la que trabaja en las comunidades, las voces de la filantropía puertorriqueña, las organizaciones que apoyamos año tras año, las ganadoras del Premio Tina Hills y cualquiera que aporte al desarrollo de nuestro país por vía del Tercer Sector.
Cargados de suministros, buenos deseos y empatía, voluntarios y empleados de los Centros Sor Isolina Ferré ofrecen su Abrazo solidario a comunidades en necesidad.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Si algo positivo ha legado el huracán María a los Centros Sor Isolina Ferré, es que la emergencia los ha llevado de vuelta a la práctica de visitar los hogares de personas en necesidad. Eso pide el momento de crisis provocado por el paso de huracán María y así lo han entendido los empleados del centro dedicado a educar a desertores escolares y encaminar hacia la independencia económica a comunidades desventajadas.
"Aquí estoy, no estás solo, te entiendo y en lo que pueda voy a ayudarte", asegura José Luis Díaz Cotto, principal oficial ejecutivo de los centros, sobre el significado de la campaña "Abrazo solidario", con la que han impactado a más de 12,378 personas desde el 9 de octubre en zonas cercanas a sus sedes en el norte y el sur de la isla.
El centro educativo cagüeño ofreció sus "Encuentros con la ciencia" en comunidades y ahora alberga un Stop and Go del gobierno con ayuda de voluntarios.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Siete días después de la llegada del huracán María, algunos empleados del Centro de Educación y Tecnología (C3Tec) de Caguas se acercaron a las instalaciones del espacio ubicado en la calle Gautier Benítez 59 para comprobar que la sede no se libró de los daños evidentes en el resto de la isla. Cristales del techo de la segunda planta del espacio dedicado a la educación y el estímulo por las ciencias, cayeron al suelo quedando a la intemperie. Con la ayuda de un contratista, limpiaron, secaron, acondicionaron las alfombras mojadas y cubrieron con madera los espacios de ventanas y techos rotos.
La enseñanza, la música, los juegos y el cariño vuelven a ser parte de la vida de pequeñines loiceños que regresaron a su escuela Montessori, luego del paso del Huracán María.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Los abrazos fueron la norma durante el regreso a clases el pasado 16 de octubre, en el Centro Esperanza situado en Loíza. Sor Cecilia Serrano, de las Hijas de la Caridad San Vicente de Paul, tenía pegados a su falda a varios estudiantes de edad preescolar que le mostraban afecto y que, a su cobijo, aguardaban para saludar a los compañeros según llegaban.
De ese modo, la escuela que sigue la filosofía Montessori procuraba cierta normalidad en las vidas de pequeñines que, al igual que el resto de la isla, habían descubierto la furia de los vientos y el agua tras el paso del huracán María el pasado 20 de septiembre.
La necesidad estaba frente a ellos. Retomar las clases y alimentar estudiantes, sus familias y la comunidad fue la respuesta de Nuestra Escuela en Caguas y Loíza.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Dos sonidos y un aroma marcan los pasos al subir las escaleras que llevan al segundo piso de la sede en remodelación de Nuestra Escuela en Caguas, ubicada en las esquinas Betances y Muñoz Rivera en el casco urbano criollo. Se escucha el trajín propio de la construcción a un lado y el intercambio entre estudiantes y maestros en clase del otro. De una improvisada cocina escapa el aroma a arroz guisado y picadillo de carne.
Esa es la nueva realidad de la escuela luego del paso del huracán María. Antes de ese momento, en su calendario estaba marcado el 11 de enero como día de inauguración de esa estructura. Ahora, a medio hacer, está ocupada por todos y la vida académica se empeña en ignorar el ruido de la calle, los sonidos de dos abanicos industriales y de las interacciones de los grupos en clases juntos en un mismo espacio.
No solo familias, iglesias y organizaciones sin fines de lucro han dado la mano en la reconstrucción del país. Esta compañía privada ha encontrado el gusto de servir.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Ayudar a otros no es una tarea ajena en la lista de deberes de la compañía de servicios de contabilidad, BDO Puerto Rico. Con sede en Santurce, desde hace cinco años cuentan con un programa de ayuda comunitaria que, en principio, tuvo en la mira a las escuelas y estudiantes vecinos a quienes apoyaban con tutorías y becas.
Cuando quisieron hacer más, tocaron las puertas de la Fundación Ángel Ramos y de la Fundación Extra Bases para estructurar la logística de un plan de ayuda. "Queríamos brindar nuestras manos para hacer lo que hiciera falta", rememora Ryan Marín sobre BDO Cares, rama encargada de prácticas de responsabilidad social de la firma que cuenta con 250 empleados y 60 contratistas.
Las comunidades socorren a sus vecinos más vulnerables auxiliadas por organizaciones siempre presentes
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Con base en Loíza, Taller Salud atiende además comunidades de limitados recursos económicos en Río Grande, Luquillo, Fajardo y Vieques, entre otras, reforzando aspectos de salud, equidad de género e interrupción de violencia. La organización identificó las necesidades de familias vulnerables, personas encamadas y sus cuidadores, mujeres y niños, a quienes brindó apoyo inmediato. Igual viabilizó la llegada de ayuda a refugios en la zona.
Arte, orientación, comida, talleres. Y es que la sede en Santurce de este museo se convirtió en un remanso de sosiego para su comunidad.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
"El museo es la casa de todos los vecinos", escuchó una vez decir a un santurcino Marianne Ramírez Aponte, directora del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), ubicado en la antigua Escuela Labra en Santurce.
