"Estamos bien contentos", aseguró Yolanda Arriaga, coordinadora de escuelas del Festival sobre ese primer día. "No solo llegó esa escuela de Mayagüez, sino que también vinieron de Utuado, Cataño, Trujillo Alto, San Juan, Vega Baja y hasta de la Gabino Soto de Fajardo, donde el día antes no hubo clases por Gonzalo. Muchos de esos maestros no te ven hasta que llegan aquí, por eso es tan importante para nosotros cuando llegan. Les teníamos todo listo".
Al día siguiente arribó una cantidad a la que los organizadores del festival están más acostumbrados: 1,200 estudiantes. Al finalizar el evento se habían impactado 55 escuelas con el apoyo de distintas entidades, entre estas la Fundación Ángel Ramos que aportó al proyecto tanto para el traslado de escritores internacionales a la Isla, como para el desarrollo del programa educativo.
El Arsenal de la Marina en La Puntilla es el bastión de los eventos educativos y el punto de partida para otros fuera de dicho edificio construido en el período español. Allí les esperaban lecturas dramatizadas, talleres de cuento o construcción de chiringas, personalidades televisivas que leían historias como el caso de la reportera Nuria Sebasco. También, disfrutaban de escenas teatrales y musicales como las que tenían lugar bajo los árboles o en la amplia carpa del Barco de Vapor, de ediciones SM.
"Muchos niños conocen el Viejo San Juan, pero no el Arsenal de la Marina en la Puntilla, así que estamos develando un edificio histórico al que el Festival le da vida", agrega Arriaga acerca de la estructura que opera además como uno de los museos de arte del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
Ya sea de nivel elemental, intermedio o superior, los alumnos también visitaron otras áreas del Viejo San Juan como los calabozos de La Princesa. Divididos en dos filas de varones y niñas, un grupo de escuela elemental seguía a su maestra por el Paseo La Princesa de camino a los calabozos y en el trayecto se dejaban impresionar por una escultura de hierro situada en los patios de la sede de la Compañía de Turismo. La curiosidad seguía tan presente como el pegajoso calor que aún se vive en octubre.
¿QUÉ TÚ LEES?
El programa escolar, coordinado por la escritora Arlene Carballo, también contempló visitas de escritores a escuelas y universidades alrededor de la Isla, así como sesiones en las que interactuaban con ellos en el Festival. La idea era sembrar la semilla, despertar la inquietud por la lectura y la escritura y motivar a quienes ya dan sus primeros pasos en este campo. Este tipo de espacios en el Festival fueron concebidos como un complemento a la labor educativa de los cientos de maestros y escuelas aliadas y sobre todo como una oportunidad de acercar a los más jóvenes a la experiencia de la lectura a través de testimonios de primera mano.
"Yo fui a Utuado", cuenta la peruana Claudia Salazar, ganadora del IV Premio Las Américas de esta edición del evento por su primera novela "La sangre de la aurora". "Y allí recuerdo que me preguntaron si sentía presión para escribir de ahora en adelante luego de ganar el premio. Estuvo bien, al principio un poco tímidos".
César Mba Abogo, autor de Guinea Ecuatorial radicado en España, participó de uno de los encuentros denominados "Yo soy lector", en los que escritores cuentan a los presentes sus primeros acercamientos a la lectura, qué libros los marcaron, qué personajes los inspiraron.
"El libro físico no lo quieren, quieren el digital", indicó el escritor tras haber interactuado con los estudiantes de entre 15 y 16 años de una escuela en Barrio Obrero. "Sí leen, pero me sorprendió que no los clásicos, sino bestsellers; mencionaron la saga de Crepúsculo o las 50 sombras de Grey. Después me contactaron por Facebook y Twitter para decirme que conocieron mi obra y que querían más detalles".
El dominicano Odilious Vlack se especializa en literatura de ciencia ficción y habló con alumnos de 10 y 12 años.
"Les dije 'yo empecé leyendo paquitos de "Memín", un negrito así como yo', porque nosotros le decimos así a los comics", cuenta Vlack. "Paquitos mexicanos y westerns en ediciones de bolsillo fue lo primero que leí en mi vida".
Henry Miller le despertó el deseo de ser escritor, según compartió con los alumnos. "Y luego me decidí por la ciencia ficción. Les conté que desde el 2003, el 99.9% de lo que leo es en ese género aunque a veces releo cosas como obras de (Alejo) Carpentier. Ellos mencionaban que leían Final Fantasy, por el juego, o Hunger Games porque habían visto la película".
Llegaron al tema de las adaptaciones cinematográficas y les confesó que, aunque disfrutó de "El señor de los anillos", "no experimenté ni el 10% del mundo que imaginé cuando leí los libros, la imaginación es mucho más amplia y no se puede comparar".
Vlack además les recomendó "La historia interminable", de Michael Haine, puesto que su estructura se acerca a la de los videojuegos.
"Ellos no preguntaron, pero asimilaron, me imaginé echándoles un balde de agua porque todo fue bien intenso", sostiene Vlack sobre los comentarios que escuchaba de los estudiantes.
La reportera de Diálogo, Gabriela Saker, moderó el encuentro en que participó la argentina Pola Oloixarac con estudiantes de décimo grado de escuelas en Yabucoa y Caguas.
Luego de contarles qué la motivó a escribir y qué lee, les preguntó si escribían.
"Una estudiante se levantó y le dijo que ya tenía los personajes de un mundo ficticio y le faltaba crearlo", cuenta Saker.
Entre revelaciones, Oloixarac les colaba recomendaciones para leer a Borges, a Cortázar. Un estudiante pidió leer un poema de su autoría sobre su concepto del amor, despertando una ola de halagos y burlas de sus compañeros.
"Pola se acercaba a ellos y hasta les tomaba fotos. Ellos estaban con los ojos bien abiertos, atentos a todo lo que ella decía porque descubrieron un mundo nuevo", resume Saker el encuentro.
Un nuevo lector o escritor ya está en proceso de formación.