Jueves, 03 Octubre 2013 21:10

Nuestras oenegés crecerán

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Arranca curso de certificación en liderazgo y desarrollo comunitario

Por Mari Mari Narváez

Pasan los años y el problema sigue volviéndose cada vez más grande. Una tras otra, las buenas organizaciones sin fines de lucro hacen una labor social no sólo extraordinaria sino imprescindible. Sin embargo, la regla general es la precariedad económica, primera amenaza de su supervivencia. La sustentabilidad de estas organizaciones siempre ha sido un desafío enorme.
La gran pregunta es cómo lograr un Tercer Sector sólido, con organizaciones económicamente robustas que puedan asegurar el ofrecimiento de sus servicios, su independencia y desarrollo.

Con esas preocupaciones, comenzó una idea que ya es realidad: la Certificación en Liderazgo y Desarrollo Comunitario, una serie de cursos especialmente diseñados para el personal de organizaciones sin fines de lucro.

 

“La meta es que pasen de ser organizaciones sin fines de lucro a ser empresas sociales en ruta a la sustentabilidad”, dijo en entrevista con OENEGÉ Alfredo Carrasquillo, director del Instituto de Liderazgo, Empresarismo y Ciudadanía (ILEC) en la Universidad del Sagrado Corazón y de este programa de Certificación.

“Que no dependan del Gobierno y puedan identificar formas de gestionar sus estructuras de manera autónoma, con actividad económica para financiar sus operaciones. Llevarlas a otro nivel de gestión”.

En la Fundación Ángel Ramos ya existía la preocupación de que no se quería seguir simplemente otorgándoles donativos a instituciones sin incentivar su desarrollo organizacional, dijo Laura López, directora ejecutiva de la Fundación. “Desde el año 2007 comenzamos una Iniciativa de Desarrollo Organizacional para apoyar a las organizaciones para que puedan transformarse en estructuras más permanentes y fortalecerse. La certificación parte de este programa más amplio y en crecimiento que es la Iniciativa”.

“No todo puede ser crisis”, dijo Alfredo Carrasquillo, director del Instituto de Liderazgo, Empresarismo y Ciudadanía (ILEC) en la Universidad del Sagrado Corazón y también de esta certificación. “Fundación Ángel Ramos lo tenía muy claro. Las organizaciones no pueden estar siempre luchando por satisfacer necesidades básicas. Entonces se piensa en crear programas donde, en vez de impactar a una organización de manera aislada, se trabaje con un grupo de ellas”.

Aunque la certificación coincide con la iniciativa académica del Instituto de Liderazgo, Empresarismo y Ciudadanía en el Sagrado Corazón, Carrasquillo advierte que busca desarrollar una capacitación “non-degree”, formación ejecutiva para personal en organizaciones que no necesariamente deseen continuar maestrías ni doctorados.

Pero también se hace algo más. El certificado es un esfuerzo para organizaciones que reciben fondos de FAR y que lo hagan juntos, en colaboración, con el objetivo de que, al final, logren unirse de manera sostenida para emprender proyectos. “El planteamiento no es solamente que tenemos unas necesidades sino que trabajamos de manera fragmentada y necesitamos concertar, colaborar”.

Otro elemento que se consideró al diseñar el currículo es que incorpora no una sino a dos personas de cada organización. Esto para trabajar con el tema de los relevos y el plan de sucesión en el personal directivo. “Los directores son figuras muy centrales. Suelen cargar solos con la memoria histórica de la organización”, explicó a su vez López. El certificado pretende transferir esa memoria a una persona a quien hayan identificado como posible sucesor pues, a veces, si pasa algo que los aparte de su puesto, la organización no sobrevive.

Algunos de los temas que se abordan en los módulos son la construcción de confianza, las necesidades sociales del País, la sintonía con la realidad y actualización de información en torno a las poblaciones servidas, autoevaluación, análisis organizacional y creación de planes estratégicos, entre otros.

“El programa de certificación de liderazgo me está apoyando extraordinariamente a mejorar como líder”, contó Josué McGrath Rosario, coordinador de Iniciativas de Nuestra Escuela. “Crea un espacio de aprendizaje, intercambio de experiencias y mucha reflexión sobre mi trabajo con Nuestra Escuela y sobre nuestra visión expansiva de la educación. Analizamos críticamente nuestra aportación y la responsabilidad que tenemos con la gente, con el País”.

Los cursos tienen una duración de unas 122 horas a lo largo de un año, más 20 horas de asesoría individual. La participación es voluntaria y esta primera clase está compuesta por organizaciones que han ganado el premio Tina Hills que otorga la Fundación Ángel Ramos o que han llegado finalistas. Por ejemplo, Nuestra Escuela, Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo, Fondita de Jesús, CODERI, Alianza para un Puerto Rico sin Drogas, el Instituto Psicopedagógico, Iniciativa Comunitaria de Investigación y Taller Salud, entre otros.

“Que las organizaciones se vean como generadoras de actividad económica, no para hacer ricos a sus dueños sino para reinvertir en los servicios a la gente que no puede pagar”, añadió el director del proyecto.

En última instancia, esa es su gran misión social.

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