Te presentamos a una de las cuatro organizaciones finalistas de la vigésimo octava edición del Premio Tina Hills que se entregará el próximo 14 de noviembre de 2025 en el marco de la Semana de la Filantropía. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Desde su creación en el 2012 la Red ha atendido a más de 90 mil participantes no duplicados. Las montañas del este de la isla nos acompañan en ruta al barrio Las Piñas en Juncos, donde ubica la sede de la Red por los Derechos de la Niñez y la Juventud (La Red). Se trata de una escuela que la organización fundada en el 2014 rescató y le regaló otro uso. Después de detener ciclos de violencia familiar, desde ahí ofrecen una pluralidad de servicios dirigidos a asegurar el bienestar de la familia completa: desde educación y salud hasta desarrollo y entretenimiento. En este 2025, La Red debuta como finalista al Premio Tina Hills que otorga la Fundación Ángel Ramos (FAR). “Cuando las personas tienen acceso a lo que necesitan, su cerebro está en modo de vivir. Cuando las personas están expuestas a la violencia, como las que llegan a La Red, su cerebro está en modo de sobrevivir. Y lo que nosotros hacemos aquí es como una cajita de música cerrada, las voces de nuestro equipo hablan con las voces de los niños y jóvenes y van haciendo diálogo hasta que se recupera la confianza en sí mismos, hasta que se comienza a sanar. Y cuando esas voces hacen una red suficientemente fuerte, esa caja de música se abre y sale música. Todos los días nosotros vemos aquí cómo sale música para sanar la violencia”, revela Marcos Santana Andújar, cofundador y presidente de La Red, quien nos recibe en el pequeño estudio de grabación que la organización posee. La historia personal de Santana está estrechamente vinculada a la de La Red ya que nació y creció en un albergue para víctimas de violencia. El concepto de su organización maduró en su mente en el 2012 y ha continuado evolucionando y ganando colaboradores con el paso de los años. Desde esa fecha han atendido más de 90,000 participantes no duplicados. “La Red es una promesa cumplida. Es un proyecto de amor que se hizo verbo con la conformación de una organización sin fines de lucro con la misión de prevenir y eliminar el maltrato infantil y juvenil en Puerto Rico, pero no solamente dando servicios, sino que tiene tres componentes en su fórmula: los servicios directos, las políticas públicas y la capacitación y asistencia técnica”, explica Santana. “Estamos transformando el país porque estamos interrumpiendo la violencia y lo que nos mantiene aquí son las vidas de los niños, pero además estamos aportando al desarrollo económico, a la transformación de las comunidades". Marcos Santana AndújarCofundador y presidente Red por los Derechos de la Niñez y la Juventud (La Red) “Más allá de ser una organización, La Red tiene una visión de movimiento, de no pensar solo en lo pequeño sino en cambios sistémicos y empujar cambios que perduren más allá de la interrupción de la violencia. Cómo hacemos para que cambie el sistema”. En principio, el líder asegura que estaba “obsesionado con devolverle al país” lo que había recibido: interrupción de violencia y oportunidades para encaminar su futuro. La forma de lograrlo fue trabajar para que otros niños tuvieran similares oportunidades. “Nací en un albergue para víctimas de violencia, la violencia nadie me la contó, yo la viví en persona. Y superar esa experiencia de violencia es muy duro, pero gracias a la labor de muchas personas y organizaciones sin fines de lucro la superé. Cuando fui a entrar a la universidad, Sor Rosa, la monja del albergue donde había nacido, murió y fue un jamaqueón porque esas personas se convierten en parte de tu familia. Llegué al albergue y pregunté: ‘¿cómo ayudo?’. En ese momento me dije: ‘la forma de canalizar mi gratitud es metiéndome ahí’. Empecé a trabajar en el albergue, pero mi corazón se dio cuenta de que necesitaba hacer más; el albergue era necesario, pero no suficiente. Es como un sentido de urgencia, como un fuego que te está quemando todo el tiempo”, recuerda sus inicios trabajando en el sector y canalizando la misión que asegura Dios puso en su corazón. En la marquesina de la casa de su mamá Elizabeth le dio forma a la organización cuyo crecimiento, asegura, fue guiado por el amor. “El primer año fue duro, cinco entidades nos dijeron que no había dinero para el trabajo que hacíamos y del 2012 al 2014, 36 personas nos negaron apoyo porque no entendían. Decidimos incorporarnos, nacimos como una coalición de albergues y luego nos fuimos transformando. Creo que el valor de la innovación nos ayuda a sobrepasar escollos”, cuenta sobre la evolución de La Red. Aun laborando con estructuras gubernamentales que cambian a un ritmo más lento, La Red ha logrado establecerse. “Dentro del componente de servicio directo empezamos los albergues, pero nos dimos cuenta de que había que llegar en edad temprana. Diseñamos un modelo de ecosistema de servicios que permitía acceder a lo que, por nuestra experiencia, entendíamos que la gente necesitaba para tener movilidad e interrumpir la violencia”. El modelo abarca servicios de educación y desarrollo temprano, de vivienda para jóvenes sin hogar, apoyo para abuelas criando nietos, un componente de servicios básicos con enfoque de 2 generaciones, enfermeras visitantes en programas de embarazadas, entre otros servicios. “Nos dimos cuenta de que lo que necesitábamos para interrumpir la violencia era mucho más y fuimos innovando. En el centro de ese modelo de servicio están los niños y las niñas, los jóvenes y sus familias que son la brújula y nos dicen para dónde ir”, afirma Andújar. EMPEZAR DE CER0 Te presentamos a una de las cuatro organizaciones finalistas de la vigésimo octava edición del Premio Tina Hills que se entregará el próximo 14 de noviembre de 2025 en el marco de la Semana de la Filantropía. Como otras organizaciones, han enfrentado retos como el huracán María y la pandemia por COVID-19. “Este espacio se perdió y tuvimos que empezar de nuevo”, recuerda el saldo del huracán en la sede, “por eso siempre pienso que La Red ha tenido dos vidas porque después del huracán lo perdimos todo y éramos apenas 6 ó 7 personas en una mesa compartida. Nos tomó tres o cuatro años volvernos a levantar, pero lo hicimos”. Hoy cuentan con más de 250 personas y un modelo de servicios que el año pasado acompañó a 16,000 personas no duplicadas. El presidente puntualiza que una investigación realizada por la firma Estudios Técnicos arroja que por cada $1 invertido en La Red, hay un retorno de casi $4 para el Estado entre costo evitado de servicios y aportaciones al desarrollo económico. “Estamos transformando el país porque estamos interrumpiendo la violencia y lo que nos mantiene aquí son las vidas de los niños, pero además estamos aportando al desarrollo económico, a