El grupo de intercesoras que la organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI) pone a disposición de las familias, impulsa oportunidades más justas de educación. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Celia Galán Rivera, directora ejecutiva de APNI La pregunta es constante: “¿quién me ayudará?” Algunos padres solo requieren información y dirección en el proceso de asegurar que sus hijos con discapacidad reciban la atención que por ley el Estado debe brindarles para optimizar su desarrollo. Otros precisan de compañía en el proceso y para eso están las intercesoras de la organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI). Cinco intercesoras ofrecen servicios costeados por APNI a familias en distintos puntos de la isla. Se trata de personal altamente capacitado en las leyes estatales y federales, así como en los reglamentos que dictan la pauta en la asistencia a la población de educación especial en Puerto Rico. Cuando un padre o una madre llama a APNI, coordinadoras escuchan su problema, le orientan, canalizan servicios hacia las agencias responsables y determinan si requieren de los servicios de una intercesora. Estas suelen escuchar distintas versiones de una misma situación: el DE ha incumplido con algún servicio y no han podido reclamarlo. “Muchos padres conocen los procesos, pero de todas maneras hay una dificultad en la comunicación con Educación. A veces te dicen ‘dije que iba acompañado de una intercesora y de repente apareció la evaluación que llevo pidiendo hace un año’. Más allá de no tener conocimiento, la traba la pone el Departamento de Educación al negar el servicio a los que tienen el derecho, por eso nuestra labor de intercesoras es importante”, explica Maricarmen Guadalupe Torres, intercesora de APNI hace un año para todas las regiones educativas de la isla situadas en Arecibo, Bayamón, Humacao, Mayagüez, Ponce y San Juan. Muchas veces los padres tienen el conocimiento, pero no son asertivos en la comunicación, superados por las emociones. “Te dicen ‘no me salen ni las palabras’. Las intercesoras somos ese apoyo de primero escucharlos, luego apoyarlos en el proceso y ser una voz en esas reuniones. Le sorprendería la cantidad de padres con sentimientos a flor de piel porque no pueden creer que les denieguen tantas cosas, y los ayudamos con ese sentimiento de impotencia”, agrega Guadalupe.“La dinámica cambia cuando APNI está en una reunión (con alguna agencia gubernamental)”, confirma Celia Galán Rivera, directora ejecutiva de APNI. “Y lo digo no porque seamos controversiales, APNI todo lo basa en la ley y el personal de APNI conoce cuáles son los procesos para que esos servicios se ofrezcan. Cuando a veces nos llama una familia y te dice ‘llevo tantos meses pidiendo un servicio, una terapia, una evaluación y no me atienden o me dicen que eso no lo paga el Departamento, que no se puede’ y le envío un intercesor que, previo a la reunión, ha leído el expediente de ese niño, las necesidades y las recomendaciones de especialistas, van preparados. No son abogadas, son intercesores que conocen muy bien la ley, los procedimientos y se van a asegurar que, si eso está recomendado por un especialista y está en el programa educativo individualizado de ese niño, el servicio se le ofrezca”, destaca Galán. El servicio de intercesoras es subvencionado con fondos de donativos legislativos que otorga anualmente la Comisión Especial Conjunta de Fondos Legislativos para Impacto Comunitario. “Por eso es tan importante que llegue a tiempo ese dinero para que el participante reciba el servicio; eso hace una diferencia en que un niño esté bien servido y pueda estar en un salón de clases”, expone Galán. LOS FONDOS EXISTENHace cinco años Flavia Deus Barbosa integra el grupo de intercesoras de APNI. “Somos consejeros profesionales que orientamos a las familias en los derechos que cobijan a los estudiantes de educación especial”, describe acerca de los beneficios en leyes y reglamentos estatales y federales como la Ley IDEA o el Manual de Procedimiento de Educación Especial, “cuando alguno de estos derechos se ve vulnerado, entramos a orientar a las familias”. Muchas veces denegar un servicio no obedece a falta de fondos ya que el Departamento de Educación cuenta con ellos. “No entendemos por qué se niega a brindarlos cuando tienen los fondos, es algo inexplicable porque, por ejemplo, en