Nelson Sambolín crea imágenes y aguarda por el significado que le brinde el público. Las que ya cuelgan en las paredes de SalaFAR esperan por usted. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La preocupación del artista por el estado de las aves tras el paso del huracán María se refleja en esta obra. Foto / Javier del Valle Regalar definiciones o explicaciones sobre el significado de sus obras nunca ha sido costumbre del veterano artista Nelson Sambolín. “No, no está en el paquete”, acepta entre risas. Al final del día no importa, porque el verdadero gozo al apreciar esta nueva exposición, Pinturas y/o dibujos, proviene del juego de percepciones que provoca. El artista, al centro, junto a Laura López, directora ejecutiva de la Fundación Ángel Ramos y el licenciado Rafael Cortés Dapena, presidente de la Fundación. Foto / Javier del Valle La exposición Pinturas y/o dibujos es la más reciente creación de Sambolín y abrió al público a principios de febrero en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR). “Yo me he negado a hablar del contenido de las piezas que hago para dejar, de la manera más pura, que la gente dialogue con ellas”, señala el artista nacido en Salinas y quien hace tres años se desempeña como artista residente de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, tras jubilarse en el 2000 de la docencia. Imágenes poderosas presenta la muestra. Atrae la mirada una serie de gabanes. El artista señala que la pieza de vestir masculina llamó su atención durante los ensayos de la pieza teatral, El caso Dios, del panameño José de Jesús Martínez, que hace unos años el actor Teófilo Torres presentó en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré en Santurce. Sambolín fue convocado a hacer el cartel publicitario de la pieza teatral. “El cambio de indumentaria ocurría según se desarrollaba la obra y delante del público; en esa obra testificaban desde Carlos Marx hasta Dios. Me quedé con esa imagen. Después me topé con la serie Magistratus, referente a jueces, y se repetía otra vez la imagen del gabán en las diez piezas que la constituía, solo cambiaban algunos elementos para distinguir los personajes”, relata el artista que obtuvo sus grados de bachillerato y maestría en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, y en el Instituto Pratt en Brookly. “… esa es una de las funciones del arte; provocar, echarle pepita a la maraca pa’ que suene”. Así que, se aventuró con su versión de los gabanes. “Yo no sé dónde está el significado del arte”, opina, “si en el emisor o en el receptor, en el autor o en la pieza, o si está en el ojo de quien la mira. No lo puedo tocar. Me gusta que sea así. A veces yo merodeo por una exhibición, sea mía o de otro artista, para escuchar comentarios que hace la gente cuando está frente a una obra de arte y están conversando, y es increíble las cosas diferentes que se dicen. Eso pasa con el público y con especialistas que tratan de analizar una obra de arte”. Alegre junte de colegas. Foto / Javier del Valle Cuenta sobre una imagen que realizó en el Taller Bija del Viejo San Juan, sobre la emblemática torre de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, durante la huelga de principios de los 70’s. Se tornó muy popular y un crítico escribió sobre ella en un periódico, relata Sambolín, dedicando especial atención al significado detrás de la ausencia de manecillas en el reloj de la torre. “Desarrolló una teoría complejísima sobre eso pero ¿sabes qué?, lo que pasó fue que a mí se me olvidó pintar las manecillas. Pero qué bueno, no estoy condenando eso, al contrario, esa es una de las funciones del arte; provocar, echarle pepita a la maraca pa’ que suene”, advirtió sobre su propuesta. NACE UN ARTISTA URBANO Para lograr esta pieza, el artista utilizó pintura en aerosol y construyó los soportes con madera de pino. Foto / Javier del Valle En SalaFAR hay trabajo realizado por el artista a lo largo de dos años. “Hay una especie de notas sueltas que fueron formando la oración y el párrafo. Por ejemplo, la pieza Turpial ciego, se refiere a una preocupación mía sobre dónde fueron a parar las aves