Tras la reciente edición de Kilómetros de cambio su fundadora Deborah Maldonado y Coraly León Morales, presidenta de la Red nacional de albergues de violencia de género en Puerto Rico reflexionan sobre la gestión. Por Oenegé De izquierda a derecha, Coraly León Morales, presidenta de la Red nacional de albergues de violencia de género, Tatiana Pérez Rivera, periodista y conductora de Oenegé, el pódcast y Deborah Morales, fundadora de Kilómetros de cambio En el 2025 resulta un tanto difícil imaginar que hace apenas unas décadas las mujeres sencillamente no podíamos correr. No porque nos faltase estamina o la capacidad física para hacerlo; sino porque en el plano deportivo no estaba permitido que las mujeres practicasen el atletismo o participaran de carreras y maratones. Aun así, muchas lo hicieron, como siempre, a contracorriente. Tampoco podíamos correr metafóricamente. No podíamos correr, huir de relaciones de violencia porque muchas no contaban con la independencia económica para hacerlo, con una red de apoyo o simplemente con un lugar a dónde ir. Aun así muchas lograron escapar y gracias a ellas hoy día muchas más pueden hacerlo. "En la brea quemamos el dolor". Deborah Maldonado, fundadora del movimiento Kilómetros de cambio En esa idea, en la posibilidad de correr porque somos dueñas de nuestros cuerpos y la posibilidad de correr en dirección contraria a una vida de maltratos y riesgo de muerte, se encuentra el corazón del movimiento Kilómetros de cambio, una iniciativa creada por Deborah Maldonado, que se concentra en recaudar fondos para la red nacional de albergues de violencia de género en Puerto Rico a través de un relevo en el que grupos de personas, liderados por mujeres, recorren la isla corriendo para crear conciencia. En esta edición de Oenegé, el pódcast, conversamos con su fundadora Deborah Maldonado y con Coraly León Morales, presidenta de la Red, acerca de este movimiento que en su más reciente edición celebrada el 16, 17 y 18 de mayo pasados ya ha logrado recaudar más de 400 mil dólares. Luego de esta conversación abriremos la mesa editorial junto al equipo de comunicaciones de la Fundación Ángel Ramos. Que disfrutes de Oenegé, el pódcast. Escucha el episodio aquí: Correr para sanar: conoce el movimiento Kilómetros de cambio - Oenegé, el pódcast | Podcast on Spotify Foto: Javier del Valle
Compartimos una breve crónica a partir de la experiencia de correr uno de los tramos de Kilómetros de cambio. Por Ana Teresa Toro :: Oenegé Llegada a la Plaza pública de Aibonito del tramo 35 de Kilómetros de cambio el pasado sábado 17 de mayo. En la carretera de curvas entre Coamo y Aibonito hay 86 curvas. Si el número es incorrecto, la culpa se la echo a la memoria, ese lugar que es el menos confiable del cerebro. Pero de niña, recuerdo que solíamos tomar esa ruta para visitar parientes en Juana Díaz y Villalba o para ir un domingo a la Plaza de Ponce comer helados bajo aquel calor que convertía la experiencia en un evento de placer de marca mayor. Prefería las curvas de la ruta Panorámica, entre Aibonito y Cayey. Me parecían más amables, mostraban paisaje, nubes que le hacían sombra a las montañas. En fin, la belleza siempre imponiéndose. Por eso, pasaba el rato en el carro asomada por la ventana contando las curvas. En los meses de verano, cuando ya nos acercábamos a Coamo, a veces se veían pedazos de montaña prendidos en fuego o ya chamuscados después de haberse incendiado. Bajábamos del Asomante fresco a ese otro aire tibio que nos anunciaba el camino al sur. En el camino conté 86 curvas y ese número se quedó conmigo. Ahora que lo escribo al fin, me parece exagerado, aunque después de lo vivido el pasado sábado 17 de mayo quizás me haya quedado corta. La Procuradora de las Mujeres Astrid Piñero ofrece un mensaje de apoyo a los corredores previo a la salida. Conocí a Deborah Maldonado en persona cuando fui a recoger mi número y paquete para correr la carrera de diez kilómetros del Puente Teodoro Moscoso. Antes, habíamos hablado por teléfono gracias a un amigo en común que nos conectó luego de que escribiera una columna titulada Corre como nena, de cara al Medio maratón San Blás. La conexión fue inmediata. Hablamos poco, pero con intensidad, nos entendimos, no había mucho que explicar: ambas sabemos lo que pasa en la brea, lo que se transforma pisada a pisada. Nos abrazamos mientras ella seguía vendiendo camisetas, medias, gorras, contagiando a todo el que pasara frente a su mesa con su energía tan firme y potente. Habla con la conciencia de que la causa es urgente, porque lo es, pero también con la alegría de quien sabe que hay esperanza. Me comprometí a participar de uno los tramos de esta edición y ahí quedó el encuentro. El día llegó. Decidí hacer el