Palabras proféticas.
Tan pronto pasó el huracán María, abrieron la casa para recibir al público y adaptaron programas.
Entre el 4 y el 20 de octubre atendieron a diario 70 niños de las comunidades tradicionalmente impactadas por el programa "MAC en el Barrio", que se transformó en el "Programa Escolar de Emergencia". Artistas brindaron talleres que resultaron de entretenimiento, aprendizaje y desahogo a estos residentes de Hipódromo, Machuchal, Figueroa, Buenos Aires, Tras Talleres, Los Lirios, Manuel A. Pérez y San José. Además se les sirvió almuerzo y, a veces, alcanzó para compartirlo con sus padres cuando iban a recogerlos.
Agradecidos por la oportunidad de encaminar sus vidas, residentes de este hogar devuelven esperanza a comunidades golpeadas.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
En el corazón de Puerta de Tierra, en San Juan, encuentras este hogar de vivienda transitoria para personas que carecen de un techo. Hasta un máximo de dos años pueden allí pernoctar mientras son ayudados en su proceso de rehabilitación y reintegración a la sociedad atendiendo el aspecto físico, mental y espiritual. Hasta que llegó el huracán María.
"Los residentes mismos nos pidieron ayudar, ellos fueron las primeras brigadas que se ocuparon de limpiar los escombros para dejar las vías limpias aquí en Puerta de Tierra, son parte de nuestro Plan de Emergencia. Para ellos es importante ayudar, están agradecidos de estar aquí y sienten que deben aportar al país", cuenta Cruz Rafael Caraballo Cruz, administrador del hogar.
La organización regresó a sus misiones originales y, además de la comida que sirven en su sede, llevan almuerzo a zonas con personas en dificultades.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Gracias a donaciones, la "multiplicación de los panes" sucede con frecuencia en la Fondita de Jesús pero luego del huracán María, el milagro se ha convertido en la norma. La organización santurcina que provee alimentos a personas sin hogar y los apoya en su reinserción a la sociedad, vio aumentar el número de personas que se acercaba a sus comedores en busca de un plato de comida caliente gratuito.
Parecería que todos saben qué hacer en situaciones de emergencia provocada por la naturaleza en el Proyecto Enlace del Caño Martín Peña.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Que el agua arrase con todo a su paso no es noticia nueva en las ocho comunidades establecidas a los lados del Caño Martín Peña. Que el viento se sume a la ecuación, sí lo es. Un censo informal realizado por el Proyecto Enlace apunta a que más de 800 familias perdieron el techo de sus casas tras el paso del huracán María así que, como siempre, la comunidad se unió para reconstruir luego que la naturaleza se impusiera.
Conoce algunos de los participantes del programa Ciudadano Científico que coordina la organización Para la Naturaleza y hasta dónde los ha llevado su interés por la ciencia.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Olvide aspectos como la edad, lugar de residencia o situación económica. Vamos en busca de otra cosa. Pensemos mejor, ¿qué motiva a una persona a dejar atrás lo conocido para saber sobre lo desconocido? El deseo de aprender es la respuesta que se impone.
¿Quiénes? Puertorriqueños de todas edades que han contribuido en investigaciones científicas y también han hecho las suyas durante el programa Ciudadano Científico que coordina Para la Naturaleza.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
Las aves, los ríos, las costas y los murciélagos se sintieron observados. Miradas inquisitivas y maravilladas posaron sobre estos los participantes del programa Ciudadano Científico que gestiona la organización sin fines de lucro Para la Naturaleza. Su contribución al trabajo investigativo que realizan distintos expertos ha resultado fundamental para ambas partes: la que se nutre del apoyo de un ciudadano activo y la que aprende teoría y práctica en un salón al aire libre.
Con un innovador currículo que potencia el liderazgo y la transformación social, comenzó el año escolar en la Escuela Elemental Emilio del Toro y Cuebas del Caño Martín Peña.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
La actividad más sencilla no podía llevarse a cabo: columpiarse. Lo que la dificultaba era que, luego de años sin columpios, ahora había tres disponibles para 140 estudiantes entre kinder y quinto grado. El primer día de clases ardió troya porque todos querían estrenarlo a la vez.
Ante la petición de ayuda de una llorosa niña de kinder, Alejandro Cotté Morales, director de Participación Ciudadana y Social del Proyecto ENLACE del Caño Martín Peña, sugirió –a los interesados y a los indiferentes- que hicieran una fila para usar los columpios. “Está bien, míster”, acordaron.
Poco después Cotté recibió el reporte. “Míster, hicimos tres filas, una frente a cada columpio, y lo tenemos por tiempo. Son 30 segundos, míster, pero lo llevamos suave”, le contó un alumno sobre la solución modificada según la necesidad colectiva.
La posibilidad de encontrar soluciones para viabilizar ideas que terminan convertidas en obras de arte alimenta a un artista como Antonio Martorell, quien ahora presenta en SalaFAR su exhibición "Sombra, sombrilla y sombrero".
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé
La musa le trajo una sombrilla a Antonio Martorell. Vino expresamente a enriquecer los lienzos que el artista pintaba para exhibir en un lugar en el que cuentan que llueve un día sí y otro también. Pero como le gusta el juego –a la musa y al artista- otra oportunidad de crear nuevas obras para mostrar lo llevó a pararse bajo la sombrilla. Entonces Martorell se topó con la sombra. Y, por supuesto, con su sombrero.