Solo había que considerar un detalle: Puerto Rico atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia. Asustó el factor, pero no lo suficiente como para que Rodríguez, junto a Daniel Báez, lideraran la feria de arte contemporáneo bautizada MECA (Mercado Caribeño), celebrada del 1 al 4 de este mes en el Conservatorio de Música de Puerto Rico con la participación de 90 artistas, 30 exhibidores -once galerías internacionales, cuatro locales- y una asistencia que sobrepasó los tres mil visitantes.
Además del arte nuestro, hubo trabajos de República Dominicana, México y Nueva York, entre otros puntos, y se presentó la sección Mecanismos, curada por Carla Acevedo-Yates, que mostró el trabajo de trece expositores seleccionados vía convocatoria.
Rodríguez y Báez unieron fuerzas con otros interesados en la aventura cultural como Mariangel González, productora y gerente de proyecto; María del Mar Caragol, directora de programa VIP; Hazel Colón, directora cultural; y María del Mar Frederique, gerente de proyectos especiales. Todos trabajaron “por amor al arte”.
“No iba añadirle un artista más a la lista en Puerto Rico”, cuenta Rodríguez quien destacó que la feria “había que hacerla”, entre otras cosas, para subrayar el arte que se gesta en el Caribe e insertarlo “en el contexto europeo, de Estados Unidos y latinoamericano”.
Un año tuvo el grupo para hacer realidad la feria. Como referente, la isla conoció la feria CIRCA, que duró cinco años. Contando con todos los auspicios, la inversión de MECA casi llegó a los $100 mil.
“No teníamos grandes expectativas. Uno va ajustando sus metas, se va moldeando cuando va viendo la realidad: que no contaríamos casi con ningún auspicio en metálico y que casi todo se haría por intercambio. En el momento, uno no está digiriendo lo que está pasando, pero luego que acaba todo te vas dando cuenta de que sí funcionó la feria, que demostró que había un mercado y que hay gente interesada en el arte que se hace en Puerto Rico”, agrega el especialista en Imagen y Diseño.
Colón, de otra parte, asegura que “parte de crear es soñar”, pero luego de aterrizar a la realidad económica del país y “a la realidad de quiénes están dispuestos a apoyar un evento cultural en el país” -en una primera edición donde no cuentan “con resultados previos ni métricas”-, entraron en una fase de colaboración. Entendieron que no recibirían dinero pero podían recibir tiempo, mentoría, estrategia y materiales.
“Ahí se exacerba la creatividad, de repente nos ponemos creativos en estrategia, en emprendimiento, en manejo de negocios y pivoteas”, puntualiza Colón.
“Creo que MECA fue un detonante a futuro de un mercado más consistente y organizado en el lenguaje de ferias”. |
La feria partía del modelo de negocio de otras en las que se ofrece alquiler de espacio a sus expositores dependiendo de la ubicación en el espacio. “No había límite en el precio de las obras, pero no excedían los $50 mil. Fuimos honestos y puntuales con los exhibidores (al explicar la situación económica del país), no queríamos crear falsas expectativas”, indicó Colón.
Y el arte se vendió. Aseguran los tres entrevistados que para conocer la cifra exacta, necesitan conocer el resultado final de transacciones que comenzaron aquí y luego se concretaron al finalizar el evento. Ya enviaron encuestas a todos los exhibidores a fines de recabar los datos.
“En términos de ventas hubo una buena respuesta para muchos de los galeristas y con eso me refiero a que se compró bastante. Creo que MECA fue un detonante a futuro de un mercado más consistente y organizado en el lenguaje de ferias. La feria contribuye a que ese mercado se consolide y se vaya creando porque para participar de él no es que compres una obra de $250 mil pero si empiezas por una obra de pequeño costo ya estás apoyando”, declara, por otro lado, Caragol.
EL FUTURO EN CARA DE JOVEN
De la usual sala gigante repleta de expositores en las ferias de arte tradicionales, MECA propuso una experiencia más íntima gracias a las instalaciones usadas en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, situado en Miramar. Un programa cultural resaltó también el componente musical en el Patio Sur y otro educativo enfiló cañones hacia la sensibilización por el arte de jóvenes de comunidades en desventaja económica. Este contó con el auspicio de Fundación Comunitaria, Fundación Casa Cortés y Fundación Banco Popular de Puerto Rico.
Con el Artículo XV de los Derechos culturales como base -el cual propone que la accesibilidad a la vida cultural es un derecho- 120 residentes de comunidades como la Barriada Morales, La Perla, Caño Martín Peña y participantes de CREARTE y Boys & Girls Club, entre otros, disfrutaron de un pasadía cultural.
El pasadía cultural incluyó un recorrido guiado por las exhibiciones, un taller creativo y una charla para conocer distintas profesiones relacionadas al entorno artístico. Los recorridos fueron ofrecidos por estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, que integran la Asociación de Estudiantes de Historia del Arte. Para esa primera experiencia profesional, los guías pudieron ver el montaje con anterioridad, conocer expositores y hacer un estudio independiente de cada artista.
“Ahora viene la fase 2 pos feria, MECA va a llegar a sus comunidades para tener otros conversatorios y talleres a partir de sus temáticas de interés y gestionar un proyecto cultural con ellos. Tenemos pensado que sea un podcast”, adelanta Colón sobre el esfuerzo que busca renovar el orgullo e interés de éstos por el arte y la historia boricua.
Caragol señala además que en agenda está el lanzamiento en octubre de una agenda en papel, curada por Mariangel González, que presente al turista productos locales “altamente recomendados” disponibles en San Juan; desde el Viejo San Juan hasta Cupey. Ésta incluirá desde farmacias hasta lugares de comida o de venta de recordatorios.
“En Puerto Rico se habla de que tenemos que estar conectados o tener palas para hacer las cosas y lo más contundente aquí es que seis jóvenes profesionales tenían esta idea, se tiraron de pecho y sacaron un proyecto a pulmón”. |
MECA no hubiera existido sin voluntarios; cincuenta ofrecieron su labor al evento. Rodríguez confiesa que el voluntariado “pudo haber sido más”, pero los que se acercaron “fueron clave porque si no, no hubiéramos podido correr todos los puntos” en una feria que transcurrió entre salones de clases, pasillos y patios interiores. “Sin ellos esto no hubiera pasado”, dijo.
Para Colón, la mejor prueba que deja MECA es que “existe la manera de hacer lo que tú quieres hacer”. “Es cuestión de cómo cambias tu mindset, te abres a renovar tu idea y a las colaboraciones. En Puerto Rico se habla de que tenemos que estar conectados o tener palas para hacer las cosas y lo más contundente aquí es que seis jóvenes profesionales tenían esta idea, se tiraron de pecho y sacaron un proyecto a pulmón. Esta es gente con mucho compromiso cultural, súper disciplinados y trabajadores”, opina Colón.
Caragol advierte que hay que contemplar que “los resultados más pesados” con relación al impulso económico del mercado local y el aumento de coleccionistas, “se van a ver en una trayectoria de cinco a diez años”. “Se logró lo que estábamos pensando y más. Aprendí que en Puerto Rico, el que quiere lo puede hacer. Nosotros hicimos esta feria desde cero sin tener relaciones, haciendo contactos nuevos. Quien quiere hacer algo y se compromete 100% lo va a lograr, esto se trata de pasión y de tener vocación por lo que haces”, proclama convencida Caragol.
¿Repiten?, preguntamos al fundador. “Claro que sí, si no nada de lo que logramos tendría sentido”, culmina Rodríguez.
Para más información, visita mecaartfair.com.