Narices, ojos, bocas fueron creadas en papel durante el taller de escultura “Papel en tres dimensiones” que ofreció la artista Naimar Ramírez. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Llegó la hora de hacer la máscara. La artista Naimar Ramírez, cuya obra fotográfica exhibida en nuestra Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR) parte de máscaras confeccionadas en papel, ofreció un taller gratuito en el que sus participantes siguieron su método creativo. Titulado “Papel en tres dimensiones”, el encuentro permitió al público el sábado 25 de agosto manipular plantillas para lograr, mediante dobleces, rostros variados en dicho material. Talleres como este forman parte del programa educativo, abierto a público de todas edades y con acceso gratuito, que propone cada muestra nueva en SalaFAR. Luego de realizar un recorrido guiado con la artista por la exposición “Máscaras o más caras”, los asistentes vieron un vídeo que muestra paso a paso cómo se realizan las máscaras de papel; los muchos cortes que unidos por esquinas logran solapes y dobleces que forman gestos y rasgos. Después apreciaron el vídeo con la entrevista a Ramírez creado para la muestra en SalaFAR. La artista trajo plantillas con cortes hechos para que los participantes crearan ojos, narices, bocas y entonces pasar a la gran prueba: la máscara. Las máscaras serían creadas en papeles de revista. “Tranquila, lo puedes doblar, el papel perdona…a veces”, dice Ramírez a una participante para darle confianza. La dinámica así transcurre; la artista brinda instrucciones, da demostraciones, ayuda individualmente a cada participante y hasta celebra cuando de esa hoja de papel brota una nariz, un ceño fruncido o una media sonrisa. “Yo les estoy diciendo a ustedes lo que a mí me tomó un año descifrar”, decía. “Créanme, yo he hecho máscaras muy feas, muy, muy, muy feas. Es algo que ha ido evolucionando y que ha tenido muchas facetas, es entretenido, es eternamente cambiante”. La camaradería se impuso en el taller. Los participantes bromeaban, se apoyaban y celebraban hasta el más pequeño logro. “Ahora no lo ven, pero esto se convierte en otra cosa cuando están todas las piezas juntas”, indicaba la creadora mientras practicaban primero con partes del rostro. Las destrezas debían pulirse para cuando trabajaran la máscara entera. Enfrentarse a esa hoja de papel con cortes de la que saldrá la máscara es un reto. Parecería que solo Ramírez puede imaginar el resultado final. “Gran parte de mi trabajo es prestarle atención al papel…; revivir esa cosa tan normal y de diario que es el papel y convertirlo en algo más allá que puede ser hermoso, que puede tener unas capacidades estructurales que nadie se imagina, que tiene una fuerza como un poder inesperado”. “Yo sé que es un proceso bien largo, y sé que la gente se estresa y yo vivo en un mundo muy diferente en el que esto me da paz en vez de estresarme, pero me siento bien, me gusta que la gente lo haga, que lo participe. Yo lo traté, no se crean tampoco que a mí me salió perfecto la primera vez que lo hice. Llevo hace muchos años haciendo esta misma cosa, perfeccionándola o tratándola de llevar al sitio donde está ahora”, dice la artista en un aparte con Oenegé. Ramírez afirmó que el papel es “caprichoso”, pero justamente esa cualidad “es lo chulo de trabajar con él”. “El papel es algo normal, algo que ignoramos, lo usamos todo el tiempo y no le prestamos atención. Gran parte de mi trabajo es prestarle atención al papel, no solo con las máscaras sino en todo mi trabajo; revivir esa cosa tan normal y de diario que es el papel y convertirlo en algo más allá que puede ser hermoso, que puede tener unas capacidades estructurales que nadie se imagina, que tiene una fuerza como un poder inesperado. Casi siempre estoy construyendo cosas sólidas, grandes, pesadas, de algo que supuestamente es débil”. Ramírez, quien posee un grado en Diseño Ambiental de la Universidad de Puerto Rico, y en Fotografía, de Savannah College of Art and Design, en Savannah, Georgia, afirma estar satisfecha de que, al compartir sus técnicas de trabajo en papel, es posible “llegar a más personas”. “Y cada persona tiene una mirada diferente del trabajo y se abre a más preguntas”, señala la artista. Al final, los participantes mostraron lo que lograron hacer y se llevaron de tarea las plantillas que llevó Ramírez para seguir experimentando en sus casas. Nuevas máscaras deben seguir apareciendo. En SalaFAR nacieron. Fotos: Javier del Valle
