En el año 2013, Amill fue uno de los tres artistas ganadores de la Beca Lexus, que permite trabajar a lo largo de un año en una obra seleccionada por un jurado. Karst: Landscape, Soundscape & Inscape, pieza de siete pies de alto por cinco de ancho, fue el resultado de esa exploración. Fue exhibida en el año 2015 en el Museo de Arte de Puerto Rico.
"La pieza era como columna vertebral hecha de papales reciclados, bañados con cera y pintados por encima; eran toneladas de papeles reciclados que conseguía en mi trabajo en el Museo de Arte de Puerto Rico", detalla aquel trabajo creado bajo el amparo de la Beca Lexus, distinción que asegura le dio "un gran impulso a mi carrera".
Amill indica que, "durante los últimos cinco años", ha continuado explorando diversos aspectos vinculados a la geología de nuestra isla. "Mis obras responden a esa preocupación por la tierra, el karso y las cuevas", menciona el graduado de Bachillerato en Educación de la Universidad de Puerto Rico en Cayey y de Maestría en Dibujo y Pintura en la Universidad Católica de Ponce.
Por eso, no extraña que este fuera el tema que propuso cuando fue convocado por la arquitecta Rebeca Vicens, para exponer nueva obra en SalaFAR, espacio de exhibiciones que posee la Fundación Ángel Ramos en su sede en Hato Rey.
"Siguiendo con la idea del paisaje, del sonido y del reciclaje creamos esta obra nueva que se llama Geodermis. Es el nombre de la exhibición y de la serie de obras. Básicamente son mapas topográficos de la zona kársica que señalan la elevación de las montañas", describe el artista que dicta cursos de Empresarismo en la Artes en la Universidad Católica de Ponce.
Si la primera vez usó papeles reciclados, ahora optó por galones de agua, leche y jugo. Cerca de 400, que obtuvo en el Centro de Reciclaje de Ponce, utilizó para esta muestra. Al fundir ese plástico que Amill afirma tarda quinientos años en desintegrarse, el resultado es polietileno de alta densidad.
"Yo no respeto la forma del material original", acepta sobre la materia prima que escoge para sus trabajos, "en este caso no notas para nada que la obra antes era un galón plástico".
Cuatro piezas de mediano y gran formato integran la oferta en SalaFAR: tres son obras de pared y una está suspendida del techo.
Cera, fibra de vidrio, pintura y el polietileno dominan la composición de las piezas que brindan la sensación de que observas desde lo alto el karso o de que te adentras en alguna de sus cuevas.
"El material es lo suficientemente duro para que puedan ir solas en la pared. Cuando lo derrites se encoge y abandona la transparencia, se vuelve más blanco. Hay una pieza pintada de blanco por detrás, las otras son traslúcidas. Me gusta dejarlas así porque se ve más puro. La del techo tiene unas luces bastante sutiles que prenden y apagan en un ritmo que hacen alusión al respiro", expone.
Aunque posee taller en Ponce, Amill trabajó las obras de Geodermis en Carite debido a los gases que emite el plástico cuando se funde. Con un blower industrial derrite el plástico que al momento se achica y se torna blancuzco. En ese estado maleable, "que parece gelatina", se trabaja con pinzas de metal y varillas.
"Tienes que esperar pacientemente a que se seque y se endurezca. Cada pedacito de cinco por ocho pulgadas que uno trabaja tarda dos a tres minutos en secarse. Las piezas quedan muy livianas, pero estéticamente se ven bien pesadas", sostiene.
PUERTA AL MISTERIO
El término karso describe una formación topográfica distintiva producida por un proceso de disolución, mediante el cual el agua disuelve un lecho rocoso gracias a reacciones químicas, según define la página cibernética de la organización Ciudadanos del Karso. La región de roca caliza de Puerto Rico cubre aproximadamente unas 244,285 hectáreas -un 27.5% de la superficie de la Isla- y se subdivide entre la zona caliza del Norte, la zona caliza del Sur y la caliza dispersa.
Amil se adentró en el tema, en principio, estudiando los mitos que las cuevas motivaron en la mitología taína. "Los indios pensaban que el universo completo había nacido de una cueva, era la madre, un sitio sagrado, por eso le llevaban flores para adorarla. En la isla tenemos como dos mil y exploradas solo como 400", explicó para luego agregar que alrededor del mundo se comparte la idea de la cueva como "sitios de maldad donde viven brujas".
"Julio Verne decía que hay un mundo debajo de la tierra y las cuevas son la entrada al misterio", agrega.
"En general mi trabajo tiene una conexión entre tecnología, naturaleza y arte. A mi me gusta mucho la complejidad y la simpleza de las formas del karso, aunque es un mismo material dentro de la misma cueva las formas varían. Me llama la atención el tiempo que ha tomado lograr esas formaciones; la paciencia en la naturaleza se aplica a la paciencia en la educación. Quiero presentar un programa educativo con esta muestra, ofrecer charlas de reciclaje o sonido, unir públicos diferentes", anticipa Amill quien solicitó ingreso al Programa de Residencia de Artistas del Municipio de Bayamón y aguarda respuesta.
Geodermis podrá visitarse gratuitamente hasta el 13 de junio en SalaFAR, de lunes a viernes, en horario de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Para más información, llame al (787)763-3530.