La iniciativa de la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas, propició que 25 estudiantes entre los 9 y los 12 años registraran cómo perciben su entorno. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El grupo de niños y niñas que participó de la experiencia recibió al final una cámara fotográfica para continuar cultivando sus miradas y perspectivas. El orgullo que sintieron los 25 alumnos de la escuela elemental Nemesio R. Canales de Hato Rey cuando vieron el resultado de su trabajo en la exposición “Miradas transformadoras” -en el centro comercial Plaza Las Américas-, no será cosa de un solo día. Cuando en agosto retornen al plantel, allí descubrirán que el trabajo en el que describen cómo perciben su mundo será exhibido de nuevo para que sus compañeros, la comunidad escolar y vecinos lo puedan apreciar. “Esas imágenes representaban las ideas y ellos verbalizaron sus sentimientos sobre esa imagen. Así también trabajamos con el pensamiento crítico y con situaciones que les generaban emociones y aprendizajes. Las preguntas claves les ayudaban a reflexionar sobre lo que querían decir y el porqué de lo que querían decir”. Raquel L. Muñiz, oficial de desarrollo de la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas “Es la primera vez que hacemos este proyecto y me encantó. Fue diseñado para educar, concienciar y empoderar a los niños y a las niñas mediante la metodología de foto-voz, que combina la fotografía y la narración como herramientas pedagógicas. Esto promueve el desarrollo de las habilidades para la vida, que es con lo que trabajamos nosotros, siguiendo un modelo de la Organización Mundial de la Salud”, describe Raquel L. Muñiz, oficial de desarrollo de la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas, organización gestora de la iniciativa en alianza con auspiciadores como el programa Mano Amiga de la Fundación Plaza Las Américas. Veinticinco estudiantes del tercer, cuarto y el quinto grado de la escuela -con edades entre los 9 y los 12 años- fueron reclutados para integrar el proyecto realizado en horario escolar. La doctora Astrid Morales fungió como facilitadora de la experiencia que inició con una serie de cinco talleres sobre habilidades para la vida. Luego documentaron con fotos las respuestas a preguntas claves que les hicieron. Los talleres ofrecidos de 1:00 a 3:00 de la tarde, incluyeron temas como la autoestima, el autodescubrimiento, el trabajo en equipo, el manejo de las emociones, el valor de las amistades y cómo ellos se ven dentro de su entorno escolar. “A partir de esos talleres, ellos lograron expresar y explorar sus vivencias, lo que ellos pensaban, y sus emociones”, explica Muñiz. El proceso creativo de la exposición incluyó una serie de talleres a través de los cuales el grupo pudo reflexionar sobre el concepto mismo de su mirada. Luego de trabajar la temática de la autoestima y el autodescubrimiento, los estudiantes recibieron la cámara y en pares acudieron al patio de la escuela para responder varias preguntas como, por ejemplo: ¿Qué es lo más que te gusta de tu escuela? o ¿Cómo te visualizas en tu escuela? Las fotografías debían expresar el sentimiento con el que respondían las preguntas. Los grupos de trabajo se escuchaban, se apoyaban y compartían la cámara para tomar las fotos. “Muchos de ellos nunca habían tenido una cámara en sus manos. Fue bien interesante ver las fotografías que tomaron, desde el ojo de un niño hasta un árbol que para ellos simbolizaba todo lo que era la escuela”, expone Muñiz. La oficial de desarrollo celebró la actitud y la cooperación del director escolar, el doctor Arcadio Matos, quien aseguró el éxito del proyecto. “Él te dice sí, sin terminar de escuchar lo que le vamos a proponer, porque quiere lo mejor para sus estudiantes. Estuvo bien involucrado en todas las fases”, describe Muñiz e incluye también en el reconocimiento a la trabajadora social, Silkia Cuevas, que fungió como enlace con la Alianza, y a las maestras. De forma indirecta, la iniciativa impactó a unas 250 personas al incluir a las familias y a la comunidad. “Los papás en el evento final hasta lloraron al ver todas las emociones que los estudiantes lograron sacar. Para nosotros fue bien importante”, indicó