica para pacientes ostomizados que hace 35 años mantienen en el Hospital Oncológico del Centro Médico de Puerto Rico. En la misma ofrecen orientación y productos para el cuidado de los aditivos que requiere el tratamiento del cáncer de colón, el segundo de mayor incidencia en nuestro país. 

"Ya hemos sufrido recortes en los últimos dos años y hemos tenido que hacer ajustes, pero sin esa subvención no podríamos operar. El gasto más grande de nosotros es la luz y no la podemos cortar", explicó sobre el albergue mientras que en torno a la clínica en el Hospital Oncológico señaló que atienden "sobre mil pacientes anuales". "Ambos son servicios que si yo no los doy, nadie más los da", aseguró Cristy. 

Los casos similares se repiten. Algunos recipientes de servicios de organizaciones sin fines de lucro también se mostraron preocupados ante la situación. 

"Nosotros pasamos de ser empleados a emprendedores; por favor, que no nos quiten las alas ahora", pidió Luz Román, de 27 años, quien formó parte del Programa de Incubación de Microempresas en el Centro Sor Isolina Ferré de Caimito, luego de graduarse de Producción de eventos en la Universidad del Sagrado Corazón. 

"Yo quería echar mi negocio a caminar, pero no tenía idea de cómo hacerlo", comenta Román y enumera las destrezas aprendidas: desde manejo de presupuesto hasta trámite de permisos. 

"Si me preguntas cómo era Luz Román hace cuatro meses yo te digo que no soy ni la cuarta parte de lo que soy ahora porque esto cambió mi visión para siempre. Me siento preparada y tengo fe de que voy a ser una emprendedora de esas que sabe lo que hace. Si nos quitan estas herramientas, ¿cómo voy a aportar a la solución de los problemas en Puerto Rico?", cuestiona la joven. 

Con ella coincide Ángel Marrero, de 18 años, quien el sábado pasado dejó atrás su tiempo como desertor escolar al graduarse de cuarto año de escuela superior. 

"Yo pensé que nunca iba a llegar este momento porque a mi no me gusta la escuela, me salí a los 16 años. Aquí en el Centro Sor Isolina la educación es bien diferente, te tratan con una calma bien brutal. Mi plan ahora es ser paramédico", comenta el joven quien agradece las lecciones de responsabilidad recibidas. 

"Yo espero que el Centro siga cogiendo muchachitos así como yo porque, si no fuera por esto, todavía sería un desertor escolar", acabó Marrero.

 

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