tramo 35 pues sería todo en Aibonito, donde nací y crecí. El tramo saldría de la Finca Happy Bee (Km 42.7) en dirección a Coamo y culminaría en la Plaza Pública Segundo Ruíz Belvis del pueblo. La atleta Tamara Pérez Hernández es la embajadora y lideraría el grupo a través del recorrido de 4.7 millas. Llegué allí a la hora indicada, había un leve retraso, pero ya se sentía el entusiasmo de lo que sucedería. Es el campo, hacía frío, alivio para el sudor que vendría después. Poco a poco fueron llegando los y las corredoras. Tamara no paró de entusiasmar a su grupo. La Procuradora de las Mujeres, Astrid Piñero llegó hasta allí y ofreció un mensaje de aliento. Ni su reciente diagnóstico y tratamiento de cáncer le impidieron participar, un gesto que tanto el grupo, como las organizadoras del evento y embajadoras atesoraron. Conoce más del movimiento Kilómetros de cambio en la nueva edición de Oenegé, el pódcast. Finalmente, llegó el grupo que venía ya a oscuras corriendo desde Coamo. La embajadora Xiomara Lagos hizo el pase de batón, tanto ella como Tamara se abrazaron en complicidad y nos preparamos para salir recordando las palabras de entusiasmo que la embajadora nos había compartido minutos antes. “Cuando estén subiendo esas cuestas y sientan el dolor y quieran parar, recuerden que esto no es nada en comparación con lo que las mujeres que tienen que llegar a un albergue viven. Cuando sientan ese dolor y ganas de parar, piensen en que este dolor se termina porque este tramo lo vamos a completar, pero hay mujeres para quienes el dolor no acaba nunca”. La voz de Deborah, ya agotada por dos días completos de jornada, se escuchaba en el micrófono, había música, ganas de correr y hasta de cantar. Pocas cosas alegran más que andar o correr de un lado a otro a favor de un propósito común. La tragedia es una máquina de esperanza, aunque a veces no lo parezca. Los corredores del grupo que llegó nos compartieron los chalecos protectores que nos permitirían vernos en la oscuridad. Y, una vez todos juntos, empezamos a correr. Esas cuestas, las últimas de la ruta, las mismas que conté de niña cuando bajaba del frío al calor, cuando regresábamos agotadas del sur a la altura familiar de Aibonito, eran realmente castigadoras. No era una cuesta que otra, era subir unas cuantas montañas enormes, curvas y empinadas por espacio de poco más de una milla. Poco a poco fuimos cayendo. Si nos quedábamos atrás nos subían a la guagua. La idea era mantener el grupo unido y un paso similar para lograr cumplir con los tiempos del relevo. De otro modo, no se lograba recorrer la isla completa. No contaba con ese nivel de cuestas. Corro pero no como los que corren, corren. Hice el San Blás en poco más de una hora y media por primera vez, con un entrenamiento silvestre que encontré en la web y a un año y medio de una lobectomía y toracotomía. Si suena a excusas, es porque lo son, o cuanto menos es lo que me digo para consolarme o, mejor aún, para animarme a seguir. No sé si fue falta de entrenamiento, no sé si algún día podré meter el suficiente aire a mi cuerpo como para exigirle ese esfuerzo a mi corazón y mis músculos, pero sé que esa noche no pude subirlas. Vistazo del grupo de corredores durante una pausa en el oasis. En la guagua, al final de la zona de cuestas, subimos como quince. Incluso algunos que se veía habían entrenado o eran atletas profesionales. La ruta a veces es muy dura incluso para quienes viven preparados. Como la vida misma, como huir de un hogar. Al llegar a Asomante, pude correr un rato más, como dos millas. Había gente jangueando en los chinchorros, el alto parlante de las guaguas anunciaba la carrera, invitaba a donar. La gente salía de las casas, aplaudía. Seguimos. Correr en medio de esa alegría alivia cualquier dolor. Te hace olvidar hasta las cuestas. Ya casi al final me quedé un poco atrás de nuevo. Sabía que podía con lo que quedaba de ruta, pero no al ritmo que el grupo requería. Dos corredores retrocedían en la ruta para asegurarse de que nadie se quedara atrás. Algunos habían hecho múltiples tramos en el mismo día. ¿Estás bien? Me decían. ¿Puedes? Yo asentía. Hasta que no pude y llena de vergüenza, frustración, agotamiento y unas cuantas cosas más que aun duele contar, me subí a la guagua. Casi antes de llegar al pueblo me bajé y al menos, por dignidad -pensé- llegué corriendo. No se sintió igual, obviamente. Nunca será llegar, siempre será la ruta. Pero llegué. La plaza estaba llena de gente, hubo otro emotivo pase de batón. Esa noche correrían hasta Cayey en dos tramos más que terminarían en la Plaza pública del pueblo vecino. Me fui caminando a la casa de mi madre. Lloré un poco, pero no de vergüenza. Lloré porque en el caminar entendí que la dignidad radica en