El evento cumbre de la organización es su participación en la “Limpieza internacional de costas”, mediante el que el Ocean Conservacy -organización internacional sin fines de lucro con sede en Washington- convoca a 100 países a limpiar sus cuerpos de agua. En la edición del año pasado, Puerto Rico registró la participación de 17,947 voluntarios que, en cuatro horas, removieron 127,342 libras de desperdicios en 198 costas.
“Eso nos valió la sexta posición como el país con mayor movimiento voluntario; si nos ponemos a competir con India, Canadá y Estados Unidos, per cápita, somos número 1”, afirma orgullosa Silmarie Sánchez Rodríguez, directora ejecutiva de Scuba Dogs Society.
Ese poder del voluntariado lo conoce a la perfección, puesto que en el 2002, ella se inició en la organización en ese rol junto a su esposo Félix. En el 2011 se integró como asistente administradora y en enero de este año se estrenó como directora.
“La primera limpieza fue liderada por Alberto Martí de Scuba Dogs, la escuela de buceo, en el 2002. Él reclutó a todos sus amigos. Alberto nos invitó a liderar una costa y trabajamos Caja de Muerto porque encontramos la labor muy loable. En aquel momento se limpiaron 10 costas, había diez capitanes y deben haber participado mil voluntarios. De ahí fuimos creciendo”, rememora.
La integración de otros sectores al esfuerzo como el gubernamental y el privado, medios de comunicación y escuelas, así como las redes sociales para difundir información y otras organizaciones comunitarias con metas afines, han sido claves para afianzar el evento de la limpieza de costas.
“Empieza como voluntario el amigo del amigo pero luego, con el adiestramiento, se pasa a otro nivel. Eso es base en las organizaciones sin fines de lucro: entrena el entrenador. Comienzas con este conocimiento, lo compartes y cuando vienes a ver, tienes un movimiento bien grande de personas interesadas en toda la Isla”, señala Sánchez y adelanta que la “Limpieza internacional de costas” de este año será el tercer sábado de septiembre y la expectativa es aumentar las cifras de voluntarios y basura recogida.
“Al final de la limpieza, se tabula todo y se le dice al voluntario, ‘tu esfuerzo de cuatro horas valió haber removido X cantidad de libras de basura de las cuales los principales desperdicios fueron estos’. Esa persona se va con la satisfacción de lo que significó su esfuerzo y empieza el disfrute que trae apoderarse del espacio público”. |
Para esta actividad, se adiestran los 300 capitanes alrededor de la isla que activan el protocolo de limpieza de un cuerpo de agua y ayudan con la promoción para reclutar voluntarios. En el día de la limpieza, se equipa a cada voluntario de forma gratuita con protector solar, guantes desechables, jabón antibacterial, bolsas plásticas para segregar los desperdicios reciclables, lápices y tarjetas en las que se registra el tipo de basura que se va recolectando. La limpieza submarina está limitada a buzos certificados y no ocurre en todas las costas.
“Al final de la limpieza, se tabula todo y se le dice al voluntario, ‘tu esfuerzo de cuatro horas valió haber removido X cantidad de libras de basura de las cuales los principales desperdicios fueron estos’. Esa persona se va con la satisfacción de lo que significó su esfuerzo y empieza el disfrute que trae apoderarse del espacio público. Después no se quieren ir de la playa, dicen ‘yo limpié esto así que es mío’ y se disfrutan el día”, cuenta Sánchez.
Las colillas de cigarrillos y todos los derivados de plástico encabezan la lista de desperdicios. Las colillas se echan en una botella plástica (padrino) y cuando esta se llena es el equivalente a 1,600. Piense que esas colillas están en la arena, donde los niños juegan en sus visitas a la playa.
Para mantener este voluntario activo todo el año, Scuba Dogs Society pone en acción su “Programa A toda costa”, que arranca con el evento puntual internacional en septiembre y, además de las limpiezas costeras comunitarias, ofrece charlas y talleres sobre manejo de desperdicios sólidos y cómo reducir, reutilizar y reciclar, entre otros temas. La iniciativa impacta personas de todas edades y trasfondos sociales. Tiene dos personas a su cargo y un grupo de voluntarios que, dependiendo de la época, se va expandiendo y contrayendo.
“Se convierte en un programa que impulsa no solo el acto de limpiar, es saber qué estamos arrojando. Al conocer la basura conoces la conducta humana y los patrones de consumo porque llevamos todas esas estadísticas”, explica, de otra parte, Irma T. Ruiz, presidenta de la Junta de directores de la organización.