con el huracán María, cómo se defendieron y lo manejaron. Pero esa imagen la pinté en el 2016. Eso se encontró con otras piezas del 2016 y la última pieza que hice la terminé el día antes de la exposición”, reconoce. La serie de gabanes negros fueron trabajadas “corridas”, puesto que el artista diseñó y realizó los soportes en maderas que usó. Se trata de paletas de madera utilizadas por los camiones para mover mercancía. “Las hice porque necesitaba ciertos atributos en la superficie, me quedé con el prototipo de la paleta detrás, pero las rehago al frente con pino liviano. El único trabajo que han hecho estas paletas en su vida es recibir pintura”, puntualiza. Sambolín, al centro, con invitados como el cantante Andy Montañez, Doreen Colón Camacho, miembro del Comité de SalaFAR; y familiares. Foto / Javier del Valle Hablando de pintura, la serie de los gabanes negros fue ejecutada con pintura en aerosol y es la primera vez que el artista experimenta con ella. “En virtud del material utilizado, me convierto en un artista urbano y emergente”, declara entre risas. “Todo artista tiene que ser emergente, no importa la edad que tenga o los años que lleve trabajando. Yo me paso la vida inventando y buscando nuevos atributos de los materiales, nuevos procedimientos. En esas piezas de madera hubo que “carpintear” y cuando era estudiante en Nueva York hice mucho eso, le llamaba entonces ‘carpintería lírica’”, recuerda. “Es un proceso contradictorio porque es buscando pa’ lante, pero buscando también pa’ atrás, en cosas que uno siempre tiene en la parte de atrás del cerebro y en la parte de al frente del ojo. Uno anda con la historia detrás y la imaginación delante”. El actor Teófilo Torres acudió a la apertura de la muestra. Foto / Javier del Valle Para seguir el espíritu de juego, Sambolín indica que en el título de la muestra Pinturas y/o dibujos “hay un truco”. “Es el 'y/o'. Estoy desafiando esa cualificación, esa distinción tradicional y académica entre pintura y dibujo y lo hago mediante el uso de materiales; yo no puedo ver uno sin el otro”, menciona. Sambolín piensa en conceptos y madura ideas como disciplina diaria para crear imágenes. Asegura que se encuentra en un momento “de hacer mucho trabajo”, de “dibujar mucho”, de explorar, buscar y rebuscar en la pintura “que es infinita”. "Yo me paso la vida inventando y buscando nuevos atributos de los materiales, nuevos procedimientos", dijo el artista. Foto / Javier del Valle “Es un proceso contradictorio porque es buscando pa’ lante, pero buscando también pa’ atrás, en cosas que uno siempre tiene en la parte de atrás del cerebro y en la parte de al frente del ojo. Uno anda con la historia detrás y la imaginación delante”, acepta el artista. Pinturas y/o dibujos estará abierta hasta finales de marzo en horario de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m en SalaFAR. La sala, ubicada en el vestíbulo del Edificio Fundación Ángel Ramos de la avenida Roosevelt en San Juan, fue creada en el 2010 para dar a conocer las artes plásticas que se gestan en el país. Para más información sobre SalaFAR, llamé al (787)763-3530. Fotos: Javier del Valle
La posibilidad de encontrar soluciones para viabilizar ideas que terminan convertidas en obras de arte alimenta a un artista como Antonio Martorell, quien ahora presenta en SalaFAR su exhibición "Sombra, sombrilla y sombrero". Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La musa le trajo una sombrilla a Antonio Martorell. Vino expresamente a enriquecer los lienzos que el artista pintaba para exhibir en un lugar en el que cuentan que llueve un día sí y otro también. Pero como le gusta el juego –a la musa y al artista- otra oportunidad de crear nuevas obras para mostrar lo llevó a pararse bajo la sombrilla. Entonces Martorell se topó con la sombra. Y, por supuesto, con su sombrero. Esa dinámica de juego y exploración se repite una y otra vez en el proceso creativo del santurcino, considerado uno de los artistas más prolíficos de nuestro país. Martorell tiene ideas en su cabeza que comparte en forma de obra en lienzo, de gráfica en papel, de escenografía teatral, de