saber cuándo pedir ayuda, en entender cuándo montarse en la guagua y dejarse llevar. También porque pude ver cómo este movimiento, Kilómetros de cambio, no sólo ofrece una metáfora perfecta para el proceso de salir de una situación de violencia, de peligro, de maltrato, sino que en su ejecución se vive pisada a pisada. Cuando una mujer decide salir de la casa no siempre está lista, no siempre está entrenada. A veces, incluso estándolo, puede encontrarse con que las cuestas son más empinadas y la ruta tiene más obstáculos de lo que su entrenamiento o su fortaleza física y emocional le permite atravesar. Para eso están los refugios, los círculos de apoyo, de solidaridad. Por eso las embajadoras corren solas al frente y tras ellas, un grupo entero de personas que le recuerdan que no está sola. Y tras el grupo, un contingente de personas solidarias, guaguas de auspiciadores (sector privado), seguridad y salud (sector público) y voluntarios y corredores (la sociedad civil) que están listos para sostenerlas. Dormí acurrucada a mi hijo esa noche. Salí a correr y llegué a casa. De eso se trata. Conoce más de Kilómetros de cambio en la nueva edición de Oenegé, el pódcast.
La Fundación Puertorriqueña de las Humanidades pierde su fondo principal tras la reestructuración del gobierno federal, aun cuando procede de una antigua ley aprobada por el Congreso. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La directora ejecutiva de Humanidades Puerto Rico Sonya Canetti recibió la carta en la que se le informó de la cancelación de los fondos ya otorgados el pasado 2 de abril. Ni la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades -ahora Humanidades Puerto Rico- se libró de los recortes federales para reconciliar el presupuesto gubernamental estadounidense con las prioridades de la administración del presidente Donald Trump. Lo inusual es que la organización integra la longeva National Endowment for the Humanities ya que es uno de los 56 State Humanities Council distribuidos por todo el territorio estadounidense desde el 1971 para propiciar que los fondos destinados a las humanidades llegaran a las comunidades más remotas. Desde el 1976 Puerto Rico es uno de los llamados State Humanities Council y las donaciones anuales que recibe oscilan entre los $800,000 y $1 millón de dólares. Con ese dinero se respalda de distintas formas la gestión del amplio campo de las humanidades en la isla, desde las visitas que conferenciantes a escuelas públicas del país hasta el respaldo a creaciones artísticas, trabajo de investigación y documentación, entre muchas otras iniciativas. La noticia llega en un momento difícil para la organización que recientemente inauguró su nueva sede en el Cuartel de Ballajá con una programación lista para ampliar sus ofrecimientos a la comunidad. “No es cualquier fondo es un fondo operacional”, explica Sonya Canetti Mirabal, directora ejecutiva de Humanidades PR. “Y lo administra una oficina de Federal State Partnership, que se crea cuando se crean los concilios de las humanidades que fue un acto el Congreso para asegurarse que los fondos llegaban a las instancias más locales y a las comunidades, que no se quedaban entre las organizaciones que tenían más capacidad para solicitar los fondos para los que se compite a nivel nacional como son las grandes universidades o los museos”, agrega. Las 56 organizaciones -estatales y jurisdiccionales- son las únicas que tienen acceso a ese fondo operacional. Aunque no se otorga por competencia como otros, los concilios deben solicitarlo anualmente, tienen que mantenerse acreditados y someterse a auditorías continuas. "La filantropía privada, por más generosa que quiera ser, no es su trabajo sustituir la función del gobierno. Aunque encontremos otros aliados, siempre vamos a seguir reclamando que esa inversión pública es importante, justificada y necesaria". Sonya Canetti Directora ejecutiva Humanidades Puerto Rico “Es un fondo que requiere un alto nivel de cumplimiento, esto ni es automático ni es algo que no se supervisa, por eso es que nosotros insistimos en que después que recibimos la encomienda de asegurarnos que las humanidades llegaran a las comunidades, lo que hemos hecho por casi 50 años, de la noche a la mañana se nos cancela un fondo que lo asigna el Congreso”, declara la directora. Canetti explica que la determinación de la administración Trump implica que “se abolió el compromiso de asegurarse de que estos programas llegaran a comunidades en todo Estados Unidos”. LLEGÓ LA CARTA La notificación arribó mediante carta el 2 de abril, a las 11:53 de la noche, mediante correo electrónico. La misiva enviada a los consejos es la misma que se les envió a los beneficiarios de NEH que tenían una subvención abierta. “No