“Con el pasar de los años, a base de las necesidades se van añadiendo otros servicios como los de distribución de sangre, la parte educativa en prevención de desastres y el movimiento internacional que trabaja en colaboración cuando ocurre un desastre o hay necesidades particulares. Aunque todas las sociedades (capítulos) tienen misiones diferentes, nos dejamos llevar por siete principios fundamentales que nos llevan cogiditos de la mano: humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, servicio voluntario, unidad y universalidad”, indica Feliciano.
De igual modo, la organización internacional tiene la misión de reconectar familias en momentos de desastre y por razones de guerra. Si ocurre una situación de emergencia extraordinaria en un país y su capítulo pide ayuda al movimiento internacional, este determina si la ayuda se abre al resto del mundo y cómo se realizará efectivamente.
Presentes en 180 países alrededor del mundo, la Cruz Roja cuenta con más de cien millones de voluntarios. Su sede en el Centro Médico de Puerto Rico es el gran cuartel desde el cual se dirigen los esfuerzos de 1,316 voluntarios boricuas. De estos, 548 son integrantes de los Consejos Juveniles con una matrícula compuestas por edades entre los doce y 18 años. Esta fuerza trabajadora dona más de 61 mil horas de labor al año. Ese es el gran corazón de esta organización que en tiempos del régimen español se fundó como Comisión Provincial de la Cruz Roja española en el 1893 para luego establecerse en el 1917 como la Cruz Roja Americana, capítulo de Puerto Rico.
Veinte empleados en el área de servicios humanitarios proveen las herramientas y la estructura para que los voluntarios puedan realizar el trabajo. La médula de ese trabajo son los cursos que constantemente deben tomar para mantener al día sus destrezas. Pero ese es el escenario extraordinario. Hablemos mejor del que ocurre casi a diario.
¡FUEGO!
En la Cruz Roja bautizaron como “el desastre silencioso” los fuegos que a diario suceden en el país. “Lo que pasa es que los medios no los cubren, pero cuando los sumas son mucho más que cualquier inundación. Atendemos un promedio de 22 fuegos al mes, son familias que lo pierden todo, y ocurren a través de todo Puerto Rico”, explica Feliciano sobre los incidentes que en el año en curso van por 295 casos.
El referido del caso llega por distintas vías: manejo de emergencias, la familia o un vecino. Entonces, el líder de voluntarios de la zona donde ocurrió el siniestro visita la residencia, hace un estimado de daños y pérdidas y se le otorga a la familia una tarjeta de crédito Master Card con una cantidad determinada previamente por estandares usados en Estados Unidos.
“Se les pone dinero para que compren ropa, zapatos, medicamentos, para que paguen un lugar dónde pasar la noche si no tienen y cualquier otra necesidad imperativa. Si el voluntario lo identifica así, se refiere el caso al área de salud mental o a enfermeras que definen qué asistencia podemos brindarle a esa familia”, señala la directora de la organización.
Ya adoptaron la misión de ubicar detectores de humo en residencias en riesgo mediante campañas masivas. El próximo 7 de octubre intervendrán en comunidades seleccionadas en Ponce, Mayagüez, Fajardo y Caguas. La meta es instalar mil detectores de humo en un día y 100 mil en el mes completo en todo Estados Unidos.
SERVICIOS BIOMÉDICOS
Si bien ya no colectan sangre, la Cruz Roja distribuye a más de 50 hospitales en Puerto Rico productos sanguíneos que llegan procedentes de Estados Unidos. Feliciano señala la importancia del servicio cuando este año la Federal Drug Administration detuvo por seis semanas las colecciones de sangre en Puerto Rico e Islas Vírgenes con motivo de la epidemia del virus del zika.
“La Cruz Roja en Puerto Rico sirvió el 50% de todo el producto que se usó. La organización tiene la capacidad y la infraestructura de brindar ese servicio y de buscar a nivel de Estados Unidos algún tipo de sangre que no se encuentre aquí”, sostuvo Feliciano.
Además se trabajan servicios clínicos especializados en el laboratorio ubicado en el primer piso de la sede de la Cruz Roja.
RESPUESTA INMEDIATA
La división de Respuesta en desastres se ocupa de atender situaciones de emergencia. El entrenamiento de los voluntarios y las orientaciones de prevención entre la comunidad son claves. Sonia Carrión, directora interina de dicha división, señala que seis empleados fijos en el departamento no pueden hacer la labor que realizan los voluntarios.
