La lluvia amenazó cuando comenzaba el evento que incluía espectáculo de circo, demostraciones de bomba, de danza contemporánea, así como presentaciones de cuatro y un concierto coral. Cayó el aguacero, se fue el aguacero y el público se mantuvo. No llovió más el resto de la tarde.

Artistas de distintas disciplinas –danza, música, canto, artesanía, artes plásticas- invadieron la plaza y la iglesia. Desde que se probaba el sonido, la música tuvo el efecto de siempre en nuestro pueblo. Se acercaron los curiosos y ya no pudieron irse. Llegaron los que pusieron el evento en agenda y también se quedaron. Dos guaguas repletas de integrantes de la vecina comunidad educativa PECES, en Humacao, arribó justo cuando la fiesta cultural estaba por iniciar.

Con sus dotes de mimo, el experimentado Julio Ramos fue animando a la audiencia y, si había alguna timidez, quedó disipada. Pañuelo y guantes rojos destacando entre su camisa a rayas y chaleco negro, el mimo lo mismo bailó, que abrazó, abanicó y hasta posó con caballeros que degustaban frituras.

La animadora y actriz Linette Torres fungió como maestra de ceremonias de la actividad, cuyas presentaciones artísticas transcurrieron en una tarima ubicada frente a la Parroquia Santos Ángeles Custodios. “¡Buenas tardes, bienvenidos y gracias por estar aquí!”, dijo con su voz elegante antes de hablar sobre la primera presentación del Junte por las Artes. Se trató de Brenda Liz Santos, directora ejecutiva de la organización educativa sin fines de lucro, CREARTE, que cuenta con sedes en San Juan y Yabucoa.

Santos habló sobre las emociones y cómo pueden manejarse con el baile de bomba. ¿Bailar bomba para aliviar el estrés? La audiencia estaba a la expectativa. Subieron a escena entonces Yanelis Rodríguez, facilitadora artística de CREARTE; las bailarinas del Ballet Folclórico de CREARTE Evani, Yanishka, Vanelizabeth y Ninoshka, así como los músicos Neftalí, Alejandro y Edgardo. Lo siguiente fue un recorrido por la historia de varios ritmos de bomba –sicá, yubá, holandés y seis corrido- con su respectiva demostración y qué emociones abordan.

“La bomba no es solo música de Navidad, es de todos los días. Cada vez que uno se mueve es como una pieza de arte”, explicó Rodríguez, quien también demostró sus dotes de bailarina y aclaró que el género musical era utilizado por los esclavos africanos para desahogarse, comunicarse y hasta para celebrar.

Por ejemplo el sicá, originario de Santurce, habla de la cotidianeidad; el yubá proviene de la zona sureña, en especial de Ponce, y es ideal “para que se me olvide todo; la tristeza y el desasosiego”, describió Rodríguez. El holandés es jocoso, coqueto y proviene del área oeste, específicamente de Mayagüez, mientras que el seis corrido, nacido en Loíza, es “la cepa de la alegría”, en parte, porque sus propulsores ya eran hombres libres. De todos, es el ritmo más rápido.

Varios instrumentos son utilizados en el baile de bomba: los barriles –el buleador y el primo-, el cuá, la maraca y la voz. Las jóvenes saludaban al tocador y comenzaban su conversación con los músicos sacudiendo manos, pies y caderas en improvisadas secuencias de piquete.

Mientras esto sucedía en tarima, otros asistentes al Junte por las Artes apreciaban en la plaza las artesanías de creadores yabucoeños o la carpa “Vuelo interactivo”, de CREARTE, en la que un avión decorado con un collage de postales creadas por niños atraía otros pequeñines que dibujaban las suyas.

En el salón parroquial podía apreciarse una exposición colectiva de 25 artistas locales que reunía pinturas y esculturas mientras que en el Edificio Padre Julián transcurría un taller de arte con 25 niños de todas edades. Rafael Báez Meléndez, coordinador de arte en CREARTE y Cristhian Sánchez, asistente voluntario, guiaban la primera sesión de la tarde en la que los niños pintaban rostros.

“Vámonos que ahora viene el circo”, advirtió una mamá a sus hijos.

Las carcajadas del público guiaban de nuevo hacia la tarima donde Maximiliano Rivas, de ACirc, había comenzado su intervención. El artista circense repartió energía y contagiaba a la audiencia que aplaudía sus ocurrencias, sus trucos, sus chistes y hasta sus “regaños” reclamando atención.

“Mi mensaje como artista de calle, artista de circo, artista de teatro es que esto lo podemos hacer entre todos; no podemos esperar a que venga una mano mágica que venga a sacarnos de este hueco en el que nos encontramos. Es necesario que en la próxima convocatoria que haya aquí en Yabucoa, ustedes sean el fenómeno contaminante de esta buena energía y que, en la próxima, en vez de estar solo ustedes, nos multipliquemos por cinco que traiga cada uno”, exhortó Rivas al despedirse.

El programa continuó luego con la Rondalla de Humacao, que subió a tarima tanto a sus artistas infantiles como juveniles. Dirigida por Jorge Camacho Burgos, el despliegue de habilidad y talento fue impresionante. El cuatro reinó desde el escenario y los asistentes parecían hipnotizados con sus acordes.

Un rápido cambio de superficie por un piso en linóleo, anticipó la llegada a escena de los bailarines de Andanza. Su directora ejecutiva, Lolita Villanúa, habló de la danza contemporánea, del trabajo de la compañía, la escuela y sus proyectos comunitarios, así como de las piezas que mostrarían sus bailarines.

Entre las piezas, el grupo presentó Coquí, una obra denominada por Villanúa como “ícono de Andanza”, en la que se exalta el cantar de nuestro animalito autóctono y que arrancó aplausos de la audiencia. Esta fue coreografiada por el brasileño Matías Santiago, que además se encargó de la siguiente pieza, Pareja, una oda a las características de Brasil.

Aguinaldo concluyó la presentación. Se trató de una pieza que entrelazaba ritmos autóctonos y de rock, ya que fue compuesta por el grupo Los Ultracriollos. Los bailarines provocaron aplausos cariñosos del público y ellos respondieron con sonrisas y reverencias de agradecimiento.

La noche estaba encima. El público se trasladó entonces al interior de la Parroquia Santos Ángeles Custodios, donde tendría lugar el concierto del Coro del Conservatorio de Música de Puerto Rico. Dirigido por el maestro William Rivera, las voces mostraron su profundidad y calidez en piezas del repertorio boricua y latinoamericano como Amanecer borincano, No sabe inglés, El bodeguero, El juramento, El cumbanchero, Los carreteros y, como gran cierre, Preciosa. La acústica del templo fue aliada de las voces que sacudieron emociones variadas.

De eso precisamente se trata el Junte por las Artes, de conectar con los nuestros en cualquier punto de la Isla, con las mejores propuestas artísticas del talento que aquí crece y madura. Así las cosas, misión cumplida.

Fotos: Javier del Valle