se trató a los concilios como el aliado local que ha sido por años sino como cualquier otro grant, sin tomar en cuenta que cuando un grant operacional se otorga, ese dinero se obliga, no se guarda, es para invertirlo en las comunidades, en los servicios que se ofrecen. Ahora nosotros nos quedamos con esas obligaciones contraídas lo que tiene implicaciones serias”, señala preocupada. Según Canetti, la misiva subraya que la labor que realizan los concilios “no es prioridad, importante, ni pertinente” y justifica la determinación con la meta de “eliminar el fraude y el derroche” de fondos gubernamentales. Aún durante la pandemia por COVID-19, Humanidades PR continuó trabajando y distribuyó $1.2 millones, informa su directora. Como parte de la oferta cultural con la que inauguraron la nueva sede, presentaron la exposición "El arte de La Borinqueña" curada y diseñada por el artista Edgardo Miranda-Rodríguez, en la cual se repasa el desarrollo e impacto de la serie original de novelas gráficas creadas por él a partir de La Borinqueña, un personaje original presentado en una historia clásica de superhéroes. “Esa carta es tremenda porque es un discurso en contra del gobierno federal, se presenta la inversión del gobierno como un mal gasto en todo ese discurso del Department of Goverment Efficiency (DOGE) responsable del cierre del NEH. La carta estaba firmada por el acting chair de NEH, pero fue enviada por un email que no era el oficial de la entidad, ni por la plataforma normal de envío de estas comunicaciones. Además, está la pregunta de si el Congreso determina cómo se invierte el dinero público o el Ejecutivo, y ese presupuesto había sido aprobado por el Congreso. Es una pregunta legal”, indica. Se supone que el fondo asignado a Humanidades PR acabara el 31 de octubre. “El grant que nosotros teníamos abierto era para usarse de tres a cinco años, le quedaban dos años y un balance de $758,000 dólares, así que nos quitaron en medio del proceso un grant que tenía balance, que tenía periodo de actividad y que había sido aprobado legítimamente. Con algunas diferencias, pero esto es lo que está pasando con todas las agencias donde no se están reconociendo las obligaciones contraídas, se están cuestionando ideológicamente”, expone Canetti. La separación de poderes queda en la mira. La directora indica que se trata de agencias que no le respondes al Ejecutivo. “Son agencias que tienen una misión creada por ley y la idea de que el Ejecutivo puede cerrarlas o abrirlas no es tan cierta, el presidente no tiene necesariamente esos poderes porque para eso existen los check and balances”, dice. Otra pregunta que queda en el tintero es si por medio de una orden ejecutiva se puede tomar esta decisión sobre una agencia creada por ley del Congreso. “Nosotros lo que planteamos es que los grants deberían ser rehabilitados. Ha sido bien contradictorio porque por un lado se nos quita el grant y por el otro se permitió llenar la solicitud anual para solicitarlo; la de 2026 la radicamos el 1 de mayo. Lo que nos duele a otro nivel es la incertidumbre y las señales mezcladas que reciben equipos de trabajo sumamente comprometidos”. Canetti lamenta que el lenguaje utilizado para “reducir la burocracia federal” representa a las personas que trabajan en el gobierno federal “casi como si estuvieran allí sin ningún propósito que no fuera cobrar un sueldo y regalar dinero”. “Nuestros interlocutores en la NEH tienen grados académicos avanzados en las Humanidades en sus campos de especialidad, son conocedoras de las necesidades de los sectores en los que trabajan: educación, preservación, conservación y acceso, humanidades públicas, entre otros. Es gente que por muchos años se ha dedicado a pensar esto y han hecho un gran servicio al país”, indica sobre un cuerpo laboral que ha perdido al 80% de sus empleados que han sido enviados en licencias administrativas. “Eso hace inoperante el trabajo y se nos deja a los solicitantes o colaboradores sin interlocutores internos. Es un desmantelamiento y nos preguntamos si se reflexionó del todo. Es un golpe a 56 organizaciones que son un modelo de acción cívica y ha sido un programa que ha servido a Puerto Rico ininterrumpidamente por casi 50 años”, puntualiza. En los últimos años, Humanidades PR había comenzado un trabajo de diversificación de fondos que hoy les evita cerrar sus puertas de inmediato. En la isla cuentan con el apoyo de la Fundación Ángel Ramos y Fundación Flamboyán, entre otras, y de la estadounidense Andrew Mellon Foundation reciben un grant operacional. “Estamos con las puertas abiertas para conseguir nuevas fuentes de fondos. Fuimos tocando varias puertas para cambiar la escala del trabajo”, insiste Canetti aludiendo al espacio que habilitaron