la transformación de las comunidades. Cada llave que entregamos, que damos una vivienda a un joven, -y hoy podemos dar vivienda en los 78 municipios- es una oportunidad de empezar de nuevo”, declara Santana. Los líderes que primero se unieron a La Red vinieron atraídos por el “amor por los niños puro”, sin garantías de cobrar un sueldo, lo que eventualmente ocurrió. “Es clave tener gente con el corazón puesto en la misión y no en un trabajo”, dice sobre los inicios de La Red. “Por otro lado, el liderato que hemos desarrollado en las comunidades nos ha permitido desarrollar un poder de transformación. Para nosotros en La Red el poder es hacer que las cosas pasen. Poder ayudar a los niños y a las niñas y a las personas a interrumpir la violencia nos ha ayudado a llegar a más personas, a organizar comunidades y los trabajos que hacemos alrededor de la violencia nos ayudan a crear cambios sistémicos. ¿Por qué hemos logrado impulsar una nueva ley o que se cambien narrativas, que ahora se hable con tanta naturalidad sobre los jóvenes sin hogar o temas de derecho? Porque ese liderazgo en la comunidad nos ha dado mucho más posicionamiento para tener poder de transformación, hacer que las cosas sucedan”, expone Santana. La exposición mediática de La Red le ha ayudado a cambiar discursos atados a observar a las víctimas infantiles de la violencia, “desde la caridad”. “En La Red queremos insistir que no se trata de caridad, se trata de derechos y gracias a nuestro trabajo -y el de otras organizaciones- nos pone en una mejor posición porque cuando vemos a los niños y a las niñas como sujetos de derechos podemos atenderlos mejor. El posicionamiento nos ha ayudado a avanzar la misión, pero ha tenido costos también porque hemos tenido que levantar la voz cuando algo no está bien y eso tiene impacto sobre La Red, sobre nuestra persona y nuestras familias. Pero cuando miro atrás agradezco cada decisión tomada, cada denuncia que hemos levantado, cada acción que hemos insistido en hacer, como también elevamos la voz para sentarnos a colaborar. Eso ha sido parte de nuestra fórmula”. El presidente de La Red confiesa que quisieran seguir creciendo “sin sacrificar la mística, nuestra misión y valores”. El líder descarta que la organización descanse solo en su figura. “Siento que mi misión ya no es mía, tenemos tantos jóvenes, niños y equipo que ha hecho suya la misión que el crecimiento va a depender de todas esas personas que están aquí. Es una misión mucho más amplia y hemos aprendido que el liderazgo no es individual sino colectivo. Un gran aprendizaje que nos dejó la pandemia es que es increíble todo lo que puedes lograr como organización cuando no te importa quién se lleve el crédito. Lo tenemos claro. Nuestro crecimiento será conforme a nuestros valores y conforme al amor”. Eso incluye que ya coquetean con un programa educativo más amplio y un proyecto de vivienda multifamiliar, entras otras metas. “Vamos a fortalecer lo que tenemos”, dice Santana para culminar, “lo que hemos logrado en La Red es lo que los niños y niñas, jóvenes y familias merecen: un inicio de vida con todas las oportunidades para alcanzar su máximo potencial”. Fotos / Suministrada Finalistas al PTH 2025: “Es una emoción muy grande. Cuando nos llamaron celebramos todos y fue una gran fiesta porque nosotros bromeamos diciendo que el Premio Tina Hills es como los Oscar de las non profit, así que estamos bien emocionados”. Marcos Santana Andújar Cofundador y presidente Red por los Derechos de la Niñez y la Juventud (La Red) Conéctate a la ceremonia de premiación del PTH 2025 este viernes, 14 de noviembre, a la 2:00 p.m. para que disfrutes el vídeo completo sobre La Red que incluye entrevistas a su aliada en el sector, Ana Yris Guzmán, cofundadora y presidenta ejecutiva de Nuestra Escuela; a Ivanis Rosario, participante de Casa Ramón; y a Coralis Ortiz, madre de participante del programa de Niñez Temprana.
Te presentamos a una de las cuatro organizaciones finalistas de la vigésimo octava edición del Premio Tina Hills que se entregará el próximo 14 de noviembre de 2025 en el marco de la Semana de la Filantropía. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La salud mental llevada a todos los espectros de la sociedad es el foco y campo de acción de la entidad que ha logrado ganarse la confianza de su comunidad. Luego de dejar atrás el imponente karso con sus picos de roca caliza, llegamos al sector Juncos en el barrio Hato Arriba de Arecibo para conocer a otra organización finalista del Premio Tina Hills 2025 que otorga la Fundación Ángel Ramos (FAR). Acompañada de árboles centenarios, la Oficina para la Promoción y el Desarrollo Humano, (OPDH) opera desde la sede del Centro Diocesano de la Iglesia Católica. La brisa suave y la calma del vecindario invitaron a sentarnos a conversar bajo un árbol con Angélica Flores Figueroa, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro fundada por la hermana Roberta Grzelak hace 33 años. Flores describe que cuando los participantes arriban a OPDH, algunos de ellos “probablemente llegan obligados, aunque muchos de manera voluntaria”, pero todos tienen “expectativas” de cambiar sus vidas. “No llegan aquí solamente con una razón específica, sino que buscan qué llevarse. El escenario se torna al principio un poco retante, porque ellos tienen unas expectativas probablemente diferentes a las que tenemos nosotros, pero muchas veces esas expectativas se van desarrollando y evolucionando en el proceso y vemos los cambios en su rostro, en el lenguaje. Obviamente, cuando terminan los procesos podemos ver que ese lenguaje cambió, ese rostro cambió y ese agradecimiento cala en nuestros corazones y sabemos que algo bien hicimos, por lo menos una persona estamos salvando. Ese es el logro de una entidad sin fines de lucro, el ver sonreír a una persona, ver que ha logrado otras capacidades, ha cumplido unas metas y que se ha desarrollado en otros escenarios”, subraya la directora ejecutiva de OPDH. El mensaje común que reciben los participantes en OPDH es que hay oportunidad de cambiar el modo en que se sienten y cómo perciben el mundo. “Les decimos que no están solos, que no tenemos miedo de decir ‘necesito ayuda’ porque no estamos exentos de pasar situaciones difíciles, vulnerables o retantes. Ahora mismo podemos destacar tanta necesidad a nivel de país porque hay tanta violencia, nos estamos concentrando en problemas que nos afectan de manera interna, de manera familiar, hasta profesional. El escucharlos, el entenderlos un poco, el ponernos en sus zapatos ayuda a que podamos dejarle saber a la gente ‘mira no estás solo, yo he pasado por esto’ o ‘hay herramientas para poder salir de esto’ o para canalizar nuestras emociones y establecer una mejor calidad de vida”, indica Flores. PUERTO RICO DETERMINA LOS SERVICIOS La organización cuenta con un