El programa del Instituto Nueva Escuela ofrece servicios variados a estudiantes y sus familias en 14 escuelas públicas Montessori. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Taller de manejo de emociones con estudiantes en Casa Familiar. Foto / Suministrada INE Tan efectivo ha resultado ser el programa “Casa Familiar” a lo largo de los últimos nueve años, que hoy el Instituto Nueva Escuela (INE) cuenta con 14 “casas” distribuidas en nueve municipios y sus servicios ya no se limitan al estudiantado si no que se expanden a la comunidad. ¿Qué persigue la organización con esta decisión? Que las personas tengan lo que física, emocional y mentalmente requieren para su bienestar integral. “Casa Familiar es un espacio de transformación que promueve la salud mental, social y emocional de forma integrada así que es un oído, una almohada, un lugar donde se promueve el respeto a las familias. Físicamente está en 14 escuelas públicas Montessori alrededor de la isla y su enfoque siempre va a ser buscar el bienestar de sus estudiantes, padres, niños, jóvenes en general en la comunidad escolar. Se enfoca en fomentar bienestar y en la cultura de paz que tanto buscamos en este país y en el mundo entero”, describe Rebeca Román, directora del programa Casa Familiar. A las 7:00 a.m. abre el salón asignado a la iniciativa que cuenta con una coordinadora y una asistente, quienes brindan servicios hasta las 4:30 p.m. Estos incluyen actividades lúdicas -individuales o grupales-, servicios sicológicos ofrecidos por un especialista que visita el espacio, grupos de apoyo para padres y este año se abrirá a la comunidad escolar partiendo de las necesidades reveladas mediante una encuesta, entre otros. Los servicios son libres de costo, el requisito es pertenecer a la comunidad escolar. Y para la organización, esa definición no solo incluye a todos los niños y a sus padres, si no también “hasta al vecino de la escuela”. “Por ejemplo, hay un referido a la Casa Familiar y a través de ella se puede canalizar esa necesidad. Si los padres tienen alguna inquietud, también les ayuda el equipo interdisciplinario. Digamos que esta familia en particular tiene esta necesidad porque el menor está presentando episodios de ansiedad, de tristeza, de soledad y fue a la trabajadora social y ella dice ‘vamos a Casa Familiar que ellos tienen un modelo de aprendizaje socioemocional por medio de actividades lúdicas y se puede trabajar esa ansiedad’, ella refiere a la familia y así llegan donde nosotros”, explica Román. “Creo que nuestra mirada sin juicio ante sus problemas, que nos vean como aliados y que saben que vamos a buscar soluciones, eso les da confianza”. Cuando la familia se presenta en Casa Familiar “se entrevista con la coordinadora, dialoga las necesidades, se crea ese plan y se ejecuta por medio de actividades, talleres, charlas, servicios sicológicos, arte-terapia o yoga-terapia que se trabajan allí”. “De no tener el servicio requerido, se realiza un referido externo a otra agencia, a una alianza que tengamos o, si necesita otra asistencia, se le buscan los recursos de referido”, indica. Los padres suelen pedir ayuda con modificación de conducta, establecer rutinas de estudio y hábitos alimenticios, entre otros. “Buscamos charlas para que se inserten y tengan la información accesible. Los grupos de apoyo se denominan por necesidades emocionales en base a la comunidad. Si la comunidad tiene necesidad de aprender a manejar una crisis familiar pues el grupo de apoyo tendrá entre sus temas estrategias para los padres que lo necesiten y buscan alternativas para trabajarlos con ellos y los estudiantes”, destaca. DESPUÉS QUE SUENA EL TIMBRE Utilizando distintas técnicas, como la lectura, Casa Familiar refuerza rutinas positivas de desarrollo. Foto / Suministrada INE Casa Familiar opera durante el año escolar. En el 2023-2024 brindaron 1,943 terapias y se atendieron 136 familias. En casos extremos en los que el niño esté en peligro, hacen los referidos correspondientes a las autoridades gubernamentales, “pero apoyando a la familia de la mejor manera en el proceso”. La primera Casa Familiar se estableció en la década de los 90 en la Escuela Juan Domingo en Guaynabo y, aunque su enfoque era ayudar, “no era nada de lo que tenemos hoy”. En sus inicios recibían fondos para trabajar con víctimas de violencia, lo que limitaba sus