Jueves, 16 Noviembre 2017 14:33

PECES: renacer entre la arena

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La comunidad Punta Santiago fue fuertemente sacudida por el huracán María y esta organización se ha convertido en un bastión de ayuda, esperanza y posibilidad de un futuro distinto para sus residentes.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Salir de Humacao y arribar a la zona metropolitana en busca de suministros, ayudar y establecer contactos fue la primera meta. La segunda fue convertir la sede de su escuela alternativa en un gran centro de acopio desde donde la comunidad de Punta Santiago y pueblos vecinos pudieran servirse de artículos de primera necesidad, agua, hielo y alimentos. ¿La tercera?, iniciar un proceso de reconstrucción de la afectada zona, gestado desde la comunidad y la ciudadanía, en alianza con la organización Voz Activa.

De ninguna otra forma podría el Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio (PECES), enfrentar las secuelas del huracán María. Desde el 1985 han ido paso a paso desafiando estigmas de antaño para lograr que su población tenga acceso a oportunidades que mejoren sus vidas. 

Si María arrasó nuestra geografía desde el 20 de septiembre, ya el 2 de octubre los empleados de PECES acondicionaban su escuela alternativa en Punta Santiago y veían el fruto de sus gestiones iniciales con la llegada de dos helicópteros con un cargamento de 8 mil libras de alimentos de parte del Puerto Rico Recovery Fund, del Centro para la Nueva Economía, que se distribuyó al instante en la comunidad.

"Llegaron esos suministros y vimos la gloria", recuerda Myrta Lebrón Cruz, vicepresidenta de programas educativos de PECES, "la gente nos identificó como un centro de ayuda y reorganizamos nuestra labor para dar ayuda directa en esta emergencia. Esa primera semana fue de hambre".

Nacida y criada en la zona, Lebrón recuerda la tristeza de ver la destrucción luego del huracán. "Pero creo que la misma oportunidad de aprender de Nancy Madden (fundadora de PECES) que Dios es el centro de todo y tiene el control nos llenó de fortaleza. Botamos el golpe y empezamos a levantarnos. Aquí hay empleados que lo perdieron todo y siguen trabajando con alegría", agrega Lebrón.

Del hermoso verdor de la sede de PECES poco quedó pero la comunidad a diario añade nuevos significados al concepto resistencia. "Aquí nos unió la necesidad básica de sobrevivir. Descubrir la esperanza nos ha permitido saber que nosotros podíamos bregar con el asunto, fue un apoderamiento personal e institucional", dice, de otra parte, José J. Oquendo, director ejecutivo de la organización.

Oquendo reconoce que "se nos dificultaba qué decirle a la gente" al ver el panorama de destrucción, "y lo único que salía de nuestra boca era el entusiasmo que nace de nuestro sector que va contra la marea". "Le decimos al mar 'puedes venir para acá, pero no tienes más fuerza que el corazón del puertorriqueño'. Desde ese día, aunque la gente estaba traumatizada, siempre dijeron 'vamos a echar hacia adelante'. Que hay un mañana mejor nos ha dado la mentalidad y la fuerza. Se trata de cómo juntar ese semillero grande de capacidades y recursos y decirle a la gente 'vamos a comenzar otra vez'", sostiene Oquendo.

MANOS LABORIOSAS

El Centro de Estudiantes de la escuela se convirtió en un centro de distribución de suministros para comunidades como Punta Santiago, Verde Mar, Tropical Beach, Pasto Viejo, Ciudad Cristiana y Junquito. Toda donación es bienvenida. La precariedad en la zona y la falta de acceso a supermercados ha propiciado que solo en octubre hayan servido a 10 mil personas y hayan distribuido 100 mil libras de alimentos en 12 pueblos de la zona este.

Igualmente, han repartido materiales de higiene personal, de limpieza del hogar y se han brindado servicios médicos y de asesoría legal. La distribución de bolsas de compra preparadas por voluntarios tiene lugar los martes y jueves de 9:00 a.m. a 3:00 p.m. También, las personas pueden seleccionar piezas de ropa usada, en buen estado, ubicada en dos mesas.

Lebrón agrega que el número de familias impactadas va en aumento en este mes y que están muy agradecidas "de la iglesia y las organizaciones que se han unido y han colaborado porque sienten que alguien se interesa por ellos".

Desde el lunes 16 de octubre, la escuela alternativa de PECES retomó su semestre y, además, se desarrolló junto a Voz Activa el Centro de Sostenibilidad Comunitaria, que pretende facilitar un proceso de recuperación de los huracanes Irma y María que responda a los principios de desarrollo humano sostenible, solidario y de base comunitaria.

De lunes a jueves llegan entre 80 a 100 estudiantes, de una matrícula de 150, y toman clases en la cancha de 8:00 a.m. a 12:30 p.m. Cuando llegan los vagones de suministros son integrados en el proceso de distribución. En la escuela reciben merienda y almuerzo gratuito tanto ellos como los voluntarios. 

"Como esta es una escuela alternativa, las actividades las hacemos diferentes para aprender la misma destreza. Son grupos pequeños y se manejan mejor. Los estudiantes están encantados de regresar, tan es así que dan las tres de la tarde y no se quieren ir", dice la profesora Rosa I. García Ortiz. 

No miente "misis García". Aidiris Marie Castro Montes es una alumna de 16 años y asegura que regresar tras el huracán "significó mucho porque dejar los estudios así no vale la pena porque son el futuro de uno". ''Llegar aquí de nuevo fue una emoción", acepta la joven.

Que PECES se haya convertido en el bastión de ayudas de la zona le agrada. "Estoy muy orgullosa de mi escuela, es hermoso ver cómo ayuda a los demás y veo ese progreso que en otros sitios no he visto", afirma Castro.

Además del personal de la organización y de empresas de la zona que han donado el trabajo de empleados como la firma Ingram, en octubre han contado con la labor de 70 voluntarios de los cuales 15 pudieron tomar capacitación con sicólogos para manejo de situaciones. 

Para Oquendo, esta misión de que "Puerto Rico tenga posibilidades" es obra de mucha gente y muchas fundaciones a las que agradece como también reconoce la labor del tercer sector y de esos voluntarios incondicionales.

"Las organizaciones siempre han trabajado con adversidades categoría cinco y más, lidiar con nuevas formas de hacer las cosas es un continuo de esa creatividad que nos alimenta. Esas alternativas nos permiten soñar con un Puerto Rico distinto en justicia y equidad", opina Oquendo. 

"Los voluntarios han hecho un trabajo extraordinario. Y si yo dejase a la gente que viene a servirse, a dar tiempo voluntario, ellos lo daban porque esa gente se ha desbordado en ayuda cuando la hemos pedido. Todo el mundo ha ayudado en la medida de sus circunstancias porque mucha gente lo perdió todo, pero esa es la virtud de lo que ha provocado María, sacó lo mejor del boricua, su pureza de entregarse hasta que duela y, nos ha dolido mucho, pero seguimos", enfatizó el director de PECES.

Fotos: Javier del Valle

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