en el Viejo San Juan para añadir nuevos servicios directos a la comunidad. “Aun así, no es tan fácil. La filantropía privada, por más generosa que quiera ser, no es su trabajo sustituir la función del gobierno. Aunque encontremos otros aliados, siempre vamos a seguir reclamando que esa inversión pública es importante, justificada y necesaria. En Puerto Rico, lo único que hicimos fue cumplir con la misión que se nos encomendó”, culmina Canetti. La Fundación Mellon ya anunció una asignación millonaria para respaldar estas organizaciones culturales afectadas en Estados Unidos. Funcionaría a base de pareo y Humanidades PR debe reunir $50,000 dólares para poder recibir el resto de la asignación. Para más información, visita en Facebook @Humanidades Puerto Rico.
Con su premio, la representante del Club de Arecibo logra que debuten como ganadores del galardón que otorga Boys & Girls Clubs de Puerto Rico. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Jelix M. Serrano González asiste desde los seis años al Boys & Girls Clubs de Arecibo donde ha desarrollado sus habilidades. Abran camino que por ahí viene la Joven del Año 2025 de la organización Boys & Girls Clubs de Puerto Rico (BGCPR). Se llama Jelix M. Serrano González y la distinción la convierte en portavoz de su generación en foros locales y estadounidenses. Durante la premiación realizada el pasado 25 de abril, Jelix recibió $9,000 en becas académicas, una medalla por liderazgo otorgada por la empresa TOTE, uno de los presentadores oficiales del evento, así como el pase para representar a Puerto Rico en Nueva York durante la selección del Joven del Año de la región nordeste de BGCPR. En el evento también se distribuyeron más $42,500 en becas para los estudios universitarios de todos los finalistas, gracias al respaldo de Chick-fil-A, Taco Bell, Alpha Phi Alpha Fraternity y Boys & Girls Clubs of America. La arecibeña todavía está en una nube. “Todavía no me lo creo, pero estoy muy consciente de esto”, dice sobre la selección que la llevará a la Gran Manzana y asegura estar lista “para competir con otros, demostrarles que BGCPR también puede y representar a esos otros niños que como yo quieren alzar la voz”. Alma Frontera Colón, presidenta de BGCPR, destacó el orgullo que sienten “por las trayectorias de los ocho candidatos al Joven del Año como estudiantes, participantes de nuestros Clubes y ciudadanos comprometidos sus comunidades”. La ganadora, (de rojo al centro) junto al grupo de jóvenes nominados por cada club de la isla. Estos son: Melanie Rosario, del Club de Aguas Buenas; Kenneth Arroyo, del Club de Isabela; Britani Castillo, del Club de Las Margaritas en San Juan; José del Valle, del Club de Loíza; Keyshliann Otero, del Club de Luis Llorens Torres en San Juan; Keliell Martínez, del Club de Mayagüez y Sallymar Delgado del Club de San Lorenzo. “Sus historias representan los retos de la niñez y juventud de nuestras comunidades, donde el nivel de pobreza alcanza el 70%. También reflejan el potencial de los más de 16,500 niños, niñas y jóvenes a los que brindamos servicio cada año, cuando tienen acceso a oportunidades para desarrollarse de forma holística, con un sistema de apoyo que incluso integra a sus familiares. Además de ser un evento de celebración, Joven del Año es una plataforma para recaudar fondos que ayuden a sostener los servicios que hemos ofrecido por más de 57 años a través de todo el archipiélago, e inspirar a más personas a unirse a nuestro movimiento. Si no estamos dispuestos a apostar a la juventud, de qué futuro estamos hablando”, agregó la ejecutiva. Desde los seis años, Serrano asiste al Boys & Girls Club de Arecibo donde ha desarrollado sus habilidades. “Es muy importante el logro porque es la primera vez que lo gana alguien del club de Arecibo, me siento súper emocionada y capacitada para representar el Boys & Girls Club de Arecibo porque tenemos muchos talentos y estamos ready, motivada para lo que venga”, señala la joven de 16 años que recién culminó el grado 11 en la escuela Abelardo Martínez Otero de Arecibo. "Sus historias representan los retos de la niñez y juventud de nuestras comunidades, donde el nivel de pobreza alcanza el 70%. También reflejan el potencial de los más de 16,500 niños, niñas y jóvenes a los que brindamos servicio cada año, cuando tienen acceso a oportunidades para desarrollarse de forma holística, con un sistema de apoyo que incluso integra a sus familiares". Alma Frontera, Directora ejecutiva de Boys and Girls Clubs de Puerto Rico Le enorgullece además haber compartido durante la competencia de este año con jóvenes muy talentosos. “Nosotros estamos más motivados que nunca para poder hacer el cambio. A lo mejor no todo el mundo ve el esfuerzo que los