ofrecimientos, aunque luego pudieron ampliarlos. “Hubo una evolución desde ese momento y en el 2016 se establecen ocho Casas Familiares, en el 2020 ven la necesidad y se siguen multiplicando, y en el 2025 establecemos que pueden ser más para la comunidad. Yo creo que esto se determina por el cambio que hay dentro de la comunidad con los guías Montessori, con los padres que siguen asistiendo a la escuela. Creo que nuestra mirada sin juicio ante sus problemas, que nos vean como aliados y que saben que vamos a buscar soluciones, eso les da confianza. La empatía con la que trabajamos los procesos y el amor, que es la base de todo, es muy importante”, opina Román. Para lograr el anhelado “proceso de transformación” en las familias, procuran que “se sientan bienvenidos, que no haya etiquetas, que comprendan que estamos aquí para ayudar, para acompañar, para escucharte y buscarte alternativas en momentos de crisis o en los que no te sientas acompañado”. “Muchos de los padres que hemos atendido han tenido que desaprender para volver a aprender”, subraya. El pasado agosto ampliaron los servicios para que, por ejemplo, cuando asista el recurso del arte y el yoga “tengan la oportunidad de atender un salón completo o un grupo de maestros o padres que lo soliciten o quienes trabajan en la escuela”. “Somos aliento y, ante la crisis, somos esperanza”, culmina Román. Fotos / Suministradas Casa Familiar ¿Dónde están? Aibonito Guayama Guaynabo Humacao Juncos Patillas San Juan Toa Baja Comerío Fuente: INE
Trasformar un ser humano es una tarea que abarca no solo sus complejidades si no también las de su entorno. Así lo hacen en Casa Familiar. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Estudiantes disfrutan de sesiones de yoga-terapia en Casa Familiar. Foto / Suministrada Luz Rivera es la coordinadora de la Casa Familiar en la Escuela Delia Dávila de Cabán en Toa Baja y si algo le agrada es que “nosotros resolvemos de todo dentro de nuestro rol” en la comunidad escolar. La Casa Familiar ubica en un vagón en el centro de la escuela elemental. Todos saben dónde queda, nadie se pierde y ahí van a parar las dudas. “Al mediodía esto se llena de estudiantes”, dice Rivera orgullosa de la Casa Familiar que lleva ocho años activa. “Trabajamos de manera cercana con estudiantes, familias, docentes y somos esa red de apoyo desde una mirada para reconocer sus necesidades y trabajar en las relaciones entre los estudiantes y el personal. Nuestra intención es dar apoyo en todas las dimensiones, en las necesidades en los ambientes, enfocados en el bienestar integral. Buscamos atender las necesidades reales y cotidianas de la comunidad escolar”, agrega. Las familias se entrevistan para identificar los requerimientos de los menores de edad y “de ahí desarrollamos nuestro plan de trabajo”. Si alguna necesidad no pueden atenderla, como coordinadora toca la puerta “de mis alianzas o identifico alguna entidad donde puedan ayudar a esa familia”. “En cuanto a la facultad, también hacemos acercamientos a las guías e identificamos alguna necesidad que se pueda trabajar en los ambientes ya sea a través de charlas, de actividades, un taller, alguna dinámica. Con los participantes, el plan de trabajo incluye actividades lúdicas, grupo de apoyo a los padres, talleres y charlas a estudiantes, servicios sicológicos, terapias alternativas que incluyen desde yoga hasta arte terapia y esas alianzas externas que puedan brindarnos otras ayudas para las familias”, expone. Rivera indica que las propuestas que respaldan la operación les dan una cantidad base de participantes para atender -muchas veces son 30-, “pero siempre nos excedemos”. “No tenemos límites, en ningún momento se deja de atender a un estudiante que necesite. Hacemos acercamientos a la trabajadora social para asegurarnos de que podemos ayudarlo”, dice Rivera. Ampliar los servicios a la comunidad escolar y externa es una mirada diferente que brinda el programa. “En mi Casa Familiar hemos sabido servir a los envejecientes en el municipio de Toa Baja; hasta los vecinos son comunidad. Para nosotros servir es ayudar y la meta del programa es transformar. Transformar es ser esa mano amiga, a veces pensamos que no, muchos padres dicen ‘no’, pero a la hora de llegar al espacio se abren, expresan, ventilan y se identifica la necesidad”, dice. Las entrevistas de cierre del programa con los padres