el caso de los fondos federales, si no se utilizan se devuelven”, lamenta Deus. Por lo general, los rechazos de servicios están relacionados a contar con asistentes de servicios de apoyo al estudiante, asistentes de enfermería, transportación ya sea por porteador o por guagua escolar y a evaluaciones para recibir terapias recomendadas por especialistas que van desde las básicas hasta equino terapia o acuática, entre otras. Se trata de las terapias que fueron recomendadas y aceptadas en una reunión del Comité de Planificación y Ubicación (COMPU), que debe reunirse una vez al año, como mínimo, antes de comenzar el año escolar. La organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI) fue fundada en el 1977 en San Juan. “La reunión debe ser en marzo, cuando se determina la ubicación del estudiante: en qué escuela pública o privada, por compra de servicios que pague el DE por necesidad específica, estudiará. Siempre van a estar en la reunión la mamá o el papá, el facilitador del DE que toma decisiones y conoce los servicios, la maestra de educación especial, puede estar también un sicólogo, un trabajador social, alguna maestra de una clase particular. El padre tiene derecho a llevar un intercesor o abogado. También puede estar el director de la escuela, pero no es indispensable", explica Deus. Las reuniones se realizan en la escuela pública donde está matriculado el alumno y, si se trata de un colegio, en la oficina regional de educación especial. “Los padres dicen que los tratan mejor cuando hay intercesoras, que no les niegan servicios de manera indiscriminada cuando están acompañados en las reuniones. Si dicen algo que no tiene sentido para negar un servicio, le pedimos que lo pongan por escrito en la minuta”, dice la intercesora Deus. El escrito es la base para una futura querella que se radica en la Secretaría legal del DE, un proceso administrativo en el que los jueces (que son abogados) revisan la petición y determinan que se resuelva mediante mediación o conciliación. Si no ocurre, pasaría a una vista administrativa. Por ejemplo, en una reunión de COMPU se determina la necesidad de que el estudiante cuente con una asistente de servicio tipo T1. Se enmienda el Programa de Educación Individualizada del Estudiante (PEI) para incluirlo y el servicio no se presta. El próximo paso es radicar una querella. “Son muchos los papás que se quitan y se van para Estados Unidos porque no aguantan el sistema. A veces dicen que no es necesaria una terapia porque el estudiante cuenta con salón recurso, pero ese apoyo es en Matemáticas, Español o Inglés, no es lo mismo que una terapia educativa que trate, por ejemplo, la dislexia. La maestra de Educación especial domina muchas cosas, pero hay otras que no son su expertise. Ahí los padres tienen que hacer una querella para que se le brinde el servicio a su hijo”, indica Deus. Su empatía con las familias que atiende es máxima ya que ha calzado sus zapatos. Sus hijos Vincent y Dante, de 11 y 6 años respectivamente, requieren de servicios especiales por autismo y problemas del habla. “Yo he padecido todo lo que pasan estas madres, tengo empatía porque he estado y muchas veces estoy en el lugar de ellas. Es difícil no involucrarse, se establece una relación con la familia que dura con el paso de los años; uno pasa tantos malos ratos que cuando logras el objetivo es como si me pasara a con mi nene”, culmina Deus. Más información de la gestión de esta organización en Facebook @APNI Apoyo a Padres. Fotos y vídeo: Javier del Valle
La organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI) lleva 46 años viabilizando que sus participantes puedan desarrollarse al máximo. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Cuando una familia con algún integrante discapacitado llega a la sede de la organización Apoyo a padres de niños con impedimentos (APNI), sus empleadas detienen las labores para atenderla. “Aquí puede estar pasando lo que sea, entra una familia por esa puerta y ellos son la prioridad; sabemos que cuando llegan aquí es porque ya no pueden más”, reconoce Celia Galán Rivera, directora ejecutiva de APNI, acerca del protocolo de recibimiento. Los retos económicos y emocionales que enfrentan los padres para manejar las condiciones específicas de cada hijo o hija discapacitada no son un secreto y, muchas veces, les impiden estar al tanto de la diversidad de