Eventualmente, las ideas hay que convertirlas en proyectos viables. “Ahí empieza el trabajo duro”, asegura Lamba Nieves.
Han pasado 15 años desde que Miguel (‘Mike’) Soto Class fundó el Centro para una Nueva Economía en Puerto Rico y todavía ‘los muchachos’ del CNE están pensando el País con amor pero de la manera más desapasionada posible.
Al principio, casi nadie entendía lo que quería hacer este ‘think tank’. Para Sergio Marxuach, director de Política Pública en el CNE, desde siempre, la política pública en Puerto Rico se había hecho basada en inferencias. Como País, “eso nos ha llevado a hacer barbaridades”.
Gran parte del trabajo del Centro en estos años ha sido impulsar que la toma de decisiones se haga con la mejor información posible. Una de las muchas victorias que han tenido, según Marxuach, es haber “logrado que se usen más datos y análisis científicos en la discusión pública. Todavía falta mucho pero al menos ves gente citando estadísticas. Queríamos que la gente empezara a debatir basados, no sólo en la ideología sino en otros aspectos. En los últimos diez años se ha creado sapiencia, iniciativa, organizaciones no gubernamentales; eso en Puerto Rico es algo bien radical dados los más de quinientos años de colonia. Con instituciones como el Centro empiezas a crear espacios fuera de lo partidista y, si eres efectivo, la gente ve que hay otras maneras de crear las cosas”.
Al igual que Soto Class, Marxuach también tuvo su experiencia como funcionario del gobierno de Puerto Rico, tanto en la Oficina de Gerencia y Presupuesto como en Desarrollo Económico. “Pero no existía una teoría, las cosas se hacían más bien sin mucho análisis, fue bien frustrante. No se piensa verdaderamente en el futuro sino en el hoy, en resolver. Aquí el desarrollo económico se ve como dar incentivos”.
Volvió a recordar las conversaciones que tenía con ‘Mike’ cuando eran universitarios en Yale. “Sabía que, si de verdad queríamos cambiar esto, teníamos que estar lejos de toda la cuestión partidista”.
Así llegó al Centro, los primeros años como director de Junta, luego como director de Política Pública.
“Sergio produce como nadie más que yo conozca”, dice Deepak. “Él mira que las ideas que surgen estén a tono con la realidad puertorriqueña y funciona como un traductor de la investigación en el plano contextualizado de la política pública puertorriqueña”.
De hecho, se ha convertido en la cara más conocida del CNE a nivel mediático, algo que, si bien no ha sido fácil para un espíritu introvertido como el suyo, ha sorprendido a muchos con su extraordinaria capacidad para explicar con sencillez los problemas económicos más enmarañados.
“Las cosas tienen que cambiar porque no funcionan”
Hace 15 años, cuando el Centro se iniciaba, se hablaba mucho de la “nueva economía” como la transformación de la economía industrial a la de información. Pero, según Lamba Nieves, quien es planificador, en Puerto Rico, la nueva economía significaba “algo más: una transformación radical del modelo económico puertorriqueño”.
Desde el año pasado, el Centro cambió su nombre de Centro para la Nueva Economía a Centro para una Nueva Economía. “Hay algo relevante ahí”, explica Deepak. “Tiene que ver con una economía sobre la que tenemos que ir definiendo cuáles son los parámetros, cuál es la novedad. Implica que las cosas tienen que cambiar porque no funcionan. Tenemos que empezar a desarrollar transparencia, equidad, prosperidad. Que estos sean valores para la mayoría de los residentes de Puerto Rico. Hay que pensar todo el tiempo en mejorar a una mayoría. La vieja economía se fundamenta en el privilegio de unos pocos. Esa es la economía que actualmente tenemos en Puerto Rico, desigualdades increíbles, donde muchas personas trabajan dos y tres veces más de lo que deberían para solo adelantar un poquito más en la vida”.
Hace unos años, cuando todavía nadie hablaba de la crisis, el CNE logró la atención del prestigioso Brookings Institute de Washington, DC y colaboraron en un estudio profundo sobre la economía de Puerto Rico. Para 2006, publicaron el libro The Economy of Puerto Rico: Restoring Growth.