amplio componente educativo a través de talleres y capacitaciones y fue fundada por la hermana Roberta Grzelak hace 33 años. OPDH busca psicoeducar, apoderar y apoyar a individuos con miras a construir una comunidad saludable. Procuran el desarrollo de las capacidades de cada participante mediante talleres, actividades grupales e individuales como las terapias que ofrece la Unidad de Servicios Psicológicos. Además, se concentran en el programa MeTA, que propicia una mejor relación del participante con su entorno y persona, y atienden a mujeres y familias, desde las jefas de núcleos familiares hasta sobrevivientes de violencia de género o víctimas del crimen, tras referidos de otras organizaciones y agencias gubernamentales. Cuentan también con un programa que facilita la autogestión comunitaria fortaleciendo el ecosistema económico individual y comunitario mediante programas e incubadoras. Hasta el 2023 habían atendido a 20,800 personas; el conteo entre el 2024 y el 2025 va por 2,114. “Se ha visto mucha necesidad en servicios de psicoterapia porque estamos expuestos a muchas circunstancias de violencia que nos retan. También hemos visto la necesidad en padres de trabajar eficazmente y mejor con sus niños con discapacidades y condiciones que son permanentes y también vemos la necesidad de nuestra gente mayor que también tiene circunstancias donde su salud mental se ve afectada. Seguimos en ese mismo entorno donde vemos a la familia, queremos seguir ayudando de manera especial y voluntaria para que abran sus corazones y puedan sanar sus heridas”, indica Flores. La directora describe a la organización que ofrece consejería y psicoterapia individual y grupal como un centro “con una unidad excelente de servicios de psicología” brindados a través de recursos externos y centros de práctica con estudiantes de diferentes universidades. “Con eso complementamos los servicios desde OPDH”, menciona. “Ofrecemos talleres grupales con temas que tienen que ver con la conducta humana o salud mental. El apoyo que tenemos a nivel comunitario y gubernamental es bueno porque seguimos ofreciendo herramientas válidas y necesarias para apoyar situaciones vulnerables y trabajar con personas que en algún momento dado han sufrido alguna circunstancia de vida que los ha llevado hasta nuestros servicios y aquí han podido sobreponerse, crecer, evolucionar y tener una mejor calidad de vida”, resume la labor. Flores se ha transformado como líder en OPDH, donde comenzó a trabajar en el 1999 “con la oportunidad de crecer”. “No sabía a qué me iba a enfrentar y no conocía nada de lo que es una entidad sin fines de lucro, pero nuestra fundadora, la hermana Roberta Grzelak -muy parecida a Tina Hills-, me enseñó y fue mi mentora en todos los aspectos administrativos, programáticos y, sobre todo, en llegar a la gente a ofrecerles un servicio de calidad para que puedan mejorar sus espacios familiares”, indica la líder. Angélica Flores Figueroa, directora ejecutiva de la organización Comencé sin saber nada, pero ahora mismo me siento realizada, siento que estamos haciendo una gesta grande por nuestra comunidad y que OPDH deja un legado, el que la hermana Roberta comenzó en el 1992 lo continuamos. Es un logro mantener una entidad sin fines de lucro 33 años con retos, dificultades, pero hay algo que nos une y es la pasión por el servicio”, confiesa. “La organización siempre busca ofrecer servicios de calidad, eso lo hacemos mediante nuestros recursos profesionales, nuestros voluntarios, la gente nos deja saber qué estamos haciendo bien y por qué lo estamos haciendo. Obviamente, eso requiere el esfuerzo de tener colaboradores, voluntarios brindándonos la ayuda necesaria para ofrecer espacios de calidad, de respeto, de acogida. Es una oportunidad de seguir ofreciendo servicios a la comunidad y un escenario que te da paz, te deja saber que estamos haciendo algo bien por los demás”, señala la directora. Flores ha procurado que todos en OPDH estén en sintonía con la misión que los motiva. “Esta misión parte del corazón, es lo primero, porque es un legado que abrió puertas en esta región norte-central para unir a la familia, para que fuera algo más sano y hubiera más calidad de vida. El legado es fuerte, retante porque estamos viviendo unos momentos críticos en nuestro país, en nuestro entorno hay mucha violencia, así que todavía nos queda mucho trabajo. Pero creemos que cuando apoyamos y estamos cerca de un ser humano, lo entendemos, lo escuchamos, podemos llegar a canalizar mejor sus emociones, la unión familiar y crear jóvenes que puedan seguir aportando a esta sociedad. El legado es fundamental, viene desde el corazón y hay que tener mucha pasión para seguir trabajando por nuestra gente”, opina. Alcanzar sus metas y mantener la operación en crecimiento ha requerido tesón y esfuerzo. “Nos ha costado muchas lágrimas, pero muchas alegrías”, confiesa Flores. "Creemos que cuando apoyamos y estamos cerca de un ser humano, lo entendemos, lo escuchamos, podemos llegar a canalizar mejor sus emociones, la unión familiar y crear jóvenes que puedan seguir aportando a esta sociedad". Angélica Flores Figueroa, directora ejecutiva de la organización “Como directora ejecutiva uno tiene un peso que nos reta cada día a seguir brindando servicios de apoyo de calidad, pero nos enfrenta también a seguir tocando puertas, a seguir buscando alternativas de apoyo económico; esa gente voluntaria que nos ayuda a ofrecer los servicios cuando no tenemos los fondos. Vivir en organizaciones sin fines de lucro algo nos mueve, algo nos dice que sí, que podemos seguir trabajando, ofreciendo servicios de calidad a nuestra gente porque sabemos que hay necesidad. Eso nos ayuda y nos reta cada día a ofrecer mejores servicios”, puntualiza. Flores puntualiza que “OPDH tiene mucha historia, pero nos siguen retando las dificultades del diario vivir y sabemos que todavía nos queda trabajar”. “Queremos crecer siendo portavoces, siendo colaboradores de todos ustedes porque como seres humanos no estamos exentos de situaciones difíciles. Aquí tenemos una familia que los puede ayudar a superar esas etapas, procesos y a canalizar”, asegura. OPDH ha continuado su labor sin la Hermana Roberta tras su fallecimiento hace diez años. Flores cree que la fundadora de OPDH “tiene que estar gozando de la alegría” en el cielo con la noticia de que su organización es finalista al PTH 2025. “Sister Roberta se parecía mucho a doña Tina Hills porque su misión siempre fue ayudar a los más necesitados, a los más pobres. Sister Roberta no fue puertorriqueña, Tina Hills tampoco, pero Puerto Rico le abrió los brazos, el corazón y ellas se hicieron parte de lo que es Puerto Rico. Sé que está muy orgullosa de lo que soy en este momento y de lo que está logrando OPDH”, acaba Flores. Fotos / Suministradas Finalistas al PTH 2025: “Estamos felices, es una