La artista que participó en nuestra Bienal SalaFAR falleció a inicios de este mes. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Creadora constante de obras en barro a lo largo de una fructífera carrera, la artista puertorriqueña María Luisa Borrás Fernández falleció el pasado sábado, 7 de abril. El velatorio de la creadora fue celebrado en la Funeraria Buxeda en San Juan. Luego se realizó una misa en su honor a la que asistieron familiares y amigos en la Capilla Mayor de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce para después trasladarse al Cementerio Los Ángeles Memorial, en Suchville, Guaynabo, donde se efectuó su sepelio. Viajera incansable, Borrás participó de la celebración de nuestra primera Bienal SalaFAR, presentada en el año 2016 en el Museo de Arte de Puerto Rico, con la pieza “Manto sobre mis ojos”, que integraba la serie “Veil to Freedom” que en el 2012 presentó junto a las colegas Ivonne Pratts y Cecile Molina en nuestra Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR), espacio expositivo para artistas que trabajan en Puerto Rico, ubicado en el primer piso de nuestra sede en Hato Rey. Dicha propuesta compartida se tituló “Sustracción: el barro y su esencia”. Cuando se celebró la Bienal, la creadora acababa de regresar al país tras concluir dos residencias artísticas en Francia y, de paso, anticipó que partiría luego a integrar otro evento similar en Australia. "Mi pieza va con el tema que teníamos ese momento: el cuerpo", explicó Borrás a Oenegé sobre la pieza “Manto sobre mis ojos”, durante la apertura de la Bienal. “Esa serie fue desarrollándose y convirtiéndose en otras cosas. Hoy en día uno madura, uno cambia, el contexto es diferente y lo hace muy diferente". “Líneas, formas y pliegues me ayudan a concebir espacios positivos y negativos. Espacios que me permiten hablar sin palabras, convirtiendo al espectador en parte de la obra, forzándolo a descifrar lo que esta encierra y protege: … un interminable proceso…siempre en curso, lleno de inagotable energía”, fueron las palabras suyas que quedaron consignadas en el catálogo de la muestra. La pasión de Borrás por el arte encontró un aliado en Casa Candina, legendario centro creativo de ceramistas en la isla. De ahí, su formación continuó en Italia, en Carolina del Norte y en Nueva York. Fue alumna en la Meridian School of Ceramics, en Penland School, en el neoyorkino Fashion Institute of Technology y en la Université Paris 1 – Panthéon Sorbonne, en Francia. En nuestra isla, la obra de Borrás integró la Muestra Nacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña, entre otras exhibiciones. A la artista le sobreviven su hijo Alejandro, su madre Taty así como hermanos y sobrinos.
Ya puedes visitar la muestra en SalaFAR con las piezas abstractas captadas en Miami por la artista puertorriqueña Annie Saldaña. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé En el corazón de la fotógrafa Annie Y. Saldaña habita este pensamiento: “No me preguntes que és, dime mejor qué sientes”. Lo piensa, lo dice, lo añora cada vez que el público se expone a la serie de fotografías abstractas reunidas en la exhibición Shifted Realities: an Exploration of the Man-Made Environment. La muestra abrió al público el miércoles, 11 de abril en la Sala de Exposición de Arte de la Fundación Ángel Ramos, conocida como SalaFAR. La sala está situada en el vestíbulo del Edificio Fundación Ángel Ramos en Hato Rey y la entrada es libre de costo para el público en general. Saldaña presenta un grupo de fotografías abstractas en blanco y negro que capturan detalles de la arquitectura de edificios en el downtown de Miami. La muestra se exhibió tanto en Miami como en Carolina, de modo que Saldaña conoce exactamente la reacción del público a las fotos. “La idea es que el