proveen la confirmación que Casa Familiar necesita para sobre su efectividad. “Te expresan cómo a su familia Casa Familiar les has impactado su vida y para mí eso es maravilloso. Todas nuestras historias nos marcan. Ellos agradecen el acompañamiento, ver que los niños han modificado conducta, han mejorado el manejo de las emociones, para muchos padres verse acompañados y dirigidos es algo que todo el tiempo agradecen. Nada más la forma que uno los recibe, ya ellos están agradeciendo. Nada más sentir que están en un espacio donde no te van a juzgar, nada más expresarle eso al padre, abres una caja de Pandora porque se siente en confianza. Tengo participantes que ya salieron de aquí y cuando visitan la escuela a donde primero van es a Casa Familiar, ahí uno ve cómo has impactado sus vidas”. “Amamos lo que hacemos y siempre lo hacemos con una actitud positiva y amorosa. Creemos en la fuerza de la comunidad, en ese poder de acompañar para crecer juntos como seres humanos, como personas, eso es algo que nos llena”, subraya Rivera. CUANDO TODO COMENZÓ Rebeca Román comenzó a trabajar Casa Familiar en el año 2016, en la escuela Inés María Mendoza de Caimito donde se desempeñaba como coordinadora. “Era un programa piloto del Instituto Nueva Escuela. Para mí fue una experiencia transformadora en el ámbito laboral y personal. Llegar a las familias, a una comunidad denominada “muy violenta”, y yo decía ‘wao voy a trabajar para víctimas de violencia’ y se me llenaban los salones. A mí todo el mundo me decía ‘¿cómo tú me vas a ayudar si esto es normal para mí?’. Trabajamos con la normalización de la violencia, por eso digo que fue transformador para la comunidad y para mí. Ahora el mundo entero normaliza la violencia”, describe Román los inicios de su labor. La líder trabajó el delicado tema con las familias y con la comunidad hasta que nuevas urgencias se agregaron a su lista de tareas. Ese mismo año llegó el huracán María y se convirtieron en centro de acopio y de apoyo emocional para niños que perdieron su hogar que llegaban al salón en busca de estabilidad. “Me sentaba con ellos y los escuchaba para que se distrajeran, al igual que a las madres. Les daba alimentos, ropa, repartía ayudas con los maestros por la comunidad. El proceso de María me ayudó a insertarme mejor en la comunidad y a que ellos pudieran entender que Casa Familiar era un espacio para ayudar, que yo era un agente de ayuda”, recuerda Román. Se buscaron alternativas para mejorar las relaciones entre estudiantes, maestros y comunidad. “Unimos muchos lazos, yo los escuchaba y eso es importante hay que escuchar sin juzgar, yo creo que esa es la llave y la clave de la Casa Familiar. Que se sientan seguros de que a su historia compartida se le buscarán alternativas, siempre hay una solución, aunque lo vean difícil”, señala sobre su tiempo en Caimito, escuela que define como “mi alma mater”. Román luego pasó a Guaynabo y, en el 2021, trabajaron virtual debido a la pausa impuesta por la pandemia por COVID-19. Cuando se abrió la convocatoria de directora del programa “me atreví a dirigir las 14 escuelas”. Tan pronto arribó llegó a la mesa administrativa, la líder propuso que “a Casa Familiar pueda entrar todo el mundo”. “Si alguien necesita ventilar, que entre sin tener que pensar ‘no puedo porque no cualifico’. Que sepan que al ser comunitario se les puede proveer los servicios”, destaca sobre la comunidad. La posibilidad de cambiar vidas poquito a poquito, día a día le resulta “un alivio”. “Es una aportación a la sociedad, a la transformación social. Le digo al colectivo de Casa Familiar que nunca duden de la capacidad tan grande que tienen los padres y les ofrecemos esperanza. Somos accesibles a que dentro del horario escolar hay un espacio para que sus hijos reciban servicios, algo viable para ti que puede ser sanador. Recibir de una madre un ‘gracias porque lo necesitaba’ es la mejor paga. Son maravillosas las historias”, culmina Román. Para saber más del programa Casa Familiar, visita inepr.org. Fotos / Suministradas
