Viernes, 06 Diciembre 2013 00:56

PECES: Nadar contracorriente para crear comunidad

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Mari Mari-Narváez
OENEGÉ


Nancy Madden sabe que los sitios los hace la gente. Son muchos los lugares que tienen una belleza muy especial, condiciones para la querencia, para la memoria larga, para la vida amable. En ese sentido, pudo haberse quedado en cualquiera de los muchos destinos a los que suelen enviar a las religiosas. A fin de cuentas, en todas partes se pueden sembrar relaciones.

Si esta monja nacida en Atlanta se quedó viviendo estas últimas tres décadas en Punta Santiago, Humacao, es porque fue ahí donde su trabajo echó vuelo, desarrolló un sentido mayor, creció.

"Donde quiera que uno va, se siembra. Donde establece la amistad, el amor, donde se dedica a una meta, a unos propósitos, uno se queda", dice Madden, fundadora del Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio, (PECES), una de las organizaciones de base comunitaria y sin fines de lucro más emblemáticas del País y cuya misión es "inspirar y facilitar el desarrollo social, educativo y económico de los jóvenes y residentes de Punta Santiago, Humacao y los pueblos del sureste de la Isla".

En aquel entonces hace 33 años, Madden pertenecía a la orden de las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad, quienes la enviaron a la parroquia de Punta Santiago en Humacao. "Cuando llegué encontré muchas situaciones", cuenta desde su oficina en PECES, donde compartió con OENEGÉ. La religiosa recuerda los problemas más apremiantes de aquella época: deserción escolar, pobreza, desempleo. Según fue conociendo a las personas de la comunidad, se fue interesando cada vez más en sus preocupaciones. Hasta que decidieron investigar más a fondo. "Empezamos a entrevistar a mucha gente. Queríamos saber por qué los jóvenes no querían estar en la escuela".

Descubrieron que muchos jóvenes esperaban algo distinto de la escuela. Una experiencia menos masiva, más personal. Y un poco de amor. Un trato distinto, más familiar y expresivo. La escuela como la conocían era un lugar caótico y distante que no necesariamente conectaba bien.

En lo que sería el germen de PECES, comenzaron entonces a crear esa escuela distinta. Formaron grupos más pequeños, se esmeraron en facilitar los intereses de los estudiantes, promovieron más participación del estudiantado. Pero -sobre todo- armaron una práctica pedagógica del amor. Después de todo -recuerda Madden- "educar significa sacar de adentro". ¿Y qué se saca? Lo mejor de cada uno. Esa es la aspiración allí. Poder tocar a ese ser humano joven, inspirarlo, ayudarlo a transformarse en un líder que impulse el desarrollo de sus comunidades.

La escuela funcionó. Empezó a atraer a esa juventud que, evidentemente, no se había dado por vencida. Y creció tanto, que hoy día tiene más de 200 estudiantes de escuela superior, además de un cuido infantil.
En el trayecto, sin embargo, la organización fue impulsando y cimentando un modelo de autogestión en la comunidad. De esa dinámica nació un proyecto de microempresas dedicadas actualmente a ofrecer servicios turísticos en torno a la Reserva Natural de Humacao: paseos en bicicletas, kayaks, visitas guiadas. Este taller de empresarismo comunitario vino a palear el vacío que encontraban muchos jóvenes al graduarse de la escuela en PECES. Si bien se estaba atajando la deserción escolar y, por tanto, elevando el nivel de vida de la región, las condiciones económicas seguían siendo difíciles en el Este. La solución para muchos de estos jóvenes no era solamente estudiar sino también poder desarrollar microempresas que les permitieran servir a la comunidad y desarrollar un modo de vida.

Con ese mismo modelo de autogestión, la comunidad ha dado muchas batallas sociales e incluso ambientales a lo largo de estas tres décadas. Una de las primeras fue la oposición a la construcción de una planta regional de tratamiento de aguas usadas de tipo primario en la costa de Humacao.

Encabezada por un liderato formado mayormente por mujeres, Punta Santiago entró en "un intenso proceso de organización comunitaria contra la amenaza latente para los recursos naturales de la región. Se realizaron numerosas asambleas comunitarias, visitas a agencias gubernamentales, participación en programas de radio, redacción de ponencias y artículos. Inclusive se creó un  periódico comunitario: "La Gaviota", cuenta la gente de PECES en su portal web.

Las luchas no pararon desde entonces: lograr el alcantarillado sanitario, la rotulación, pavimentación y encintado de las calles, la construcción de una cancha bajo techo. Una vez se forjó esa cultura de autogestión, la comunidad fue percatándose de que podían incidir en lo que ocurría a su alrededor. Practicar la ciudadanía. "Aunque nunca faltaron los obstáculos y amenazas, la comunidad siempre demostró que cada lucha era legítima".

Madden lo explica con sencillez: "La ventaja de PECES siempre ha sido 'tú me dices que es imposible, y yo te pruebo que no lo es. En cada etapa siempre han dicho lo mismo: 'eso no se puede', y en cada etapa hemos demostrado que no es así".

Ese fue el espíritu que recientemente le ganó el Premio Raúl Ameijeiras de Reinversión Comunitaria que otorga la Asociación de Bancos de Puerto Rico.

"En Puerto Rico existe un gran caudal de líderes comprometidos con sus comunidades y con el país", dijo durante la entrega del premio Vanessa Piñeiro, presidenta del Comité de Reinversión Comunitaria de la Asociación de Bancos de Puerto Rico. "Precisamente estos valores son los que el premio quiere resaltar y este año fue unánime la decisión. Estamos convencidos de que la Hermana Nancy definitivamente es una provocadora de cambios positivos y multiplicadora de sinergias. Su visión ha llevado a PECES a ser un modelo de desarrollo que transciende su propia comunidad en beneficio de Puerto Rico. A tal punto que son los propios adolescentes que apoyó hace más de treinta años, quienes llevan las riendas de la organización y actualmente gestan proyectos de educación, desarrollo económico y ambiente, entre otros".

En efecto, una de las particularidades de PECES, algo que no es muy común en las organizaciones del tercer sector, es que su fundadora ya pasó la batuta. "Uno tiene que dejar que otros hagan", dice. "Yo ya no soy directora ejecutiva. Ahora está Carlos Vázquez con un grupo y yo me dedico únicamente a algunas campañas, a asuntos con la prensa. Ellos son la vanguardia y tienen una visión más intensa que la mía, más apasionada. Yo soy pionera. Soy de comenzar las cosas pero otra gente es de llevarlo a otro nivel".

Todavía, sin embargo, imagina un futuro aún más grande. "Sueño con que un día PECES llegue a otros países quizás, a hacer cosas vanguardistas con todas esas poblaciones que no tienen verdaderamente voz y voto. Pienso que PECES siempre va a buscar allí donde más lo necesitan".

Cuando recuerda todos sus logros, y aquella decisión de apartarse de su comunidad de las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad hace muchos años atrás para poder quedarse en Punta Santiago desarrollando PECES, Madden reitera que su caso no ha sido excepcional:
"Todo ser vivo es amado por Dios. Vivimos dentro de él aunque no lo sabemos. Ghandi no era cristiano pero era el hombre más cerca de Dios en el mundo. Todo lo que he hecho ha sido porque Dios me ha guiado. Si no, nada se hubiese hecho realidad. Nada".

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