emoción muy grande ser finalista no solo porque abre las puertas para seguir ofreciendo servicios de calidad, de seguir teniendo campañas educativas con fin humano. Para mí no es un trabajo ser la directora ejecutiva, es un honor y me llena de orgullo porque sigo haciendo cosas que se dan del corazón. Es mucho trabajo, pero se hace con amor. Tengo el corazón a mil porque sé que las demás entidades que ahora son finalistas como yo también dejan el corazón con su gente y eso es lo importante, que sigamos haciendo más, que sigamos siendo colaboradores porque hay necesidad en nuestra gente, hay mucha gente dolida”. Conéctate a la ceremonia de premiación del PTH 2025 este viernes, 14 de noviembre, a la 2:00 p.m. para que disfrutes el vídeo completo sobre OPDH que incluye entrevistas a su aliada en el sector, María del Carmen Alonso, coordinadora de propuestas del Hogar Infantil Santa Teresita del Niño Jesús; a Ivelisse Rivera Rodríguez, participante de capacitación empresarial, CREALOS; y a Gabriel Añeses Vera, voluntario de Talleres MeTa.
Te presentamos a una de las cuatro organizaciones finalistas de la vigésimo octava edición del Premio Tina Hills que se entregará el próximo 14 de noviembre de 2025 en el marco de la Semana de la Filantropía. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Cathy Vigo y Pedro Adorno, fundadores de Agua, Sol y Sereno La sede del colectivo teatral Agua, Sol y Sereno (ASYS) en Trastalleres no es un vecino más en la comunidad santurcina. Basta con asomarse al espacio de puertas abiertas para ver lo que allí se trabaja: cabezudos. Los culminados descansan en anaqueles, los que están en proceso comienzan a tomar forma en mesas de trabajo, así como las máscaras y otras figuras/objetos que utilizan en sus presentaciones teatrales. La labor no culmina ahí, el círculo se cierra cuando visitan comunidades a incentivar el uso de su imaginación como vía para entender sus conflictos y encontrarle soluciones. Fundado en el 1993, ya superan tres décadas de trabajo artístico y social y, este año, debutan como finalistas al Premio Tina Hills 2025. Por eso conversamos con sus fundadores, los artistas Pedro Adorno y Cathy Vigo, en la Casa-Taller Agua Sol y Sereno. “Los participantes de los proyectos que hace ASYS en comunidades, universidades, instituciones carcelarias, tienen un elemento en común: que esa experiencia de taller y el rito final de presentación es un lugar donde practicamos y ensayamos lo que nos gustaría que viviera el país. No es que estamos evitando que los jóvenes caigan en malos pasos o que haya un problema de violencia, es que la experiencia del taller traiga una forma de convivencia, de validar conocimiento, de creatividad e imaginación que la gente diga: ‘ah, esto se puede vivir’, ‘esto se puede sentir’. Queremos ensayar lo que nos gustaría que fuera Puerto Rico, que fuera la humanidad. No vamos a dar talleres de lo que no sabemos, hacemos arte del que sabemos, teatro del que sabemos y de lo que estamos bregando con nosotros mismos”, explica Adorno la propuesta comunitaria. Vigo, de otra parte, destaca que a los participantes se les propone “un ambiente de tú a tú, de amistad, de complicidad, de cuidado. Estamos todo el tiempo escuchándonos, estamos muy pendientes de cómo se sienten”. Es partidaria de que “el proceso va por encima del producto”, porque no hacerlo interrumpe la “continuidad y el crecimiento”. “Los participantes traen mucha información y hay que validar esa experiencia “, declara. Los cabezudos son la cara visible de ASYS, pero su labor creativa y social es más compleja. “Para que cualquier persona sepa qué hace ASYS, aparte de los cabezudos y los zancos en la San Sebastián, -que es lo más visible- lo que hay que hacer es visitarnos en un taller, en el trabajo con las comunidades, ver la labor que hacemos. Somos muy abiertos, en muchos aspectos, somos artistas arriesgados porque creemos que esa parte de arriesgar el trabajo pone en evidencia lo que cualquier persona pudiera hacer en la comunidad artística, de saberes o cualquier otra. Nosotros nos ponemos de iguales, no tratamos a la comunidad, al público o a cualquier otra persona con superioridad porque tengamos otros saberes, sino que tratamos de compartirlo. Es una forma bonita de conocer lo que hacemos”, indica Vigo quien se formó como bailarina de ballet. “Somos un laboratorio de lo que queremos que sea nuestro país”. Cathy Vigo Cofundadora de Agua, Sol y Sereno Adorno agrega que ese componente de riesgo revela el modo en que se acercan “a la vida”. Podría decirse que coleccionan distintas definiciones de lo que implica ser puertorriqueño; nunca hay un solo Puerto Rico ni un único modo de vivirlo. “Ese elemento que heredamos del teatro latinoamericano que se compromete con las comunidades y los problemas sociales, que está donde nos necesitan o nos llaman. Esas comunidades organizadas o esas organizaciones sin fines de lucro nos llaman, nos dicen ‘estamos pasando por el huracán o por el terremoto o necesitamos una resolución de conflictos sobre asuntos de violencia de la comunidad’, en ese momento nace una posibilidad del artista investigador donde nuestro recaudo nos inspira a hacer la próxima obra de teatro o el próximo cabezudo. Cuando te sientas con gente de la comunidad te das cuenta de que el caserío es bien diverso, que los campos son bien diversos, entiendes cómo vive una madre soltera en una urbanización o en Cantera, esa gente nos deja saber quiénes somos como país”, señala Adorno, director artístico de ASYS y educado en música. Como grupo creativo, son fieles creyentes de que si como artista, “tú no tienes resueltas las comunidades internas, no puedes ir a hacer trabajo comunitario”. “Cuando tú respetas la diversidad dentro de ti y tus contradicciones, puedes enfrentarte a una diversidad en la comunidad porque son muchos tipos de gente”, indica Adorno y añade que, al llegar a una comunidad, primero los artistas “van a escuchar, van a aprender”. “Uno puede utilizar el arte para entretener y evadirse o puede utilizarlo para profundizar y sanar. Nosotros escogimos esa ruta que todo el tiempo nos cuestiona dónde estamos nosotros, que es el arte vivo”, señala Adorno. Mantener activa la compañía artística a lo largo de tres décadas ha exigido mucho esfuerzo. “Es un país muy competitivo en términos comerciales. En los noventa se veía un Puerto Rico de avenidas, de mucho expreso, de centros comerciales grandes, de capitalismo rampante cuando nosotros estábamos apostando por entrar a una comunidad, ver cuál era la necesidad, sin presupuesto para manejar lo que queríamos hacer, así que costó mucho. Pero si miramos para atrás, yo no me arrepiento de nada de lo que hicimos”, confiesa Vigo. “Incluso estuvimos reevaluando lo que hemos hecho, la misión y la visión de ASYS y sin saberlo la hemos mantenido tal cual. ASYS se funda