espectador, además de disfrutar las fotos en general, aprecie otros aspectos. Para mi es una cuestión de estética, de composición, que dentro de las imágenes pueda encontrar balance o armonía en cosas simples. Es bien importante el concepto y la composición detrás de la imagen, que uno lo pueda apreciar con ese escogido de piezas que hace un fotógrafo”, menciona Saldaña en torno a la base temática sobre la que descansa su trabajo. Luego de culminar en el año 2009 su Bachillerato en Artes Gráficas, con especialización en Fotografía en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Carolina, Saldaña partió a Miami y completó una Maestría en Artes Visuales con concentración en Fotografía en el 2012 en Miami International University of Art and Design. Allí trabajó esta serie hasta el año 2012. La exhibición en SalaFAR incluye algunas piezas de la misma época que no habían sido exhibidas anteriormente. Saldaña confiesa que la fotografía “entra en juego en mi vida” en los años de escuela superior debido a que “tengo muy mala memoria”. “Fotografiaba para recordar”, acepta. “Originalmente yo tomaba aquí mucha fotografía de naturaleza y paisajes. En la universidad tomo un curso de fotografía y me gusta. Me dije ‘si me apasiona, ¿por qué no lo hago como trabajo?’. Cuando llego a Miami me doy cuenta de que lo que había eran playas y palmeras, nada más. Pero todo artista tiene la posibilidad de encontrar una salida creativa. Fue un proceso bien automático”, declara. Dejó las playas y las palmeras que no llamaban su atención y se fue al downtown a hacer fotos de edificios, mejor dicho, de trozos de edificios, de formas, espacios, líneas y curvas en las estructuras. Encontrar “belleza en el caos” – como llama la fotógrafa los centros urbanos grandes y muy poblados los cuales le incomodan- fue su meta. “Para mí la ciudad es caótica, me da un estrés grande y dije ‘cómo puedo lograr ver con otros ojos un ambiente que no me causa placer porque es intenso’”, señala. EN AUTOMÁTICO Al hacer referencia al concepto de automatismo surreal –que propone que el camino a la creación pura parte de la naturaleza, por lo que la intuición y el inconsciente son vitales en el proceso- Saldaña se dedicó a tomar fotos libremente por seis meses, dejándose llevar solamente “por mi ojo”. Le atraían espacios por su balance, belleza y armonía. “Cuando veo las imágenes en formato thumbnail en mi computadora, que me gusta verlas así porque se aprecia mejor su composición, ahí es que me doy cuenta de lo que mi ojo estaba haciendo. De momento, fue ‘esto se parece a esto, a esto y a esto”, rememora el momento en que nació el concepto de la exposición en la que el paisaje urbano se transforma en búsqueda de armonía y balance. La metrópoli deja ver nuevas formas al estilo surrealista. Todas las imágenes se tomaron a color, pero Saldaña luego se percató de que “no me interesaba”. “El color indica ángulo, tiempo del día, te muestra el cielo azul, puedes identificar lo que estás viendo y ahí entra la decisión de cambiar las fotos a blanco y negro para eliminar esa información que no es relevante para esa obra. La forma, la composición, este juego entre formas es relevante para mí, el juego entre reflejos porque hay reflejos que son infinitos, esa simetría para mi es súper importante”, puntualiza Saldaña. ANNIE LA GESTORA CULTURAL Tan pronto acabó su maestría, la fotógrafa aceptó “con un poco de miedo” la oferta de coordinar y curar las exposiciones de la Galería Vargas en la ciudad de Pembroke Planes en Florida. Allí descubrió cuánto disfrutaba de la gestión cultural. “Me enfoco entonces en organizar exhibiciones y todo ese proceso me pareció igual de satisfactorio que crear; me encanta gestionar actividades culturales y exhibiciones igual que hacer las propias. Y creo que eso surge de lo complicado que es entrar en el mundo de las galerías y del arte. Los artistas emergentes tienen muchas más trabas en el camino para conseguir que le den la mano para exhibir el trabajo y yo me enfoqué en eso, en artistas que estaban graduándose y me gustó poder apoyarlos en exhibir sus trabajos”, rememora. “Mi mente corre. Si tuviera un espacio