“Nosotros no somos paracaídas, no somos Mesías ni vamos a salvar el mundo. Vamos a crear proyectos con las comunidades o a ayudarlos a terminar los que tengan empezados, vamos a ser ese facilitador. Nuestra política en MPA es crear este líder que sea agente de cambio consciente y efectivo. Así que, con cada proyecto se forman líderes en nuestra organización, pero también se forman nuevos líderes en las comunidades que trabajamos. Esos líderes se complementan”, explica Mejías.
MPA lleva diez años sembrando destrezas de liderato entre universitarios, quienes desde distintas disciplinas y hace siete años se han insertado de lleno en el trabajo voluntario. Tienen alcance en los principales sistemas universitarios del país –Sistema Universidad de Puerto Rico, Sistema Ana G. Méndez, Universidad Interamericana, Universidad del Sagrado Corazón-, aunque el 70% de su voluntariado proviene del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico.
Como parte de #EnAcción2018, estudiantes universitarios y profesionales tendrán la oportunidad, durante el verano, de trabajar junto a organizaciones comunitarias en proyectos sociales a lo largo de ocho semanas. De lunes a jueves, los participantes de esta pasantía desarrollarán y apoyarán los proyectos sustentables que estén trabajando las organizaciones comunitarias que impactarán. Los viernes y los sábados aprovecharán talleres de concienciación social y liderazgo.
Según el director ejecutivo de la organización, Alejandro Silva, el internado veraniego para el que abrieron una convocatoria resulta un proyecto orgánico luego de su respuesta al paso del huracán María. Se convierte en la tercera fase de un trabajo que aún se cocina.
“Nosotros diseñamos nuestra respuesta en tres fases”, dice Silva. “La primera fase era la inmediata: convocar voluntarios para atender situaciones que requerían premura y lo hicimos con otras organizaciones sin fines de lucro y con alianzas comunitarias. La respuesta fue increíble. Escogí hacer brigadas de voluntarios porque otros estaban haciendo recolección de suministros o de fondos y yo siempre he tenido gente”.
Poco antes del paso del ciclón María, y ante la catástrofe que se anticipaba, MPA convocó voluntarios y la lista sobrepasó las 700 personas. Aún con los problemas de comunicación, 80 personas llegaron para integrar la segunda brigada de servicio. La última semana de septiembre, ésta acudió a Toa Baja, Loíza y Río Piedras a entregar suministros, clasificar ropa o realizar censos de necesidades.
Según datos recopilados por MPA, desde el 30 de septiembre lograron activar 239 voluntarios, quienes integraron 27 brigadas para impactar 17 municipios. Además de la población universitaria que siempre acude a sus convocatorias, llegaron también personas mayores de 40 a laborar como voluntarios.
Realizaron labores variadas como remover escombros en seis espacios comunales o públicos, cuatro instituciones educativas y sociales y 18 hogares. También, entregaron 1,214 bolsas de suministros, así como filtros de agua. Por otro lado, en sus censos encuestaron a 454 familias en 13 comunidades sobre sus necesidades comunitarias utilizando la herramienta “Connect Relief”. Además, utilizaron la plataforma “María Tech Brigade” para obtener información de 29 personas incomunicadas con sus familias. Su aportación se traduce en 2,368 horas de trabajo.
“La gente se da cuenta que en ese momento estábamos respondiendo a una situación, estábamos todos aprendiendo. Si tú tratas bien a un voluntario, ganas su compromiso continuo, te refiere a sus amistades y se quiere involucrar a largo plazo”. |
“En algún momento llamamos a esas 700 personas que se registraron bien al principio y de las que contestaron, como un tercio se había ido del país. En ese momento no estaban seguros si pensaban regresar o no. Todavía no lo sabemos”, afirma Silva.
Su experiencia con voluntarios le confirma que “debes tratarlos bien”. Realizaron una guía para las entidades que pedían voluntarios en las que se definía el número requerido y las tareas específicas a realizar.