“En el 2003 nadie estaba preocupado con nada pero ya nosotros habíamos empezado a ver algunos issues”, cuenta ‘Mike’ Soto Class. “Todo lo que está pasando ahora ya se había anticipado ahí”.
Se la pasa escuchando ese gran lugar común una y otra vez: ‘Abres el periódico y ahí está el ‘tenemos que pasar de la preocupación a la acción’. Aquí hay un montón de grupos que llevamos años en la acción. El problema no es la acción, el problema es que el sistema no funciona. No es justo decir que la gente tiene que ponerse a trabajar o pedir acción cuando ese no es el problema. Aquí se ha alertado de los problemas hace años en grupos como CNE y otros empujando, haciendo todo lo que se puede para que cambie. El problema aquí es que el sistema no funciona y hay situaciones que no permiten el cambio”.
Por ejemplo, el hecho de que, económicamente, es más viable para muchísima gente no trabajar formalmente que hacerlo.
Y sin embargo, según va agudizándose la crisis, cada vez predomina más un cierto gusto por los discursos ‘felices’ en el País.
“Esa necesidad de optimismo ha sido muy detrimental. Te dicen ‘todo está bien y no hay problema y la gente se siente como que… ‘pero yo no me siento bien, y las cosas no están bien’. A mí me gusta mucho más hablar de tener fe y mi definición de fe es que tú aceptas lo que hay pero tienes una esperanza para el futuro, de que algo mejor puede venir. Pero no es un optimismo empalagoso, llano, es algo más dispuesto, algo que requiere trabajo”.
“Nos están hirviendo a fuego lento”
Al preguntárseles por qué aquí la crisis económica, por más tétrica que se haya puesto, no se siente con el dramatismo que se registra en otros países, los chicos del CNE coinciden en sus apreciaciones:
“Porque aquí nos están hirviendo a fuego lento”, dice ‘Mike’. “Las frustraciones económicas se sienten cada vez más y la gente se quiere ir a otro sitio. Otro hecho es que somos parte de Estados Unidos y una cuarta parte de nuestra economía es de fondos federales. Eso amortigua la situación. La dependencia no ha dejado que haya una explosión porque mantiene a un grupo gigante de gente viviendo y la gente se ha buscado las maneras de vivir también. Si no pueden pagar la luz pues se la roban. Más allá de lo moral, son tácticas de supervivencia. Y eso lo hace tanto el pobre como el rico. Todo el mundo se cuida a sí mismo pero no cuidamos al país entero”.
Aquí no ha habido una explosión “porque te puedes ir”, dice Sergio. “Contrario a los egipcios, por ejemplo, aquí coges un pasaje de doscientos dólares y te vas a Orlando. Eso ha retardado el cambio social en Puerto Rico. Pero cada vez se está haciendo más difícil, las últimas dos administraciones han tomado decisiones muy drásticas como la reforma de pensiones, como los despidos (bajo la ley 7) . La gente se está dando cuenta. Los partidos están perdiendo el control. La gente empieza a valorar la transparencia, la honestidad, y nos damos cuenta de que no podemos seguir votando cada cuatro años y ya”.
Más allá de la crisis económica, tema del que habla constantemente en los medios del País, le preocupa mucho la pérdida de la empatía. “Me llenan de miedo estás propuestas de darle tanto énfasis a las Ciencias y abandonar las Humanidades. Hay que crear ciudadanos, no robots. Los seres humanos no somos intercambiables. La educación en las Humanidades es vital para todo el mundo. Tú lo ves en los ingenieros. Mira lo que pasó con el gasoducto. Aparte del tumbe que estaba previsto, lo del gasoducto también ocurrió porque los ingenieros miran el mundo así. ‘Vamos a picar la Isla por la mitad y poner un tubo ahí’. Como si nada”.
El camino hacia este decimoquinto aniversario del CNE no ha sido fácil. Los han atacado, les han dicho de todo, especialmente los políticos. Pero cada año el País comprende mejor el rol del Centro. “Estamos logrando algo, nos están escuchando. Hablamos de las cosas como son, tratamos de que la gente nos vea como una fuente de información”.
Es cuesta arriba practicar la independencia, subsistir exitosamente sin aceptar dinero del Gobierno. Pero mantener esa disciplina les ha significado mucho: “podemos ejercer más presión porque tenemos más libertad”.