Magdalena Hernández, directora ejecutiva de dicha entidad, es la anfitriona de la visita especial previa al comienzo de clases. Se han reunido estudiantes, padres y empleados de la firma de contabilidad BDO Accountants Puerto Rico, en la biblioteca de la pequeña escuela por la cual a un costado pasa la carretera número 2. La organización tiene la meta de mejorar la calidad de vida de los alumnos, así como de los residentes de la comunidad mediante variados ofrecimientos en las áreas de educación, deportes, bellas artes, nutrición además de acopio y recuperación.

La estudiante Richelle D. Torres lideró la presentación de las rutinas de diálogo y educación que siguen a diario en el Círculo de comunidad, bajo el método Montessori en el que se educan. Luego, un grupo de violinistas interpretó acertadamente dos piezas, aun cuando su profesor musical Frank Torres, atendía otros compromisos.

Entonces los empleados de la firma BDO se acercaron y comenzaron a entregar las mochilas a los estudiantes de distintas edades según eran llamados. Había expectación, se compartieron sonrisas y agradecimientos.

Luego el grupo visitante, incluido uno de los socios de la firma, Fernando Scherrer, caminó por las calles de la comunidad junto a Hernández para conocer mejor la zona que queda oculta por los negocios que pueblan la carretera número 2. Todo un enjambre de vida y acción ocurre a espaldas de las congestiones vehiculares de la transitada vía.

“Además de la ayuda de los bultos que nos dieron, además de equiparlos para el semestre y los salones con sus materiales, sentir ese respeto de venir a conocerlos, verlos, acompañarlos y caminar los callejones llena a la comunidad de esperanza. Es un trato digno”, opinó Hernández, directora ejecutiva de la organización Juan Domingo en Acción.

Los materiales fueron bien recibidos. Yensy de la Rosa, madre de dos estudiantes, José David, de 10 años, y Diana, de 7, pertenecen a la comunidad escolar desde pequeños.

“Muchacha increíble esta ayuda, yo no tenía nada para la escuela”, dice De la Rosa.

“Como yo se los cuido mucho ellos van a ir con su uniforme porque lamentablemente ni mi esposo ni yo estamos trabajando y nosotros perdimos todo con el huracán. Pero a pesar de las cosas malas que han pasado yo me he dado cuenta de que Dios nos ha bendecido grandemente porque se han sobrado las manos y las instituciones que nos han ayudado. Y yo digo que esta es una isla bendecida, llena de gente buena de verdad”, agregó de la Rosa.

VOLUNTARIADO ORGANIZADO

La visita de la firma BDO a Juan Domingo en Acción no es resultado del azar. La compañía ha ido formalizando sus intereses filantrópicos mediante la iniciativa #BDOCares, conformada en el 2014. Sus iniciativas son encaminadas por un comité compuesto por Alina Rivera, directora; Jessica Chico, secretaria; José Javier Díaz, tesorero; y Wanda Rodríguez, Melanie Meléndez, Maribel Castro y Glorianna Yamín como vocales.

Actividades de regreso a clases han sido usuales para el grupo desde sus inicios. Este año se encargaron, además, de los bultos y materiales de 22 integrantes de la Casa de Niños Manuel Fernández Juncos en Santurce. En el 2015 entregaron 50 bultos con materiales escolares a niños de la comunidad La Perla en el Viejo San Juan, en el 2016 se encargaron de uniformes de 13 niños del Boys and Girls Club en el residencial Las Margaritas y el año pasado se responsabilizaron por los uniformes y materiales de quince niños del Hogar Niñito Jesús en Caimito.

De igual modo, han realizado otras iniciativas como tutorías en Matemáticas a estudiantes de escuelas cercanas a su sede en Santurce, orientaciones en escuelas superiores sobre la profesión de Contabilidad o brigadas de limpieza que, por ejemplo, luego del huracán María acondicionaron la planta física de organizaciones como Hogar Ruth o Centro Esperanza.

Los fondos que nutren las arcas de #BDOCares provienen de aportaciones de los empleados; cada dólar que aportan los empleados es pareado por los socios de la firma.

Las aportaciones de empleados provienen de iniciativas como pagar $25 dólares al mes por el beneficio de asistir a la oficina en mahones cuando no tengan reuniones o visitas de clientes, donaciones de tiempo, por ejemplo, para rellenar las mochilas con sus materiales, o de trabajo, como recoger escombros en la sede de una organización maltrecha tras el paso de María o instalar alarmas de incendio junto a la Cruz Roja en una comunidad. El pago de $25 dólares puede realizarse en cheque o se hace una retención del pago de nómina del empleado.

Rivera afirma que los empleados se mantienen comprometidos con #BDOCares “al ver los niños y los adultos que se han ayudado a través del tiempo”.

Mediante un boletín interno se difunde cobertura de las actividades que realizan a los 283 empleados y doce socios que integran la empresa en Puerto Rico.

“Algunos no pueden aportar económicamente, pero para las actividades te dicen, ‘cuenta conmigo que yo voy a estar allí’. Una de las cosas que nosotros hacemos como Comité es que llevamos a votación las actividades que vamos a tener para el año, se envía una encuesta y el empleado selecciona en orden de preferencia en cuáles quiere participar. En base a eso se les agrupa en las distintas actividades o se les invita”, explica Rivera.

#BDOCares se ha insertado en el proyecto Ciudadanía Activa de la Fundación Ángel Ramos. Rivera señala que, luego del huracán María, empleados que habían tenido grandes pérdidas materiales donaron sus manos para trabajar en las brigadas de trabajo que impactaron organizaciones sin fines de lucro.

“La realidad es que tenemos un excelente grupo”, define Rivera. “La gente siempre está pendiente cómo podemos ayudar, al igual que los socios. Después del huracán se consiguieron dos lavadoras y secadoras en la oficina donde los empleados podían lavar su ropa, ellos son nuestra comunidad inmediata”.

Responsabilidad social, en la práctica, ya es parte del ADN de la firma de contabilidad. “En principio no teníamos ni idea de cómo íbamos a hacer esto. Participo de las entrevistas a los que van a hacer internado aquí y nos preguntan qué hacemos con la comunidad, ya hay un interés por el trabajo social. En mi caso hago viajes misioneros, así que no sabía quizás cómo organizar esto, pero para mí era bien importante que lo hiciéramos”, afirma Rivera.

La líder confesó que “la actividad de Juan Domingo fue súper especial para nosotros”, no solo porque compartieron con los estudiantes y entregaron las mochilas, sino porque “nos dio la oportunidad de caminar con ellos por la comunidad, ver cómo viven y cómo personas de la comunidad trabajan con los niños”.

La próxima actividad de #BDOCares los llevará en octubre a Loíza donde repartirán asistencia a 150 envejecientes junto a la organización Taller Salud, pintarán las instalaciones del Centro Esperanza y realizarán actividades para los niños que allí estudian.

Fotos: Javier del Valle