fijo pienso tantas cosas que pudiera hacer en él –talleres comunitarios, exposiciones- pero mientras tanto seguimos haciendo convocatorias para hacer exposiciones en otros espacios”. Saldaña retornó a la isla donde hoy es profesora de fotografía en la Universidad de Puerto Rico en Carolina y en la Universidad del Este. Además, es coordinadora de proyectos educativos en el Museo de Arte de Puerto Rico y, como gestionar exhibiciones es una misión constante, mantiene con otros artistas la organización sin fines de lucro, Prisma Art, con la que ubica espacios y en alianza con sus directivos realiza exhibiciones de arte con diversos artistas. Con entusiasmo cuenta que fue aceptada para tomar parte del curso intensivo AS220-Practice/Practice dirigido a administradores culturales. El curso se llevará a cabo en mayo en Providence, Rhode Island. “Mi mente corre. Si tuviera un espacio fijo pienso tantas cosas que pudiera hacer en él –talleres comunitarios, exposiciones- pero mientras tanto seguimos haciendo convocatorias para hacer exposiciones en otros espacios. Y como fotógrafa, empecé a trabajar nuevamente esta serie, pero en Puerto Rico. Ya tomé fotos en Ponce. Aunque cuando vi las fotos me di cuenta de que algo será diferente: en Puerto Rico las fotos tienen que ser a color”, acaba entre risas Saldaña. Shifted Realities: an Exploration of the Man-Made Environment continuará abierta al público en SalaFAR hasta mediados de junio. El horario de visitas es de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Para más información, llame al (787) 763-3530. Fotos: Juan Carlos Álvarez Lara
No fue silencio lo que provocó el paso del huracán. En el conversatorio “Contra viento y María”, artistas, directoras de museos y un coleccionista, testimoniaron los nuevos modos de hacer que descubrieron. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El conversatorio "Contra viento y María" integra el programa educativo de la muestra en SalaFAR del maestro Nelson Sambolín, que aquí se dirige a los asistentes. Al fondo, el coleccionista y arquitecto Otto Reyes. Foto / Javier del Valle Para llorar las penas no se diseñó este conversatorio. Contra viento y María, evento que reunió a artistas, directoras de museos y un coleccionista, revisó las maneras en que el fenómeno atmosférico marcó los procesos creativos y de conservación de la producción plástica en el país, pero también observó el modo en que esto inspiró nueva creación y fue el punto de partida para encontrar otras maneras de proceder. Marta Mabel Pérez, directora ejecutiva interina del Museo de Arte de Puerto Rico, durante su intervención. Foto / Javier del Valle Celebrado como parte del programa educativo alrededor de la muestra del maestro Nelson Sambolín, Pinturas y/o dibujos, que se exhibe en SalaFAR, la actividad tuvo lugar el pasado miércoles, 23 de marzo, en el vestíbulo del Edificio Fundación Ángel Ramos en Hato Rey. La profesora Adlín Ríos Rigau, integrante del Comité de SalaFAR, fungió como moderadora durante la amena presentación que ofrecieron el arquitecto y coleccionista Otto Reyes; la directora del Museo de Las Américas, María Ángela López Vilella; el artista Nelson Sambolín; el artista Carlos Dávila Rinaldi; y Marta Mabel Pérez, directora ejecutiva interina del Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR). Dávila Rinaldi inició la conversación mostrando fotos de su taller vecino del Lago Carraízo en Caguas, un hangar que sobrevivió los vientos y el agua, pero sufrió el impacto de la falta de electricidad. “Casi me calla María, pero uno busca maneras de continuar el diálogo creativo”, acepta. Cuando terminó de despejar los alrededores de la naturaleza derribada y se aseguró de que sus obras en el taller estuvieran “secas y seguras”, el artista empezó a realizar bocetos en su tableta, que recargaba con una planta eléctrica, “de lo que estábamos viviendo”. "Casi me calla María, pero uno busca maneras de continuar el diálogo creativo", afirmó Carlos Dávila Rinaldi. Foto / Javier del Valle El resultado de esa crónica a colores es un recuento de las emociones que compartimos en esos días; desde el cansancio tras la