jóvenes hacen, pero estamos aquí presentes para decirle sí al cambio”, señala. Y en su diccionario personal, el término “cambio” significa “revolución”. “Desde pequeña he visto estos Jóvenes del Año y no muchos pueden ver el significado que tiene el premio porque ellos hacen un cambio en la comunidad, aunque sea más pequeño, ellos inspiran a otros jóvenes a estudiar, a superarse, a poder seguir adelante, así que pienso que poder ser Joven del Año significa un cambio verdadero”, sostiene la jovencita que cree en el gran resultado de pequeños esfuerzos. Residente en la urbanización Villas del Sol desde pequeña, Serrano tiene un hermano, Ian, de 11 años, y revela que lo primero que hizo tras ganar el premio fue llamarlo. “Eso fue bien emocionante, estuvimos celebrando, estábamos muy emocionados. Y cuando después tuvimos ese espacio para hablar solos los dos, él me preguntó ‘¿cómo yo puedo ser Joven del Año?’, así que tengo una gran responsabilidad para enseñarle y motivarlo a hacer el cambio”, expresa sobre su primer fanático. Serrano cuenta que cuando fue anunciada como ganadora, buscó con la mirada a sus padres Félix Serrano y Jessica González, quienes la acompañaron al evento, aunque no estaban cerca del escenario. “Fue un orgullo total, todos estaban emocionados. Mis papás estaban sentados un poquito lejos, pero yo podía sentir su emoción. Después los vi llorando, emocionados, fue bien importante porque ellos sabían el deseo que yo tenía de ser Joven el Año. Fue un momento muy especial que no se me olvida”, confiesa. A CORTO PLAZO La joven del año aspira a convertirse en cirujana, un sueño que nació luego de haber vivido un percance de salud que la llevó a la unidad de cuidados intensivos. Antes de mostrar cómo son los jóvenes de BGCPR en Nueva York, Serrano fue seleccionada para representar durante el verano a su escuela en un evento de la Future Business Leaders of America que se realizará en Los Ángeles, California. Participará en la categoría de portafolio profesional académico. “Me seleccionaron porque estuve en una competencia a nivel estatal en diciembre y fui la número uno. Presenté mi portafolio académico profesional que incluye todas las actividades de liderazgo que he realizado en la escuela, mi resumé, cartas de recomendación, certificados. También estaré en un internado en la Universidad de Rochester en Nueva York gracias a la Fundación Kinesis”, explica quien además integra el Consejo Estudiantil en su escuela. Una de esas actividades comunitarias que nunca olvidará es gracias al Programa Keystone de BGCPR que logró trasladar a la escuela. “Estamos trabajando con la unión familiar así que estamos integrando a los padres en actividades y talleres con los niños en el club para fortalecer la confianza y la comunicación”. La ganadora durante su primer mensaje como Joven del año, ejercicio que repetirá a lo largo de su jornada como portavoz de la juventud en la isla y en los Estados Unidos. Serrano ha debido enfrentar situaciones difíciles como el rechazo que siente en su escuela. “Ha pasado desde pequeña y siempre tuve ese miedo de mostrarme a mí misma, de compartir con los demás, me frustró bastante y oculté todas mis emociones. El club me ayudó a desarrollar mi liderazgo, mi autoestima y al final yo dije: ‘Espérate, no era para tanto como tú pensabas’. Y no es que minimicé mis sentimientos o el rechazo, pero pude aprender a manejarlo y así yo siento que puedo ayudar a los demás si están pasando por lo mismo, salir de ahí es más fácil de lo que creen. El club me dio un espacio seguro, sé estar sola y no es nada malo. También sé lo que quiero lograr”, afirma convencida. La joven aspira a ser cirujana, deseo que nace luego de enfrentar una hospitalización en la Unidad de Cuidados Intensivos y recibir una esmerada atención del equipo médico. La experiencia fue hace tres años, pero la marcó. “Ese trato de los médicos, de los médicos residentes y de las enfermeras fue tan importante, me transmitieron tanta paz, que yo dije ‘no, yo quiero estar ahí, yo quiero también transmitir esa paz en un momento de incertidumbre’”, reflexiona. Del futuro solo espera cosas buenas. “Muchas cosas emocionantes, progreso, poder seguir estudiando, viajando y poder seguir representando a la juventud de Puerto Rico. Y a los jóvenes les diría que no se rindan, que siempre va a haber una persona que va a creer en ti como hizo BGCPR conmigo y cuando alguien cree en ti te ayuda bastante, te puede cambiar la vida como me pasó a mí. Ellos vieron en mí el potencial que yo sentía que no tenía y gracias a eso hoy me convertí en Joven del Año”, finaliza Serrano, consciente de que el mundo la espera. Conoce la labor de BCGPR visitando a bgcpr.org o búscalos en facebook.com/BGCPR. Fotos / Suministradas Joven del Año 2025 / Finalistas Melanie Rosario, del Club de Aguas Buenas Kenneth Arroyo, del Club de Isabela Britani Castillo, del Club de Las Margaritas en San Juan José del Valle, del Club de Loíza Keyshliann Otero, del Club de Luis Llorens Torres en San Juan Keliell Martínez, del Club de Mayagüez Sallymar Delgado del Club de San Lorenzo *Fuente: Boys & Girls Clubs de Puerto Rico