Irene M. Esteves Amador, quien fungió como coordinadora de SalaFAR, se estrena como subdirectora de Exhibiciones y Colecciones en el Museo de Arte de Puerto Rico, que conmemora su 25 aniversario. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La doctora Irene Esteves Amador fue miembro fundador y coordinadora de la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR). Foto / Suministrada Esta vez no arribó como visitante. Cuando el pasado 4 de agosto la doctora Irene M. Esteves Amador entró al Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR) para comenzar su labor como subdirectora de Exhibiciones y Colecciones de la institución santurcina, confirmó que adelantaba un peldaño en su trayectoria profesional. La Irene que se apasionó con el arte temprano en la vida, la que dedicó sus estudios universitarios al tema y laboró en distintas áreas relacionadas, cumplía una meta. “Para mí ese primer día significó un gran triunfo porque cuando uno apuesta a esta vocación -porque tiene que haberla cuando decidimos dedicarnos a la cultura y al arte en nuestro país-, es una validación importante a que apostar a ser profesional en este campo es una realidad, es factible. Yo descubrí que no solamente me apasiona enseñar la historia del arte si no que quizás me gusta todavía más involucrarme en la gestión cultural desde el espacio museológico, que sigue siendo educativo porque por definición un museo es un centro de instrucción así que yo me las ingenio para seguir enseñando de otros modos y seguir siendo esa profesora amante de la divulgación y la creación de nuevo conocimiento”, indica Esteves quien se ha desempeñado como profesora, curadora de arte, conferenciante y ensayista. Por catorce años fungió como profesora de arte a nivel universitario en la Escuela de Artes Plásticas, en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y en la Universidad del Sagrado Corazón. Durante los últimos cinco años dirigió el Museo y Centro de Estudios Humanísticos Dra. Josefina Camacho de la Nuez de la Universidad Ana G. Méndez en Gurabo. “Pero el germen para mi labor profesional en museos lo ubico en mis funciones en SalaFAR y eso se lo debo al licenciado Rafael Cortés Dapena, quien tuvo la visión de crear ese proyecto y luego me convoca. Esos fueron mis pininos a cargo de un espacio expositivo de arte. Reitero mi agradecimiento a esa apuesta que hizo la Fundación Ángel Ramos al arte de nuestro país al sumar ese espacio expositivo tan valioso”, opina la especialista quien fue miembro fundador y, luego, coordinadora de la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR). Sin “obviar la importancia de otros museos locales” con colecciones y misiones distintas, Esteves afirma que “hoy el Museo de Arte de Puerto Rico se considera nuestro museo más importante”. “No tengo duda de que este museo cuenta con el mayor potencial y recursos para proyectar a nuestro país, a nuestros artistas y nuestro arte internacionalmente con mayor alcance”, destaca la egresada de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, y de la Universidad de Sevilla, en España. A MANOS LLENAS Como subdirectora de Exhibiciones y Colecciones del MAPR, la experta en arte se ocupará de cuatro departamentos: Curadoría, Restauración y Conservación, Registraduría, y Diseño, Exhibiciones y Montaje. “Quizás me enamoro de este mundo, incluso más que de la academia, por mis estudios interdisciplinarios y los pongo en práctica de un modo bien literal en este espacio”, dice aludiendo a su formación en Historia del Arte, Restauración de Pinturas y a la experiencia ganada en el museo del Turabo, “me siento bien preparada al venir aquí a colaborar”. Esteves tiene un objetivo claro desde que arribó al MAPR. “Subir la vara”, dice entusiasmada, “y sacarlo del 100x35”. “Mi plan es integrarme al equipo. Siento que estoy en un momento de gran productividad, tengo mucho que ofrecer, las energías me sobran, llego con un sinnúmero de colecciones, con tantos proyectos que venía encaminando y que acerco al museo que está en un momento importante, celebra sus 25 años. Aquí se ha redefinido la misión, la visión, los pilares estratégicos y están muy alineados con mis intereses y mi visión de a dónde deben llegar los museos en mi país”. “Espero contribuir a internacionalizar el arte, los artistas del patio, no solo proyectando al museo fuera de la isla si no allegando esfuerzos internacionales. Somos una isla, para tener acceso estamos obligados a salir, por eso los intercambios en ambas direcciones son bien importantes, como también atender la diáspora puertorriqueña más allá de Estados Unidos. Me interesa dar acceso por otras vías a las colecciones, a promover el manejo y el acceso a