búsqueda de agua, comida y gasolina hasta la camaradería en las largas filas realizadas para cualquier servicio, pasando por el humor con que se criticaron sucesos como los rollos de papel lanzados al público por el presidente Donald Trump durante su visita a nuestro país. Los famosos “candungos” rojos para almacenar gasolina aparecían por todas partes en las imágenes. A falta de iluminación apropiada en el taller, Dávila Rinaldi comenzó a trabajar al aire libre sobre esos bocetos en lienzos de gran formato que conformarán la muestra Aftermath, que este año se exhibirá en el espacio Arte@Plaza situado en el centro comercial Plaza Las Américas. “Estos eventos tienes que ver cómo los conviertes en algo que te mueva; yo seguí trabajando”, mencionó para luego confesar que cansado de esperar por el restablecimiento del servicio eléctrico en el taller instaló placas solares. Por otro lado, Sambolín explicó que como parte de su muestra Pinturas y/o dibujos, ha celebrado diversas actividades como la demostración de uso de materiales y un taller con estudiantes en la Universidad del Sagrado Corazón, y recibió la visita de estudiantes de escuela elemental de su pueblo natal Salinas. “Eso fue en desastre, flores por todos lados, pero hemos convertido el huracán María en aportación y oportunidad de romper con el silencio y el aislamiento”. “Quiero que vean que los artistas no vienen de Venus o de Marte, pueden venir del Barrio Coquí de Salinas”, dijo Sambolín con una sonrisa, “que pueden trabajar sus metas, porque si trabajan duro, llegan”. El artista reflexionó en torno al peligroso aislamiento cultural en el que, a su juicio, está sumergida la isla “que va en muchas direcciones, desde ámbitos más pequeños a más grandes”. Lamentó “la relación enfermiza” que mantenemos con Estados Unidos porque “no nos comunicamos”. “Nosotros no entendemos, no oímos la cultura americana ni ellos a nosotros; ¿cuándo hemos visto aquí una exhibición grande de arte norteamericano?”, cuestionó Sambolín. La profesora Adlín Ríos Rigau fungió como moderadora. Foto / Javier del Valle “Esa misma relación nos ha sucedido con América Latina –no sabemos qué hacen grandes productores de imágenes como Argentina, Brasil o México- y peor aún nos pasa con nuestros hermanos del Caribe. No sabemos qué hacen en Jamaica, o los pintores de Haití, de República Dominicana o Cuba. Y en Puerto Rico no se analiza, no se conversa, no se intercambian opiniones de arte”, agregó el artista residente de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras sobre la desaparición de la crítica de arte plástico en los medios de comunicación isleños. Sambolín resaltó que, tras el huracán María, creó piezas que incluyen las decenas de flores plásticas que volaron del cementerio Borinquen Memorial, contiguo a su taller en Caguas. “Eso fue en desastre, flores por todos lados, pero hemos convertido el huracán María en aportación y oportunidad de romper con el silencio y el aislamiento”, culminó el artista no sin antes puntualizar que estos eventos atmosféricos siempre han inspirado a nuestros creadores de gráfica y música popular ya que “ha servido como estímulo y motivo”. ACCIÓN EN LOS MUSEOS María Ángela López Vilella, directora del Museo de Las Américas. Foto / Javier del Valle Abrir las ventanas de par en par ayudó al Museo de Las Américas a mitigar el acecho del hongo y la humedad en las obras que alberga en el Cuartel de Ballajá, en el Viejo San Juan. Estuvieron 72 días sin luz, agua ni servicios de internet. Si bien salvaron la colección, hubo áreas en el museo cuyas losas se despegaron del suelo, entre otros daños a la estructura como la pérdida de placas solares que volaron. En esas condiciones, lanzaron una convocatoria que sobrevivió gracias al boca a boca, para solicitar obras que explicaran y narraran los momentos críticos que vivíamos. Apropiadamente se llamó, Catarsis. “Esperábamos 60 obras y llegaron más de 200, desde estudiantes hasta maestros artistas presentaron sus trabajos sabiendo que estarían en una sala con las ventanas abiertas y que no habría seguro”, recordó López. Como retos que enfrenta la institución menciona