cuento, de instalaciones o las ofrece en un salón de clases repleto de estudiantes. En una de esas asignaciones artísticas se encontraba cuando decidió crear con acrílico, aerosol, tinta de impresión, crayón y carbón las 28 obras en papel y lienzo que ya cuelgan en las paredes de la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR), como parte de la muestra que bautizó Sombra, sombrilla y sombrero. “Originalmente me invitaron a hacer una exposición y a dar talleres y conferencias en una universidad en Oregon, Linfield College, y como me gusta que las cosas sean pertinentes al tiempo y al lugar pregunté qué pasaba en Oregon y lo primero que me dijeron fue que llueve todos los días. Eso me llevo al tema de la lluvia y la lluvia me llevó a la sombrilla y a todo un desarrollo en torno a eso. Pero en el interín surgió la oportunidad de hacer la exposición en SalaFAR y, como ya yo estaba en esta locura de la sombrilla, dije ‘déjame seguir explorando por ah’. Así que me puse a jugar con las palabras”, rememora el artista que tras estudiar diplomacia en Georgetown University, en Washington, optó por dedicar sus energías a su vocación artística y contó como maestros formadores con Julio Martín Caro, en Madrid, y Lorenzo Homar en el Taller de Gráfica del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Arribaron a su mente las palabras “sombra”, “sombrilla” y “sombrero”, y con ellas Martorell siguió el juego. “Al sumarle a la propuesta la sombra y el sombrero ya me dio otros elementos. Para SalaFAR he hecho cosas exclusivamente con sombreros, exclusivamente con sombrillas y, en algunos casos, he combinado la sombrilla con el sombrero y con la sombra”, señala. Trabajar con la sombra le “entusiasmó mucho”. “Para mí la sombra, predominantemente, es la sombra humana y dije ‘no tengo que buscar muy lejos, yo proyecto una sombra’ y como siempre uso sombrero pues fue una sombra con sombrero. Todo es un juego que resulta en unas combinaciones que a veces son muy alegres y a veces muy serias porque estamos viviendo ahora en un momento sombrío. Yo soy un optimista, siempre veo el lado positivo de las cosas y saldremos de esta como hemos salido de otras”, propone el artista aludiendo a la situación del país. Confiesa que SalaFAR le “provocó” al visitarla y la describió como “muy linda, muy pequeña y acogedora”. Allí expone trabajos sobre lienzo, sobre papel Akawara y sobre papel de estraza. “Y hay una instalación que es una sombrerera o sombrillera donde cuelgan las matrices que se utilizaron para estampar en lienzo y en papel las sombras, las sombrillas y los sombreros. Además de ahí cuelgan unos dibujos pequeños, del tamaño de una hoja de papel para escribir, lo que significa un cambio de escala porque las otras piezas son relativamente grandes”, describe quien en su diversa carrera además ha presentado trabajos como dibujante, diseñador de vestuario e ilustrador. CUAL DIRECTOR DE ORQUESTA Martorell crea en solitario y en conjunto. La vida de taller le complace y describe a sus colaboradores en el Taller La Playa que mantiene en Ponce –Milton Ramírez, Roberto Alicea, Pablo Padrón, José Vega y Howard Kilgore- como “artistas desarrollados con mérito propio”. Comparó su interacción con ellos con la de un director de orquesta y siguiendo esa imagen señala que “prevalece la armonía”. Hay un norte, un concepto y todos aportan. “Para comenzar está la provocación de un tema, un asunto, un color y partiendo de ahí establezco la pauta. Eso a su vez motiva la técnica a usarse, la superficie, los colores y en eso intervienen, por supuesto, mis ayudantes con su ayuda física de mano de obra y también con ideas y posibilidades de desarrollo de los temas que estamos tratando”, sostiene. “De esta exposición espero lo que espero de todas: poder comunicarme con el público y establecer un puente entre el arte y el espectador que lo recrea”. De ese modo, el crecimiento en el taller es grupal. “En esto el maestro también es aprendiz porque no es una cosa que sea de una dirección. Un artista aprende haciendo, la gente se cree equivocadamente que un artista hace lo que sale y no es cierto. Un artista