Muñiz. IDEAS, IMÁGENES Y PALABRAS Dos de las participantes muestran orgullosas el libro y una de las fotografías que integran la exposición que se presentó al público en Plaza Las Américas. Todas las fotografías se revelaron al concluir los talleres y las sesiones de trabajo. Luego los estudiantes debían escoger una foto, no tenía que ser la suya, y escribir sobre ella. “Esas imágenes representaban las ideas y ellos verbalizaron sus sentimientos sobre esa imagen. Así también trabajamos con el pensamiento crítico y con situaciones que les generaban emociones y aprendizajes. Las preguntas claves les ayudaban a reflexionar sobre lo que querían decir y el porqué de lo que querían decir”. Muñiz opina que la facilitadora Morales “sacó lo mejor de los estudiantes”. “Las narrativas eran bien personales, bien únicas. Ellos traducían las imágenes en palabras, en lo que nos querían decir. Después se fue conectando cada fotografía con lo que ellos escribieron y el resultado es el libro de foto voces que también se presentó en el evento final junto a las fotografías”, indica en torno a la presentación realizada el pasado 29 de abril, que incluyó un slideshow de todo el proceso. Tanto la exposición como el libro se dividieron en tres partes: Autodescubrimiento y autoestima, Manejo de emociones y El poder del trabajo en equipo. “Para los nenes fue bien emocionante ver su trabajo expuesto en Plaza Las Américas, que sus papás pudiesen verlo. Al terminar la exposición la movimos al plantel para que la comunidad pueda disfrutarla. Hemos hecho muchos proyectos con esta escuela, pero este fue bien especial, vimos a los papás llorando al descubrir lo que los nenes pueden lograr cuando uno les da la oportunidad. Siete estudiantes -los que pidieron participar- presentaron el trabajo, todos estaban bien entusiasmados. Ellos son honestos, sensibles y creativos, ellos son los protagonistas de este proyecto”, indica. El proyecto espera repetirse el próximo año con un nuevo grupo de participantes, mientras que el grupo actual podrá compartir nuevamente sus obras a través de una exposición el próximo semestre en su escuela. Muñiz insiste en que “Miradas transformadoras” les comprobó que “cuando le ofreces a los niños un medio auténtico de expresión”, ellos son capaces de generar narrativas de gran valor “tanto educativo, como emocional y transformador”. “Para nosotros fue una experiencia espectacular, especialmente siendo niños tan pequeños y todo lo que nos pudieron decir. Por ejemplo, cuando les preguntabas ‘¿qué es lo más que te gusta de ti mismo?’ tomaban unas fotografías que tú ni te imaginas. Les dimos la oportunidad y ellos nos abrieron sus corazones”, dice la oficial de programas y agrega que algunos estudiantes mencionaban que lo compartido “nunca se lo habían dicho a nadie”, pero se sentían seguros para decirlo. La encuesta final reflejó que el 90% de los participantes reconoció el valor de su voz como agente de cambio. La Alianza confía en el valor de su proyecto y ya aguarda por la aprobación de una propuesta presentada para repetir la experiencia en otras escuelas del país. “Fue bien gratificante trabajar con estudiantes de esta edad y darles tantas herramientas para que ellos puedan ver el valor de su mirada del mundo. Siempre fueron honestos, sensibles y creativos, ellos fueron los protagonistas”, culmina Muñiz. Gracias a los auspiciadores, los 25 alumnos pudieron llevarse una cámara a sus casas. Fue el mejor cierre posible, sus caras de alegría lo revelaron. Para más información, visita https://alianzaprsindrogas.com o en Facebook, @Alianza para un Puerto Rico sin Drogas. Fotos / Suministradas