Con esa información se impulsan cambios. Por ejemplo, como en playas de Yabucoa, al igual que en El Escambrón, el desperdicio principal era el carbón, los municipios aprobaron ordenanzas municipales para regular el uso de asadores.
¿SOLAMENTE BASURA?
Si bien esta campaña de limpieza de costas le ha ganado fama a Scuba Dogs Society en la Isla, no es su única misión y tampoco es su génesis.
“Todo comenzó con la Fundación Enrique “Quique” Martí Coll”, explica Sánchez sobre el publicista, ambientalista y humanista fallecido en el 1992, “y nosotros seguimos su legado”.
Esa fundación se ocupó de “la infraestructura gris y la infraestructura verde” del país, lo que implicó la tarea de reforestar zonas urbanas e impulsar la creación de espacios que provocaran el contacto con la naturaleza.
“Él creía que Puerto Rico, para su desarrollo económico, también necesitaba espacios de tranquilidad y esparcimiento que son fundamentales para la formación de un buen ciudadano”, dice Sánchez sobre quien fue honrado al bautizar el parque lineal sanjuanero con su nombre.
“Luego su hijo Alberto dice ‘vamos a integrar la infraestructura azul’ y con ella hacemos limpieza de costas. Siendo buzo de profesión, al sumergirse él empieza a ver cómo los fondos marinos se impactan tan adversamente por la basura que viene de la tierra”, agrega Sánchez sobre ese momento en el 2007 en que la fundación pasó a llamarse Scuba Dogs Society.
La directora reconoce que la limpieza de playas le ha ganado tanto apoyo multisectorial y publicidad que es el rasgo por el que más son reconocidos. “Pero nuestra meta es implementar y apoyar iniciativas que promuevan la calidad de vida en Puerto Rico y que refuercen la relación armoniosa del ser humano con la naturaleza. Por eso el ‘Programa A toda costa’ es continuo”.
“Tiene que haber algo interno con lo que tú conectes y cambies. No es fácil, pero se puede crear una nueva conducta cuando vives la experiencia”. |
Otra de sus iniciativas es la prevención ante la celebración de la Noche de San Juan con la campaña: “Tírate de espaldas y conserva tu playa limpia”. Un vídeo que se difundió en redes sociales en el 2009 sobre el estado en que quedó una playa en Ocean Park tras la celebración de esa fiesta popular, impulsó la creación de esta iniciativa en el 2010. “Como sabemos que no lo podemos hacer solos, nos enfocamos en las colaboraciones: trajimos al gobierno, a la empresa privada, a la comunidad, voluntarios”, declara Sánchez sobre esfuerzos que se dan en San Juan, Yabucoa, Isabela y Fajardo, entre otros.
Hace poco sorprendió la noticia de que se cerraba el acceso público a una playa en Ceiba que se tornó famosa por poseer un columpio suspendido sobre el agua, debido a la cantidad de basura que dejaba el público. ¿Cae en oídos sordos el mensaje de protección ambiental?
“La educación debe ser continua, no podemos pretender cambiar conductas de un día para otro. Por eso el mensaje tiene que ser contundente y todos tenemos que hablar el mismo idioma, ese es el reto mayor porque son años de unas tendencias que ahora nos están arropando”, reconoce la directora.
“Tiene que haber algo interno con lo que tú conectes y cambies. No es fácil, pero se puede crear una nueva conducta cuando vives la experiencia”, sostiene, de otra parte, Ruiz quien añade que como un espaldarazo a la labor de Scuba Dogs Society, el Ocean Conservacy celebró en el 2011 en Puerto Rico su quince aniversario.
Cada dos años la organización celebra un “Congreso de urbanismo” con miras a crear diálogos y establecer nuevos planes de acción. El de este año será el 2 y 3 de noviembre y lo titularon “La resiliencia ante la emergencia urbana: Quique, el Papa y tú”. En el mismo se retomarán las ideas propuestas por Martí en los noventa en su publicación Debemos o no debemos, en la que analizaba el impacto de la posible celebración de las Olimpiadas del 2004 en Puerto Rico, junto a las del Papa Francisco con respeto a la responsabilidad individual ante los cambios climáticos y la prosperidad ecológica.
“Su expresión se iluminaba cuando estaba en espacios naturales por el agradecimiento de poderlos disfrutar. Si Quique estuviera aquí hoy nos estaría dando mucho ánimo y tendría una gran sonrisa. Es más, él está aquí y por eso hemos continuado”, acaba Ruiz con una sonrisa.