puede saber algunas de las cosas que hace pero la mayor parte de las veces, y la más placentera, uno hace lo que no sabe pero aprende haciéndolas. Eso enriquece la experiencia y la hace tan rica que uno no quiere terminar. De hecho, no termina porque un proyecto lleva a otro”, asegura el fundador en el 1968 del Taller Alacrán, uno de los primeros talleres gráficos independientes en Puerto Rico. Martorell ha enseñado en la Universidad de Puerto Rico además de espacios en Argentina, Colombia, México y Estados Unidos, entre otros países. Su obra está incluida en múltiples colecciones privadas y públicas y ha gestado diversos eventos artísticos, comunitarios y culturales en los que comparte su amor por la expresión artística. “De esta exposición espero lo que espero de todas: poder comunicarme con el público y establecer un puente entre el arte y el espectador que lo recrea”, menciona. JUGAR EL JUEGO Parecería que el juego –en el desarrollo de conceptos, en la culminación de obras y en el acercamiento a cada proyecto- es un distintivo en la personalidad creativa de Martorell. Lo hemos comprobado en sus exposiciones y en sus incursiones en radio y televisión: En la punta de la lengua, emitido por el Canal 6, y desde Radio Universidad, 1,2,3 probando, junto a Rosa Luisa Márquez. Aunque no lo crea, el artista asegura que no siempre fue así. “Yo aprendí a jugar tarde en la vida porque empecé muy en serio. Yo era un joven muy serio y fue el arte lo que me enseñó a jugar. Me di cuenta que por más que uno quería establecer y desarrollar ideas en el arte y comunicarlas, si se volvía muy didáctico podía resultar hasta dogmático. Esto (el juego) vino con el taller colectivo de gráfica y el teatral, un elemento muy importante en mi trabajo. Entonces el juego comenzó a ser cada vez más importante, el uno aventurarse a territorios insospechados, a juegos combinatorios donde la suma es algo más que la sobreimposición de las partes; me di cuenta que el juego te hacía descubrir cosas que conscientemente uno no hubiera siquiera intentado”, resalta las virtudes del método de trabajo lúdico. Retornar a la antigua sede del periódico El Mundo, donde ubica la Fundación Ángel Ramos y SalaFAR en Hato Rey, significa para Martorell una agradable vivencia, puesto que lo conecta con otro rol desempeñado: el de periodista. “Yo colaboré en el periódico El Mundo”, menciona orgulloso, “por muchos años escribí sobre arte, cine, literatura, teatro y también ahí me inicié en mi labor como reportero de corte, ya que cubrí el juicio de Filiberto Ojeda Ríos en la corte federal para ellos. El Mundo y Claridad fueron mis dos inicios en el periodismo, ahí hice un trabajo de los más importantes de todos los que he hecho. Fue una experiencia enriquecedora”. “Estos momentos difíciles nos ponen a prueba, pero es una prueba para la que estamos equipados. Muchos de nosotros no lo sabemos, por eso subestimamos tanto nuestras capacidades”. Considerado heredero de la tradición plástica de los maestros de la Generación del 50, este artista es fiel creyente de que el arte es una vía de rescate para el país en estos tiempos puesto que “es creación, es hacer de una cosa otra, hacer de la desgracia, gracia”. “El arte es un vehículo de transformación que no se limita a jugar con colores, superficies y temas visuales, es un modo de transformar la vida. Pero el arte supone siempre un estado de libertad; el arte y el cautiverio son enemigos, el arte supone ser libre para crear y a la misma vez crea libertad, engendra lo que practica. Este país necesita aprender a ser libre, a expresarse, a comprender y poner en práctica todo aquello que adelanta la vida del colectivo y del individuo. Estos momentos difíciles nos ponen a prueba, pero es una prueba para la que estamos equipados. Muchos de nosotros no lo sabemos, por eso subestimamos tanto nuestras capacidades. Yo creo que el arte ayuda a encontrarse a uno mismo como persona y como colectivo y, cuando eso pasa, se pierde el miedo que es el enemigo principal de la libertad”, culmina. Quizás la musa lo visite de nuevo. Mientras tanto, Martorell no dejará de provocarla con trabajo y juego. Si interesas apreciar la exposición, el horario de SalaFAR es de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Para más información, llama al 787-763-3530. Fotos: Juan Carlos Álvarez Lara y Javier del Valle