colecciones en línea en aras de ser más inclusivos y lograr que este museo sea más pertinente, empezando por los puertorriqueños. Que sea una visita obligada, no solo para los que están aquí sino también para los que nos visitan, que establezcan esa conexión con su museo”, puntualizó. Esteves señaló orgullosa que el MAPR se integró a la iniciativa “Tiznando el país” de modo que pronto le abrirá las puertas a la exhibición individual del artista Diógenes Ballester, uno de los exponentes del arte afropuertorriqueño “que es tan hijo de la Playa de Ponce como de El barrio en Nueva York”. Neyda Martínez, destacada curadora puertorriqueña radicada en Chicago, se ocupará de esta exhibición. Para conocer más sobre la gestión del MAPR, visita mapr.org. Fotos / Suministradas DEBES SABER DE IRENE: Es autora del libro Conservación mediante documentación: Myrna Báez, la artista y su voz, publicado por Isla Negra Editores, presentado en la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo y ganador de una Mención de Honor por parte del Instituto de Literatura Puertorriqueña. Entre sus proyectos expositivos más importantes destacan: La retrospectiva de libros de artista de Consuelo Gotay La primera exhibición de desnudos artísticos gestionada por museo alguno en el siglo XXI en Puerto Rico, Vestiduras de la piel, de la Colección Cortés Rastros, de Edna Román, John Rivera Pico y Eduardo Lalo Por ahí va, de José Morales Stone Yucayeque, presentada en el centro cultural Clemente Soto Vélez de Nueva York La mirada del otrx, colectiva de fotografía y vídeo de Puerto Rico, curada para el festival bienal Photoimagen en República Dominicana Fuente: MAPR
La boricua asume la presidencia del Centro para una Nueva Economía (CNE), el principal think tank independiente de Puerto Rico. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Rosanna Torres Pizarro ha sido figura clave en la representación del Centro para la Nueva Economía en Washington D.C., fortaleciendo vínculos tanto con el gobierno federal como con la diáspora. Foto / Suministrada Veinticinco años después de su fundación, por primera vez el Centro para una Nueva Economía (CNE) tiene una presidenta, Rosanna Torres Pizarro, quien comparte la meta de la organización de propiciar una economía más justa y resiliente para Puerto Rico. La debutante directora es una profesional especializada en el análisis de datos con los que articula política pública y proyectos efectivos para resolver retos en el entorno social. Eso ha logrado a lo largo de 17 años de trayectoria en el sector público y privado en Washington D.C., donde ha sido figura clave en la representación del CNE. Tanto la organización como su directora han tenido sólidas trayectorias que ahora se unen en busca de crear alternativas para el avance de la economía isleña. “Parte de este nuevo rol es precisamente atraer más voces al diseño de política pública y creo que precisamente como mujer he estado más dispuesta a tener ese oído activo para escuchar las perspectivas de diferentes sectores. Siempre abrimos nuestra casa para cobijar distintas opiniones y eso va a ser súper importante para el diseño de las políticas públicas del futuro del país”, indica Torres quien posee una maestría en Comercio Internacional y Políticas Públicas de la Universidad de George Mason en Virginia y un bachillerato en Estadísticas Comerciales de la Universidad de Puerto Rico. Su vínculo con el CNE ha atravesado varias etapas. Torres asegura que tras laborar en el Congreso de Estados Unidos comenzó a trabajar con la organización boricua. “La visión que tenía en aquel entonces era ‘todos estos estudios y análisis que a mí me nutrían de información cuando estaba en el Congreso, cómo los puedo traducir en realidad’. Utilizando esas relaciones y alianzas que había hecho allí y con agencias federales, cómo podía asegurarme de que se convirtieran en ley, en política pública”, señala. Menciona que el CNE llevaba estudiando el crédito por trabajo “por muchísimos años” y, aunque se habían incorporado algunas partes a la ley local, “nunca se había logrado al nivel que nosotros habíamos diseñado”. “Por eso no tenía el mismo alcance o impacto, no era lo suficiente como para mover la aguja”, recuerda. “Entonces tengo la oportunidad de trabajar por la reconstrucción del país, me voy por unos dos años y precisamente me doy cuenta de que el cambio más