A su exparticipante Myrelis Ocasio Hernández bien le cae el calificativo de “mujer renovada”. Proveniente de una familia “con muchos valores”, disfrutó de “relaciones saludables” hasta que experimentó situaciones de violencia doméstica en su matrimonio y “me encontré sin alternativas”. Luego del huracán María partió a Estados Unidos con su esposo y su niña. Solo ellas dos retornaron poco después.
“No tenía nada, solo a mi nena, mi guitarra, dos maletas y mi computadora porque soy artista gráfica”, recuerda sobre su retorno a Puerto Rico. “Ahí me conectaron con Hogar Ruth”.
“Cuando llegué vi una comunidad de mujeres que al mismo tiempo que yo estában pasando igual situación y salí del dilema de que esto solo me pasa a mi. Yo misma no me daba cuenta que estaba en un ciclo de violencia doméstica”, reconoce.
Exponerse a historias similares le brindó cofianza. “Sentí la pasión y el amor de esta organización hacia las mujeres y hacia mi niña. El lugar es hermoso, está preparado, no siento que me juzgaron y siento que me dieron herramientas, invirtierton algo que no tiene valor, invirtieron oro en mi. Las que llegamos sin nada salimos de una tormenta”, subraya.
“Nada” no es solo carecer de bienes materiales. Nada es no tener idea de por dónde empezar y de si se es capaz de lograrlo. Myrelis se benefició de más de 40 horas de terapias, adiestramientos y acompañamiento que le permitieron enderezar su vida pero, más importante aún, saber que era capaz. Renovó su autoestima, recobró sueños, aprendió a manejar sus finanzas y a ser independiente.
“Aunque el proceso que pasé fue corto me cambió totalmente, me transformó, me cambió mi vida, mi perspectiva, surgieron nuevas oportunidades, recobré sueños que había dejado morir a causa de las situaciones externas que permití que dominaran mi vida. Me dio mucha fortaleza mi fe en Dios, mi hija que fue un impulso para salir de la situación que estaba y lo que me encontré alrededor. Allí cambiaron mi mente, mi corazón y me ayudaron a encontrar mi valor”, dice Myrelis.
Una de las pruebas de esto es que retomó su línea de muñecas, Sophie’s Doll, y que comenzó a cantar de nuevo. La cantautora estrenará el año 2020 con el lanzamiento de su primer sencillo, bajo el nombre artístico de Moenz.
“Creamos una comunidad y es hermoso como al final de todo, nosotras salimos sonriendo”, define el valor de su viviencia en Hogar Ruth.
“Yo no sané sola”, puntualiza Myrelis. “Empecé un proceso de transformación cuando entré a una comunidad, a esta organización y vi mujeres que están esperando lo mismo”.
La joven madre se siente orgullosa de ser portavoz de una organización que “toca a las generaciones futuras y corta algo que las paralizó. “Y ahí está mi corazón, en ayudar a las mujeres porque a mi me ayudaron”, dice la exparticipante.
CORAZÓN ACCESIBLE
Algunos tienen oído en tierra, pero la coordinadora de servicios de Hogar Ruth, Damaris Feliciano, también pone el corazón en el mismo lugar. Suele recibir a las participantes, les hace la entrevista inicial y las orienta sobre los servicios disponibles. Coordina intervenciones de psicología y trabajo social, así como canaliza las ayudas con otras agencias.
Ese arribo de las víctimas Feliciano lo describe como “un proceso bien difícil para ellas”. “Llegan a un lugar desconocido con muchos miedos y temores y no ven una salida por todo lo que han aprendido en su entorno y sus circunstancias. Aquí es que entra el compromiso de este equipo de trabajo de manera intergral hasta lograr que salga empoderada. Es un espacio cómodo, cálido, las recibimos con mucho amor y empezamos a establecer empatía desde ese primer momento”, sostiene la especialista.
Además de sentirse protegidas, Feliciano indica que las participantes deben tener la confianza de que serán apoyadas en sus procesos legales, que serán fortalecidas en distintas áreas “para que salgan libres, independientes y con unas capacidades de desarrollo de autonomía que puedan trabajar, estudiar o irse a trabajar”.