“Los voluntarios se entrenan todo el año. También existen event base volunteers pero no los podemos enviar solos a la calle sin un voluntario de experiencia que te va a apoyar, va a estar orientándote y evaluándote cómo lo estás haciendo. Hasta que eso no se convierta en tu naturaleza y ya sepas lo que vas a hacer porque está dentro de ti no puedes ir solo”, indica la directora que lleva trece años en el departamento.
En cada evento, asegura ésta, “los voluntarios siempre te sorprenden. Están dispuestos a ir a cualquier sitio y lo hacen con gusto y con amor porque saben que previenen un desastre en la vida de una persona”, indica Carrión.
PORTADOR DE NOTICIAS
Si una emergencia ocurre en la familia de un militar activo, este puede enterarse por redes sociales o por una llamada de los suyos, pero no es hasta que la Cruz Roja anuncia lo sucedido que la milicia considera si le permite regresar a casa.
Francisco Rodríguez es el especialista en el Servicio a las Fuerzas Armadas y a Veteranos de la Cruz Roja Americana en Puerto Rico. Veterano como la mayoría de las personas con las que interactúa, él recibe con alegría el agradecimiento de las familias cuando el servicio es completado.
“Nosotros le notificamos oficialmente a las autoridades de una situación de emergencia porque la confirmamos. Hasta que nosotros no hagamos eso, ellos no consideran si enviar al soldado acá o no. Hemos logrado confirmar la información y 30 o 45 minutos después el mensaje está en Afganistán o en Corea. La gente es sumamente agradecida con eso”, expone Rodríguez quien lleva 18 años en la organización.
El programa contempla distintas necesidades del veterano y el militar activo: desde enviarle postales navideñas hechas por niños y jóvenes a los que están activos en bases lejanas, hasta visitar veteranos en la casa que los alberga en Juana Díaz o en el Hospital de Veteranos. Alegría y aliento es el regalo principal que envían.
Además, ofrecen orientaciones a las familias de los soldados listos para ser movilizados sobre el servicio de conexión que ofrecen entre las autoridades del ejército y sus familias en casos de emergencia.
En el actual año fiscal han atendido 2,501 casos de comunicaciones de emergencia y orientaciones a sus familias. Además ya han participado 157 veteranos y familias en los Talleres de Reconexión que ofrecen para facilitar su reinserción en la sociedad y, como parte de la campaña de instalación de detectores de humo, han impactado las residencias de 380 veteranos.
“Tengo un buen grupo de voluntarios y continúa creciendo. Ahora apoyamos el programa de Historia del Veterano que empezó la Biblioteca del Congreso. Voluntarios van y documentan la historia de un veterano y se hace una copia del trabajo para su familia y para la biblioteca para que no se pierda ninguna”, asegura Rodríguez cuyo programa recibió un premio de primer lugar de satisfacción entre las familias atendidas a nivel de Estados Unidos.
“Estoy firmemente convencida de que no importa el rol que tengas, aquí cada día tienes el potencial de hacer la diferencia, de desarrollar y motivar”.
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“La Cruz Roja se sostiene con campañas de recaudación de fondos que hacemos durante el año, algunas son fijas, otras las hacemos con compañías y tiendas en las cuales el público puede donar y su dinero va al tuétano de la organización”, expone Feliciano sobre sus fuentes de ingresos. “El donativo que recibimos del Gobierno ha ido mermando y no representa ni una cuarta parte del presupuesto. El resto es a pura campaña”.
Todos los entrevistados coincidieron en que la mayor satisfacción que derivan de trabajar en la organización es “ayudar a nuestro prójimo”.
“Estoy firmemente convencida de que no importa el rol que tengas, aquí cada día tienes el potencial de hacer la diferencia, de desarrollar y motivar”, opina Carrión mientras que a Yesenia Torres, directora de Servicio Voluntario, le encanta ver "el poder de la gente transformarse y de aproximarse al dolor de una manera empática”.
“Para mi trabajar en la Cruz Roja es un privilegio, trato de inspirarme con la labor que realizan los voluntarios”, acepta Feliciano.
Entonces cuenta con un batallón de personas comprometidas que, sin quererlo, regalan los mejores ejemplos de vida.