servicios a los que tienen derecho para mejorar su calidad de vida. Orientar, canalizar y ofrecer respaldo ha sido la misión de APNI desde que fue fundada en el 1977 por Carmen Sellés, Vda. de Vilá, tras experimentar de primera mano la situación con su hija, Johanna, paciente de síndrome Down. Galán comenzó a laborar en la organización como voluntaria en sus campamentos de verano, cuando cursaba escuela superior y bachillerato. Hace 14 años es su directora ejecutiva. “Los campamentos fueron una de las experiencias más ricas trabajando con esta población con necesidades especiales. Los jóvenes que llegaban a trabajar, cuando veían a los participantes con impedimentos bien significativos mientras recibíamos adiestramientos decían: ‘que no me toque ese’. Al final de campamento, el que estaba a moco tendido encima del estudiante era el voluntario porque esa despedida se les hacía bien difícil”, rememora. “Una de las cosas que más me tocó fue ver el compromiso de esas madres y padres cuando tienen un hijo con esa condición, a pesar de todas las circunstancias son madres fajonas para conseguir los servicios que esos niños necesitan. Me marcó que muchas veces el desconocimiento de condiciones o de oportunidades nos priva de tener una relación maravillosa con ellos. Cuando conocemos una persona con impedimentos, cuando les damos la oportunidad, nos hacemos personas más sensibles y por eso es la importancia de la inclusión, que los niños con impedimento tengan la oportunidad de estudiar o interactuar con niños típicos porque el aprendizaje es mutuo, especialmente al socializar y jugar”, señala Galán. Al repasar la historia de la organización, la directora relata que APNI comenzó con una propuesta del gobierno federal y ubicaba frente al Hospital Auxilio Mutuo, en Hato Rey. Debía ser un centro de información para familias de niños con discapacidades múltiples o impedimentos significativos, que en esa época no tenían derecho de ir a las escuelas. El Congreso estadounidense aprobó la ley 94-142, que después de muchas enmiendas es hoy conocida como Ley IDEA, que aporta fondos para la educación especial en Puerto Rico. La ley establece que cada estado o territorio debe tener un centro de información para progenitores o custodios de esta población. APNI se funda con esos fondos del Departamento de Educación federal y los ha mantenido desde entonces, con renovaciones cada cinco años. Se precian de que nunca han tenido señalamientos de mal uso de fondos de ninguno de sus donantes. MANO A MANO La entidad lleva 46 años operando en San Juan y ofrece servicios a toda la isla. La organización ofrece orientación, cuenta con intercesoras que median entre los padres y las agencias de gobierno para garantizar los servicios y beneficios de sus hijos, brinda apoyo sicológico, asistencia única para emergencias y anualmente hace su esperado campamento de verano de tres semanas en una escuela cedida por el Departamento de Educación. Cuando disponen de fondos, permiten un respiro a padres al enviar cuidadores cuando deben cumplir con gestiones importantes. Ya trabajan en un proyecto piloto para que jóvenes con discapacidad puedan mejorar la calidad de vida de adultos mayores solos en hospitales, al entregarles artículos de primera necesidad y hacerles compañía. Debutarán este año como Centro de información con la población sordociega en la isla y le ofrecerán asistencia técnica a familias y escuelas, especialmente con el lenguaje de señas tactil del que precisan para comunicarse. Todos los servicios son gratuitos. Galán destaca, en torno a las familias que atienden, que “la mayoría son madres solas y las que tienen hijos con impedimentos significativos estaban en una depresión terrible en la pandemia, fue bien estresante”. “Creamos un proyecto de apoyo emocional donde ofrecemos capacitaciones de cómo lidiar con el estrés, dónde buscar ayuda y cuando identificamos situaciones más difíciles damos apoyo individualizado. Se han dado unas dinámicas bien bonitas porque muchas veces identificamos otras necesidades -como falta de alimentos o de algún servicio- y buscamos cómo trabajarlas”, explica. La asistencia de APNI no se limita a conseguir los servicios del Departamento de Educación, sus participantes suelen lidiar con condiciones médicas por lo que hay que contactar al Departamento de Salud o al Departamento de la Familia. La dificultad