para crear y llevar teatro a todos los espacios: comunidades, escuelas, barrios, canchas, plazas, calles, teatros, por eso se llama ASYS, porque va a continuar no importa las condiciones ni materiales ni estructurales, sino que vamos a desafiar lo que se supone y donde se supone que se haga teatro. Podemos hacerlo donde quiera, simplemente tenemos que tener una audiencia, una gente que quiera dialogar con nosotros, gozar, celebrar juntos. Ese diálogo se ha mantenido todo el tiempo”, agrega Vigo. La compañía teatral mantuvo este objetivo al tiempo que cumplían otras aspiraciones artísticas como participar en festivales locales e internacionales, “presentarse en el Centro de Bellas Artes o en el Teatro Tapia”. Vigo indica que aspiraban a realizar “un trabajo profesional en el arte, pero que a la vez te mantengas sintonizado con el proyecto cultural, artístico y educativo de la calidad de vida de la gente a través de los talleres”. “Era tan abarcador que al sol de hoy explicarlo toma tiempo”, reconoce Adorno quien subraya que siempre debían presentar “soluciones en escena, esperanza en las comparsas”, entre otros mensajes. “Ir a una comunidad no era una dádiva, era una forma de comprometerse con la realidad del país”, indica el cofundador. MIRANDO, SINTIENDO Y CREANDO Agua, Sol y Sereno celebra con su diversidad de cabezudos el fin de una de las múltiples Fiestas de la Calle San Sebastián en la que han participado. La teoría teatral aporta a la gestión del colectivo, pero no es definitiva; Adorno señala que “la metodología se inventa en la marcha”. “Cuando te enfrentas con el joven que su papá se está muriendo de cáncer o la joven que recibió durante el huracán a su hermana preñá en un parto, ahí es que cambia la posibilidad de crear nuevas narrativas. Y cómo hacer eso queriendo proponer un país distinto, queriendo vivir del arte y encima ser de pensamiento crítico, la gente nos dijo ‘están locos, no va a haber forma de vivir del trabajo’”, recuerda Adorno. Vigo indica que lo lograron “porque siempre hemos sido genuinos en no pretender ser lo que no somos”. “Todo el mundo va a ver nuestras virtudes y nuestra fragilidad y vamos a ir aprendiendo. Otra cosa que nos ha ayudado a mantenernos por tantos años es que siempre apostamos a tener gente con esa chispa de querer hacer algo más allá de ser artista porque somos de distintas disciplinas, eso nutre mucho. Trabajamos con nuestras hijas, yernos, exalumnos que traen esa posibilidad de diálogo constante de generaciones nuevas. Aquí discutimos todo, sobre conceptos, un proyecto complejo o simple, sobre presupuesto. No hay escondites. Eso se nota en el trabajo. Ser franco vale más que tener mucho conocimiento y no saberlo manejar”, opina Vigo. Adorno aporta que ese proyecto de teatro para la gente, “de poner el dedo en los lugares donde nadie quería señalar, esa responsabilidad social y política, también se convierte en una responsabilidad de inteligencia emocional, de sanación espiritual”. Otro acierto ha sido relacionar el trabajo de laboratorio teatral de los artistas con lo que sucede en el país. “Participar en las Fiestas de la Calle San Sebastián es algo, ser invitado para una residencia con Bad Bunny es otra cosa, entrar en una residencia con Harvard es muy distinto a hacerlo en Cantera o en un barrio en Caguas. ¿Cómo tú creas equipos de trabajo que estén en la disponibilidad de crear esa interlocución? Por aquí han pasado más de 38 actores y actrices que se han formado aquí. Esa diversidad ocurre porque hay interlocución entre el mundo académico, en las inquietudes de cambiar el país y nosotros que hacemos teatro de lo posible. La imperfección y las dificultades no nos detienen, al contrario, son el pie forzao para hacer el próximo proyecto”, expone Adorno quien recibe con agradecimiento el cariño del entorno cultural formal del país y del pueblo que se lo demuestra tanto en un festival como en una marcha. La autogestión de ASYS provino del trabajo en carnavales y fiestas patronales. “Esa relación nos puso en un lugar que sólo tenían los grupos de plena o de salsa y ahí hay un elemento que le propongo a los jóvenes actores, que siempre mantengan una conexión para que las películas hablen de quiénes somos, para que sus libros conecten con su familia, que no se desconecten de los conflictos que hasta el sol de hoy estamos bregando en este bendito país. Eso hace un teatro, un arte pertinente a la gente”, exhorta Adorno y agrega que el trabajo comunitario le confirma que “la gente desea narrativas profundas, quieren hablar de la abuelita con Alzheimer o de cómo superaron un divorcio”. El liderazgo en ASYS ha cambiado en 33 años y un factor indispensable ha sido ser coherente en escena con la persona privada. Cómo eres en tus roles personales está vinculado con quién eres como actor. Siguen siendo un colectivo, pero las direcciones de los proyectos se intercambian entre los integrantes. “El equipo que está actualmente propone, igual que antes, pero con la madurez que tenemos ahora se hace más fluida esa mezcla de liderazgo o de toma de decisiones. Todos tenemos algo que decir. Es un equipo sólido, no sólo en la parte artística, sino que son seres humanos comprometidos con un bien social”, describe Vigo. “El cambio de liderato que hay ahora es que en el equipo que tenemos a tiempo completo este es su proyecto de vida, como lo fue para nosotros”, agrega Adorno. La sana convivencia y el diálogo que aspiran en su núcleo familiar, lo extrapolan al creativo, al artístico y social. “Somos un laboratorio de lo que queremos que sea nuestro país”, define Vigo. “El liderato en ASYS tiene un principio de participación ciudadana, en las decisiones y de presupuestos participativos. Entender que no siempre el liderato tiene que ser piramidal, que hay una forma circular de tomar decisiones nos trajo a nosotros la complejidad de trabajar en familia. Nosotros vivimos una utopía. En ASYS soñamos un proyecto que iba más allá de lo posible y se logró, estamos en un lugar que cuando tenemos diferencias no nos podemos parar de ese círculo sin tomar una decisión”, explica Adorno. Vigo está confiada en que “ASYS va a trascender a nosotros”. “Ya hay un legado, ya hay una continuidad, eso se está viendo en el liderato, en el compromiso con el equipo, con las comunidades, con quienes trabajamos. Por qué fundamos esta organización, no era para satisfacer nuestras necesidades como bailarines o zanqueros, era para tener un diálogo constante con nuestros espacios, con nuestro país y con nuestra gente”, puntualiza. Adorno celebra que el legado ocurre en un ecosistema. “No estamos solos, aquí hay muchas organizaciones sin fines de lucro, pero sobre todo grupos de teatro como Y no había luz, artistas como Deborah Hunt, el Circo Fest, de los que hemos participado y esa interlocución le dio un lugar a ASYS para señalar