Martes, 11 Abril 2017 15:29

“Estamos listos para asumir”

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Sonia Pantojas, Suzette Quirós y Ana María García Blanco, del Instituto Nueva Escuela, ganador del Premio Tina Hills 2017, cuentan por qué deben continuar la transformación social y educativa del país, una escuela a la vez.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Laura López, directora ejecutiva de la Fundación Ángel Ramos, Ana María García
Blanco, fundadora y directora del INE y el licenciado Rafael Cortés Dapena,
presidente de la Junta de Directores de la Fundación Ángel Ramos

En el Instituto Nueva Escuela (INE) soñar no cuesta nada. Después de todo, su misión de transformar socialmente nuestro país, mediante las escuelas con currículo Montessori que establecen y las comunidades que impactan de forma simultánea, sigue cosechando éxitos.

Soñar, hacer, equivocarse y crecer son conceptos a los que no se le teme en esta organización sin fines de lucro, cuya labor fue reconocida con máximo galardón del Premio Tina Hills 2017.

En un salón que te regresa a los primeros grados escolares en las facilidades del INE en Río Piedras están Sonia Pantojas, de la Casa de Niños Escuela Juan Ponce de León en Guaynabo; Suzette Quirós, asistente del INE; y, Ana María García Blanco, fundadora y directora de la organización. Representan tres generaciones vinculadas al proyecto de educación alternativa en distintas instancias de su desarrollo, desde su establecimiento en el 2008. Ellas hablan con Oenegé sobre el impacto del galardón filantrópico y la fe que tienen en un sistema educativo que aseguran devuelve dignidad tanto al alumno como al maestro y a la comunidad donde radica la escuela.


El Instituto Nueva Escuela nació como organización sin fines de lucro en el 2008.

“Para nosotros en el INE es una bendición el que se reconozca el trabajo de tantas personas”, asegura Quirós. “Aquí somos quince personas que estamos todos los días, pero nuestras escuelas son 50: son maestros, maestras, directores, papás y niños, tantas otras personas son el INE y nos mueven a estar aquí todos los días. Que llegue un premio que reconoce el proyecto es una alegría que sea una buena noticia en Puerto Rico”.

Por su parte, Pantojas, quien pertenece a la escuela pionera del INE, la Juan Ponce de León, fundada en el 1990, coincide en el gozo que provoca la distinción “porque es una lucha de años”.

“Se soñó una escuela diferente, se probaron currículos, llegó Montessori, soñamos con una escuela superior que se fue haciendo, soñamos que en Puerto Rico se multiplicara lo que allí estábamos haciendo y mira ahora”.


“Se comenzó en Juan Domingo con una sola Casa de Niños y la facultad soñaba con que se multiplicara en Puerto Rico lo que los niños de allí estaban recibiendo. Ver ahora el mapa de Puerto Rico con todas las florecitas que le ponen en el INE donde está cada Casa de Niños y cada escuela Montessori es emocionante”, expresa Pantojas.


El INE ya tiene 50 escuelas públicas alrededor de la Isla.

“Soñar es divino porque pasa el tiempo y se logra. “Se soñó una escuela diferente, se probaron currículos, llegó Montessori, soñamos con una escuela superior que se fue haciendo, soñamos que en Puerto Rico se multiplicara lo que allí estábamos haciendo y mira ahora. Y que lo reconozcan es fabuloso. A mí me alegró un montón”, aseguró Pantojas.

“Una constante en el proyecto ha sido cómo mantenemos ese baile entre soñar un mejor lugar -ya sea una mejor escuela, comunidad, país y un mejor mundo- mientras hacemos el momento, el día y cada niño mejor; esa combinación del aquí y el ahora porque nadie se detiene”, acepta, de otra parte, García Blanco.

“Uno de los derechos que tiene el ser humano es poder soñar, poder soñarse. Tener el privilegio de hacerlo personal y colectivamente, y que sea reconocido, es muy especial”, agrega la fundadora y directora del INE, que percibe el Premio Tina Hills como “un abrazo bien grande que nos permite seguir nuestra misión”.

 

EL ABC DE LA CONFIANZA

Desde sus comienzos, el INE se ha dado a la tarea de mejorar el desarrollo social y el aprovechamiento académico de estudiantes de escuelas públicas del país mediante el método Montessori. Al momento, impactan 50 escuelas en 27 municipios, incluyendo a Vieques.


La participación de los padres es fundamental
en el modelo educativo Montessori
por el que apuestan.

Por otra parte, en su instituto ubicado en el casco urbano riopedrense entrenan y certifican maestras en los currículos Montessori y proveen apoyo de liderazgo y asistencia técnica a las escuelas y las comunidades.

El impacto en los vecindarios surge de una máxima básica que le indican a los padres en la primera reunión: “aquí no matriculamos estudiantes, matriculamos familias”.  Gracias al Programa de Familias en cada escuela, los padres participan de la gobernanza de estas y tienen acceso al ambiente educativo de sus hijos. La inyección de estímulo motiva incluso a algunos padres a terminar estudios o ingresar a la universidad. Algunos entran al INE y se convierten en asistentes.