La organización Para la Naturaleza ofrece múltiples oportunidades para que privilegies el contacto de tu familia con la naturaleza durante el verano. Por Tatiana Pérez River :: Oenegé Vista impresionante de las formaciones rocosas únicas y lagunas formadas por manglares de Punta Guaniquilla en Cabo Rojo. Descansar todos los días en casa no tiene por qué ser la rutina a lo largo del verano. Revisa tu calendario y planifica con tiempo actividades para este junio y julio que te permitan explorar los encantos naturales que ofrece nuestra isla. Saca los tenis, la ropa cómoda, tu gorra y termo de agua porque las recomendaciones que nos comparte la organización Para la Naturaleza (PLN) prometen que tu aventura con familiares y amigos será verde y divertida. Ten presente que la experiencia está repleta de posibilidades educativas que incluyen la exploración, la observación y la escucha; incorporar la fotografía en el paseo además aporta al desarrollo del enfoque y la concentración. Al regresar a casa pueden buscar más información sobre algún tema que despertó la curiosidad, crear dibujos o collages y hasta redactar historias cortas inspiradas en la vivencia. No dejes pasar la oportunidad de realizar una actividad especial en el hogar para compartir lo mejor de la experiencia utilizando sus creaciones. Proveerle recuerdos memorables a cada integrante de la familia en nuestros ecosistemas naturales encenderá su interés por conocerlos y conservarlos. No te sorprenda que llegues al lugar con niños y jóvenes desinteresados y salgas de allí con guardianes activos de la naturaleza isleña. Para llegar a ese nivel de compromiso hay que salir de nuestras cuatro paredes. Un estudio comisionado por el National Trust británico en el 2018 mostró que los niños en dicho país juegan en exteriores un promedio de cuatro horas a la semana en comparación con sus padres, que dedicaban unas 8.2 horas. Partiendo de los beneficios del contacto con la naturaleza en todas las edades del desarrollo y de nuestro envidiable clima, en Puerto Rico aspiramos a tener mejores cifras. ¿Qué tal si comenzamos ahora? PRIMER PLAN Una excelente aventura familiar puede ser conocer más acerca de nuestra especie endémica el sapo concho y aprender acerca de sus cuidados y características. Visitar reservas naturales protegidas y darle cariño al sapo concho Durante los próximos tres meses, PLN permitirá acceso a reservas o áreas naturales que la organización ayuda a proteger. ¿Qué puedes hacer con tu familia? Paseos por veredas auto interpretadas, lecturas de cuentos en la naturaleza, recorridos nocturnos y, lo mejor, actividades de voluntariado como, por ejemplo, ofrecer cuidados al sapo concho, una de nuestras especies endémicas. Hay oportunidades de voluntariado en las áreas naturales, Cuevas El Convento, en Guayanilla y Río Encantado, en Florida. Recomendación: Visita reservaciones.paralanaturaleza.org y separa tu espacio. SEGUNDO PLAN Recorrer las veredas auto interpretativas Un paseo es atractivo para cualquier integrante de tu familia porque ofrece atractivos para todos; desde la vegetación hasta las rocas, desde el viento hasta la luz. Los de PLN cuentan con rotulación sobre sus atractivos naturales y culturales, además de poseer señales claras que permiten a las personas participantes ir a su propio ritmo. La entrada es libre de costo. Las veredas ubican en distintos puntos de nuestro archipiélago y ofrece experiencias únicas. Para que tengas una idea, en Punta Guaniquilla, Cabo Rojo, hay formaciones rocosas únicas y lagunas formadas por manglares. Sus ecosistemas parecen de otro planeta, es hogar de una abundante y rica biodiversidad. En el caso del humedal Los Machos, en el Área Natural Protegida, Medio Mundo, en Daguao, la rica biodiversidad de la costa de Ceiba garantiza el interés y la atención de los caminantes. Para rematar la hermosura que regala el lugar, tendrán El Yunque como telón de fondo. Si no puedes salir de San Juan, tenemos otra vereda en agenda: Hermanas Sendra en el Corredor Ecológico de San Juan. Justo en el corazón de la cuenca hidrográfica del Río Piedras, la vereda Hermanas Sendra te adentrará en la naturaleza de este bosque urbano tan importante para la captación de agua y la vida en la capital. Prepara la cámara porque tendrás hermosas vistas de la Bahía de San Juan. Recomendación: Visita mascerca.paralanaturaleza.org y aprieta el botón “Veredas” para escoger la que mejor se ajuste a las necesidades e intereses de tu familia. TERCER PLAN Las sesiones de lectura en las bibliotecas de diversos centros educativos ofrece una experiencia de apreciación de la naturaleza desde temprana edad. Aquí un vistazo al espacio ubicado en Rincón. Lecturas de cuentos No te despistes con la baja intensidad de esta actividad, el resultado puede ser una rica experiencia creativa, educativa y cultural para