El artista, quien trabajó en las piezas por los pasados dos años, expone por primera vez una colección de dibujos en la SalaFAR. Ana Castillo Muñoz OENEGÉ La última vez que el artista Rigoberto Quintana visitó su Cuba natal adelantó el viaje de regreso. El haber regresado a su país y darse cuenta de que el tiempo había pasado, pero todo seguía intacto le impactó. Quintana, lleva 21 años viviendo en Puerto Rico y cuenta que, a diferencia de como le sucedía en su país, cuando abre los ojos, sus alrededores están inundados de imágenes. El celular, el bombardeo de las redes, la prensa, los afiches de la calle, la gente. Lo que define como “mucha visualidad en el ambiente”.
El oxímoron con el que Rigoberto Quintana titula su muestra más reciente en la SalaFAR de la Fundación Ángel Ramos, Inmensos diminutos, sugiere otro a la inversa: el del pequeño gigante, como el que alguna vez fuera El pensador de Auguste Rodin. Originalmente conocido por el nombre de “El poeta”, la primera vez que el público vio la escultura, esta presidía – con apenas 27 pulgadas de alto – el imponente conjunto de las puertas del infierno desde su dintel. Más de dos décadas pasaron antes de que Rodin, en un acto verdaderamente redundante, triplicara el tamaño del pensante que ya muchos consideraban un coloso, puesto que en el arte, contrario a la acepción popular del término, lo monumental no se circunscribe a dimensiones exorbitantes. Lo mismo podría decirse del espacio en el que se exponen las catorce piezas de pequeño formato que Quintana ha ejecutado con gran celo y que no con menos ha dejado salir de su taller. Destinada anteriormente a la entrega y pago de anuncios para el periódico El Mundo, esta área de tránsito entre el vestíbulo y la cafetería del Edificio Fundación Ángel Ramos es hoy un reducido salón de exposiciones que, no teniendo cuatro paredes del todo, ha conseguido potenciar consistentemente la obra que allí se ha expuesto desde que abriera sus “puertas” en el año 2010.
El centro integra servicios de salubridad, educación, justicia social y desarrollo desde edad temprana. Por Ana Castillo MuñozOENEGÉ “Tau” es hola. Un saludo. Una bienvenida. Un centro. Una alianza. Una unificación. Un elemento más. En Loíza la palabra “tau” es otra cosa. Es una coalición ya construida: El Centro Tau. El centro es el desenlace de años de conversaciones, de sentarse en una mesa y, por fin, hablar el mismo idioma. Es el fruto de la fusión de cuatro organizaciones sin fines de lucro pilares en el desarrollo educativo, intelectual y físico de los niños, niñas y jóvenes del País. Para las organizaciones el Centro representa un quinto espacio donde están todos, juntos y conviviendo.
Por Ana Castillo Muñoz OENEGÉ Loíza es privilegiado. Es cultura, es folclor, es educación, es prevención. Ahora, desde hace unas semanas, es la sede del Centro Tau. El Centro Tau, proyecto de la Fundación Ricky Martin, es el primer espacio de su tipo que integra en un mismo lugar los servicios de educación, salud y desarrollo ofrecidos de forma independiente por cuatro organizaciones sin fines de lucro reconocidas en la Isla. Sus inicios se remontan al 2008, cuando un grupo de líderes del tercer sector se sentó alrededor de una mesa a conversar sobre qué granito de arena podrían colocar para que el Centro Tau se materializara. Justo Méndez Aramburu, presidente de Nuestra Escuela, alzó su mano y enunció que su institución educativa estaba a la disposición de compartir su modelo de educación alternativa. El doctor José Vargas Vidot, director ejecutivo de Iniciativa Comunitaria, se unió e indicó que su organización ofrecería acompañamiento y talleres en términos salubristas, mientras que SER de Puerto Rico y su directora ejecutiva, Nilda Morales, también pondría los servicios de cernimiento de los niños(as) a disposición del centro. “Este centro se llama Tau, porque aparte de ser el nombre ícono de nuestra fundación es una palabra taína que significa ‘hola’, y es quien siempre nos da la bienvenida a proteger juntos los derechos humanos de nuestra niñez y nuestra juventud”, comentó Bibiana Ferraiuoli, directora ejecutiva de fundación Ricky Martín. “El Centro Tau es un espacio de innovación, transformación e integración donde convergen cuatro aliados para ofrecer su mejor peritaje con una misma meta: que cada uno de los 120 participantes (entre los dos meses y 21 años de edad) puedan encaminarse a un mundo regido por el amor, la valentía y la paz”, expresó.
La muestra está hasta mediados de octubre en Plaza Las Américas Por Ana Castillo MuñozOEGENÉ A poco más de tres meses para que culmine el año, ya la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas tiene su nuevo calendario para el 2015. Y es que recientemente, la Alianza inauguró en el Hotel Caribe Hilton, por sexto año consecutivo, su única actividad anual de recaudación de fondos, Calendart. En esta iniciativa la organización reúne obras de arte de una veintena de artistas de renombre que serán vendidas mediante una subasta y reproducidas en formato de calendario con el fin de generar ingresos para que la organización continúe su labor preventiva a través de toda la Isla.