En ocho décadas de labor, la organización estima que ha producido 700 conciertos y que ha logrado la presentación de 1,500 artistas en nuestro país a lo largo de múltiples temporadas musicales anuales en las que presentan orquestas sinfónicas y de cámara, cuartetos de cuerdas y solistas, maestros pianistas, conjuntos de instrumentos de viento-madera, agrupaciones corales y hasta compañías de danza contemporánea.
“El deleite”, describe Myrna Rivera Cardona, presidenta de la Junta de directores de la organización, el fin que aspiran alcanzar en un concierto, “es provocar el deleite del espíritu al presenciar, escuchar y experimentar la excelencia musical”.
Rivera explica que la misión principal de Pro Arte es promover dicha excelencia mediante “conciertos en vivo en las salas más importantes del país, trayendo a Puerto Rico el mejor talento que existe -primordialmente en música clásica- pero también otros géneros como el jazz, el tango o la danza”.
Por su parte, Karen Schnek Malaret, directora ejecutiva de Pro Arte Musical desde el año 2001, añade que celebrar “el virtuosismo” ha sido una constante en la misión de la organización que contó con la pianista Elisa Tavárez como su primera presidenta en el año 1932.
“Creo que ha sido muy importante todo lo que hacemos en términos de clases magistrales. En parte le da una herramienta a los maestros para que puedan traer estudiantes a la sala de conciertos, tener una experiencia que muchos no han tenido, y provocar un pensamiento crítico de no tan solo que están escuchando la música que sana, que tiene un valor social enorme, sino también que están viendo la acústica, el público, la dinámica entre el artista y el público, y que esa es la culminación de años de estudio, de disciplina, de compromiso. Eso se transfiere a cualquier parte de la vida”, menciona Schnek.
Sin embargo, en un país donde las decisiones que toma el Estado con respecto a programas artísticos en las escuelas demuestran que las artes no son consideradas parte integral de la formación del ser humano, la misión debe ser revisada. Ese camino crítico ya lo atravesó la organización.
“A principios de la década del 2000 comienza la crisis financiera en Puerto Rico y del Estado, y por lo tanto la incapacidad de que el Estado pudiera continuar siendo el motor de apoyo económico a ese tejido. Entonces todas las juntas (de organizaciones no gubernamentales) se tenían que plantear, nos hemos estado planteando, cómo sobrevivir, si podíamos sobrevivir. El enfoque ha sido cómo podemos continuar, dónde estamos, sin disminuir la calidad de nuestros servicios, sin disminuir el impacto que estamos promoviendo en nuestras respectivas comunidades ya sea en forma cultural, de servicios de salud o educativos. Ese ha sido el tono del universo de organizaciones sin fines de lucro en Puerto Rico”, expone la presidenta de la Junta que rige a Pro Arte Musical.
El paso del huracán María, en su opinión, “transforma o añade a esa pregunta de cómo es que vamos a hacer ahora” el modo en que las comunidades requieren ser servidas. “Ciertamente, las necesidades se multiplicaron”, asegura Rivera.
Comparte Rivera que, en Pro Arte, llevan una década en el “debate interno” de cómo continuar el trabajo que han estado realizando y les caracteriza, cómo mantenerse relevante a nuestro país actual y cómo sobrevivir de una temporada musical a otra “porque sufrimos los mismos cortes al acceso económico que sufrió el resto del país”.
“No pienso que María significó un cambio de giro, pero sí coincide con un momento muy provocador de Pro Arte que es la pregunta de si lo que hace en el contexto de sus 85 años es relevante para el país”, asevera Rivera.
De la mano de la Iniciativa de Desarrollo Organizacinal de la Fundación Ángel Ramos, le dieron forma a una misión acorde a estos tiempos, sin darle la espalda a sus fundamentos originales. Diseñaron entonces un plan de trabajo que apoya dicha misión.
“Pro Arte se estaba retando ya internamente sobre cuál es nuestra misión, ya más agrandada”, sostiene, de otra parte, Schnek.
“Se aprobó el plan estratégico y es el mapa; tenemos ahora un mapa de cómo reafirmar la misión que hemos tenido hasta ahora, pero a la misma vez tenemos que hacer lo que nos toca que es abrirnos más hacia la comunidad puertorriqueña y ver qué espacios nosotros podemos llenar ahí”, agrega la directora ejecutiva.
¿MISIONES INTOCABLES?
Contrario a lo que por mucho tiempo se pensó, las misiones de las organizaciones sin fines de lucro no son intocables. Deben evolucionar con los tiempos manteniendo un honesto contacto con la idea que las gestó. La Presidenta de la Junta señala que, en dicho ejercicio, las misiones “crecen y se le añaden cosas”.
“Nosotros nos comprometemos a perpetuar la capacidad de la experiencia del deleite musical, pues tenemos una responsabilidad extraordinaria de crear las próximas generaciones de audiencias. Y eso no se hace con publicidad, eso se hace trabajando, colaborando con las entidades educativas y musicales del país, con otras organizaciones sin fines de lucro que trabajan el arte en todas sus dimensiones. En ese sentido, Pro Arte sale fuera de sí para comenzar colaboraciones y también sale de las salas de concierto tradicional y sale de San Juan y sale de los auditorios para que ese público pueda crecer. El deleite está ahí, no cabe la menor duda, pero tenemos que provocarlo, tenemos que llevarlo a donde es necesario para que, de aquí a 20 años, a 30 años, Pro Arte Musical siga siendo la entidad del vigor y la excelencia que es hoy”, asegura Rivera.
