Viernes, 12 Agosto 2016 18:00

Parque, sueños y salón de clases

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La Carlos Beltrán Baseball Academy, en el pueblo de Florida, permite a jóvenes de escuela superior refinar destrezas en el béisbol y en la escuela

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


El programa escolar se divide entre académico y deportivo.
El deportivo consta de prácticas intensivas.

Una goma de camión- suspendida del techo con una soga- recibe batazos sin misericordia. El sonido agudo que produce el metal contra la rueda se repite consistentemente porque el bateador continúa haciendo swings y castigándola.

La caja de bateo en la Carlos Beltrán Baseball Academy (CBBA), ubicada en el municipio de Florida, parece una gran jaula. El calor del mediodía acribilla, pero los jóvenes que están a punto de culminar la jornada deportiva de la mañana parecen ignorarlo. Escuchan recomendaciones de sus entrenadores, de la sicóloga clínica que los asiste y vuelven a la  carga con esa relación estrecha que tienen con el bate y la bola.

Entre los grados noveno y duodécimo, 125 estudiantes de esta escuela fundada por el pelotero boricua Carlos Beltrán y su esposa Jessica, tienen la oportunidad de desarrollar habilidades tanto en el béisbol como educativas, en sesiones de tres horas cada una a lo largo de dos semestres. La meta en el año escolar es preparar un futuro atleta capaz de desenvolverse, no solo en el renglón deportivo sino además con estrategias definidas en caso de que su futuro no sea activo en alguna liga profesional.


Estructura y orden son dos factores vitales en la educación en la escuela
y lecciones útiles para la futura carrera deportiva de los alumnos, según
comenta la directora académica, Nilda Serrano.

Desde el año escolar 2012-2013 han graduado a 167 estudiantes y trece de ellos han sido seleccionados en el Draft de Major League Baseball. El 99% del resto acudió a universidades en el país o en norteamericanas, impulsados por sus aptitudes en el deporte que aman. Así lo demuestran las cifras suministradas por la institución.

Además de una prueba atlética para identificar destrezas, el estudiante que aspire entrar a la academia debe tener un promedio mínimo de 2.5.

John Rodríguez tiene 16 años y es de Caguas. Es senior y en estos años ha aprendido que lo bueno cuesta. "Es difícil pero nos gusta porque es un sueño", acepta sobre compaginar la vida académica y la deportiva, "esto es lo que queremos así que hay que luchar por eso".

Rodríguez se levanta a las 4:00 a.m. y la guagua que los lleva a la escuela especializada lo recoge en el centro comercial Las Catalinas.

"Nosotros terminamos a las 11:30 (a.m.) el deportivo, a las 3:45 salimos del académico y llego a Caguas de nuevo en la guagua como a las 6:00 (p.m.). Yo hago las asignaciones en la guagua porque cuando llego a (casa) tengo que practicar (béisbol) y llego entre 9:30 y 10:00 (p.m.); lo que hago es bañarme, comer y a la cama. Si se me quedó alguna asignación la hago al otro día temprano", describe Rodríguez.


El área de tratamiento físico complementa el trabajo que se hace en
el parque, el gimnasio, la piscina y la caja de bateo, entre otras.

El joven atleta prefiere la clase de inglés y física es la que más trabajo le da. "En deportivo mi fuerte siempre ha sido el 'fieldeo', la defensa y lo más que tengo que trabajar es correr, bajar un poco más el tiempo", propone el estudiante.

Su compañero en la clase 2016-2017, Jeffrey Roldán, tiene 17 años y es de Aguada. A las cinco de la mañana está en pie y en el Walgreens de Aguadilla lo recoge la guagua que lo traslada a la escuela. Le encanta la clase de inglés y considera la de Matemática "un poquito difícil".

"En deportivo tengo que meterle duro a la fuerza y el 'fildeo' es mi fuerte", explica roldán.

Ambos jóvenes practican el béisbol desde los cuatro años y en décimo grado llegaron a la CBBA provenientes de la escuela pública.  "La experiencia aquí ha sido buena, me encanta", acepta Roldán.

"Mi expectativa ahora, bueno la de mis padres, es que me vaya a estudiar, que le saque estudios al deporte pero, en verdad, mi meta es firmar profesional", cuenta Rodríguez.

Con él coincide Roldán sobre sus planes futuros.

¿Y si no firman profesional qué harán? "Seguir estudiando", confiesan sin pensarlo.

El grado que cursan trae múltiples retos. Los niveles de ansiedad y frustración se disparan ante la cercanía de probar su calibre y lograr acceso a grandes oportunidades. La sicóloga Solimar Ruiz trabaja con los estudiantes que, además, tienen acceso a terapia y acondicionamiento físico.


No hay paredes que dividan las clases por lo que los atletas aprenden
a concentrarse y a bloquear el ruido.

"Trabajo con ellos de forma grupal, los cojo por posición de juego, así es más fácil porque se apoyan unos a otros. Se trabaja semanal. Hay que estar ahí todo el tiempo encima de ellos y cada carita de frustración hay que atacarla en el momento porque eso se acumula y después es más complicado", asevera la sicóloga.

La técnica del ‘Mindfulness’ -que propone atención exclusiva al presente y excluye el juzgarse sin piedad- es aplicada con la pretensión de que se ponga en práctica, no solo en el terreno deportivo sino además en el personal a lo largo de sus vidas. También, se trabaja yoga para que aprendan a respirar y a controlar la ansiedad y el coraje. Desde noveno grado se verbalizan preocupaciones y miedos que relacionan con el deporte que les complace.

