Meta: Que el país valore, recompense y facilite la labor de los empleados del tercer sector.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Si hasta ahora la organización Juan Domingo en Acción ha seguido vigente para su comunidad, sin duda se debe al relevo generacional en su liderato. Cuando ganaron el Premio Tina Hills en el 1998, Tere Blanco lo recogió entusiasmada ante el espaldarazo que recibía la organización a la que ella entró a laborar en el 1977. Hoy, Magdalena Hernández continúa la obra para asegurar que la comunidad de Juan Domingo tenga valiosas oportunidades de crecimiento.
“Esos años noventa fueron un periodo extremadamente importante para la comunidad. El premio lo recibió doña Tere Blanco, que en paz descanse, y las personas de la comunidad me cuentan sobre lo mucho que se logró en aquella década. La organización tenía programas como Casa familiar, apoyaban la escuela Montessori Juan Ponce de León, que estaba reabierta luego de la lucha que dio la comunidad, así que no dudo que gracias al apoyo de esa subvención estamos aquí hoy”, menciona Hernández.
La comunidad ha tenido diversos líderes que han aportado a su crecimiento a lo largo del tiempo. “Yo describiría a Juan Domingo en Acción, ahora y en sus comienzos, como una organización que pertenece a todos esos grupos que apoyan la calidad de una vida digna para la comunidad. En diferentes épocas ha habido distintos enfoques. Desde entonces la organización ha fortalecido todas esas áreas en las que queremos apoyar el desarrollo. Cada cinco años se hace una evaluación de las necesidades en la comunidad para ver cómo podemos apoyarla. Tenemos programas en cinco áreas: educación, deportes, bellas artes, nutrición —más recientemente— y apoyo comunitario general. Siempre queremos asegurarnos de que tenemos programas que de verdad sirven las necesidades de estudiantes, jóvenes y adultos”, explica la directora.
Como un acierto destaca su “agilidad en ajustarse a las necesidades que van surgiendo, a la vez que hay programas estables”. “La prioridad es dar continuidad a los programas establecidos en esas áreas de educación que incluyen tutorías, programas de horario extendido, clases de violín para los estudiantes y clases de deportes para los adultos, mientras se trata de atender las necesidades que van emergiendo según la capacidad que tengamos. Cada año varía el tipo de apoyo”, indica Hernández.
Hace unos cuatro años, cuando los programas educativos estaban activos y establecidos “gracias al esfuerzo de 40 años de la comunidad”, la organización se dio a la tarea de auscultar nuevamente las necesidades de familias y sectores con los que no tenían relación colaborativa.
“Pusimos mesas en las calles de la comunidad y desarrollamos reuniones con líderes de distintos sectores para entender qué querían lograr y qué podíamos hacer nosotros como facilitadores”. |
“Salimos de noche a tocar las puertas”, recuerda la directora. “Pusimos mesas en las calles de la comunidad y desarrollamos reuniones con líderes de distintos sectores para entender qué querían lograr y qué podíamos hacer nosotros como facilitadores. De ese esfuerzo nació el rescate de espacios como canchas, que se está trabajando; un huerto comunitario con subvención del Banco de Alimentos que trabajan maestros; el sector Camino Viejo de la comunidad llevaba diez años sin alumbrado y gracias a una alianza con una tropa Boys Scout pusimos luces solares en las calles mientras se logra el alumbrado con quien le corresponde. Podemos apoyar a esos líderes en sus esfuerzos, buscar aliados y recursos; queremos ser ágiles en esa forma porque hay mucha necesidad”.
Hernández no se cansa de expresar que la fortaleza de la comunidad Juan Domingo está en su gente. “Está compuesta de personas tan admirables. Una abuela, Awilda Ramos, corrió el refugio del huracán sola, atendiendo a personas encamadas, dando medicamentos y cocinándoles las tres comidas y nos dice que lo pasó súper bien porque le encanta ayudar. Nos dijo ‘lo hice porque quería’. Ese es un ejemplo que vemos una y otra vez y es una maravilla ser testigo de eso, facilitar y buscar recursos para trabajar las iniciativas de esta comunidad que ha aportado tanto al país desde su escuela Montessori, que es un modelo para el mundo”.
Los retos que enfrenta la isla se multiplican, pero ver “una comunidad que ha hecho tantos esfuerzos para atenderlos y ha logrado tanto es algo que da vida y esperanza a los que trabajamos junto a ellos”. “Esa es una inspiración”, dice Hernández.
La comunidad debe lidiar con un reto recurrente: la pobreza. Según datos recientes, el 76% de sus familias viven bajo el nivel de pobreza, reto que se muestra de diversas formas.
“Al tener programas como educación, deportes y arte, siento que la comunidad ha logrado que no haya violencia y deserción escolar, problemas que creo hubiesen existido de forma severa de no haber esta coordinación de tantas personas trabajando por el bien común. Un sueño sería que el país, el gobierno y todos, valoren, recompensen y viabilicen el trabajo de los educadores y del sector sin fines de lucro. En los equipos de las organizaciones, gran parte trabaja 100% de forma voluntaria. Juan Domingo en Acción, al ser de base comunitaria, está compuesta por muchos integrantes de la comunidad y es importante saber que el equipo que ha logrado todo lo que se ha logrado aquí, también tenga una vida digna y valorada. Además de tener programas de calidad basados en el amor, en creer que los niños y las personas tienen una capacidad increíble y que nuestro trabajo ofrece entornos y apoyo para que eso se manifieste, queremos que estos beneficios justos se logren para ellos”, cierra Hernández.
Juan Domingo en Acción
Fundación: 1976
Labor: mejorar la calidad de vida de los residentes de Juan Domingo con programas dirigidos a la educación, la salud, la vivienda y la estabilidad financiera.
Ubicación: Guaynabo