La eliminación del fondo federal del que se nutría el programa de prevención de violencia de Taller Salud deja en el aire el servicio directo a 80 jóvenes y sus familias, y a más de 5,000 personas en la comunidad. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La propuesta cubre el salario de 12 personas que ofrecen servicio directo y sin esos fondos el proyecto no podrá continuar su labor eficiente y probada. Sin que mediara aviso previo, el pasado 22 de abril la organización Taller Salud recibió un correo electrónico que alteró el futuro de su exitoso programa Acuerdo de Paz, que previene la violencia en comunidades de Loíza. La subvención que recibían por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos para mantener la iniciativa en pie quedaba cancelada inmediatamente, no aguardarían al cierre de año fiscal en septiembre 30. Aludían, según cita la carta, a que “ya no están alineados con las prioridades de la agencia” en la administración del presidente Donald Trump, aun cuando se proponen reducir las violencias. El 80% de los fondos que mantienen vivo a Acuerdo de Paz provienen de esa asignación. “Yo no veo que haya falta de alineamiento, ciertamente hay un cambio de lenguaje en cómo se definen las violencias y sus causas, eso lo hay. Cuando tú cancelas un fondo federal, porque incumples con tu contrato -y ese no es nuestro caso ni el de los otros grupos- o porque cambian las prioridades, se supone que tú informes que cambiaron las prioridades y los grupos tengan la oportunidad de presentar una versión revisada de su modelo para tratar de encontrar alineamientos con el gobierno. El buen uso de fondos federales requiere que tú no cortes los fondos a mitad de camino cuando ya hiciste una inversión significativa. Eso no se dio, ni se informaron intenciones de cancelar, ni tuvimos oportunidades de dar argumentos en una vista oral, sencillamente de forma unilateral se nos canceló, poniendo en riesgo a poblaciones bien vulnerables”, puntualiza Tania Rosario, directora ejecutiva de Taller Salud, organización con sede en Loíza que mantuvo por poco más de 12 años el programa que propiciaba la paz día a día entre grupos en pugna. Taller Salud no fue la única organización afectada, otras que brindan servicios similares en todos los estados estadounidenses también corrieron igual suerte. “Esta fue una subvención histórica que se aprobó en el 2022 por un acuerdo bipartito para reducir la violencia con armas de fuego. Somos la única organización en Puerto Rico que obtuvo esos fondos federales, eran $2 millones para gastar en tres años, nos quedaba $1 millón; si hubiese sido un proceso ordinario habríamos pedido una extensión porque teníamos sobrantes. Ellos te aprueban la propuesta, pero no inmediatamente el presupuesto, así que no empezamos a gastar en 2022 porque no lo teníamos aprobado, esperamos al 2023 y se generaron seis meses de sobrantes”, subraya Rosario. La propuesta cubre el salario de 12 personas que ofrecen servicio directo, incluyendo alcance comunitario, manejo de casos, sicología e interrupción de violencia, y cuatro personas más de apoyo administrativo que incluye el área de comunicaciones y evaluación. Rosario detalla que “había 16 salarios por tres años que se sustentaban de esa propuesta”. “Recibían servicios alrededor de 80 jóvenes y sus familias, 20 familias en el grupo de madres que han perdido hijos por la violencia, y la comunidad general recibía servicios a través de actividades comunitarias como torneos, ferias de salud mental, caminatas, campañas educativas, que suman unas 5,000 personas beneficiadas al año”. Tania Rosario Directora ejecutiva de Taller Salud “Recibían servicios alrededor de 80 jóvenes y sus familias, 20 familias en el grupo de madres que han perdido hijos por la violencia, y la comunidad general recibía servicios a través de actividades comunitarias como torneos, ferias de salud mental, caminatas, campañas educativas, que suman unas 5,000 personas beneficiadas al año”, indica. La pérdida de fondos implica el cierre del programa. “Nosotras no podemos operar sin ese fondo”, lamenta Rosario. Organizaciones que integran el movimiento de reducción de la violencia en Estados Unidos recibieron el mismo correo electrónico que Taller Salud ese día. Rosario indica que se programó una llamada de emergencia con todos y convocaron a las