Miércoles, 06 Diciembre 2017 13:52

Retos y alegrías de la labor voluntaria

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Tres coordinadores de voluntarios que son parte del Programa de Formación y Desarrollo en Voluntariado, dirigido a organizaciones sin fines de lucro apoyadas por la Fundación Ángel Ramos, comparten sus experiencias antes y después del paso del huracán María.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


David Ortiz está convencido de que toda persona tiene la capacidad de ayudar a otro. "La cuestión es no tener miedo y acercarse a una organización apropiada", afirma el coordinador de voluntarios en Nuestra Escuela. Foto / Javier del Valle

Parear intereses con necesidades es también un arte y quienes lo cultivan son coordinadores de voluntarios. Oenegé conversó con Milagros Ramos Valencia, David Ortiz e Irma Serrano Cancel  sobre sus funciones como coordinadores de voluntarios, en organizaciones sin fines de lucro (OSFL), antes y después del paso por Puerto Rico del fenómeno atmosférico María. Los tres coordinadores forman parte -de un grupo de 10- que participan del Programa de Formación y Desarrollo de Voluntarios para OSFL, dirigido por la Fundación Ángel Ramos desde su Iniciativa de Desarrollo Organizacional.


Milagros Ramos Valencia afirma que el huracán María
me dejó una visión diferente como coordinadora de
voluntarios en el Hogar Buen Pastor. "Tú no te puedes
dar por vencido por las limitaciones que encuentres",
dice la voluntaria. Foto / Suministrada

Hace tres años Ramos Valencia es coordinadora de voluntarios en la organización sin fines de lucro que atiende necesidades de adultos mayores de 50 años AARP, capítulo de Puerto Rico. Desde julio, aceptó otra encomienda: encargarse del voluntariado -también como voluntaria- en el Museo Las Américas, situado en el Cuartel de Ballajá. Pero llegó María y cambió el panorama durante estos últimos meses.

"Me solicitaron entonces integrarme al Hogar Buen Pastor y desde octubre estoy con ellos", asegura la mujer con experiencia en destrezas de administración, como empleada de la Universidad de Puerto Rico, sobre la organización dirigida a la rehabilitación de personas sin hogar ubicada en Puerta de Tierra.

"Aquí ha sido completamente diferente, los voluntarios los he buscado yo y muchas veces Sister Rosemarie (González, directora ejecutiva de la organización) trae gente de su mismo hogar para ayudar. En el caso de los que me daban la mano en el centro de acopio, los llamaba y venían un ratito. Voluntarios para llevar ayuda a las comunidades los conseguía con mi hermano, que es profesor en Salud Pública en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Él montó un equipo multidisciplinario con sus estudiantes y así contactaban líderes comunitarios y llegábamos, desde el Hogar Buen Pastor, a lugares donde no llegaba la ayuda", relata sobre la labor inmediata tras el huracán.

La crisis general en que se sumió el país provocó que fuera más difícil lograr consistencia con los voluntarios "porque, como todos, tenían sus necesidades particulares y el agotamiento físico y mental era marcado".

"Te ayudan, pero están drenados... No todo el mundo está preparado y como coordinador hay que ser consciente de eso", puntualiza Ramos.


Sister Rosemarie González, del Hogar Buen Pastor, labora junto a
voluntarios en el despacho de ayudas entregadas a comunidades
necesitadas desde la organización que dirige en Puerta de Tierra.

Sutilmente, Ramos redirige las energías de ese voluntario, al que le afecta el trabajo en el campo, a otras tareas, pues su labor será importante desde el espacio en que pueda insertarse. Si la persona insiste en acudir, es más directa al explicarle que no considera que la experiencia sea apropiada y que resultaría más útil a la misión en otras tareas.

"Desde jovencita yo he sido voluntaria, pero María me dio una visión diferente como coordinadora. Tú no te puedes dar por vencido por las limitaciones que encuentres. Los humanos somos bien vulnerables y tienes que bregar con eso y saber que no todo el mundo va a reaccionar igual. Debes ser flexible; empiezas con unas gotitas hasta que empieza a salir el chorrito.  Tienes que dar el ejemplo. Yo meto mano todos los días en el hogar y si el voluntario se cansa le dices 'vete que yo sigo'", propone Ramos.

 

"Si no lo insertas en algo que los llene, el voluntariado se agota, se desilusiona y se te va".

Para esta coordinadora, la regla de oro al tratar voluntarios es "la atención personalizada". "Estar atentos a sus necesidades, convertirse en compañeros, escucharlos y acceder a lo que ellos necesitan, no a lo que uno necesita como organización, porque en esto tiene que haber pasión. Si no lo insertas en algo que los llene, el voluntariado se agota, se desilusiona y se te va", advierte Ramos.

