El oxímoron con el que Rigoberto Quintana titula su muestra más reciente en la SalaFAR de la Fundación Ángel Ramos, Inmensos diminutos, sugiere otro a la inversa: el del pequeño gigante, como el que alguna vez fuera El pensador de Auguste Rodin. Originalmente conocido por el nombre de “El poeta”, la primera vez que el público vio la escultura, esta presidía – con apenas 27 pulgadas de alto – el imponente conjunto de las puertas del infierno desde su dintel. Más de dos décadas pasaron antes de que Rodin, en un acto verdaderamente redundante, triplicara el tamaño del pensante que ya muchos consideraban un coloso, puesto que en el arte, contrario a la acepción popular del término, lo monumental no se circunscribe a dimensiones exorbitantes. Lo mismo podría decirse del espacio en el que se exponen las catorce piezas de pequeño formato que Quintana ha ejecutado con gran celo y que no con menos ha dejado salir de su taller. Destinada anteriormente a la entrega y pago de anuncios para el periódico El Mundo, esta área de tránsito entre el vestíbulo y la cafetería del Edificio Fundación Ángel Ramos es hoy un reducido salón de exposiciones que, no teniendo cuatro paredes del todo, ha conseguido potenciar consistentemente la obra que allí se ha expuesto desde que abriera sus “puertas” en el año 2010.
En su más reciente colección el artista Juan Ramón Velázquez utiliza elementos de sus pinturas pasadas e integra nuevos conceptos de composición. Por Ana Castillo Muñoz OENEGÉ La idea de figurarse y posicionarse en espacios alternos a los que la realidad no le permite acceder, fue la que inspiró al artista Juan Ramón Velázquez a ordenar su ‘archivo imaginario’. Archivo imaginario es la más reciente colección del artista riopredense, compuesta por 12 piezas en óleo sobre lienzo, que estará presentándose hasta mediados de septiembre en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos, conocida como SalaFAR. Partiendo de la acción de catalogar experiencias, el ‘archivo’ representa la búsqueda, la exploración y el desarrollo de ideas que habitan en la mente del artista. A Velázquez, cada pieza de la colección le sirvió para encontrarse con esa morada que visualiza para la eternidad. “Las obras son como me gustaría verme en otro mundo, en otra existencia. Son mundos apartes, no son reales y de ahí es el archivo imaginario”, expresó Velázquez.
Las piezas fueron expuestas en el Museo de Arte de Ponce en el 2012. Por Ana Castillo MuñozOENEGÉ Los cuerpos son mundos, auras, sentimientos, vivencias y colores que se transportan desde el interior hacia lo que somos y proyectamos. Cada figura es reflejo del alma. Si nos miráramos por dentro viéramos músculos, huesos y tejidos, pero para la artista Norah Hernández, el interior del ser humano es más que eso: es luz y energía. Esa energía se transformó en Cuerpos de Luz.
Por Ana Castillo Muñoz OENEGÉ Es su familia. La historia del mangó. El recuerdo. La añoranza. Todo eso en piezas tridimensionales que representan el crecimiento, el fruto, la reproducción y la semilla. En un esfuerzo por recordar su infancia y sentirse cerca de su hogar, mientras estudiaba artes en el exterior, la artista Beatriz Martí comenzó a plasmar rastros de las semillas de mangó que tanto veía por su casa cuando era niña. Al inicio incluía diminutas piezas en forma de mangó en los murales que hacía para las tareas de la universidad. Al regresar, aquellos detalles salieron de las obras. Así nació la serie Semillas flotantes, que es parte de la exhibición en cerámica Colecciones en barro que se presenta hasta mediados de mayo en la Sala de Exposición de Arte de la Fundación Ángel Ramos, mejor conocida como SalaFAR.
Imágenes pictóricas de la naturaleza en SalaFAR Por Ana Castillo MuñozOENEGÉ Poder ser el ojo de lo sencillo, del detalle, lograr ver la delicadeza de la naturaleza y compartirla. De eso ha sido por años la obra de la fotógrafa puertorriqueña Nitza Luna quien por primera vez se dejó llevar por las corrientes digitales y las incorporó a su creatividad en su nueva exhibición "Naturaleza" que presenta en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos, mejor conocida como SalaFAR. Fue la fotografía ese instrumento que encontró en su juventud para expresarse como ser humano y dar a conocer sus ideas. "Para mí la fotografía es muy personal", dice la artista y profesora en entrevista con OENEGÉ. "Literalmente, yo tomo fotografías de ese objeto, de ese algo que cuando yo lo veo me da una resonancia emocional. Cuando yo siento esa vibración interna de 'esto es un fotografía que hay que tomar', yo sencillamente la tomo. Luego, la miro y digo 'ah, mira lo que saqué'. Pero realmente cuando hago fotografía la hago para mí, es mi percepción del mundo, que lo comparto con los demás pero no la hago para satisfacer a un público sino para compartirla con él", comentó