Y no resulta una sorpresa que tanto en el Instituto Psicopedagógico como en el Instituto Nueva Escuela y en CREARTE, todas esas vivencias estén vinculadas al reciente paso del huracán María por el país.
“Por suerte te puedo contar varios gestos de amor que he visto en estos tiempos”, dice de entrada Milagros Vargas, directora del Instituto Psicopedagógico. “El primero lo hicieron nuestros empleados que dejaron todo, incluso sus familias, para pasar el huracán con los estudiantes en el instituto”.
“El otro (gesto) vino de un grupo de cien mormones jóvenes que vinieron a ayudarnos a limpiar los alrededores”, agrega Vargas sobre las seis cuerdas de terreno de las que dispone la organización que alberga adultos con discapacidades variadas.
“Fue un gesto bonito y de intercambio con ellos... Lo único que me sacó las lágrimas en el proceso duro de esos días fue ver todos esos jóvenes de distintas edades y de distintas partes ayudándonos. Fue una cosa impresionante. Y más bonito fue que mientras ellos llevaban ramas de un lado para otro, nuestros chicos les daban agua y los alimentaban”, relata la directora de la institución ubicada en Bayamón.
Ayuda del sector privado y de la diáspora les alivió y les ayudó a sobrellevar la etapa. Realizaron un desayuno especial para distinguir el compromiso de los empleados del Instituto, en el que les brindaron certificados y un pago especial de $250, y en diciembre hicieron una actividad en la que celebraron la Navidad con los estudiantes, sus familias y quienes les ayudaron. “Siempre hay que ser agradecido, aquí el amor no ha faltado”, resalta Vargas.
Igual piensa Brenda Santos, directora ejecutiva de CREARTE, organización que integra el arte y la filosofía Montessori entre estudiantes de todas edades desde sus centros en San Juan y Yabucoa.
“El peor daño físico con María lo tuvimos en el centro de Yabucoa, pero tú llegar y ver allí a los empleados, a los estudiantes, a sus familiares esperándote para ayudarte a ayudar a otros es un gran gesto de amor”, opina emocionada Santos de solo recordarlo.
Dice que cuando los estudiantes se unieron a las actividades de ayuda en sus comunidades, comenzaron a sentir satisfacción y a recibir el agradecimiento de su gente. “Aprendieron cosas distintas. Esta experiencia sentó una tónica diferente para este semestre. Somos comunidad y eso es una bendición”, sostiene la líder de CREARTE.
“Ha sido un despliegue de amor y generosidad; yo me siento tan orgullosa de ser parte de este país”. |
En el caso de las escuelas alrededor de la isla del Instituto Nueva Escuela, el amor igualmente vino en forma de ayuda desinteresada.
“Estamos llenos de gestos de amor”, afirma Ana María García Blanco, directora fundadora de la organización que imparte educación bajo la filosofía Montessori, “yo llegaba a mi casa por la noche tan feliz y decía ‘¿cómo yo puedo estar feliz en medio de tanta tragedia?’. Sencillo, por la gente que nos ayudaba”.
Menciona como un regalo el hecho de que distintas personas se acercaran –algunas desconocidas- a ofrecer su ayuda. Desde los estudiantes de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR) hasta los jóvenes de la organización Mentes Puertorriqueñas en Acción, desde boricuas en la diáspora hasta la comunidad montesoriana en Estados Unidos y otros países, desde el Colegio de Ingenieros y Agrimensores que junto a estudiantes de Arquitectura de la UPR colaboraron en brigadas de reconstrucción, hasta puertorriqueños como el deportista Carlos Delgado o los artistas Tito Auger y Kany García que brindaron ayuda, aliento y compañía.
“Ha sido un despliegue de amor y generosidad; yo me siento tan orgullosa de ser parte de este país”, apunta García Blanco.
La directora destacó además el compromiso de los empleados del Instituto “porque aquí no hubo horarios y ellos apoyaron en todo felices”, y especialmente la actuación de maestros y directores “que se crecieron en estas circunstancias, no sólo con sus estudiantes sino con las comunidades que atienden”. “Hicieron comida para otros, preparaban censos de necesidades de la comunidad, gestionaban ayuda. Esos son gestos de amor hacia la comunidad de parte de sus maestros”, puntualiza.
“Sentirse parte de una comunidad es bien hermoso. Nosotros no estamos solos”, celebró García Blanco.
El amor siempre es una buena noticia.