coaliciones nacionales de Estados Unidos. “Estuvimos más de 400 personas en esa llamada”, dice la líder. Para esas fechas estaba en pie la celebración de un simposio de un día sobre violencia comunitaria en la capital federal y otro día sería destinado a la abogacía, a presentar los logros de sus programas en distintas oficinas del Congreso. “El evento lo transformamos para hacer espacio para el luto que significa perder un financiamiento tan importante con tan buenos resultados, no solo en Puerto Rico si no en otras zonas también, en todos los estados hay proyectos similares y en algunos hay más de uno. Además, aprovechamos para resaltar el modelo de salud pública que nosotros llevamos a cabo”. Desde que el presidente Trump asumió el poder se ha identificado el siguiente patrón: sus órdenes ejecutivas dan pie a tomar acciones sin precedentes en el aparato gubernamental para cumplirlas. “Habíamos estado viendo que se cancelaban asignaciones en áreas de justicia ambiental, cambio climático, pero no había precedente. En el pasado podía ocurrir que no te renovaran el grant o que no te autorizaran extensión, pero cancelar un grant en curso es bastante sin precedentes”. TOCANDO PUERTAS Integrantes del equipo de trabajo de Acuerdos de Paz que durante años han demostrado con éxito cómo el conocimiento profundo de la comunidad en combinación con el modelo de interruptores de violencia, entre otros aspectos del programa, ha logrado generar ambientes de paz en Loíza. Las organizaciones afectadas que ubican en los Estados Unidos continentales llamaron a sus gobernadores que, a su vez, levantaron sus teléfonos para cuestionarle a sus representantes en el Congreso la decisión y pedir respaldo. Esa no es nuestra realidad política. Aun así, Rosario indica que acudieron a oficinas en el Senado y en la Cámara de Representantes en busca de aliados que pudieran interceder e intentar revertir la terminación de los fondos para Taller Salud. “Queríamos estar en récord explicando las consecuencias de no revertir el grant para Puerto Rico y lo hicimos con congresistas que tienen grandes grupos de electores boricuas en sus estados, como New Jersey, Nueva York y fuimos a la oficina del comisionado residente, Pablo José Hernández. Llevamos materiales educativos en inglés, dimos seguimiento por email y estuvieron muy receptivos, estaban en shock de que un programa así perdiera su financiamiento”. De igual forma enviaron una carta de apelación, mecanismo estipulado en la carta original recibida en abril. “Apelamos y estamos esperando respuesta. Entiendo que las coaliciones y organizaciones nacionales tomarán alguna acción legal, pero no creo que sea el caso de las organizaciones pequeñas como nosotros”, señaló Rosario. El gobierno estatal no ha opinado sobre la terminación de fondos que limita los servicios de Taller Salud en Loíza. No obstante, las fundaciones del ecosistema del tercer sector local sí han respondido. “Nos han brindado apoyo de emergencia para no tener que cancelar contratos inmediatamente y poder hacer un cierre de casos, de ciclo, hacer referidos de los pacientes que es en lo que estamos trabajando”. El programa de atención a las sobrevivientes de violencia de género que mantiene Taller Salud, “Tu paz cuenta”, también tiene una alta dependencia de fondos federales, particularmente sus servicios legales, sicosociales y de vivienda transitoria. Rosario lleva 18 años trabajando en Taller Salud y nunca había vivido este escenario. Los peligros de hace diez años estaban atados a fondos estatales aprobados pero que presentaban demoras en sus reembolsos, por lo que hicieron la transición hacia nuevos modelos de financiamientos. “Así llegamos al modelo actual en donde gran parte de los servicios los estábamos subsidiando con dinero federal que venía directo de las agencias federales hacia nosotros. El resto de nuestro trabajo lo cubren fondos privados, pero los de servicio mayormente estaban cubierto con fondos federales en este momento”, indica. “No te niego que tenemos mucha tristeza, estamos consternadas, pero a la misma vez tenemos mucho sentido de responsabilidad con los empleados y las empleadas y con la comunidad. Estamos elaborando estrategias a corto plazo para poder extenderle la vida a Acuerdo de Paz, por lo menos en los aspectos más esenciales, aunque reduzcamos servicios, pero ahí tendríamos que ir mes a mes. Con “Tu paz cuenta” estamos haciendo un plan de mitigación con los servicios porque nos preocupa que nos pueda llegar una notificación de hoy para hoy y lo que implicaría para nuestras sobrevivientes que reciben estos servicios no contar con ellos”, concluye Rosario. Para más información sobre Taller Salud, visita https://www.tallersalud.com. Fotos: Javier del Valle