La coordinadora de voluntarios, quien retomará a partir de enero su encomienda en el Museo Las Américas, sugiere que los voluntarios sean recompensados por su labor con herramientas para que aprendan nuevas destrezas en su trabajo y en su vida personal.

LO QUE EL PAÍS NECESITA

El pasado mes de agosto, David Ortiz se integró como coordinador de voluntarios en Nuestra Escuela, proyecto de educación alternativa con escuelas en Loíza y Caguas. En principio, comenta, su trabajo estaba dirigido a reclutar voluntarios, para lo que se valía de su experiencia como gerente de distrito en ventas de la compañía Radio Shack. "Pero después de María el trabajo se ha convertido en ayudar a la organización a que se pueda levantar para dar sus servicios".

"Yo creo que la gente tiene el interés de participar, pero poca gente se acerca a reclutarte".

"Primero tú tienes que motivar al voluntario, uno ve su accesibilidad y su disponibilidad. Es bien importante que le interese la organización, que no la rechace y entienda su misión. Yo creo que la gente tiene el interés de participar, pero poca gente se acerca a reclutarte. Todos tienen la capacidad de participar como voluntario, pero no todos pueden participar en cualquier organización, hay que ubicarlos según sus características y el rol que se necesita. En esa parte me ayuda mi experiencia reclutando personal por tantos años", confiesa Ortiz.

Hasta ahora, no ha podido trabajar en la escuela en Loíza porque el centro en Caguas ha requerido toda su atención y presenta "necesidades más apremiantes".

"Toda persona tiene la capacidad de ayudar a otro, la cuestión es no tener miedo y acercarse a una organización apropiada para ellos y ojalá en ese sitio encuentren una persona que los oriente bien. A mí me ayudó AARP, me invitaron a una reunión y escogí Nuestra Escuela. El trabajo de voluntarios es lo que necesitamos en este tiempo en este país", insiste Ortiz.

LA SATISFACCIÓN DE AYUDAR A OTROS


La coordinadora de voluntarios en el Centro Esperanza en Loíza, Irma
Serrano Cancel, recomienda la experiencia del voluntariado "por la
satisfacción que uno siente de ayudar a otros y por la oportunidad de
compartir con nuevas personas". Foto / Javier del Valle

En el caso de Irma Serrano Cancel, la población infantil resultó ser su ‘cliente’ primario. La retirada trabajadora social con experiencia en casos siquiátricos, también integraba las filas de voluntariado de AARP cuando fue convocada a trabajar en el Centro Esperanza, que ofrece educación preescolar Montessori en Loíza.

"Llegué en septiembre, antes de Irma", cuenta Serrano. "Me reuní con Sor Cecilia (Serrano, directora del centro) y ella me explicó que quería trabajar una iniciativa para estimular y coordinar el voluntariado entre los mismos padres de los estudiantes. Trabajábamos en unos cuestionarios para conocer los gustos e intereses de los padres cuando llegaron los huracanes".

Entonces, cambió la dirección de la ayuda, porque había que adaptar la sede y procurar un ambiente seguro que propiciara el retorno inmediato de los estudiantes. "La experiencia ha sido divina, bien interesante porque mi especialidad son los niños y hay mucho que hacer. No hay libritos que te enseñen a ser padres y tenemos muchos papás jóvenes en el centro, así que tenemos mucho que orientar", menciona Serrano.

"Para que un voluntario siga trabajando tiene que sentirse a gusto en el lugar y tiene que tener aceptación allí, porque tú puedes ir con las mejores intenciones, pero si no te integras bien no funcionará".

La coordinadora de voluntarios también estuvo organizando las visitas de naturópatas al centro cada martes de noviembre.

"Para que un voluntario siga trabajando tiene que sentirse a gusto en el lugar y tiene que tener aceptación allí, porque tú puedes ir con las mejores intenciones, pero si no te integras bien no funcionará. Además, la persona tiene que disponer de tiempo", afirmó Serrano, quien no duda en recomendar a otros la experiencia del voluntariado.

"Ay’ sí, lo recomiendo por la satisfacción que uno siente de ayudar a otros y por la oportunidad de compartir con nuevas personas", insiste.

Los coordinadores ya habían recibido dos sesiones de un curso corto que integra el Programa de Formación y Desarrollo para voluntarios en OSFL, bajo el Instituto de Liderazgo, Empresaría y Ciudadanía de la Universidad del Sagrado Corazón, cuando apareció María en el camino. La Fundación Ángel Ramos tiene en agenda retomar el curso en el 2018.

Fotos: Javier del Valle

 

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