La obra plástica que la artista Sofía Arsuaga exhibe en SalaFAR testimonia su crecimiento espiritual. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Si vienes a ver, la relación de trabajo de la artista Sofía Arsuaga con el lienzo puede denominarse como una conversación. En un productivo fluir de conciencia, deambulan sus pensamientos y reflexiones, entre su mente y el canvas por medio del pincel. El resultado ya puedes apreciarlo en Alzada en vuelo, la nueva exposición que la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos, conocida como SalaFAR, presenta al público. La exhibición está compuesta por seis obras abstractas en gran formato que reflejan la compleja esencia del ser humano. “Es una conversación con mi ser y una eterna búsqueda de quién soy yo y dónde me encuentro en este mundo, en este momento de mi vida. Yo pinto o creo lo que siento. Sí, mi obra es para observar, pero también para sentirla”, propone Arsuaga, egresada de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce y del neoyorquino Instituto Pratt. Esa plática con su interior por momentos es un proceso divertido, aunque a veces también puede ser angustiante. “Es ambas cosas. Al ser una meditación y un encuentro conmigo misma es un proceso que a veces, es doloroso pero también es gratificante porque yo salgo más fuerte a raíz de mi producción artística. Hay un crecimiento espiritual, hay un encuentro conmigo para entender cosas que de otra manera no las entendería. Es una creación muy corporal porque mi cuerpo es la herramienta y tengo diferentes maneras de expresarme”, revela la artista que además ha trabajado la escultura en barro, el grabado y el baile. “Por eso digo que mi obra es muy personal porque es a través de ella que yo me conozco, que yo crezco y entiendo lo que siento; no es hasta que termino y evalúo mi obra que entiendo dónde estoy. A través de mis creaciones artísticas he podido encontrarme, crecer, ser mejor madre y artista”, señala Arsuaga quien al momento se desempeña como artista residente y curadora de exhibiciones en el Ritz Carlton Reserve en Dorado Beach, complejo turístico situado en Dorado. Realizados en acrílico y medio mixto, los lienzos son testimonios de la evolución espiritual de su creadora y cada uno inspiró un texto que lo acompaña. Este es uno de ellos: Solo brilla el alma que se deja ser.Solo renace el espíritu que valiente es,amando su vida,brillando por siempre, alza sus alas a fuerza de ser en silencio,echa el alma a volar. “Es un proceso dual donde escribo y pinto, uno va a la par con el otro y no puede existir sin el otro. Todas mis obras siempre han tenido un escrito que voy escribiendo en la medida en que voy creando. Mi obra es una meditación; no trabajo con una obra preconcebida, voy trabajando en el momento con lo que voy sintiendo y voy dejando que lo que hay en el canvas me vaya hablando. En ese proceso voy observando y la misma pieza me va guiando hasta que la llevo al punto que quiero”, cuenta la creadora. ESPEJO DE EMOCIONES En el silencio del alma, Ando o vuelo, Diosa de mí, Libre, A fuerza de ser y Alas al viento son las seis obras que Arsuaga muestra en esta exposición. La artista resume el significado de sus imágenes abstractas como relatos de diversos momentos de su vida que marcan un crecimiento espiritual. “Mis obras son un espejo de mi ser, de mi alma, de mi esencia. Tiene que ver con cómo las experiencias de la vida impactan, quedan plasmadas en el alma y día tras día uno las lleva con uno. Es cómo tu experiencia con otros seres te moldean hasta convertirte en lo que uno es hoy”, afirma la creadora. Arsuaga está convencida de que “todos estamos destinados a ser la mejor versión de lo que podemos ser” e igualmente cree que “todos somos dioses creadores porque tenemos un Dios dentro”. “Parte de lo que necesito es darme fortaleza y amor propio para llegar a ser esa gran persona que Dios quiere para