Celebrar la trayectoria, la labor y la excelencia de una organización sin fines de lucro es motivo de orgullo para la Fundación Ángel Ramos. Ahora bien, seleccionar a cuál reconocer cada año, cuando en el ecosistema del tercer sector en Puerto Rico abundan las iniciativas disciplinadas y consistentes en el compromiso de servir a sus participantes y comunidades, verdaderamente es una experiencia de crecimiento extraordinaria. 
 
El Premio Tina Hills se honra en reconocer la ejecución impecable del sector en el país a lo largo de 25 ediciones del galardón. Tocamos la puerta de cada pasado ganador. Sus méritos evolucionan con los tiempos y su entrega permanece intacta. ¿Qué ha pasado con las organizaciones que han obtenido el premio? Entérate en los perfiles acerca de ellas que, a partir de hoy, y hasta el 14 de noviembre, publicaremos en Oenegé.

Meta: Que el país y los patronos descubran que las personas con discapacidad pueden ser empleados eficientes y responsables si les dan la oportunidad.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Algo ya debe quedar claro sobre el Centro de Desarrollo y Servicios Especializados (Centro ESPIBI). Y es que siempre dará la pelea por mantener su oferta de servicios en rehabilitación y educación a participantes con discapacidad física, intelectual o diversidad funcional a partir de los tres años. Los tiempos que amenazan su permanencia son cíclicos y, en uno de ellos, el Premio Tina Hills que ganaron en el 2000 fue un aliciente clave.


Terapias a menores con discapacidad. Foto / Suministrada / Facebook

“Aquello fue bien bueno porque se le pudieron dar los servicios de terapia a muchas familias de escasos recursos que no podían costearlos y aún no los estaban recibiendo del Departamento de Educación o del Departamento de la Salud”, explica Camille Guardiola, directora ejecutiva de ESPIBI desde abril, su segundo término frente a la organización a la que regresó porque “yo me rehúso a que cierre un servicio tan necesario”.

Fundada por Jocelyne Wirshing, desde el Cerro Las Mesas en Mayagüez la organización atiende a 150 participantes.

“Al igual que todas las organizaciones sin fines de lucro, ESPIBI ha enfrentado muchos retos, especialmente en los últimos años. Vamos a empezar por el huracán María, ahí tuvimos que reconstruir varias áreas que fueron afectadas. Después vinieron los temblores, tuvimos que identificar lugares dónde ofrecer los servicios, dado que no se podían dar aquí por el riesgo. Después vino la pandemia y tuvimos que buscar dentro de la tecnología para poder asistir a los participantes. La pandemia no se ha acabado, pero a pesar de todo encontrábamos la manera de seguir, estábamos tratando de reiniciar todos los servicios presenciales y entonces llegó Fiona”, enumera varios escenarios conocidos en el país.


Integración comunitaria en el centro. Foto / Suministrada / Facebook

El huracán Fiona les causó “mucho daño por agua”. Al momento de la entrevista, trataban de reacondicionar equipo utilizado para las terapias físicas que resultó afectado por las inundaciones, hacían inventario y se orientaban para realizar reclamaciones.

“Superamos esas cosas gracias al compromiso del personal que siempre está con nosotros, a las compañías que nos dan la mano con el voluntariado -como Fondos Unidos que siempre dice presente- y mediante los recursos que hemos trabajado y forjado a través de los años. Las organizaciones que están empezando deben tener claro que su recurso más importante siempre serán sus empleados porque te matienen dando un servicio de calidad a tus participantes, deben ser tratados con gusto y dignamente”, exhorta Guardiola.

La directora afirma que en ESPIBI operan bajo la premisa de que “vale la pena” seguir el camino, a pesar de los retos que vive el país.

“Hemos continuado, no tan solo ofreciendo servicios, sino tratando de evolucionar y reinventarnos para trabajar con los nenes y sus familias. Nos emocionan los adultos que han salido de aquí y llevan vidas cotidianas, los que trabajan y son parte de la comunidad, los que llevan sus vidas plena y funcionalmente”, confiesa Guardiola.

“Para mí, de lo más grande sería lograr que los patronos entiendan que porque una persona tenga impedimento no pueda integrarse funcionalmente a un trabajo, ese es quizás el sueño y la aspiración más grande”.

La iniciativa ESPIBI 2.0 es el próximo objetivo. “Estamos en el proceso de abrir nuevos programas, de crecer y continuar ofreciendo servicios de otra manera. Estamos tratando de abrir el programa de Vida independiente, de asistir a las poblaciones en el proceso de prepararse vocacionalmente. En algún lugar del camino también queremos reabrir el preescolar, así que ya estamos en el proceso de solicitar las licencias y usar la escuelita para diversificar la manera en que se ofrecen los servicios. Trabajamos también para tener la opción de que los padres puedan utilizar sus planes médicos en nuestros servicios”, comparte algunos proyectos.

De igual forma, quisieran que el país descubra el valioso recurso disponible entre la población con discapacidad.

“Para mí, de lo más grande sería lograr que los patronos entiendan que porque una persona tenga impedimento no pueda integrarse funcionalmente a un trabajo, ese es quizás el sueño y la aspiración más grande. Nuestros participantes necesitan más programas de Vivienda asistida y reintegrarse a la sociedad, lo que sigue siendo un reto. Todavía existe ese miedo a que no puedan hacer las cosas y los limitamos sin pensar que ellos tienen las destrezas; tal vez no pueden trabajar 40 horas semanales, pero pueden hacer algo estructuradamente por un periodo de 10 a 15 horas”, indica.

Las ideas sobran y los proyectos maduran en ESPIBI. Guardiola abraza los nuevos sueños y cree en su cumplimiento. “Se puede ir trabajando poco a poco, esto es cuestión de resistencia”, culmina.

Centro de Desarrollo y Servicios Especializados (ESPIBI)

Fundación: 1980

Labor:  rehabilitar y educar a personas con discapacidad física, intelectual y diversidad funcional con miras a viabilizar su desarrollo e independencia.

Ubicación: Mayagüez


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