posibilidades de futuro”, declara el director creativo y menciona además a Taller Salud, Casa Pueblo e Iniciativa Comunitaria como organizaciones que han honrado su aportación cultural para mostrar nuevas realidades. Vigo sostiene que aspiran a crecer de muchas formas, pero apunta a poder adquirir el edificio que ocupan en Trastalleres, donde trabajan y poseen un área de exhibición. “Mi expectativa de crecimiento es que sea sustentable en el sentido de los afectos, que vaya al ritmo de la comunidad de creadores de ASYS. Hemos tenido mucho trabajo y no puede distraernos de lo que hacemos día a día en nuestro laboratorio y en comunidades a las que les damos servicios. Que el crecimiento no sea más grande de las posibilidades de sus artistas para que no se convierta en algo mecánico”, concluye Adorno. Fotos / Javier del Valle Finalistas al PTH 2025: “Para nosotros es una alegría muy grande porque hay una parte de lo que nosotros hacemos artística y culturalmente que todo el mundo lo habla como la aportación comunitaria. Pero ese trabajo que es la columna vertebral de lo que hacemos como artistas, que es el recaudo del conocimiento de nuestras comunidades y barrios, que es conectarnos con esos trabajadores sociales y maestras, contactarnos con la sabiduría de un pueblo, estar de corazón a corazón con la gente, esto es la celebración de esa aportación, más allá de la aportación cultural y artística que hemos hecho”. Pedro Adorno Cofundador de Agua, Sol y Sereno Conéctate a la ceremonia de premiación del PTH 2025 este viernes, 14 de noviembre, a la 2:00 p.m. para que disfrutes el vídeo completo sobre Agua, Sol y Sereno que incluye entrevistas a su aliada en el sector, Tania Rosario, directora ejecutiva de Taller Salud; a su integrante, Cristina Vives y a su historiadora, Mareia Quintero.
Te presentamos a una de las cuatro organizaciones finalistas de la vigésimo octava edición del Premio Tina Hills que se entregará el próximo 14 de noviembre de 2025 en el marco de la Semana de la Filantropía. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Uno de los aspectos centrales del crecimiento y desarrollo de más de 45 años de labor de la organización es el haber logrado consolidarse como un apoyo que trasciende la etapa del albergue, sino que incide tanto en la prevención, como en la emergencia y en la etapa posterior al proceso de ruptura con el patrón de violencia. El sur isleño nos acoge con verdor y arribamos a la sede de la Casa Protegida Julia de Burgos (Casa Julia), organización fundada en el 1979 que este año repite como finalista del Premio Tina Hills que otorga la Fundación Ángel Ramos (FAR). Su directora, Lenna Marielys Ramírez Cintrón, está lista para contarnos la evolución de esta entidad social que procura interrumpir ciclos de violencia de género, así como blindar a sus participantes con otras oportunidades de vida mediante servicios que van desde psicológicos y respaldo educativo, laboral o de vivienda, hasta orientación y acompañamiento en los procesos legales y de sanación. Algunos pajaritos alegres insistieron en acompañarnos durante la plática que comenzamos auscultando la mirada holística o integral con la que se aborda el bienestar de la participante que toca sus puertas. “Empezamos a trabajar aspectos que no se habían trabajado por esa misma violencia. Nos llegan mujeres que nunca han ido a un médico a hacerse sus chequeos y eso lo vamos a atender en Casa Julia, nunca habían podido atender su salud mental -porque hay unos tabúes o porque no hay acceso a esos servicios- y a través de alianzas y del mismo equipo de Casa Julia lo podemos trabajar, también se apuesta a la educación y al desarrollo económico de las participantes. Creo que es un espacio donde las mujeres, además de sentirse seguras -y eso lo cambia todo-, se les mira con dignidad y se mira la importancia de estar en red y en comunidad. Todos esos aspectos de la vida aquí se trabajan como prioridad y eso hace un cambio total en esa mujer que cuando sale, sabe que tiene derecho a seguir desarrollando esas áreas de su vida y a seguir cuidándose”, declara Ramírez. Ser un albergue de emergencia es apenas una de las múltiples tareas de esta organización sin fines de lucro. “Casa Julia es mucho más que un albergue”, insiste su directora. “Actualmente es una organización comunitaria, feminista, que tiene nueve programas de servicios activos que han evolucionado y se han expandido porque somos una organización que está conectada con la comunidad y con las necesidades de la gente. Nos ha permitido llegar a la raíz de los problemas de las mujeres entendiendo desde una mirada sensible cuáles son esos retos y cómo buscamos transformar esas realidades para poder construir otras realidades posibles. Es una apuesta todos los días a transformar esas realidades, a construir esas posibilidades de desarrollo y bienestar, de sanación, a vivir en una convivencia de paz en nuestras familias”. Lo logran, indica Ramírez, a través de programas de vivienda en sus albergues, de procesos de educación a la comunidad -incluidas escuelas-, a través de los servicios no residenciales y, ahora, con una línea de orientación legal. De esta forma superan los 46 años, “transformando y llegando a dar el servicio que nuestras mujeres merecen”. Durante los pasados cinco años, Casa Julia ha servido a 2,436 mujeres y niños a través de sus programas de albergues, viviendas, cuidos y servicios no residenciales. Entre julio de 2024 y junio de 2025, atendió a 409 participantes. LO QUE ENSEÑAN LOS AÑOS Lenna Marielys Ramírez Cintrón, directora ejecutiva de la Casa Protegida Julia de Burgos sueña con que la entidad pueda llegar a cada rincón de la isla en el que una mujer necesite los servicios y acompañamientos que proveen. En Casa Julia han identificado los huecos en la red de apoyo a la mujer en precariedad y han buscado cómo fortalecerla. “Ha sido un acto de resistencia verdadero, no sólo por el servicio que brindamos sino también por asumir posturas para defender el derecho y la dignidad de las mujeres en este país. Definitivamente eso ha tenido un coste, a nivel fiscal, sobre todo, el poder sostener estos servicios, que la gente entienda la urgencia, la necesidad y que haya una apuesta en seguir apoyando los servicios de Casa Julia ha sido un reto muy grande”, indica Ramírez. La directora aprovecha para contextualizar la mera existencia de la organización, “porque Casa Julia nace desde un vacío”. “Diez años antes de que existiera la Ley 54, personas se unieron de manera voluntaria para dar una respuesta a una problemática que ni siquiera era reconocida en el país. El que hoy seamos una organización líder en esa defensa de los derechos de las mujeres y que seamos referente del servicio que hay que darles, ha sido un acto de resistencia de la comunidad de Casa Julia, desde las socias, desde las empleadas, en