la merma en la población, la reducción de salidas de escuelas a visitar el museo lo que los ha llevado a “reevaluar los servicios que ofrecemos a la comunidad”. “Pero pudimos también fortalecer o crear relaciones con otras organizaciones, conocer nuevas fuentes de ayuda en Puerto Rico y Estados Unidos y mejorar nuestra relación con el voluntariado porque ahora hay más trabajo con menos gente. María nos cerró unas puertas, pero nos abrió otras y nos ha cambiado la forma de hacer las cosas”, señaló la directora del museo fundado por Ricardo Alegría. “Nosotros teníamos claro que teníamos un trabajo que hacer a como diera lugar porque si tú no salvas el patrimonio cultural de un país no tienes historia”. Su homóloga Marta Mabel Pérez, del Museo de Arte de Puerto Rico, señaló que el equipo task force que posee la institución, compuesto de empleados, conocía lo que tenía que hacer. “María seguía subiendo de categoría y nosotros seguíamos subiendo de intensidad”, rememora y añade que una llamada recibida luego del paso del ciclón de la anterior directora, Lourdes Ramos, radicada ahora en Estados Unidos, les sirvió de mucha ayuda para poder comunicarse con entidades fuera de la isla ya que el servicio telefónico era precario. Boceto trabajado en su tableta por el artista Carlos Dávila Rinaldi, durante los largos días post María. Foto / Javier del Valle En principio, solo el Jardín escultórico sufrió 70% en daños y las colecciones fueron bien resguardadas. Pero las lluvias posteriores provocaron la inundación del piso dedicado a los talleres comunitarios. “Cuando vi que una hoja de papel se dobló, me dije ‘esto está malo, es el cambio de temperatura’”, señaló la directora. Contactó el Fondo de Emergencia del Instituto Smithsonian en busca de ayuda, requerían de mil galones diarios de diésel para mantener encendido el aire acondicionado del museo todo el día con un generador eléctrico y así evitar el daño de obras. Pudieron reducirlo a 500 cuando solo encendieron las áreas más críticas. El Smithsonian, mediante una beca, envió además del diésel apoyo para el rescate de obras afectadas y educación relacionada. El MAPR solo tiene una conservacionista, Sol Rivera, que no daba abasto. También, recibieron 200 obras de otros museos de la isla que fueron resguardadas en la sede ubicada en Santurce. “Fue un proceso duro, pero crecimos mucho. En esos momentos uno se da cuenta del gran equipo que tenemos en el museo”, dice recordando los 51 días sin luz, las rondas de vigilancia para medir temperatura en las salas, y la eventual inundación que los mantuvo sacando agua hasta la madrugada. “El primer fin de semana que abrimos llegaron 1,500 personas”, dice orgullosa sobre aquel 10 de noviembre. “El gobierno no está listo para esto”, asevera Pérez. “Pero nosotros teníamos claro que teníamos un trabajo que hacer a como diera lugar porque si tú no salvas el patrimonio cultural de un país no tienes historia”. Y la historia no solo está en los museos. El coleccionista Otto Reyes afirmó que el edificio que alberga su amplia Colección Reyes Veray en Hato Rey, estuvo “casi cinco meses sin luz”, de modo que tomó acciones preventivas para alejar el hongo, la humedad y el calor excesivo que puede alterar el estado de las obras. “Si una pieza se moja, la acción capilaria puede llegar a hacer subir (el líquido) hasta 18 pulgadas”. Mostrando fotos de las previsiones tomadas –como elevar piezas del suelo o guardar algunas en rollos de plástico que no tocaran el suelo- Reyes resaltó que abrir ventanas para favorecer la ventilación cruzada y usar cortinas en las ventanas para controlar la iluminación, fue clave para evitar el daño. “Si una pieza se moja, la acción capilaria puede llegar a hacer subir (el líquido) hasta 18 pulgadas”, alertó el arquitecto Reyes. En otras áreas del edificio, donde no hubiera obras de papel ni fotografías, la entrada de luz fue ideal para mantener una temperatura estable. “El cambio en temperatura estira y contrae el soporte y salta la capa pictórica”, alerta sobre los lienzos y menciona que, en Puerto Rico, la humedad relativa alcanza un 90% cuando lo ideal para mantener en buen estado las obras de arte es 50%. “Tuve suerte”, asegura agradecido. “Estaba preocupado porque no quería perder las obras”. María no las tocó. Todavía puede visitar la muestra Pinturas y/o dibujos del artista Nelson Sambolín en SalaFAR, que estará expuesta hasta el 31 de marzo. La entrada es libre de costo. Para más información, llame al 787-763-3530. Fotos: Javier del Valle