“La comunidad lo acepta, confía, lo sueña y lo ejerce”, propone García. “Esa confianza se gana día a día, café a café, acto a acto y se repite la historia. Una de las imágenes que me impactó la vida fue en Juan Domingo. Luego de mucha lucha, abrimos la escuela y convoqué a la primera asamblea de padres. Yo estaba tan feliz y nadie vino”.

“Hay veces que las personas llegan y no te dicen ‘mi hijo es Pedro’, te dicen ‘mi hijo tiene ADD’ y yo le digo ‘no, yo quiero ver a Pedro’”.

“Aprendí que tenía que ganarme la confianza de la gente; cosas sencillas como llegar temprano, el portón (abierto) temprano, el desayuno listo, los ambientes preparados, nadie falta, no despachábamos los nenes. Entendieron los padres que ‘yo no lo puedo hacer sin ti’. El cambio viene cuando los padres dicen ‘esta gente quiere bien a mis hijos’”, menciona García Blanco.

Y el padre y la madre que busca matrícula, a veces arriba extenuado debido a experiencias previas. García lamenta que “nuestro sistema está bien invadido por el diagnóstico”. “Hay veces que las personas llegan y no te dicen ‘mi hijo es Pedro’, te dicen ‘mi hijo tiene ADD’ y yo le digo ‘no, yo quiero ver a Pedro’”, puntualiza la directora.

EL FUTURO TIENE ROSTRO


Los maestros de la primera Casa de Niños en Juan Domingo soñaban con que
otros niños en Puerto Rico tuvieran la experiencia educativa que allí sucedía.

Gracias a alianzas con fundaciones, el gobierno y el sector privado, el INE ha podido equipar cada ambiente Montessori con materiales educativos de calidad. Ya han entrenado 353 maestros y asistentes en este modelo educativo. El INE asegura ser la única institución en la Isla que cuenta con acreditación del Montessori Accreditation Council for Teacher Education.

Entre los planes de cara al año 2020, contemplan que de 50 escuelas públicas Montessori que tienen, logren aumentar la cifra a 100, además de entrenar y certificar a 1,500 maestros para alcanzar 25 mil estudiantes impactados. Hoy el número va por 11,384 alumnos.

La directora del INE señala que “más de 35 escuelas públicas están pidiendo entrar para comenzar la transformación en agosto”.

“Hemos tenido llamadas interesantes de alcaldes, ahora que se consolidan escuelas, pidiendo ayuda en métodos y en la gobernanza compartida de las escuelas. Yo creo que el gobierno está mirando qué cosas están dando resultado”, opina García.

Si todavía existe prejuicio con relación a la eficacia del método Montessori, las entrevistadas lo atribuyen al desconocimiento.

“Pero cuando la gente va a las escuelas y ve, el prejuicio empieza a desaparecer. La historia nos ayuda y nos ayudan los números: tenemos sobre 95% de asistencia en todos nuestros estudiantes y el 90% de nuestros niños lee antes de los seis años. Cuando tú escuchas eso dices ‘déjame ver’”, manifiesta García.

“Te ves importante, ves que puedes cambiar el país, tienes compañeros que te dicen ‘esto se puede lograr’, ves otras escuelas sacando a los niños y a los jóvenes de la deserción escolar, de la droga y de la violencia y crees que eres capaz de hacerlo con solo ejercer tu profesión. Es increíble que un maestro puede realmente cambiar un país”.

Formación académica y de carácter sólida, reconocimiento temprano de vocación y preparación de plan de vida son metas que los alumnos deben alcanzar en el sistema Montessori.


"Una constante en el proyecto ha sido cómo mantenemos ese baile entre soñar
un mejor lugar mientras hacemos el momento, el día y cada niño mejor".

Quirós opina que cada persona que estudia Educación ama los niños y que la posibilidad de estar en un lugar donde otros comparten esa visión “da un alivio espiritual”.

“Te ves importante, ves que puedes cambiar el país, tienes compañeros que te dicen ‘esto se puede lograr’, ves otras escuelas sacando a los niños y a los jóvenes de la deserción escolar, de la droga y de la violencia y crees que eres capaz de hacerlo con solo ejercer tu profesión. Es increíble que un maestro puede realmente cambiar un país”, insiste Quirós.

El INE tiene en agenda seguir creciendo en la medida en que el país lo necesite.  “Estamos listos para asumir”, indica García.

“Aquí hay un espíritu bueno de familia, aquí no le decimos que no a la posibilidad. Tal vez el plan es seguir creciendo y multiplicando de una manera saludable porque todos los niños merecen excelencia, así que no podemos bajar esa vara alta que tenemos pero no podemos decirle que no a la posibilidad; escuela que venga la vamos a coger”, promete la directora.

Lo afirma convencida de que realmente así transforman la isla. Y si no es suficiente con lo que han logrado localmente, García invita a observar cómo los países que han salido de crisis económicas “tratan a sus maestros y directores de escuela con dignidad”.

“Ellos están formando el alma de un pueblo”, recuerda García un punto que, para ellos, no está olvidado.

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