Las claves del éxito de la educación alternativa son revisadas en esta columna de José Javier Oquendo Cruz, director de PECES, publicada en El Nuevo Día
Por José Javier Oquendo Cruz
Faltan meses para el inicio del nuevo año académico y nuestra escuela alternativa ya no tiene cupo. Abrimos un grupo adicional para noveno grado. Tenemos una lista de espera que crece cada vez que nuestros chicos cuentan sus historias de transformación.
Se ha corrido la voz de que aquí los tratamos con respeto y cariño. Les animamos a valorarse como personas. Les mostramos el mundo laboral desde la escuela superior. Les enseñamos a decidir sobre su proceso educativo. Exploramos con ellos las situaciones personales y sociales que los ponen en riesgo. Les damos herramientas para enfrentarlas. Eso es solo hablando de los chicos. Porque los adultos también confían en nuestros resultados: tasa de retención de 97%, tasa de graduación de 89% y un promedio de asistencia de 91% de jóvenes que habían dejado de estudiar. Si preguntan por ahí, igual pasa con las demás instituciones de la Alianza para la Educación Alternativa.
Nos dicen que tenemos “un buen problema” por la alta demanda de nuestros servicios. El verdadero problema es que los recursos económicos del País están mal distribuidos. Instituciones como la nuestra, sin fines de lucro exitosas en su gestión, están amenazadas de perder lo poco que reciben para cumplir tareas con las que el sistema ha demostrado ser ineficaz.
Nuestro “problema” apunta a una gran necesidad educativa, a jóvenes que sí quieren aprender, y a que la educación alternativa ofrece algo más que el sistema tradicional.
En P.E.C.E.S. creemos en la autogestión, por lo buscamos maneras de hacer sustentable nuestro proyecto educativo -convertimos los problemas en retos, y los superamos. Pero esto no elimina la injusticia de que los recursos del pueblo se dediquen a actividades cuya rendición de cuentas es dudosa, pudiéndose invertir en el desarrollo de las nuevas generaciones. Por eso defendemos los fondos gubernamentales dedicados a la educación alternativa.
Quienes trabajamos con estudiantes marginados sabemos que la clave para que estos chicos rescaten su proceso educativo es la atención a su ser; el fomento de la convivencia sana; educarlos en las destrezas para el escenario laboral o empresarial; y motivarlos a continuar aprendiendo toda la vida según el mundo evoluciona.
Llevamos más de 30 años atendiendo a jóvenes con grandes retos emocionales, sociales y económicos, para ayudarlos a construir el futuro que merecen.
Como nosotros, hay muchas organizaciones con algo que decir sobre cómo invertir los recursos del País para el desarrollo justo y sostenible que soñamos. En medio de la crisis, estamos listos para colaborar por ese Puerto Rico y para defender la inversión en los puertorriqueños del futuro.