Veintidós graduandos de nueve organizaciones no gubernamentales tomaron parte del acto celebrado en el Centro de Adiestramiento Profesional de la universidad santurcina el pasado viernes. Encabezaron el evento Laura López, directora ejecutiva de la Fundación Ángel Ramos; el profesor Alfredo Carrasquillo, director del ILEC; el licenciado Gilberto Marxuach, presidente de la Universidad del Sagrado Corazón; la doctora Astrid López, consultora en desarrollo organizacional; y José Acarón, director estatal de AARP.
Las organizaciones participantes son Alianza para un Puerto Rico sin Drogas, Centro Esperanza, Hogar Buen Pastor, Instituto Psicopedagógico, Museo Las Américas, Nuestra Escuela, Juan Domingo en Acción, SER de Puerto Rico y Taller Salud.
El grupo de organizaciones se reunió por primera vez hace un año y desde entonces apuesta por la figura del coordinador de voluntarios como pieza clave en el crecimiento y la optimización de la labor que realizan. De la mano de Morales, atravesaron el camino hacia el desarrollo de estrategias que les permitan integrar ese coordinador de voluntarios en sus equipos de trabajo, quien a su vez deberá atraer a otros que mejoren el alcance del servicio de la organización. El conocimiento que traen los coordinadores desde sus diversos trasfondos profesionales se convierte en un nuevo capital para el Tercer Sector. Estos primeros coordinadores provienen, en su mayoría, del banco de talentos de AARP de Puerto Rico.
“Los voluntarios tuvieron un rol protagónico en encargarse de esta isla después del huracán”, recordó Marxuach, presidente de la USC quien luego destacó en su mensaje que “la Fundación (Ángel Ramos) ha reconocido muy acertadamente el desarrollo del voluntariado en Puerto Rico y la profesionalización de las organizaciones”.
La ceremonia fue liderada por Carrasquillo, director del ILEC, quien utilizó un proverbio árabe para resumir la fortuna del trabajo en equipo: “Si quieres llegar rápido ve solo, pero si quieres llegar lejos, ve acompañado”. “De estar acompañado se trata esta iniciativa”, resaltó Carrasquillo.
Por su parte la directora ejecutiva de la Fundación, enumeró desafíos que enfrentó el Programa. Tras conceptualizarse y comenzar el mismo, en apenas la segunda sesión de trabajo pasó el ciclón María por Puerto Rico. Se detuvieron, atendieron lo urgente y luego hicieron espacio para retomar las jornadas educativas y de capacitación, implantar las recomendaciones, así como las sesiones de acompañamiento que acabaron en febrero de este año. Después evaluaron resultados.
“Con su perseverancia, ustedes nos invitaron a pensar en grande”, agradeció López a los participantes del programa, quienes tras la labor realizada durante el huracán impulsaron el nacimiento del proyecto Ciudadanía Activa PR.
López afirmó que, desde el año 2010 “hemos estado fortaleciendo entidades a través de nuestra Iniciativa de Desarrollo Organizacional, apoyándolas sobre todo en el componente de educación y formación”. Insistió en que el gran capital para el Tercer Sector es el voluntario a quien visualiza como “eje motor para garantizar los servicios” que brindan las organizaciones en estos tiempos de estrechez económica.
Las expectativas del programa eran que las organizaciones contaran con un coordinador de voluntarios en función, que diseñaran su programa de voluntariado de acuerdo a sus necesidades y que aumentaran la cantidad de voluntarios.
“Esta tarde es una esperanzadora para nuestro sector y para nuestro país”, aseguró López.
SOCIOS VALIOSOS
La organización que agrupa adultos mayores, AARP, ha jugado un papel importante en este Programa de la Fundación Ángel Ramos. Su director, José Acarón, se ha embarcado en una campaña para que Puerto Rico reconozca que “nuestros adultos mayores son nuestro capital” y que deben ser integrantes activos en la transformación social del país.
“Hay mucho valor allá afuera en nuestra gente con ganas y experiencia de hacer algo para transformar nuestro país. A las organizaciones: sáquenle el máximo (a los voluntarios), el recurso humano es lo más importante para mover una organización”, afirmó Acarón quien para terminar exhortó: “manos a la obra, hay mucho que hacer, Puerto Rico nos espera”.
Siendo la coordinadora del Programa y el vínculo con las organizaciones, Astrid Morales desarrolló una estrecha relación con todos los participantes a quienes dirigió palabras de aliento.
“Ustedes han hecho de lo imposible lo posible”, celebró Morales los logros alcanzados. “Ustedes marcaron el ritmo, el paso y las estrategias”.
En su presentación destacó, entre otros aspectos, que algunos de los conocimientos o herramientas desarrolladas fueron desarrollo de planes de voluntariado, aspectos legales del manejo de voluntariado, procesos de sistematización y documentación, y procesos para definir el mapa de grupos de interés como potenciales voluntarios. Se evaluó, además, el potencial de voluntarios corporativos, comunitarios, estudiantiles y recurrentes. Morales compartió que lograron orientar a 619 personas y que movilizaron a 600 voluntarios que completaron 10,426 horas de servicio voluntario.
“El que las personas puedan experimentar de manera personal esa unión con ese ser humano con otra necesidad social es increíble, te engrandece, amplia tu vida, te abre otros campos, otros mundos a emociones diferentes y logras empatía con el real Puerto Rico”. |
Anticipó que los participantes de este primer Programa serán mentores del próximo grupo presto a comenzar.
Las participantes Magdalena Hernández de la organización Juan Domingo en Acción y María Ángela López Vilella, del Museo de Las Américas, compartieron ejemplos de cómo se han integrado con sus respectivos voluntarios, las labores que en conjunto han realizado y el apoyo que han recibido.
En un aparte con Oenegé, Milagros Ramos, coordinadora de voluntarios del Museo de Las Américas, indicó que la huella palpable de este proceso ha sido la oportunidad de conocer “la variedad de organizaciones que verdaderamente necesitan la aportación del voluntariado” así como “la magnitud y el impacto que tiene un ciudadano como voluntario en la sociedad puertorriqueña”.
“Tú puedes hacer la diferencia en la vida de las personas, tanto las que van a recibir el servicio como las que dan el servicio. El que las personas puedan experimentar de manera personal esa unión con ese ser humano con otra necesidad social es increíble, te engrandece, amplia tu vida, te abre otros campos, otros mundos a emociones diferentes y logras empatía con el real Puerto Rico. Eso es lo más importante”, acabó la coordinadora.
Por su parte David Ortiz, coordinador de voluntarios de Nuestra Escuela, espera “conseguir muchos voluntarios más”. “Aprendí mucho, a participar con grupos de ayuda; uno lo hace, pero nunca lo formaliza”, dijo.
Nuevos soldados del servicio están listos para la acción.
Fotos y vídeo: Javier del Valle