tu familia. Las sesiones de lecturas para niñas y niños tienen lugar en el Centro de Visitantes de la Reserva Natural Cabezas de San Juan, ubicada en Fajardo; y en la Reserva Natural Hacienda La Esperanza, en Manatí. Cuando visiten la estación, encontrarán libros, anaqueles de lectura y hasta un mini teatro de marionetas, entre otros recursos que invitan a estimular la imaginación y la creatividad. La temática gira alrededor de la conservación de la naturaleza, la historia y la cultura del archipiélago de Puerto Rico. Recomendación: Aunque el acceso a esta actividad es libre de costo, requiere reservación. Consulta mascerca.paralanaturaleza.org y busca la sesión que te convenga. CUARTO PLAN Bioluminiscencia en vivo Ahhh, imagina la sorpresa que se llevarán tus familiares cuando puedan apreciar el fenómeno natural de la bioluminiscencia. PLN invita a que admiren la biodiversidad nocturna de la Reserva Natural Cabezas de San Juan, situada en Fajardo. En la visita pueden recorrer puntos icónicos de la reserva que les permitirán aprender sobre la bioluminiscencia en Laguna Grande, disfrutar de los sonidos y la fauna nocturna. Recomendación: Infórmate porque para este recorrido hay tarifas diferentes. Busca la tarifa que te corresponde y separa tu espacio, o llama al 787-722-5882. Para saber más sobre las actividades de Para la Naturaleza, visita https://mascerca.paralanaturaleza.org. Fotos / Suministradas PLN
Compartimos una breve crónica a partir de la experiencia de correr uno de los tramos de Kilómetros de cambio. Por Ana Teresa Toro :: Oenegé Llegada a la Plaza pública de Aibonito del tramo 35 de Kilómetros de cambio el pasado sábado 17 de mayo. En la carretera de curvas entre Coamo y Aibonito hay 86 curvas. Si el número es incorrecto, la culpa se la echo a la memoria, ese lugar que es el menos confiable del cerebro. Pero de niña, recuerdo que solíamos tomar esa ruta para visitar parientes en Juana Díaz y Villalba o para ir un domingo a la Plaza de Ponce comer helados bajo aquel calor que convertía la experiencia en un evento de placer de marca mayor. Prefería las curvas de la ruta Panorámica, entre Aibonito y Cayey. Me parecían más amables, mostraban paisaje, nubes que le hacían sombra a las montañas. En fin, la belleza siempre imponiéndose. Por eso, pasaba el rato en el carro asomada por la ventana contando las curvas. En los meses de verano, cuando ya nos acercábamos a Coamo, a veces se veían pedazos de montaña prendidos en fuego o ya chamuscados después de haberse incendiado. Bajábamos del Asomante fresco a ese otro aire tibio que nos anunciaba el camino al sur. En el camino conté 86 curvas y ese número se quedó conmigo. Ahora que lo escribo al fin, me parece exagerado, aunque después de lo vivido el pasado sábado 17 de mayo quizás me haya quedado corta. La Procuradora de las Mujeres Astrid Piñero ofrece un mensaje de apoyo a los corredores previo a la salida. Conocí a Deborah Maldonado en persona cuando fui a recoger mi número y paquete para correr la carrera de diez kilómetros del Puente Teodoro Moscoso. Antes, habíamos hablado por teléfono gracias a un amigo en común que nos conectó luego de que escribiera una columna titulada Corre como nena, de cara al Medio maratón San Blás. La conexión fue inmediata. Hablamos poco, pero con intensidad, nos entendimos, no había mucho que explicar: ambas sabemos lo que pasa en la brea, lo que se transforma pisada a pisada. Nos abrazamos mientras ella seguía vendiendo camisetas, medias, gorras, contagiando a todo el que pasara frente a su mesa con su energía tan firme y potente. Habla con la conciencia de que la causa es urgente, porque lo es, pero también con la alegría de quien sabe que hay esperanza. Me comprometí a participar de uno los tramos de esta edición y ahí quedó el encuentro. El día llegó. Decidí hacer el tramo 35 pues sería todo en Aibonito, donde nací y crecí. El tramo saldría de la Finca Happy Bee (Km 42.7) en dirección a Coamo y culminaría en la Plaza Pública Segundo Ruíz Belvis del pueblo. La atleta Tamara Pérez Hernández es la embajadora y lideraría el grupo a través del recorrido de 4.7 millas. Llegué allí a la hora indicada, había un leve retraso, pero ya se sentía el entusiasmo de lo que sucedería. Es el