la mayoría mujeres que somos primera línea de defensa ante esta crisis que no nos da tregua”. Casa Julia cuenta con dos programas de albergues ubicados en el área metropolitana y en el área sur, este último se reabre en el 2021, luego de ocho años clausurado por falta de fondos. “Es una respuesta concreta desde Casa Julia a la crisis del COVID-19, cuando se perdieron 50 camas en los espacios de albergues. Tenemos dos programas no residenciales que están conectados directamente con los tribunales a través de intercesoría legal, pero que son referidas a nuestros espacios para hacer ese acompañamiento psicosocial de trabajo social, de abogados, actividades y grupos de apoyo buscando ese empoderamiento, porque sabemos que para romper los ciclos hace falta muchos más que el proceso que se da en el tribunal. Hace falta recursos, hace falta ese apoyo emocional y social para que las mujeres puedan apostar a un desarrollo”. Cuentan además con un programa de cuido, atado a sus dos programas de vivienda -Vivienda Integrando Autogestión y Rapid Re-Housing. “Nacen del darnos cuenta de que protegerlas en los espacios de albergue no es suficiente en ese proceso de transición donde ellas tienen que reubicarse en otros espacios de la isla para estar seguras. Esos programas de vivienda también cuentan con procesos, y un equipo sicosocial le sigue dando seguimiento a los procesos legales, a los terapéuticos. Ese acompañamiento del cuido es un espacio seguro para nuestra niñez donde no solamente miramos las necesidades de las madres y de las familias, si no ese trauma que tenemos que sanar en la niñez para que realmente se puedan sanar los ciclos”. Para Ramírez es importante destacar que “muchas veces hablamos de la niñez como víctimas secundarias, pero son víctimas directas de la violencia en sus hogares”. “Lo vemos desde ese malestar, ese retraso en el desarrollo y es hermoso ver la transformación de niños y niñas que llegan sin hablar, sin caminar y poco a poco, el estar en un espacio seguro los hace volver a la vida, volver a reír, a confiar en la gente y creo que eso es hermoso del trabajo que hacemos. Es una apuesta a que los espacios seguros y el bienestar integral -físico, emocional, la seguridad, económico y social- son parte necesaria para poder atender la crisis”. Ese cambio de los hijos resulta contagioso para las madres que se inspiran. “La transformación en la niñez es muy parecida en las mujeres, cómo ese núcleo familiar se va uniendo, cómo vemos en las terrazas a esas mujeres que llegaron en el proceso de mayor vulnerabilidad, sintiéndose solas y después no se quieren ir porque están los viernes de karaoke en Casa Julia y crearon una comunidad donde se llora, se ríe y se abraza. No hay mejor acto de justicia que volver a sonreír, cuando los derechos de las mujeres se validan podemos encontrar bienestar y es lo que nos lleva a disfrutar de la vida”, agrega Ramírez. Hoy en Casa Julia reestructuran su programa de alcance comunitario y educación al tiempo que desarrollan un programa de servicios legales que contará con una línea para hacer más accesible la orientación a las participantes. “Con una llamada, van a encontrar ayuda”, puntualiza Ramírez. El liderato de Casa Julia, a juicio de su directora, opera desde un modelo innovador. “La comunidad es fundamental, las participantes son parte de la toma de decisiones y, hay representación en nuestra Junta de esa voz que es tan valiosa para nosotros de la experiencia de las participantes. Creo que eso es lo que ha hecho que Casa Julia se haya ido transformando y evolucionando, es un liderato que apuesta a la comunidad siempre porque para nosotras los procesos de sanación son procesos comunitarios, colectivos. Creo que eso ha hecho que también se reconozca a Casa Julia como una organización líder en lo que es la lucha para erradicar la violencia de género, no solamente por nuestra trayectoria sino por asumir posturas en momentos claves de nuestra historia para defender los derechos de las mujeres. Somos una organización que no solamente brinda servicios, sino que está donde realmente necesitamos que las voces de las sobrevivientes sean escuchadas”. Ramírez anhela un Casa Julia que “además de ser un espacio seguro, cada vez sea más accesible a nuestras comunidades”. “Sé que el tema de la seguridad es complicado, pero sueño con un Casa Julia que tenga en cada punto de la isla una manera de conectar con la gente y que el servicio esté al alcance de una llamada. Donde todavía no hemos podido llegar, donde sabemos que todavía la violencia de género es un asunto privado y escondido, que deje de serlo y que la gente sepa que Casa Julia va a estar ahí”, reflexiona sobre el futuro. La labor de la organización está anclada en ofrecer seguridad a distintos niveles; el término cobra otro valor cuando se pierde. “Seguridad tiene que ir acompañado de bienestar y eso se logra cuando hay acceso pleno a todos los derechos que tenemos". Lenna Marielys Ramírez Cintrón Directora ejecutiva, Casa Protegida Julia de Burgos “Seguridad tiene que ir acompañado de bienestar y eso se logra cuando hay acceso pleno a todos los derechos que tenemos. Seguridad tiene que ver con acceso a vivienda, con desarrollo económico, tiene que ver con el derecho a servicios de salud, tiene que ver con saber que cuando tu estés pasando un momento difícil, hay una sociedad que va a dar la mano a quienes están en posiciones de vulnerabilidad. Creo que la seguridad no la podemos dar por sentada, al contrario, como país tenemos que replantearnos la urgencia de retomar los derechos de la gente a un país que sea mucho más justo y que defienda la vida, la dignidad y los derechos humanos como es el desarrollo pleno de cada uno de nosotros como puertorriqueños y puertorriqueñas”. El mal social que encara Casa Julia no ha disminuido y las ayudas gubernamentales para erradicarlo no se han multiplicado. ¿Cuál es su motor? “Hay un retroceso en lo que se entiende como los derechos de las mujeres y no te niego que hay días que son extremadamente difíciles, más cuando tú cargas con tantas historias de dolor. Pero siempre hay esa sonrisa, ese mensaje de alguna sobreviviente, ese día que se van a su nuevo hogar y se despiden y nos dejan mensajes, ese abrazo de ‘voy a estar bien’ te da todas las fuerzas y energías para tú saber que aquí es donde hay que estar, aunque la lucha sea dura, ese es el país que todas y todos merecemos. Todas las personas que trabajan en Casa Julia, que son voluntarias, que son aliadas, todos los días con pequeños actos construimos el país que soñamos y que nos merecemos. Eso es lo que nos mueve”, dice. “Aunque vengan momentos difíciles, Casa Julia va a seguir siendo esa luz de esperanza para muchas mujeres y es el camino a ese Puerto Rico de equidad. Contamos con una comunidad que apuesta a ella y eso nos hace nunca quitarnos. Aquí vamos a estar todos los años que hagan falta hasta que logremos nuestro cometido”, finaliza Ramírez. Fotos / Suministradas Finalistas al PTH 2025: “El Premio Tina Hills para Casa Julia es un honor y un privilegio inmenso, es el reconocimiento a 46 años de trayectoria en que le hemos servido al país porque como decimos, aunque damos servicios a las mujeres y a la niñez, nuestra apuesta es a un país más justo y a través de espacios seguros, de sanación, de transformación es que vamos a lograr ese Puerto Rico de equidad”. Lenna Marielys Ramírez Cintrón Directora ejecutiva, Casa Protegida Julia de Burgos Conéctate a la ceremonia de premiación del PTH 2025 este viernes, 14 de noviembre, a la 2:00 p.m. para que disfrutes el vídeo completo sobre Casa Julia que incluye entrevistas a su aliada en el sector, Cristina Parés, directora ejecutiva de Proyecto Matria; a Inés Marrero Ortiz, exparticipante, exempleada y socia; y a Madeline Santos Zapata, participante activa del programa empresarial y de consejería.
