Líderes de las seis organizaciones sin fines de lucro que se sumaron a nuestro Programa de Formación y Desarrollo de Voluntariado, comparten las ganancias del proceso.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Esta organización que atiende las necesidades de personas sin hogar contaba con un programa de voluntariado cuando se sumó a nuestro Programa de Formación y Desarrollo de Voluntariado. Conscientes de que tenía “sus áreas débiles”, como reconoce su directora ejecutiva, Yorelis Rivera Amador, comenzaron un exhaustivo proceso de brindar “una mirada 360 a qué estábamos haciendo bien para continuar y qué debía ser mejorado”, de modo que la experiencia entre la organización y el voluntariado fuera de beneficio mutuo.
Indagaron entre el voluntariado activo y antiguo para refinar el pareo entre las necesidades de la organización y sus habilidades. Desde que en septiembre de 2019 comenzaron el proceso de formación, ya han recibido 480 voluntarios.
“Nuestros voluntarios van desde estudiantes referidos de las escuelas, hasta un grueso bien grande de voluntariado universitario, mayormente de la Universidad de Puerto Rico y también de la Universidad del Sagrado Corazón. Entre agosto y diciembre del 2019 tuvimos entre nuestros voluntarios a 165 estudiantes universitarios”, detalla Rivera.
En plena pandemia, entre enero y agosto del 2020, trabajaron con 228 voluntarios de los cuales 150 son universitarios.
“Para nosotros el voluntariado ha sido una pieza clave en el servicio desde el principio, sé que es vital para mi operación, lo que me ayudó este proceso fue a estructurarlo para retenerlo y también para motivarlo de manera que cuando se vayan a otro lugar, hagan el trabajo voluntario con el mismo amor que lo hicieron aquí. Sabemos que muchos se están hospedando y vuelven a sus pueblos así que hay que seguir cultivando esa chispa de servir hasta en tu barrio”, destaca la directora.
Y Rivera no deja de celebrar “la entrega brutal que tienen mis líderes por guiar el esfuerzo del grupo de voluntarios”. Mediante el incentivo de FAR se ocupan de esta labor Lizaura Gómez y Dielmarie Negrón y, además, Kamille Camacho, a quien Rivera Amador define como “súper mujeres”.
“Son chicas que lo dan todo como si fuera un trabajo remunerado económicamente, para ellas no es cuando sobre el tiempo, es su compromiso full, es parte de sus responsabilidades y eso tiene un valor hermoso y les agradezco el compromiso. Este es un trabajo duro en contextos violentos al ser en altas horas de la noche en comunidades de alto riesgo por el tráfico de drogas y la violencia, se lo decimos a nuestros voluntarios, saben a qué van y lo agarran con un compromiso brutal. Los voluntarios conocen las necesidades de las personas en la calle y van con un alto grado de conciencia, prevención y seguridad, asumen el amor y el servicio para llevarlo a las personas sin hogar”, celebra Rivera.
Otras organizaciones participantes:
Programa de Apoyo y Enlace Comunitario (PAEC)