campo, hacía frío, alivio para el sudor que vendría después. Poco a poco fueron llegando los y las corredoras. Tamara no paró de entusiasmar a su grupo. La Procuradora de las Mujeres, Astrid Piñero llegó hasta allí y ofreció un mensaje de aliento. Ni su reciente diagnóstico y tratamiento de cáncer le impidieron participar, un gesto que tanto el grupo, como las organizadoras del evento y embajadoras atesoraron. Conoce más del movimiento Kilómetros de cambio en la nueva edición de Oenegé, el pódcast. Finalmente, llegó el grupo que venía ya a oscuras corriendo desde Coamo. La embajadora Xiomara Lagos hizo el pase de batón, tanto ella como Tamara se abrazaron en complicidad y nos preparamos para salir recordando las palabras de entusiasmo que la embajadora nos había compartido minutos antes. “Cuando estén subiendo esas cuestas y sientan el dolor y quieran parar, recuerden que esto no es nada en comparación con lo que las mujeres que tienen que llegar a un albergue viven. Cuando sientan ese dolor y ganas de parar, piensen en que este dolor se termina porque este tramo lo vamos a completar, pero hay mujeres para quienes el dolor no acaba nunca”. La voz de Deborah, ya agotada por dos días completos de jornada, se escuchaba en el micrófono, había música, ganas de correr y hasta de cantar. Pocas cosas alegran más que andar o correr de un lado a otro a favor de un propósito común. La tragedia es una máquina de esperanza, aunque a veces no lo parezca. Los corredores del grupo que llegó nos compartieron los chalecos protectores que nos permitirían vernos en la oscuridad. Y, una vez todos juntos, empezamos a correr. Esas cuestas, las últimas de la ruta, las mismas que conté de niña cuando bajaba del frío al calor, cuando regresábamos agotadas del sur a la altura familiar de Aibonito, eran realmente castigadoras. No era una cuesta que otra, era subir unas cuantas montañas enormes, curvas y empinadas por espacio de poco más de una milla. Poco a poco fuimos cayendo. Si nos quedábamos atrás nos subían a la guagua. La idea era mantener el grupo unido y un paso similar para lograr cumplir con los tiempos del relevo. De otro modo, no se lograba recorrer la isla completa. No contaba con ese nivel de cuestas. Corro pero no como los que corren, corren. Hice el San Blás en poco más de una hora y media por primera vez, con un entrenamiento silvestre que encontré en la web y a un año y medio de una lobectomía y toracotomía. Si suena a excusas, es porque lo son, o cuanto menos es lo que me digo para consolarme o, mejor aún, para animarme a seguir. No sé si fue falta de entrenamiento, no sé si algún día podré meter el suficiente aire a mi cuerpo como para exigirle ese esfuerzo a mi corazón y mis músculos, pero sé que esa noche no pude subirlas. Vistazo del grupo de corredores durante una pausa en el oasis. En la guagua, al final de la zona de cuestas, subimos como quince. Incluso algunos que se veía habían entrenado o eran atletas profesionales. La ruta a veces es muy dura incluso para quienes viven preparados. Como la vida misma, como huir de un hogar. Al llegar a Asomante, pude correr un rato más, como dos millas. Había gente jangueando en los chinchorros, el alto parlante de las guaguas anunciaba la carrera, invitaba a donar. La gente salía de las casas, aplaudía. Seguimos. Correr en medio de esa alegría alivia cualquier dolor. Te hace olvidar hasta las cuestas. Ya casi al final me quedé un poco atrás de nuevo. Sabía que podía con lo que quedaba de ruta, pero no al ritmo que el grupo requería. Dos corredores retrocedían en la ruta para asegurarse de que nadie se quedara atrás. Algunos habían hecho múltiples tramos en el mismo día. ¿Estás bien? Me decían. ¿Puedes? Yo asentía. Hasta que no pude y llena de vergüenza, frustración, agotamiento y unas cuantas cosas más que aun duele contar, me subí a la guagua. Casi antes de llegar al pueblo me bajé y al menos, por dignidad -pensé- llegué corriendo. No se sintió igual, obviamente. Nunca será llegar, siempre será la ruta. Pero llegué. La plaza estaba llena de gente, hubo otro emotivo pase de batón. Esa noche correrían hasta Cayey en dos tramos más que terminarían en la Plaza pública del pueblo vecino. Me fui caminando a la casa de mi madre. Lloré un