Conoce a las entidades destacadas. La ganadora recibirá el premio el 14 de noviembre durante la ceremonia de entrega del galardón que otorga la Fundación Ángel Ramos. Por Oenegé El prestigioso Premio Tina Hills, máximo galardón a la filantropía en Puerto Rico que otorga la Fundación Ángel Ramos, ya cuenta con cuatro organizaciones finalistas: Agua, Sol y Sereno, Casa Protegida Julia de Burgos, la Oficina para la Promoción y el Desarrollo Humano, y la Red por los Derechos de la Niñez y la Juventud de Puerto Rico. La entidad ganadora se anunciará el viernes, 14 de noviembre de 2025, en el marco de la Semana de la Filantropía y recibirá un premio de $200 mil dólares. Cada organización finalista recibirá $20 mil dólares. Desde sus orígenes en 1997, el Premio Tina Hills reconoce anualmente la trayectoria y labor social de organizaciones sin fines de lucro en Puerto Rico. El premio honra con su nombre a la cofundadora y pasada presidenta de la Fundación Ángel Ramos, Argentina S. Hills, quien falleció hace unas semanas y mantuvo siempre su amor y compromiso por Puerto Rico. Integrantes del colectivo teatral Agua, Sol y Sereno, posan luego de presentar una función pública. Foto / Suministrada “Este reconocimiento, en honor a Doña Tina Hills, quien desempeñó un rol sumamente importante en la filantropía de Puerto Rico, siempre ha representado una distinción de excelencia en la labor comunitaria del tercer sector, cuyos participantes tanto aportan al bienestar de nuestra gente como a forjar un mejor futuro para nuestro país”, manifestó el CPA Roberto Santa María, presidente de la Fundación, la cual lleva 67 años sirviendo al país. Para premiar a las organizaciones finalistas, se evaluaron criterios de liderazgo, voluntariado, alianzas, sostenibilidad, creatividad, innovación y movilidad social. Cada una de las cuatro finalistas reaccionó con entusiasmo ante la distinción. La Oficina para la Promoción y el Desarrollo Humano trabaja con participantes de distintas edades. Foto / Suministrada Pedro Adorno, fundador y director de la organización cultural Agua, Sol y Sereno, expresó “que se nos destaque a Agua, Sol y Sereno como finalista del Premio Tina Hills, luego de 30 años de labor artística, es un honor porque un elemento invisibilizado de nuestro grupo es ese compromiso de ir a las comunidades a apoyar con nuestras obras de teatro, en solidaridad con los más necesitados”. “Con la aportación que nos dan daremos continuidad al trabajo con niños y niñas de Tras Talleres, El Gandul y Santurce y a muchas comunidades más. Podremos mejorar los espacios para los cursos en arte y teatro”, dijo Adorno. “Cada una de estas organizaciones, al igual que otras que hemos premiado a lo largo de los años con el Premio Tina Hills, contribuyen con soluciones creativas a los desafíos que enfrentamos como país”. Laura López Torres,directora ejecutiva de la Fundación Ángel Ramos De otra parte, Lenna Ramírez, directora de Casa Protegida Julia de Burgos, manifestó que “ser finalista por segundo año consecutivo al Premio Tina Hills es un homenaje al poder del acompañamiento y al liderazgo de las mujeres que transforma realidades”. “Este reconocimiento reafirma que Casa Julia es mucho más que un albergue: es una red viva de amor, sanación y empoderamiento. De resultar ganadoras, ampliaremos nuestro albergue y fortaleceremos nuestros programas psicosociales, legales, de prevención y vivienda”, declaró la líder. En el caso de Angélica Flores, directora de la Oficina para la Promoción y el Desarrollo Humano, Inc., señaló estar “muy emocionada, honrada y agradecida por ser finalista”. “Se han unido muchos elementos significativos este 2025, como honrar la vida de nuestra fundadora, la Hermana Roberta, muy similar a nuestra querida Tina HiIls; es un año de nuevas alianzas y de validar que nuestros servicios de desarrollo personal, empresarial, salud mental y apoyo comunitario son de excelencia y calidad. Con este premio seguimos visibilizando a nuestra organización”, propuso Flores. Personal y voluntarias activas en campaña de orientación de la Casa Protegida Julia de Burgos. Foto / Suministrada Para Marcos Santana Andújar, presidente y fundador de la Red por los Derechos de la Niñez y la Juventud de Puerto Rico, “este reconocimiento de ser finalista llega como un abrazo a tantos años de lucha, esperanza y amor para la niñez de Puerto Rico”. “Para La Red, recibir esta distinción es una profunda alegría y una gran responsabilidad: la de continuar el legado de compromiso y amor que Doña Tina Hills sembró, trabajando por la movilidad social y económica de las familias y los jóvenes, y por un país sin violencia contra su niñez”, indicó Santana. La Red por los Derechos de la Niñez y la Juventud de Puerto Rico destina esfuerzos a la niñez temprana, entre otras poblaciones. Foto / Suministrada La directora ejecutiva de la Fundación Ángel Ramos, Laura López Torres, destacó que “cada una de estas organizaciones, al igual que otras que hemos premiado a lo largo de los años con el Premio Tina Hills, contribuyen con soluciones creativas a los desafíos que enfrentamos como país”. “Es una misión de amor, de excelencia, de compromiso total con Puerto Rico, que merece nuestra admiración, nuestro reconocimiento y agradecimiento, pues inspira también a otros a dar lo mejor de sí para seguir avanzando hacia el país que todos queremos”, subrayó López. La ceremonia de premiación se celebrará en uno de los históricos estudios de Telemundo, la primera cadena televisiva en Puerto Rico, que fue creada por el pionero de las comunicaciones en Puerto Rico Ángel Ramos, también fundador de la institución filantrópica. El público general podrá disfrutar el viernes, 14 de noviembre, de la transmisión en directo del evento a través de la página de Facebook de la Fundación Ángel Ramos. Fotos / Suministradas