Estas grandes preguntas se las está haciendo cada vez más gente en cada vez más sectores sociales y económicos. Desde los líderes de las organizaciones sin fines de lucro hasta muchos en la empresa privada y el Gobierno. ¿Cómo echar a andar un desarrollo justo y sostenible para todos y todas?
"Puerto Rico, en términos competitivos, es un estudiante de C tratando de competir con un primer mundo pero enfrentando problemas de tercero". Así lo explicaba recientemente uno de los ponentes del panel 'El desarrollo comunitario en la competitividad', Francisco Montalvo, director del Instituto de Competitividad de Puerto Rico, durante el Encuentro por el Desarrollo Económico Comunitario, auspiciado por la Asociación de Bancos.
"La competitividad y la prosperidad es más que cuadrar una chequera", añadió Alfredo Carrasquillo, director del Instituto de Liderazgo, Empresarismo y Ciudadanía. "No es incentivar a un grupo y dejar a otros al margen".
El también psicoanalista subrayó la importancia de "contar con instituciones creíbles en momentos en que los niveles de confianza están en bancarrota". Ese, dijo, es un paso primario, esencial para la ambiciosa agenda de construir un "nosotros".
"¿Cómo en Puerto Rico enfrentamos el reto de construir un nosotros? Construir capital social, hablar de ser más competitivos es hablar de cómo construir confianza entre nosotros".
Cómo podemos lograr niveles más elevados de confianza, si las comunidades se tienen que "construir tendiendo a la fragmentación", si el elemento de la sospecha está omnipresente debido a las difíciles situaciones sociales que vivimos y a la falta de credibilidad en las instituciones, volvió a cuestionar Carrasquillo. "La confianza en la banca se ha lacerado y el Gobierno, por su parte, también tiene que hacer las instituciones más creíbles".
¿Cómo echar adelante un país si no existe esa confianza? "Estas son dicotomías que nos crean conflictos serios", apuntó Carrasquillo.
Precisamente, el gobernador Alejandro García Padilla, quien tuvo a su cargo la clausura del Encuentro, comenzó su discurso ofreciendo el dato de que "el treinta por ciento de nuestra gente está desligada del sistema bancario". Dijo haber buscado números previos y haber llegado a la conclusión de que "hemos estado perdiendo terreno en los últimos diez años".
Hace una década, el 83% de la población estaba ligada a una institución bancaria. Incluso, comparó la cifra con la de algunos países latinoamericanos cuyo vínculo con el sistema bancario ha estado creciendo. En el caso de Perú, entre 2004 y 2010, creció un 12%. "Mientras nosotros hemos decrecido, ellos han aumentado".
El primer mandatario reflexionó sobre cómo esta desvinculación afecta el desarrollo: se crean dificultades al adquirir bienes básicos, al transferir dinero a parientes, obtener préstamos, montar negocios. Además, la gente es más vulnerable a ser víctima de la usura.
La Ley de Reinversión Comunitaria, dijo el Gobernador, exige que se aumente esa tasa de participación de las comunidades. "Para que la comunidad se beneficie de los servicios bancarios, tienen que haberse formado relaciones entre la gente y los bancos. Hay que atenderlo y hacerlo juntos, como banca y Gobierno".
Aseguró también que Puerto Rico tiene "por fin" un programa que "atiende el desarrollo económico comunitario". Se refirió a 1 millón de dólares que asignó al proyecto de microempresas incubadoras comunitarias de la Compañía de Comercio y Exportación.
"Las incubadoras trabajan para que las ideas se materialicen. En Estados Unidos, el 87% de los negocios incubados alcanza éxito. Los no incubados tienen un éxito solo de 44%", apuntó. "La gente en las comunidades a veces no cree poder. Tienen la idea y la pasión pero creen que no pueden. Pero sí pueden. La primera lección de una incubadora de negocios es: no tengas miedo, se puede hacer".
Son muchos los desafíos. Aparte de la creación de confianza, Carrasquillo también habló de consolidar una "cultura de disciplina en todos frentes: cumplimiento con aquello que nos hemos establecido como meta y en aquello que hacemos. Nada autoriza que los servicios (del tercer sector) no sean de excelencia. Porque alguien está haciendo inversión social. Esa lógica cultural de "a caballo regalado..." ya no puede aplicar. Se nos acabó el tiempo de lo chiquito. La excelencia y la competitividad son la orden del momento. Hay que empezar a operar así, y sin ese ingrediente vital, no hay forma de avanzar".