mí. No puedo pretender llevar un mensaje pero sin querer ocurre y no es solo para mí si no también para mis hijas Sara y Paula; que también ellas entiendan lo que pueden llegar a ser”, dice entusiasmada. “Mi obra no existe sola, existe por las experiencias con las personas a mi alrededor: las que quiero y con las que he tenido experiencias buenas y malas, no importa.Viene siendo algo tan personal y espiritual que para mí es un regalo poder compartirlo”. Cuatro de las seis obras de Alzada en vuelo fueron creadas específicamente para esta muestra en SalaFAR, mientras que las restantes dos fueron culminadas meses previos a la invitación a exponer. “No hay satisfacción mayor que poder compartir mi obra con las personas que yo quiero y con las que no me conocen. Mi obra no existe sola, existe por las experiencias con las personas a mi alrededor: las que quiero y con las que he tenido experiencias buenas y malas, no importa. Viene siendo algo tan personal y espiritual que para mí es un regalo poder compartirlo”, menciona Arsuaga sobre las obras que a diario son apreciadas por decenas de personas que atraviesan el espacio expositivo donde cuelgan, ubicado en el vestíbulo de la sede de la fundación en Hato Rey. “Siempre pasa que, sin querer, las personas se sienten identificadas y reciben algo positivo de mi trabajo. Pues qué mejor que eso. Si puedo recordarle a alguien que somos grandes, que tenemos un valor intrínseco y que podemos ser la mejor versión de nuestras vidas porque hay un dios en ti y en mí, pues voy a hacerlo”, culmina la artista. SalaFAR puede ser visitada de forma gratuita por visitantes de todas las edades. La sala abre de lunes a viernes en horario de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Para más información, llame al 787-763-3530. Fotos Juan Carlos Álvarez Lara
Piezas que abordan conceptos como el azar y la autoría son reunidas en la exposición Marcas y restos, de Fernando Paes Carvalho, que ya puedes visitar Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé A lo largo de un semestre, cerca de 200 estudiantes pisan el suelo de uno de los talleres de pintura en el Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. El piso está manchado de pintura seca y ese aspecto, precisamente, es un componente fundamental en la obra reunida en la muestra Marcas y restos, que el artista Fernando Paes Carvalho presenta en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR). SalaFAR está situada en la sede de la Fundación en Hato Rey y fue establecida en el año 2010 con la misión de ofrecer un espacio de exposición para presentar las propuestas creativas, dentro de los distintos géneros de las artes plásticas, de creadores que producen en Puerto Rico. Radicado en nuestra Isla desde el 1996, el brasileño Paes Carvalho preparó las cinco piezas exhibidas en mediano y gran formato con las dimensiones de SalaFAR en mente. “A mí me gustó mucho la sala porque está muy bien ubicada y me gustan mucho sus proporciones. Funcionaron muy bien las piezas cuando montamos; hay dos enormes, de 16 y 19 pies. Tengo muy buena expectativa de esta exposición”, anticipa Paes Carvalho quien dirige el Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras. Su propuesta parte de la técnica de monotipía pictórica y de la técnica de arranques de restauración. Sobre el piso de su salón de clases en la UPR, Paes adhiere un pedazo de tela empapado en una combinación de pega y pintura. Cuando esté seca, el artista lo arranca del suelo y así descubre las formas creadas en el textil tras el proceso de pegado al cemento y de despegue. “En el piso del taller se han acumulado los restos de pintura de los estudiantes por un periodo de diez años, así que el piso está manchado. Yo selecciono un color que paso por el piso con mucha pega y sobre eso deposito la tela de algodón blanco, también llena de pega y pintura. La tiro como una sábana sobre el piso, la dejo que seque de un día para otro y después la arranco. No es fácil despegar la tela, a veces sale hasta con pedazos de cemento. El proceso se puede hacer muchas veces dependiendo del resultado”, detalla el orden en que