Presentamos las experiencias de dos organizaciones sin fines de lucro en el país que tienen como prioridad el trabajo educativo en esta tierna etapa del desarrollo.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Ni un poquito se desperdician las oportunidades de potenciar el desarrollo del cerebro infantil en múltiples organizaciones sin fines de lucro del país. Etapa fértil y clave que prepara a nuestros niños y niñas para su travesía académica, identificar sus requerimientos particulares en esos años es fundamental.
Los ofrecimientos programáticos de las organizaciones van dirigidos a viabilizar el alcance del máximo potencial de cada alumno. Te presentamos el trabajo de dos de las más de 50 iniciativas que respalda la Fundación Ángel Ramos en su interés de estimular el desarrollo de nuestros pequeños ciudadanos.
Aunque en primera instancia lo que conozcas sea el espectáculo de Atención Atención, debes saber que la Fundación Atención, establecida en el 1999, cuenta con cinco programas dirigidos a niños y a sus cuidadores: talleres formativos, Jugar = Aprender, La hora del juego, La magia de leer y jugar y Atención Atención Academy Workshop.
“El que atendiéramos la primera infancia fue una consecuencia lógica de lo que era el target inicial de Atención Atención que es de 3 a 6 años, mientras que en la Fundación alcanzamos hasta los 12 años. Tú tienes que construir muy bien la base para tener un edificio saludable y la base en la formación se da en los primeros 10 años de vida. El 98% del desarrollo de los niños se desarrolla en sus primeros 10 años de vida, tienes que meter toda tu energía en esos años para asegurarte de que el edificio se construya derecho y bien. Para nosotros es fundamental esa etapa”, subraya Paula Rivera Solanas, directora ejecutiva de la Fundación Atención Atención.
De las experiencias lúdicas y educativas para el desarrollo psicomotriz y cognitivo que procuraban en sus inicios, después de la pandemia por COVID-19 añadieron la salud mental, desde el manejo de emociones hasta la socialización.
“Tú tienes que construir muy bien la base para tener un edificio saludable y la base en la formación se da en los primeros 10 años de vida. El 98% del desarrollo de los niños se desarrolla en sus primeros 10 años de vida”.
Paula Rivera Solanas,
directora ejecutiva de la Fundación Atención Atención |
“La pandemia fue muy duro para la primera infancia y más allá del rezago académico, que es real, nosotros nos encontramos chiquitos que tienen problemas para subir y bajar escaleras. Hicimos un estudio bastante informal con 5,000 niños entre el 2019 y el 2020, y descubrimos que la mitad de los niños de Puerto Rico no saben correr bicicleta y eso es muy grave a nivel de sicomotricidad. Pero postpandemia, lo que más nos preocupaba era esa incapacidad de conectar saludablemente con otros niños o de manejar sus miedos y frustraciones; nosotros usamos los juegos para que aprendan a manejar el fracaso porque alguien gana y alguien pierde”, pone como ejemplo Rivera Solanas.
SALTO AL MONTESSORI
Tanto en el Hogar Ruth como en el Hogar Cuna San Cristóbal notaron lo mismo a través de los años: a sus participantes infantiles les costaba insertarse en la vida escolar en medio de los duros procesos de readaptación que viven.
En el caso del Hogar Ruth, que recibe a víctimas de violencia doméstica, decidió establecer en el 2021 Mariposa Montessori, que se convirtió en la primera escuela desarrollada dentro de un albergue de este tipo, en busca de fomentar una cultura de paz y el aprovechamiento académico en sus participantes. Reciben niños de seis meses a 6 años, cuyas madres viven en el hogar o reciben sus servicios ambulatorios.
Hogar Cuna San Cristóbal, que alberga a niñas y niños candidatos a adopción entre los 0 y 7 años de edad, tomó la misma determinación luego de que sus residentes asistieran a escuelas públicas y centros head start de la zona.
“Esta fue una idea de nuestra pasada directora, Ivonne Vélez Castro, que estuvo al frente del hogar por 21 años. Montessori San Cristóbal comenzó como un piloto en el 2014 solo para niños del hogar, pero después se abrió a la comunidad; un visitante no sabría quién es del hogar y quién no. Hace dos años también estamos recibiendo niños del Hogar Niñito Jesús. El cambio en los niños ha sido maravilloso; sí tienen que ir a la escuela y aprender, pero no tener la presión de tres exámenes semanales cuando no están en las mismas condiciones del resto de sus compañeros de clase para aprender”, explica Keila La Santa, directora del hogar desde el 2015.
“Si las primeras experiencias terminan de formar el cerebro, el maltrato afecta este proceso, lo notas en sus problemas cognoscitivos y de desarrollo, entre otros. Cuando nuestros niños iban a las escuelas no eran entendidos, siempre eran “el problema”, cuando ellos lo que necesitan es sentirse seguros, saber que sus necesidades básicas están cubiertas, si no, no hay autorrealización, no están ávidos de aprender ni van al mismo trote que otros niños con realidades familiares distintas”, señala La Santa.
La directora destaca con igual énfasis que aparte de los traumas que han vivido, sus participantes “están viviendo un momento significativo en sus vidas porque han sido separados de sus familias biológicas, hay ira, hay tristeza y depresión, todo lo que tiene que ver en un proceso de duelo”.
“La experiencia es que nuestros niños llegaban de la escuela frustrados porque no daban el grado de otros niños en su salón. La escuela en general era un área de preocupación, una causa de baja autoestima y de crisis emocional porque ‘tengo que aprenderme esto, pero estoy pensando donde estarán mis hermanos’. Decidimos abrir una escuela especial para ellos que fuera más sensible a sus necesidades porque en el modelo Montessori el niño dicta la pauta y va descubriendo. Cuando encuentran estabilidad en el seno familiar, nuestros niños despuntan. Abrir la escuela fue la mejor decisión que hemos tomado”, subraya La Santa.
Escuela Montessori San Cristóbal ahora opera de forma independiente y está liderada por la especialista Ruth G. Melián. Al igual que Mariposa Montessori, ambas escuelas fueron certificadas por Wild Flower Schools.
“La escuela está en proceso de crecimiento, quiere atender más niños de hogares y ampliar sus ofrecimientos en educación especial porque la mayoría de nuestros niños los necesitan, se están especializando. La escuela necesita más espacio y Banco Popular nos cedió un terreno cerca para que podamos ampliar; ya tenemos el croquis”, adelanta La Santa.
Otro acercamiento, entre tantos más, por ejemplo lo ofrece el Colegio San Gabriel para estudiantes sordos, institución que procura servicios educativos para niños con impedimentos significativos -además de la sordera-, así como psicológicos. Han destinado recursos a si Programa de Intervención Temprana, que comprende las edades de 0 a 3 años y 11 meses, en los que además de educar, identifican posibles retos físicos para atenderlos con premura y obtener mejores resultados en su desarrollo.