poco, pero no de vergüenza. Lloré porque en el caminar entendí que la dignidad radica en saber cuándo pedir ayuda, en entender cuándo montarse en la guagua y dejarse llevar. También porque pude ver cómo este movimiento, Kilómetros de cambio, no sólo ofrece una metáfora perfecta para el proceso de salir de una situación de violencia, de peligro, de maltrato, sino que en su ejecución se vive pisada a pisada. Cuando una mujer decide salir de la casa no siempre está lista, no siempre está entrenada. A veces, incluso estándolo, puede encontrarse con que las cuestas son más empinadas y la ruta tiene más obstáculos de lo que su entrenamiento o su fortaleza física y emocional le permite atravesar. Para eso están los refugios, los círculos de apoyo, de solidaridad. Por eso las embajadoras corren solas al frente y tras ellas, un grupo entero de personas que le recuerdan que no está sola. Y tras el grupo, un contingente de personas solidarias, guaguas de auspiciadores (sector privado), seguridad y salud (sector público) y voluntarios y corredores (la sociedad civil) que están listos para sostenerlas. Dormí acurrucada a mi hijo esa noche. Salí a correr y llegué a casa. De eso se trata. Conoce más de Kilómetros de cambio en la nueva edición de Oenegé, el pódcast.
Tras la reciente edición de Kilómetros de cambio su fundadora Deborah Maldonado y Coraly León Morales, presidenta de la Red nacional de albergues de violencia de género en Puerto Rico reflexionan sobre la gestión. Por Oenegé De izquierda a derecha, Coraly León Morales, presidenta de la Red nacional de albergues de violencia de género, Tatiana Pérez Rivera, periodista y conductora de Oenegé, el pódcast y Deborah Morales, fundadora de Kilómetros de cambio En el 2025 resulta un tanto difícil imaginar que hace apenas unas décadas las mujeres sencillamente no podíamos correr. No porque nos faltase estamina o la capacidad física para hacerlo; sino porque en el plano deportivo no estaba permitido que las mujeres practicasen el atletismo o participaran de carreras y maratones. Aun así, muchas lo hicieron, como siempre, a contracorriente. Tampoco podíamos correr metafóricamente. No podíamos correr, huir de relaciones de violencia porque muchas no contaban con la independencia económica para hacerlo, con una red de apoyo o simplemente con un lugar a dónde ir. Aun así muchas lograron escapar y gracias a ellas hoy día muchas más pueden hacerlo. "En la brea quemamos el dolor". Deborah Maldonado, fundadora del movimiento Kilómetros de cambio En esa idea, en la posibilidad de correr porque somos dueñas de nuestros cuerpos y la posibilidad de correr en dirección contraria a una vida de maltratos y riesgo de muerte, se encuentra el corazón del movimiento Kilómetros de cambio, una iniciativa creada por Deborah Maldonado, que se concentra en recaudar fondos para la red nacional de albergues de violencia de género en Puerto Rico a través de un relevo en el que grupos de personas, liderados por mujeres, recorren la isla corriendo para crear conciencia. En esta edición de Oenegé, el pódcast, conversamos con su fundadora Deborah Maldonado y con Coraly León Morales, presidenta de la Red, acerca de este movimiento que en su más reciente edición celebrada el 16, 17 y 18 de mayo pasados ya ha logrado recaudar más de 400 mil dólares. Luego de esta conversación abriremos la mesa editorial junto al equipo de comunicaciones de la Fundación Ángel Ramos. Que disfrutes de Oenegé, el pódcast. Escucha el episodio aquí: Correr para sanar: conoce el movimiento Kilómetros de cambio - Oenegé, el pódcast | Podcast on Spotify Foto: Javier del Valle