“Tengo el privilegio de mirar todos los días el dolor y transformarlo”. |
Nunca piensan que un caso está perdido. “Jamás, sería una limitación”, alerta Feliciano. “Toda situación es grave para cada participante y lo trabajamos de manera individual; no podemos poner barreras, límites ni juzgar a nadie porque ellas vienen de un patrón de maltrato que las juzga. Nosotros estamos para ser ese trampolín en el cambio de vida que ellas van a hacer”.
Como ocurrió con Myrelis, de quien dice “llegó con muchos miedos” y no sabía qué hacer “aunque tenía muchas ideas”. “Pasó por talleres de metamorfosis y por intervenciones individuales y así fue transformándose y adquiriendo seguridad y confianza. Cuando salió era una mujer completamente libre, independiente y empoderada”, detalla Feliciano satisfecha.
AYUDA A TIEMPO
Cuando Lisdel Flores, directora ejecutiva de Hogar Ruth, calibra el valor que realiza la organización no lo piensa dos veces.
“Tengo el privilegio de mirar todos los días el dolor y transformarlo. Es duro, pero cuando ves lo que hemos hecho dices ‘no, aquí voy a seguir y me voy a quedar hasta que Dios quiera’. Yo siempre digo que trabajo en el mejor lugar del mundo”, sostiene Flores, cuya experiencia previa como trabajadora social marca su rol como líder de la organización.
Cuenta de la reciente llegada de una mamá con un bebé de siete meses vestido con una camiseta de adulto; fue lo único que su madre pudo llevarle cuando huyó. Es un caso como muchos otros que ven a diario, pero siempre se conmueven.
“Con eso volví a remirar y repensar cuán importantes y pertinentes son nuestros espacios en nuestro país porque en 35 años hemos salvado tantas y tantas vidas que si nosotros no existiéramos las estadísticas serían no de 23 mujeres en el 2018,no de miles de niños huérfanos por la violancia doméstica de familias trastocadas, serían muchos más, sería abismal, así que creo que llevo semanas chocándome con la realidad de que nuestro trabajo es pertinente, que es sumamente importante”.
Cuando por fin Flores pudo ver al bebé que llegó de madrugada al albergue, lo cogió en sus brazos.
“Le dije a mamá y al bebé ‘qué rico tenerte, qué rico que llegaste’. Lo que quizás para ellas representa algo doloroso, irónicamente para nosotros es una alegría que hayan llegado a nuestros espacio. Sé que definitivamente la aportación que hacemos trasciende mucho más de lo que yo pueda expresar con palabras, se tiene que vivir”, dice la directora y agrega, “cuando ves el resultado final no existe recompensa económica, no existe nada en el mundo que te pueda generar esa satisfacción”.
Por otro lado, siempre que escucha a Myrelis hablar y se entera de sus logros siente orgullo. “Esto es lo que yo quiero para las demás y lo que quiero que otras vean: el impacto de recibir la ayuda a tiempo y decir ‘sí, yo voy a dar el paso’, porque hay gente dispuesta y profesional que me va a ayudar en este camino. No estoy sola”, acaba Flores.
Fotos: Javier del Valle
Hogar Ruth para Mujeres Maltratadas
¿Qué aspiran lograr?
Salvar la vida y proteger los derechos humanos de mujeres y de sus hijas/os en situaciones de peligro que enfrentan la violencia doméstica, ofreciéndoles protección y servicios. Proveer espacios de convivencia seguros y solidarios de orientación, consejería, apoyo y albergue, para devolverles el poder y el control de sus vidas. Erradicar la violencia doméstica.
Un logro significativo reciente
Mantener los servicios de manera ininterrumpida logrando atender en el 2018 más de cinco mil participantes que hoy no forman parte de las estadísticas fatales y servir de escuela de práctica para nuevos profesionales en el campo de la conducta humana de diversas universidades e institutos.
Año de incorporación: 1984
Voluntarios: 55
Personas servidas en el 2018: 5,172
Personas servidas en su trayectoria: 160,000