fundamental que podemos lograr para Puerto Rico es desde Puerto Rico y por eso tomo la decisión de mudarme y asumir esta responsabilidad con el CNE”. “Llego al CNE y trato de hacer un componente federal que complementara el crédito por trabajo local y que tuviese más alcance. Logramos eso, fue un logro fundamental para nosotros en el CNE, pero también para las más de 650,000 familias que ahora se benefician de él. Entonces tengo la oportunidad de trabajar por la reconstrucción del país, me voy por unos dos años y precisamente me doy cuenta de que el cambio más fundamental que podemos lograr para Puerto Rico es desde Puerto Rico y por eso tomo la decisión de mudarme y asumir esta responsabilidad con el CNE”, afirma Torres quien ya está instalada en la isla. “Entonces tengo la oportunidad de trabajar por la reconstrucción del país, me voy por unos dos años y precisamente me doy cuenta de que el cambio más fundamental que podemos lograr para Puerto Rico es desde Puerto Rico y por eso tomo la decisión de mudarme y asumir esta responsabilidad con el CNE”. Los datos son poder, lo ha aprendido el sector social en los últimos años y la directora del CNE lo ha validado durante su carrera profesional. Las organizaciones ya recopilan sus datos y asumieron que la información les permite diseñar soluciones más precisas. “Estudié estadísticas y cada vez veía en mi currículo que faltaba ese componente de información, cómo es que toda esa información que estamos adquiriendo y analizando puede transmitirse al público general para que cause impacto. Desde mis principios en la carrera hasta el día de hoy ha sido fundamental, por eso en esta nueva etapa una de mis prioridades es expandir la comunicación, llegar a más audiencias, ampliar el impacto que estamos teniendo y comunicarlo porque de nada vale que hagamos estudios y que eso no se traduzca en un impacto más tangible”, subraya. TRES PRIORIDADES DEFINIDAS El CNE sabe lo que quiere -a corto y a largo plazo- y tiene un plan para alcanzarlo. “Uno, el desarrollo económico de Puerto Rico a través de la política industrial, usando la Metodología de Complejidad Económica que nos ayuda a no tomar decisiones al azar; utilizando los datos de las cosas que ya hacemos bien, cómo podemos impulsar estratégicamente más desarrollo. Dos, mantener la vigilancia sobre el sector energético que es fundamental para cualquier desarrollo económico del futuro del país y, tres, tenemos que defender los fondos federales que ya se nos han prometido, es parte de nuestro plan fiscal y de lo que necesitamos para seguir adelante”, resume los objetivos inmediatos. La Metodología de Complejidad Económica se ha usado con éxito en otros países. Utilizando datos de todo lo que se importa y exporta en nuestros muelles permite ver “lo que ya hacemos bien, lo que podríamos lograr, y los pasos intermedios que podemos asumir para lograr lo que podemos ser, usando el nivel de complejidad y compatibilidad con nuestros productos”. Si se piensa en la tan favorecida propuesta del reshoring y nearshoring de la administración política estadounidense actual, Torres destaca que “la competencia es feroz”. “No nos podemos lanzar al vacío e ir a lo primero que se nos ocurra, tenemos que ser bien estratégicos. Si tenemos una metodología comprobada y la estamos poniendo por delante para el uso del sector privado y del gobierno, por qué no utilizarla”, cuestiona sobre el análisis multisectorial que realizan del tema. Torres llega al CNE y encuentra una organización desarrollada y estable tras ser fundada y presidida por el economista Miguel A. “Mike” Soto Class en el 1998. “Lo lindo de esta etapa es que yo estoy asumiendo la posición bajo una base sólida, una trayectoria de 25 años en la que el CNE ha adquirido credibilidad, tiene una imagen de traer un análisis serio, responsable y para mí eso es fundamental. Lo importante es poner en marcha lo que el CNE puede lograr hacer, cómo podemos impactar más, seguir creciendo, atender más temas, creo que tengo una base sólida”, opina. Que el CNE no es una entidad político-partidista ha sido uno de sus aciertos a lo largo de los años. “Parte de lo que nos hace una institución en Puerto Rico es que, aunque trabajamos temas de política no somos un ente político, nuestra única agenda es el bienestar de Puerto Rico. Nuestro valor es la neutralidad, no asumimos ninguno de los dos