Con su premio, la representante del Club de Arecibo logra que debuten como ganadores del galardón que otorga Boys & Girls Clubs de Puerto Rico. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Jelix M. Serrano González asiste desde los seis años al Boys & Girls Clubs de Arecibo donde ha desarrollado sus habilidades. Abran camino que por ahí viene la Joven del Año 2025 de la organización Boys & Girls Clubs de Puerto Rico (BGCPR). Se llama Jelix M. Serrano González y la distinción la convierte en portavoz de su generación en foros locales y estadounidenses. Durante la premiación realizada el pasado 25 de abril, Jelix recibió $9,000 en becas académicas, una medalla por liderazgo otorgada por la empresa TOTE, uno de los presentadores oficiales del evento, así como el pase para representar a Puerto Rico en Nueva York durante la selección del Joven del Año de la región nordeste de BGCPR. En el evento también se distribuyeron más $42,500 en becas para los estudios universitarios de todos los finalistas, gracias al respaldo de Chick-fil-A, Taco Bell, Alpha Phi Alpha Fraternity y Boys & Girls Clubs of America. La arecibeña todavía está en una nube. “Todavía no me lo creo, pero estoy muy consciente de esto”, dice sobre la selección que la llevará a la Gran Manzana y asegura estar lista “para competir con otros, demostrarles que BGCPR también puede y representar a esos otros niños que como yo quieren alzar la voz”. Alma Frontera Colón, presidenta de BGCPR, destacó el orgullo que sienten “por las trayectorias de los ocho candidatos al Joven del Año como estudiantes, participantes de nuestros Clubes y ciudadanos comprometidos sus comunidades”. La ganadora, (de rojo al centro) junto al grupo de jóvenes nominados por cada club de la isla. Estos son: Melanie Rosario, del Club de Aguas Buenas; Kenneth Arroyo, del Club de Isabela; Britani Castillo, del Club de Las Margaritas en San Juan; José del Valle, del Club de Loíza; Keyshliann Otero, del Club de Luis Llorens Torres en San Juan; Keliell Martínez, del Club de Mayagüez y Sallymar Delgado del Club de San Lorenzo. “Sus historias representan los retos de la niñez y juventud de nuestras comunidades, donde el nivel de pobreza alcanza el 70%. También reflejan el potencial de los más de 16,500 niños, niñas y jóvenes a los que brindamos servicio cada año, cuando tienen acceso a oportunidades para desarrollarse de forma holística, con un sistema de apoyo que incluso integra a sus familiares. Además de ser un evento de celebración, Joven del Año es una plataforma para recaudar fondos que ayuden a sostener los servicios que hemos ofrecido por más de 57 años a través de todo el archipiélago, e inspirar a más personas a unirse a nuestro movimiento. Si no estamos dispuestos a apostar a la juventud, de qué futuro estamos hablando”, agregó la ejecutiva. Desde los seis años, Serrano asiste al Boys & Girls Club de Arecibo donde ha desarrollado sus habilidades. “Es muy importante el logro porque es la primera vez que lo gana alguien del club de Arecibo, me siento súper emocionada y capacitada para representar el Boys & Girls Club de Arecibo porque tenemos muchos talentos y estamos ready, motivada para lo que venga”, señala la joven de 16 años que recién culminó el grado 11 en la escuela Abelardo Martínez Otero de Arecibo. "Sus historias representan los retos de la niñez y juventud de nuestras comunidades, donde el nivel de pobreza alcanza el 70%. También reflejan el potencial de los más de 16,500 niños, niñas y jóvenes a los que brindamos servicio cada año, cuando tienen acceso a oportunidades para desarrollarse de forma holística, con un sistema de apoyo que incluso integra a sus familiares". Alma Frontera, Directora ejecutiva de Boys and Girls Clubs de Puerto Rico Le enorgullece además haber compartido durante la competencia de este año con jóvenes muy talentosos. “Nosotros estamos más motivados que nunca para poder hacer el cambio. A lo mejor no todo el mundo ve el esfuerzo que los jóvenes hacen, pero estamos aquí presentes para decirle sí al cambio”, señala. Y en su diccionario personal, el término “cambio” significa “revolución”. “Desde pequeña he visto estos Jóvenes del Año y no muchos pueden ver el significado que tiene el premio porque ellos hacen un cambio en la comunidad, aunque sea más pequeño, ellos inspiran a otros jóvenes a estudiar, a superarse, a poder seguir adelante, así que pienso que poder ser Joven del Año significa un cambio verdadero”, sostiene la jovencita que cree en el gran resultado de pequeños esfuerzos. Residente en la urbanización Villas del Sol desde pequeña, Serrano tiene un hermano, Ian, de 11 años, y revela que lo primero que hizo tras ganar el premio fue llamarlo. “Eso fue bien emocionante, estuvimos celebrando, estábamos muy emocionados. Y cuando después tuvimos ese espacio para hablar solos los dos, él me preguntó ‘¿cómo yo puedo ser