El agradecimiento lo expresan. "Cuando hacen una buena ejecución en un juego llegan donde ti y te dicen 'me pasó esto y lo pude manejar'", dice Ruiz.

Si bien los jóvenes han estado jugando desde la tierna infancia, en la escuela hay mucho trabajo que hacer con ellos. Luis Arroyo, entrenador de lanzadores, señala que "cuando ellos vienen a deportivo vienen con unas habilidades".


De 45 municipios alrededor de la isla provienen los estudiantes. Algunos se levantan a las cuatro de la mañana
para llegar a la escuela.

"Obviamente hay unas áreas que hay que trabajar y ahí es que entramos nosotros. Muchas áreas se comienzan desde cero, cambiando quizás un mal hábito que el muchacho tenía", manifiesta el entrenador.

Dignos hijos de estos tiempos en los que la velocidad es la norma, Arroyo señala que "muchos de ellos se desesperan". "Quieren ver resultados rápido, pero les enseñamos que esto es un proceso, que van a ver resultados positivos pero tiene que ser paso a paso y poco a poco. El béisbol es un deporte de paciencia", insiste.

Unos 23 empleados laboran en la escuela de lunes a viernes, de 6:00 a.m. a 4:00 p.m. Sayonara Laracuente de León, administradora, explica que reciben fondos estatales, realizan actividades benéficas y reciben ayuda directa de auspiciadores, como son peloteros profesionales activos como es el caso de la estrella Yadier Molina, quien colabora con el programa de becas del que se benefician alumnos cuyos padres no pueden costear el pago de la academia.

COMO EN EL PARQUE

Tan pronto dejas atrás el recibidor y pasas al área de estudio, notas que ninguna pared divide los "salones". "Es a propósito", explica Daisy Ruiz, gerente de desarrollo quien nos guía en el recorrid. "Carlos (Beltrán) quería que los muchachos aprendieran a concentrarse, a dominar la distracción, como si estuvieran en el parque".


"Mi meta es que aprendan a expresar su opinión, a decidir y a que
respeten las diferencias", dice la maestra de Español,
Deneris Carrao Martel, quien entusiasma a sus alumnos
con lecturas de tema deportivo para aprender, por ejemplo,
sobre acentuación o comprensión de lectura.

La maestra de español Deneris Carrao Martel ha estado en la academia desde su inauguración. Reconoce que en principio pensaron que la ausencia de paredes sería un problema más. "La dinámica fue la contraria". "Esa es la primera lucha, bloquear lo externo que les interrumpe su paso en lo académico y lo aprenden rápido", explicó.

A algunos alumnos, dice Carrao, no les gusta lo académico y otros descubren que son buenos  en ello. Otros tenían problemas de conducta y adaptación en otras escuelas y aquí "se enderezan naturalmente porque si no, pierden deportivo y eso es lo más que ellos odian que les pase".

Con lecturas sobre deportes y hasta técnicas de competencia ha logrado interesarlos por el español, los ha alejado de la memorización y ha propiciado que expresen su opinión.

"Tengo dos metas: ellos no toman decisiones porque por lo general las nenas mandan, sus mamás deciden, y aquí tienen que hacerlo, y la segunda es que aprendan tolerancia y a respetar la diferencia empezando con algo tan simple como los regionalismos, las palabras que se usan en los pueblos de donde vienen y significan otra cosa en los de sus compañeros", menciona sobre alumnos que proceden de 45 municipios de Puerto Rico.

Cuando ellos descubren que los maestros "se viven el deporte como ellos", es el momento en que "haces clic con tus estudiantes", garantiza Carrao.

"Yo amo este trabajo. Tanta gente habla tan negativo de los varones y yo digo 'pero es que la muestra que yo tengo aquí no me dice eso y tengo nenes de todas las escalas sociales'. Todo lo que pueda hacer por ellos para ayudarlos yo lo hago", puntualiza la educadora.

Por su parte, Nilda Serrano, directora académica de la escuela, destaca que están alineados con todos los requisitos que exige el Departamento de Educación y el Consejo de Educación Superior.


La escuela especializada en béisbol instruye además académicamente
a jóvenes desde noveno hasta duodécimo grado. Desde el año 2012
han graduado 167 alumnos y trece de ellos han sido seleccionados
en el sorteo de Major League Baseball.

"Aquí es una enseñanza tradicional, pero como los grupos son más reducidos hay espacio para un enfoque individual y para ayudar más al estudiante. Es importante que sean buenos atletas, pero también que tengan un desempeño académico bueno que los ayude a desenvolverse en el mundo al que van", propone Serrano.

La directora académica adelanta que trabajarán cursillos para que los estudiantes aprendan a manejar sus finanzas y sobre el desempeño en entrevistas en español e inglés. Serrano considera además que la disciplina y la estructura han sido claves en la escuela donde los vínculos entre los alumnos terminan siendo casi familiares por el tiempo que pasan juntos.

"Es importante, no solo para tener orden en el espacio, sino para que desarrollen esa estructura que les ayudará a desempeñarse con control en otro lugar", insiste la directora.

La figura de Beltrán, ahora en el equipo de los Vigilantes de Texas, es clave para ellos, según Serrano, quien confiesa que los estudiantes se emocionan cuando el pelotero los visita y les dedica tiempo.

"Ellos lo aprecian mucho, lo respetan, lo cuidan. Mientras están aquí yo siempre les digo (a los estudiantes): 'usted es Carlos dondequiera que se pare, así que usted tiene que enaltecer ese nombre que propuso esta oportunidad para que usted estuviera aquí y le abriera el camino'. La verdad es que el proyecto es bueno, estamos contentos, dispuestos y complacidos", culmina la directora.

 

Fotos Kelvin Sánchez

 

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