bandos: ni izquierda ni derecha. Ofrecemos un análisis técnico que luego los gobernantes lo pueden usar”, detalla. Si pudiera implementar de inmediato un proyecto que vislumbra éxito, Torres no se inclina por una única solución. Su formación en Economía no se lo permite. Sin embargo, tiene claro que, en estos momentos, lo que urge atender “es el desarrollo económico de Puerto Rico”. “A pesar de que vamos a defender los fondos federales que nos tocan y que nos merecemos, tenemos que reducir nuestra dependencia del gobierno federal y, para ello, tenemos que impulsar lo nuestro. Eso incluye la responsabilidad fiscal también así que mi enfoque principal es cómo crecemos esta economía”, puntualiza. Entusiasmada por su retorno a su isla, Torres confiesa estar “emocionada con esta nueva etapa”. “Estoy comprometida y no por poco tiempo, esto es para largo. Los problemas de política pública se toman muchos años en aflorar y por eso vamos a seguir luchando. La paciencia es mi superpower”, acaba la plática. Fotos / Suministradas CNE: sus avances en un vistazo Estas son algunas ideas cuya concretización ha impulsado la organización: Crédito por Trabajo- hoy beneficia a más de 650,000 familias, reduciendo la pobreza, mejorando la calidad de vida y fomentando la movilidad social. Incentivos para hacer donaciones a organizaciones locales- fortalece al tercer sector y contribuye al bienestar social del país. Aprobación de la Ley 17 de 2019 de política energética - es una de las más avanzadas por su visión de modernización con metas claras hacia la eficiencia energética y la resiliencia del sistema eléctrico. Incidencia federal en Medicaid- resultó en una victoria histórica para Puerto Rico. El Congreso aumentó la tasa de pareo federal de Medicaid de 55% a 76% y asignó sobre $3.5 mil millones anuales en fondos federales hasta 2027, fortaleciendo el acceso a servicios de salud para cientos de miles de puertorriqueños. Fuente: CNE
Yalanis Vélez González, fundadora de la organización OverComing Adversities, comparte las prioridades de esta población en el nuevo episodio de Oenegé, el pódcast. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Yalanis Vélez González y José Julián Centeno Pereira compartieron las necesidades y los sueños de la población de jóvenes que vivieron bajo la custodia del Departamento de la Familia. Foto / Javier del Valle De la vivencia nace la creencia de Yalanis Vélez González de que los jóvenes egresados del sistema de cuidado sustituto del Departamento de la Familia merecen ser protegidos, acompañados y estimulados. Lo sabe porque fue uno de ellos y no quisiera que se enfrentaran a ciegas a un mundo que casi siempre deconocen. Cuando era una universitaria de 21 años en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, la estudiante de Sicología participó del programa de verano PARACá 2021 de la organización Mentes Puertorriqueñas en Acción. Allí se descubrió como líder y entró en sintonía con su invitación a ser un agente de cambio. A sus 25 años, José Julián Centeno Pereira ha logrado establecerse como joven adulto y tener un trabajo estable. Foto / Javier del Valle Del sueño pasó a la acción gracias a múltiples mentores y amigos que le guiaron durante su proceso de crecimiento como fundadora de la organización sin fines de lucro OverComing Adversities (OCA), que brinda servicios a la comunidad a la que perteneció. Desde el 2023 el equipo de OCA ha atendido a más de 20 participantes quienes se han beneficiado del programa de acompañamiento y mentoría cuyo ingreso es voluntario. Buscar un espacio donde vivir, registrarse en el plan médico, preparar un resumé, acudir a una entrevista de trabajo o matricularse en una universidad o centro de estudio son algunas de las experiencias en las que acompañan a sus particiantes. Igualmente dedican tiempo a procurar gestiones de sanación de traumas. Más que nada, propician que los jóvenes eliminen la sensación de que son una carga para cualquiera que les tienda la mano. En el nuevo episodio conversamos con Yalanis sobre los resultados de acompañar jóvenes mientras atraviesan el umbral de la adultez y luego comentamos sus propuestas en la mesa editorial junto al equipo de comunicaciones de la Fundación Ángel Ramos, integrado por Edenmarí Class Montijo y Ana Teresa Toro. Que disfrutes de Oenegé, el pódcast. Escúchalo aquí. Foto / Javier del Valle