Las vías de recuperación de la clase artística tras el paso del huracán serán evaluadas en este conversatorio programado para mañana miércoles, 21 de marzo desde las 6:30 p.m. en la sede de la Fundación Ángel Ramos en Hato Rey. Por Redacción Oenegé El conversatorio "Contra viento y María" se celebra en el marco de la muestra "Pinturas y/o dibujos" del maestro Nelson Sambolín que al momento puede disfrutarse en SalaFAR. Foto/Archivo Convocados por el maestro Nelson Sambolín, un grupo de artistas y gestores culturales del país, participarán del conversatorio titulado Contra viento y María, en el marco de la exhibición Pinturas y/o dibujos que actualmente se presenta en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos, conocida como SalaFAR. El foro se llevará a cabo el próximo miércoles, 21 de marzo, a las 6:30 p.m., en el vestíbulo del Edificio Fundación Ángel Ramos, ubicado en Hato Rey. Junto al maestro Sambolín, dialogarán la directora ejecutiva interina del Museo de Arte de Puerto Rico, Marta Mabel Pérez; el artista Otto Reyes; la directora ejecutiva del Museo de las Américas, María Ángela López Vilella y el artista Dávila Rinaldi. La moderadora será la profesora Adlín Ríos Rigau, quien es integrante del Comité de SalaFAR. “Saber que algunos compañeros artistas lo perdieron todo (tras el huracán), su taller, su sitio de trabajo, pero además saber que hay esfuerzos y proyectos que se articularon para dar continuidad a lo que hacemos desde el arte, me motivó a invitar a un diálogo que puediera poner en contacto ambos extremos del asunto: la necesidad del artista y la disponibilidad de organizaciones y de personas para ayudar”, expresó Sambolín. Los retos que enfrentan los artistas después del paso del huracán María, la preservación del patrimonio ante fenómenos atmosféricos, la situación económica crítica de las instituciones culturales, el rol del arte ante una crisis de grandes proporciones, las necesidades apremiantes de los artistas y el trabajo realizado en el contexto pos María serán algunos de los temas que se abordarán en el conversatorio. El interés primordial es incitar a una conversación abierta y profunda en torno al estado de situación actual de la comunidad artística del país y explorar alternativas de recuperación de cara al futuro. Igualmente, se incorporará a la conversación aspectos relacionados con la efervescencia creativa que este tipo de circunstancias suscitan y cómo potenciar esa producción saludablemente. “Confío en que los intercambios que surjan en este conversatorio pondrán en comunicación y de manifiesto aspectos bien diversos de las artes plásticas en un momento que es absolutamente necesario. Los artistas representan a este país y estoy seguro que esos resultados aflorarán allí”, añadió el maestro Sambolín. Por su parte, el licenciado Rafael Cortés Dapena, presidente de la Fundación Ángel Ramos, expresó que: “Nuestra Fundación está comprometida con promover la gestión artística y cultural en Puerto Rico. El arte siempre ha sido un instrumento para forjar un mejor país y, ante los tiempos críticos que estamos viviendo, deseamos continuar propiciando espacios y construyendo puentes con todos aquellos que puedan aportar a la reconstrucción y desarrollo de nuestra isla”. Este conversatorio forma parte del programa educativo diseñado en el marco de la exhibición del maestro Sambolín en SalaFAR. La SalaFAR es un espacio creado en 2010 por la Fundación Ángel Ramos para dar a conocer la labor creativa de la población artística puertorriqueña. Está abierta al público de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Es importante que confirme su asistencia ya que los espacios disponibles para asistir al conversatorio son limitados. Para más información llame al (787)763-3530.