De inmediato crearon ocho categorías de ayuda para poder medir continuamente cómo cambiaba la necesidad y la urgencia en la comunidad: agua, alimentos, medicamentos, higiene, limpieza, salubridad, supervivencia y recuperación. Dividieron el pueblo en tres zonas y con un liderato inicial de diez personas realizaron reuniones semanales para asegurarse que la ayuda que consiguieron atendiera necesidades específicas. Así sirvieron 20,000 personas de todas edades y allegaron 16 voluntarios.
“El espacio de aprendizaje del huracán tiene muchas capas de uno asombrarse de las herramientas, la capacidad, de la resistencia, de la potencia de las ideas”, opina Rosario. “Así que para nosotras fue una experiencia mixta. Siento que nos mostró bien claramente que hay unas voces que están ausentes en los espacios de toma de decisiones que son claves y que la consecuencia de estar ausentes es que sufren desproporcionadamente”.
En Taller Salud aspiran a construir una sociedad inclusiva, con comunidades activas que aboguen por su salud íntegra e impulsen su desarrollo solidario. Sus ofrecimientos se centran en cuatro puntos claves: salud integral de la mujer, violencia de género, violencia intercomunitaria y desarrollo económico comunitario. Lo viabilizan mediante talleres, manejo de casos y grupos de apoyo, campañas de concienciación comunitaria, servicios sicológicos, mediación de conflictos, alcance comunitario, liderazgo juvenil y apoyo a los proyectos de empresarismo con mujeres.
“A quién le sirve, a quién le ayuda que nosotros sigamos repitiendo que los desastres son naturales y cómo cambia tu análisis de tu realidad si lo natural son eventos y el desastre es social”. |
“Para mí el futuro ya empezó, el futuro es hoy. Yo he visto el gozo, el sonido de la risa de mujeres, el gozo de escuchar su propia voz y yo agradezco la oportunidad de estar ahí para verlo. Yo he escuchado mujeres que no sabían que eran líderes, no lo sabían el día antes del huracán”, comenta Rosario sobre loiceñas transformadas.
Recuerda una asamblea realizada a finales del año pasado en la que terminaron a oscuras porque la gasolina que alimentaba la planta eléctrica se agotó. El diálogo se centró en el concepto de desastre natural.
“A quién le sirve, a quién le ayuda que nosotros sigamos repitiendo que los desastres son naturales y cómo cambia tu análisis de tu realidad si lo natural son eventos y el desastre es social. Qué implica eso con respecto a evitar o, por lo menos, minimizar la consecuencia”, cuestionó la directora de Taller Salud para luego resaltar que en los diseños de respuesta no se incluye “a la gente que más se afecta de verdad”.
“Debo insistir en el asunto de las mujeres porque las mujeres se afectaron desproporcionadamente en este y otros desastres. Para mí es importante que lo empecemos a hablar con las niñas y con las jóvenes para que la socialización no nos haga que nos tardemos tanto en darnos cuenta de los líderes que éramos”, cierra Rosario la plática.
Ojalá y la idea camine un largo trecho y deje a su paso una estela de líderes sensibles listas para actuar.
Foto: Alberto Bartolomei