Celebrar la trayectoria, la labor y la excelencia de una organización sin fines de lucro es motivo de orgullo para la Fundación Ángel Ramos. Ahora bien, seleccionar a cuál reconocer cada año, cuando en el ecosistema del tercer sector en Puerto Rico abundan las iniciativas disciplinadas y consistentes en el compromiso de servir a sus participantes y comunidades, verdaderamente es una experiencia de crecimiento extraordinaria. 
 
El Premio Tina Hills se honra en reconocer la ejecución impecable del sector en el país a lo largo de 25 ediciones del galardón. Tocamos la puerta de cada pasado ganador. Sus méritos evolucionan con los tiempos y su entrega permanece intacta. ¿Qué ha pasado con las organizaciones que han obtenido el premio? Entérate en los perfiles acerca de ellas que, a partir de hoy, y hasta el 14 de noviembre, publicaremos en Oenegé.

Meta: Que más personas crean en la posibilidad de rehabilitación de un usuario de drogas y apoyen su vida futura libre de ellas.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


La Tiendita de Joy vende artículos usados para generar ingresos a la organización. Foto / Facebook.

Cuando en el 2018 el Premio Tina Hills se compartió entre siete organizaciones sin fines de lucro que tuvieron un desempeño excepcional tras las emergencias provocadas por los huracanes Irma y María, el Hogar del Buen Pastor fue una de ellas. Y para su directora ejecutiva actual, Tere Beard, la distinción celebraba a una persona, la hermana Rosemarie González, fundadora de la organización dedicada a brindar servicios de rehabilitación por adicción a sustancias controladas a personas sin hogar mayores de 18 años.


Nueva terraza acondicionada para el disfrute de los participantes. Foto / Facebook.

“Sé que este premio fue un gran honor y que significó mucho, pero para mí, que en ese momento empezaba en la Junta, era bien importante que reconocieran la labor de Sister Rosemarie que es una persona que ha dado tanto. Sister es una persona que ha retado y ha ganado”, dice Beard sobre González, quien se retiró de la organización.

El Hogar del Buen Pastor brinda un programa holístico de desintoxicación a drogas que incluye medicina natural, psicología, espiritualidad y recreación. Además, encaminan a sus participantes en el proceso de encontrar una vivienda. Mediante microempresas como la Tiendita de Joy, que vende artículos usados, allegan fondos y ofrecen espacios laborales a sus participantes.

Beard destaca que nada resulta más satisfactorio que “ver a nuestros residentes lograr el éxito integral en su vida”.

“Tuve una persona de la calle que tal vez no tuvo el amor de su familia y pasó por una transición. Cuando tiene la oportunidad de volver a caer en las drogas y decide que mejor no, para mí eso es un logro bien grande. No todos llegan ahí, pero cuando lo hacen eso llena mucho porque es una operación bien compleja”, sostiene Beard.

“Lo que hemos aprendido en este camino es que no sirve para nada lo que ofrecemos hasta que ellos no lo quieran; no importa la alternativa que sea”.

La rehabilitación en compañía es uno de los distintivos de la organización. Cuando se dan los primeros pasos libre de sustancias y se comienza de cero a reorganizar los asuntos personales, la consejería y el acompañamiento son un escudo extra ante las recaídas. En el Hogar apostarán por la rehabilitación una y otra vez. Al momento tienen 30 participantes, pero pueden albergar hasta 60. Cuentan, además, con 13 viviendas transitorias.

“Lo que hemos aprendido en este camino es que no sirve para nada lo que ofrecemos hasta que ellos no lo quieran; no importa la alternativa que sea”, dice Beard.

Al presente, desarrollan un nuevo concepto, un centro holístico donde las personas sin techo puedan recibir los mismos servicios que los residentes del Hogar.

“Sería una rama del Hogar del Buen Pastor, estoy creando el concepto para recibir fondos. Quiero ofrecer esas mismas terapias que están funcionando para nuestros residentes”, asegura y lo respalda con ejemplos de terapias de “neurología funcional” para mejorar la salud mental.

Beard conversa con algunos residentes que ya han salido del Hogar y que mantienen contacto para fortalecerse. Uno de ellos recibió apoyo para montar una empresa de mantenimiento de áreas verdes. Cuando la tentanción de “ir al residencial a comprar drogas” llegó, pudo superarla.


Trabajo de ebanistería en el albergue. Foto / Facebook.

“Él me dice que está claro de que va a seguir con su trabajo porque tiene una meta y la droga no es parte de ella. Llegar a ese lugar es bien difícil, pero eso lo cambia todo. Cuando tú ves personas que 20 años más tarde regresan y te dicen, ‘misi, yo estuve aquí’, y ahora están trabajando, te das cuenta de que hay que seguir. Yo tengo una persona que se graduó del programa hace 16 años y viene todos los días a saludar al mediodía porque dice que aquí le dieron vida; viene a recargar, a validar que va bien”, expresa Beard.

Y no solo se trata de recibirlos de vuelta para saludar, otros retornan porque sucumbieron de nuevo ante la droga. Beard relata que uno de los participantes dejó el programa “y Sister lo fue a buscar”. “Él dice que Sister le hizo entender su potencial de rehabilitación”, comparte.

Ante la falta de modelos positivos durante el crecimiento de algunos participantes, les brindan herramientas “que ayudan a que ese cerebro desarrolle nuevas conexiones neurológicas”, hasta lograr un mayor enfoque para cumplir objetivos de trabajo y estudio o de relaciones familiares.


La organización cuenta además con una microempresa de bordado de textiles. Foto / Facebook

En lo que resta de año se han dado a la tarea de robustecer los ofrecimientos, añadiendo consejeros a la plantilla para que también atiendan a la familia inmediata del participante.

“Estamos terminando la remodelación de una placita al aire libre para hacer más actividades. Tiene además un vagón de cemento que estamos convirtiendo en una pizzería y una heladería”.

Las actividades de sano compartir son parte del proceso de recuperación. Durante la pandemia, cuando no podían recibir visitas, salieron de paseo por la isla; llegaron hasta Isabela donde fueron a la playa y al Lago Guajataca, o al Yunque, entre otros lugares.

“También hemos ido al teatro. En los paseos aprendemos más sobre Puerto Rico y ellos despiertan a la vida”, culmina Beard.

Hogar del Buen Pastor

Fundación: 1993

Labor: servicios de vivienda y rehabilitación a drogas controladas a personas mayores de 18 años sin hogar.

Ubicación: San Juan


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