El compromiso es serio porque les precede una tradición impecable. Al revisar la lista de los artistas que gracias a su gestión se han presentado en la isla entre el 1976 y 2017, destacan importantes figuras locales e internacionales.
Además, para estimular el talento musical que crece en el país Pro Arte Musical ofrece la beca Roberto I. Ferdman, que brinda $6 mil para estudios postgraduados en el exterior a un estudiante graduado de Música en una institución acreditada en la isla.
De igual modo, patrocinan el Certamen de Composición de guitarra y auspician al ganador de las audiciones para la gira del programa “Youth Orchestra of the Americas”, entre otros proyectos.
SACUDIDA A LA EXPERIENCIA
Un signo de la renovación en la organización musical fue la presentación el pasado junio del concierto “El cuatro puertorriqueño: clásico y contemporáneo”, en la Sala Sinfónica Pablo Casals, en Santurce. Virtuosos del instrumento nacional mostraron sus capacidades en un repertorio que incluyó piezas inéditas, queridos éxitos populares, así como obras clásicas. Resultó ser un agradable junte, un acierto tanto para el público como para la crítica
“Diría que es el estándar a seguir de ahora en adelante para Pro Arte porque combina la música clásica y ese extraordinario talento y oído que tiene el pueblo puertorriqueño. Porque el ADN puertorriqueño abraza todos los países de grandes desarrollos culturales del mundo y esa es nuestra historia, nuestro don y nuestra bendición, y es la capacidad que tenemos de cantar, como de tocar palitos o sentarnos en una sala de conciertos y poder apreciar una gran sinfonía o un gran cuarteto musical. Ese concierto agrupó todos esos elementos y elevó el instrumento nacional a una sala de concierto”, opina Rivera, quien confiesa que proviene de una familia de cuatristas y guitarristas folclóricos e igualmente estudió música clásica.
“Siempre entendí y supe que el cuatro era un instrumento increíblemente versátil y que era capaz de llevar y de interpretar otros géneros musicales además de los nuestros. El concierto presentó el cuatro paseándose por Bach, Chopin, Mozart, Piazzola, el jazz y la música de cámara puertorriqueña que es la danza y la mazurca”, señala y asegura que, “eso sorprendió y emocionó a la audiencia”.
“Yo vivo de la certeza de que lo que se hereda no se hurta, de que tenemos unas herramientas de talento y de capacidad extraordinarias y de que cuando nos juntamos y soñamos juntos y visualizamos y lo hacemos con ahínco y compromiso, el universo conspira y aparecen colaboradores, voluntarios, socios o nuevos socios”. |
Schnek resume ese nuevo modelo a seguir como un total compromiso con el público, “con el que se sienta aquí en esta silla” (en la Sala Sinfónica) y el que podría disfrutarlo en otras salas y espacios alrededor de la isla. “Nuestro compromiso es buscar esos espacios”, insiste.
“Y permitirle al pueblo de Puerto Rico descubrir o redescubrir que esta es su herencia y parte de lo que somos, nosotros somos un pueblo musical”, añade Rivera.
“Y sentir orgullo, que es muy importante, de lo que uno tiene y es, apropiarnos de la experiencia. Eso es algo que los necesitamos más que nunca y nosotros estamos en esta posición de tener estos artistas internacionales, muchos de ellos puertorriqueños, que para nosotros eso es importante como también buscar músicos puertorriqueños que despuntaron y decir ‘esta es tu herencia, esto es lo que tú eres y lo que podemos ser’. Es importante esta reafirmación”, insiste Schnek.
“Si algo hizo el huracán fue reafirmarnos como pueblo y un poco inducirnos a agarrar esas raíces de lo que somos; desde las banderitas en los carros hasta las salas de conciertos. (Tenemos que) agarrarnos de esas cosas y que nuestra juventud reconozca que sus padres y abuelos estamos haciendo lo indecible para asegurar que cuando lleguen a ser adultos y abuelos tengan esa herencia viva y saludable”, garantiza Rivera.
La presidenta de la Junta mira al futuro con “esperanza”. “Yo vivo de la certeza de que lo que se hereda no se hurta, de que tenemos unas herramientas de talento y de capacidad extraordinarias y de que cuando nos juntamos y soñamos juntos y visualizamos y lo hacemos con ahínco y compromiso, el universo conspira y aparecen colaboradores, voluntarios, socios o nuevos socios. Esa energía existe y esas ganas y deseos de tener un encuentro con el deleite no hay quien no la quiera tener, tenemos una amplia audiencia, es cuestión de desarrollar las herramientas para salir a buscarlas. ‘Te invito a deleitarte’ y que ese mensaje se amplifique. No me cabe la menor duda de que Pro Arte va a poder hacer esas cosas”, acaba convencida Rivera.
Fotos y vídeo: Javier del Valle