trabaja. “Cuando dejo caer la sábana se van formando burbujas de aire que no permiten que la pega se pegue al piso, es como un espacio negativo. Esas son las formas que sobresalen, ese aire crea líneas y marcas interesantes”. Ese lienzo que al levantarse del suelo tiene marcas y huellas únicas es exhibido en SalaFAR. “Cuando dejo caer la sábana se van formando burbujas de aire que no permiten que la pega se pegue al piso, es como un espacio negativo. Esas son las formas que sobresalen, ese aire crea líneas y marcas interesantes”, menciona el egresado de la Escuela de Artes Visuales de Parque Lage en Río de Janeiro, Brasil; de la Academia San Carlos en Ciudad de México, México; y de la Universidad Politécnica de Valencia, en España. RENACE LA PINTURA DE PARED Paes usó “pintura de acrílico de pintar casas” en esta propuesta. Cuenta que acude a tiendas de pintura y compra los restos que los clientes devuelven. “Casi siempre son tonos neutrales, nada muy fuerte”, explica el artista acostumbrado a ver posibilidades donde el ojo común percibe solo desechos. En Marcas y restos el azar juega un papel vital. “Es un elemento bien presente en el trabajo, solo que es un azar controlado; yo sé la posición, decido el color de base de arriba y si está bien o no el resultado”, menciona sobre el juicio al que somete cada obra el cual es determinado por las formas abstractas en la tela y el tono que resulte del proceso, entre otros elementos. Paes Carvalho se ha especializado en la pintura indirecta, esa que resulta de un trabajo que no incluye el uso de un pincel sobre una superficie. Por eso, al crear, recurre al suelo del taller de pintura de la universidad una y otra vez. “Lo uso por dos cosas: lo primero es que siempre he trabajado con procesos indirectos en la pintura y en segundo lugar porque usar el piso es una forma de incorporar la experiencia del salón, el ambiente, toda la dinámica que allí ocurre. Es una forma de ligar el trabajo docente mío, con el trabajo del arte”, asegura quien ha sido profesor en la UPR desde el 1998. La huella de sus estudiantes marca el trabajo. “Sutilmente se incorpora, por eso el título de la exposición”, acepta Paes. “Los estudiantes aleatoriamente depositan en el piso la pintura como si fuera basura; no es su obra, es lo que sobró de su obra. Y ese fragmento se convierte en marcas al pegarse en la tela”, insiste el artista que acumula en su resumé múltiples exhibiciones individuales, siendo la última en el 2015 en Espacio Área en Caguas, y quien además ha tomado parte en colectivas exhibidas en espacios como el Museo de Arte Contemporáneo y el Instituto de Cultura Puertorriqueña, entre otros. Hasta mediados de mayo la muestra Marcas y restos continuará abierta al público en SalaFAR de lunes a viernes, en horario de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Para más información, puede comunicarse al (787) 763-3530.
La caligrafía no se conforma con marcar solamente el papel en las piezas que la artista Nereidín Feliciano presenta en SalaFAR Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El ancla de la mirada debe ser el trazo. A eso aspira la artista de la caligrafía, Nereidín Feliciano, con las doce piezas que presenta en la exhibición “Mi vida en letras”, que ya está abierta al público en la Sala de Exposiciones de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR), ubicada en su sede en Hato Rey. El trazo firme de la caligrafía de Feliciano marca papel, textiles y paredes, entre otras superficies, en el conjunto de obras que delatan el estilo logrado en tres décadas y media de trabajo. “En China y en Japón, los calígrafos son considerados monumento nacional y les tienen un respeto. Antes de ellos escribir, hacen ejercicios por una hora para soltar la mano y entrar en el mood. La precisión es bien valorada porque, en esos idiomas, la presión del pincel -que casi siempre es de bambú- también comunica ideas, demuestra el dominio de esa persona en un idioma que tiene tantos símbolos”, comenta la profesora de Historia de Puerto Rico y de Humanidades en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Bayamón, y en la Inter-Metro.