La institución santurcina recibió 85 estudiantes de Carolina para disfrutar de su Jueves artístico.
Por Tatiana Pérez Rivera Oenegé
Un inquieto círculo compuesto por niños espera por la acción que traerá el cuento que escuchan. Y es que cada parte del relato en las voces de Areliss y María trae acción y, por consiguiente, diversión. Con actividades como esta el programa de Integración de las artes visuales al currículo preescolar, implementado por Museo de Arte de Puerto Rico, conmemoró el “Jueves artístico” como parte de la Semana de la Niñez Temprana 2017.
Cada uno de los cinco programas que integran la Iniciativa Preescolar de la Fundación Ángel Ramos, ideó una actividad distinta para cada día de la semana y se invitó a familias y educadores a emularlas, grabarlas y subirlas a las redes sociales. El programa de Integración de las Artes Visuales al Currículo Preescolar sumó a este esfuerzo la invitación a un grupo de alumnos al museo en Santurce. Los niños disfrutaron de las actividades en distintas zonas de la institución como la narración de cuentos con movimiento corporal, la creación de un autorretrato con figuras geométricas, una puesta teatral con luces de neón y la creación de un grabado usando las obras de la Galería ActivARTE.
“Para celebrar nuestro 'Jueves artístico', decidimos invitar un centro Head Start de Carolina que llegó con 85 niños. Las maestras de este centro ya habían participado de nuestros talleres en el programa de Integración de las Artes Visuales al Currículo Preescolar. Los niños irán rotando cada veinte minutos por las distintas actividades que tenemos para ellos”, explicó Rebecca Borges, directora del programa.
Las caritas de los niños, a la expectativa de más acción, demostraban cómo la estaban pasando.
Mientras, en el tercer piso ocupaban un pasillo donde se ondeaban pañuelos, durante la narración del cuento en la Galería ActivARTE seguían el juego “Veo, veo” para identificar algunas obras de arte.
“Veo, veo, una bailarina”, dijo la recurso, Lymari, ante el cuadro “Música y danza”, de Ralph Romero.
Allí los niños identificaron no solo tres bailarinas sino además cinco instrumentos musicales.
“Veo, veo a un pelotero”, dijo luego la recurso y los niños se arremolinaron ante una foto en blanco y negro de una estatua de Roberto Clemente. “Ese es Roberto Clemente”, dijo a viva voz una niña y la recurso le dijo que además fue un héroe y la felicitó por compartir el dato.
“¿Cómo tú sabes quién es él?”, le preguntó.
“Porque soy de Carolina y mi papá me lo enseñó”, respondió la niña.
“Misi, mi mamá me dijo que me sacaras una foto con un cuadro”, pedía otro niño.
El grupo luego pasó a trabajar una técnica de grabado en una mesa en las afueras de la galería. Escogieron un color, pintaron una plantilla con el mismo y luego la presionaron sobre papel blanco. Todas las plantillas de madera tenían formas similares a las obras mostradas en la galería.
Lectura de cuentos que incluyó movimiento corporal.
ASÍ SOY
Otro grupo de niños arribó a uno de los salones para realizar autorretratos. Tras recibir instrucciones, iniciaron su obra usando pedazos de papel de construcción, de papel de goma, pega y tapas de botellas plásticas.
“Oye, tú le pintaste los cachetes”, celebró maestra Aurora el trabajo de una niña que destinó dos tapas rojas para sus mejillas.
¿Y dónde está todo este pelo que tú tienes aquí, usted es calvo?, preguntó la maestra a un niño mientras tocaba su cabeza.
El niño de inmediato le añadió “pelo” a su retrato, formado por papel de construcción.
Impacientes, pero en fila esperaba un grupo por entrar a la mini puesta teatral que ocurriría en otro salón. “Una estrella para mamá”, de Elaine Vélez Esteves, sería narrado por José y presentado a modo de teatro de títeres. Cuando se abrió la puerta, los niños encontraron un salón a oscuras donde resaltaban las luces, el escenario de títeres y el vestuario del narrador ya que todo parecía bañado de neón.
“Esta es Picola”, anunció el narrador y apareció la protagonista de la historia, una niña empeñada en alcanzar una estrella para regalársela a su mamá.
Los niños usaron su imaginación para sugerirle distintas maneras de alcanzar una estrella. Al final descubrieron que, gracias al arte, todo queda al alcance de la mano.
“Para mí esto es una experiencia espectacular; ver los niños moverse de un sitio a otro con esta disciplina y orden. Ha sido una experiencia hermosa”, culminó Annette López de Méndez, directora del programa Alcanza, de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, que colaboró con la celebración en el MAPR.
Fotos: Suministradas