“Yo tuve algunas brigadas que participaron con otras organizaciones en actividades y me los trataron mal; entonces los perdí yo y los perdieron ellos. Tratarlos mal va desde no prestarles atención hasta no cumplir con las expectativas, en ocasiones, por la desorganización. Algo que me ayudó es que yo dije ‘no’ a mucha gente que decía ‘necesito 20 voluntarios para mañana’, evitar esa desorganización me ayudó mucho”, acepta el director.
“Y si me pedían 20 voluntarios para un evento, enviaba 20, no 21, porque sabía que uno se quedaría sin hacer nada y eso no es bueno. Como las actividades nos fueron quedando bien, se regó la voz y llegaba gente. Y cuando algo quedaba mal, lo reconocíamos, pedíamos perdón y aprendíamos para la próxima. La gente se da cuenta que en ese momento estábamos respondiendo a una situación, estábamos todos aprendiendo. Si tú tratas bien a un voluntario, ganas su compromiso continuo, te refiere a sus amistades y se quiere involucrar a largo plazo”, puntualiza Silva.
ADELANTE LA PRÓXIMA FASE
Entonces pasaron a la segunda fase, denominada “Respuesta sostenida”, y en la que trabajan al momento. Silva indica que convocan voluntarios “para hacer trabajo donde haga falta” que ayuden a distintas comunidades, entidades u organizaciones a “crear una sostenibilidad a largo plazo”. Un promedio de sesenta personas, se han integrado a las brigadas de la fase dos.
“Por ejemplo, la remoción de escombros puede ayudar a una escuela, a una égida o a un hogar de personas maltratadas a acelerar la reapertura de sus servicios o a mejorarla; igual a una microempresa o a personas mayores solas. Ahora le estamos dando bien poquita prioridad a los suministros, solo estamos ayudando a entregarlos a comunidades de puertorriqueños en el exterior que hicieron sus recolectas”, destaca Silva, quien agrega que además trabajan en propuestas para involucrar a estudiantes de escuela superior en el servicio a las comunidades.
“(Espero) que en el futuro quieran desarrollar proyectos profesionalmente para resolver problemas en Puerto Rico y en el mundo”. |
Entonces llegó la fase tres que le requiere a Silva la respuesta de esta pregunta: “¿Cómo integro esa respuesta del huracán a nuestros programas tradicionales?”. La cantidad de voluntarios es menor ahora que iniciaron las clases en las universidades, “pero los que responden tienen un alto nivel de compromiso”.
Capitalizar en esa entrega y en la oportunidad de ayudar a comunidades u organizaciones sin fines de lucro que han perdido capital humano para completar proyectos que les permita sostenerse es la nueva meta. Para cumplirla nace el internado de verano #EnAcción2019. Ya abrieron la convocatoria a los interesados e identifican “5 ó 6 proyectos que estén buscando sostenibilidad”.
“Y nosotros podemos ayudarlos”, afirma convencido Silva, “ahora más que nunca la juventud tiene la responsabilidad de tomar el destino de su país en sus propias manos. Ahora nos toca a nosotros transformar a Puerto Rico”.
De otra parte Mejías, líder de la pasantía de verano #EnAcción2018, espera que los participantes del proyecto “puedan tener una mirada empática para que desde su academia puedan estructurar sus metas de vida como ese proyecto de país”.
“Que en el futuro quieran desarrollar proyectos profesionalmente para resolver problemas en Puerto Rico y en el mundo. Y para las comunidades, que las ayuden a crear ese liderazgo junto a las organizaciones sin fines de lucro que trabajan con ellas, para que sean más resilientes. Si ocurre otro ciclón o emergencia nacional, que ellos sepan cómo trabajar con sus comunidades”, finaliza Mejías.
Para solicitar al programa, accede a www.mentespuertorriqueñas.com/EnAccion y en la sección “Solicita aquí”, llena tu información. La solicitud requiere contestar preguntas de intención y agregar un resumé. Las personas que pasen esa primera fase participarán de una ronda de entrevistas.
Fotos: Suministradas