Joven del Año?’, así que tengo una gran responsabilidad para enseñarle y motivarlo a hacer el cambio”, expresa sobre su primer fanático. Serrano cuenta que cuando fue anunciada como ganadora, buscó con la mirada a sus padres Félix Serrano y Jessica González, quienes la acompañaron al evento, aunque no estaban cerca del escenario. “Fue un orgullo total, todos estaban emocionados. Mis papás estaban sentados un poquito lejos, pero yo podía sentir su emoción. Después los vi llorando, emocionados, fue bien importante porque ellos sabían el deseo que yo tenía de ser Joven el Año. Fue un momento muy especial que no se me olvida”, confiesa. A CORTO PLAZO La joven del año aspira a convertirse en cirujana, un sueño que nació luego de haber vivido un percance de salud que la llevó a la unidad de cuidados intensivos. Antes de mostrar cómo son los jóvenes de BGCPR en Nueva York, Serrano fue seleccionada para representar durante el verano a su escuela en un evento de la Future Business Leaders of America que se realizará en Los Ángeles, California. Participará en la categoría de portafolio profesional académico. “Me seleccionaron porque estuve en una competencia a nivel estatal en diciembre y fui la número uno. Presenté mi portafolio académico profesional que incluye todas las actividades de liderazgo que he realizado en la escuela, mi resumé, cartas de recomendación, certificados. También estaré en un internado en la Universidad de Rochester en Nueva York gracias a la Fundación Kinesis”, explica quien además integra el Consejo Estudiantil en su escuela. Una de esas actividades comunitarias que nunca olvidará es gracias al Programa Keystone de BGCPR que logró trasladar a la escuela. “Estamos trabajando con la unión familiar así que estamos integrando a los padres en actividades y talleres con los niños en el club para fortalecer la confianza y la comunicación”. La ganadora durante su primer mensaje como Joven del año, ejercicio que repetirá a lo largo de su jornada como portavoz de la juventud en la isla y en los Estados Unidos. Serrano ha debido enfrentar situaciones difíciles como el rechazo que siente en su escuela. “Ha pasado desde pequeña y siempre tuve ese miedo de mostrarme a mí misma, de compartir con los demás, me frustró bastante y oculté todas mis emociones. El club me ayudó a desarrollar mi liderazgo, mi autoestima y al final yo dije: ‘Espérate, no era para tanto como tú pensabas’. Y no es que minimicé mis sentimientos o el rechazo, pero pude aprender a manejarlo y así yo siento que puedo ayudar a los demás si están pasando por lo mismo, salir de ahí es más fácil de lo que creen. El club me dio un espacio seguro, sé estar sola y no es nada malo. También sé lo que quiero lograr”, afirma convencida. La joven aspira a ser cirujana, deseo que nace luego de enfrentar una hospitalización en la Unidad de Cuidados Intensivos y recibir una esmerada atención del equipo médico. La experiencia fue hace tres años, pero la marcó. “Ese trato de los médicos, de los médicos residentes y de las enfermeras fue tan importante, me transmitieron tanta paz, que yo dije ‘no, yo quiero estar ahí, yo quiero también transmitir esa paz en un momento de incertidumbre’”, reflexiona. Del futuro solo espera cosas buenas. “Muchas cosas emocionantes, progreso, poder seguir estudiando, viajando y poder seguir representando a la juventud de Puerto Rico. Y a los jóvenes les diría que no se rindan, que siempre va a haber una persona que va a creer en ti como hizo BGCPR conmigo y cuando alguien cree en ti te ayuda bastante, te puede cambiar la vida como me pasó a mí. Ellos vieron en mí el potencial que yo sentía que no tenía y gracias a eso hoy me convertí en Joven del Año”, finaliza Serrano, consciente de que el mundo la espera. Conoce la labor de BCGPR visitando a bgcpr.org o búscalos en facebook.com/BGCPR. Fotos / Suministradas Joven del Año 2025 / Finalistas Melanie Rosario, del Club de Aguas Buenas Kenneth Arroyo, del Club de Isabela Britani Castillo, del Club de Las Margaritas en San Juan José del Valle, del Club de Loíza Keyshliann Otero, del Club de Luis Llorens Torres en San Juan Keliell Martínez, del Club de Mayagüez Sallymar Delgado del Club de San Lorenzo *Fuente: Boys & Girls Clubs de Puerto Rico