económica también afecta en distintos grados a cada núcleo. “En un año atendemos 25,000 participantes y en los últimos 46 años han sido más de 500,000. No cobramos por nuestros servicios, por eso es tan importante que nos lleguen a tiempo los donativos legislativos y recibir aportaciones privadas”, señala Galán. DICE LA LEY APNI se rige por las leyes estatales y federales para servir a menores de edad con discapacidad y educa a los padres para que puedan reclamar los servicios adecuados a sus hijos. En principio el desconocimiento provocó roces con agencias gubernamentales, pero han quedado atrás “porque tanto ellos como nosotros tenemos la responsabilidad de servir a estos niños”. “Hemos logrado grandes cosas, pero todavía hay mucho que hacer en educación especial. Ahora soñamos con tener los fondos para adquirir una estructura en la que podamos atender a adultos con impedimentos y ofrecerles servicios recreativos, educativos y de salud”, explica Galán sobre las gestiones que han hecho para adquirir una escuela en desuso con estos fines. En cuatro décadas han logrado sortear las dificultades burocráticas y conocen mejor a su cambiante población. “Hemos aprendido a trabajar en colaboración. Hemos entendido la importancia de sentarnos todos en la misma mesa y buscar soluciones para los problemas que tienen estos niños y sus familias. Tú puedes darle la información a la familia, pero si no tienen las destrezas, no pueden hacer valer sus derechos. Así que nos hemos dado cuenta de que hay familias a las tú solamente tienes que darle la información y ellas lo logran, pero va a haber otras que las tienes que llevar de la mano”, dice la directora acerca de las 26,000 familias alrededor de la isla que los perciben como aliados. “Son tantos los estresores que necesitan ese refugio a donde llegar, tocar puertas y que me escuchen, que me atiendan y me ayuden”, acaba Galán segura de que APNI lo es. Por eso su puerta siempre está abierta. Más información de la gestión de esta organización en Facebook @APNI Apoyo a Padres. Fotos y vídeo: Javier del Valle
La nueva exposición en Sala FAR incluye casas y figuras emblemáticas de la Navidad boricua de antaño, pertenecientes a la colección de la fenecida artista Myrna Báez. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Los paisajes de la ruralía se integraron a la exposición en SalaFAR de casitas en cerámica coleccionadas por Myrna Báez. Foto / Javier del Valle Tan pronto se sentían los aires navideños en Puerto Rico, la artista Myrna Báez redistribuía el diseño de la sala de su residencia, para darle prioridad a su nutrida colección de casas de antaño y personajes típicos de las fiestas navideñas. Pintaba dos paredes y ambientaba el espacio para que destacaran las obras en cerámica creadas por diversos artistas. ¿Lo próximo? Invitar a sus amigos a disfrutar de la puesta de cada año. Unas 30 piezas de la nutrida colección, así como tres lienzos, se exhiben desde el 14 de diciembre en la muestra “Myrna Báez, la Navidad y el paisaje”, en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (Sala FAR), espacio que ya puedes visitar libre de costo en el vestíbulo del Edificio Ángel Ramos, ubicado en Hato Rey. La colección de Myrna Báez incluye antiguas tallas alusivas al Nacimiento de Jesús. Foto / Javier del Valle Casitas en madera y zinc con techos a dos y a cuatro aguas, gallos, lechones a la vara, jíbaros y jíbaras, niños y niñas, así como los Reyes Magos y el Nacimiento de Jesús, conforman el pueblito navideño que anualmente crecía en la sala de la artista. La exposición en Sala FAR exalta el coleccionismo de la renombrada pintora, artista gráfica y profesora, y lo conecta con sus paisajes pictóricos. El diseño y montaje de la muestra estuvo a cargo de Aaron Salabarrías y Juan Fernando Morales. “Myrna Báez era una coleccionista espontánea. Iba a pulgueros, a ferias, a talleres de artesanos, buscaba cosas alusivas a la vida en el campo, personajes y artefactos de la ruralía. Veías la barbería, el lechón a la vara y hasta la letrina, porque Myrna era traviesa también y le gustaba coleccionar objetos chistosos”, explica Margarita Fernández Zavala, curadora de la exposición que utiliza piezas en préstamo que Báez donó al Museo y Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad Ana G. Méndez, recinto de Gurabo, antes de su deceso en el 2018. Báez nació en San Juan en el 1931. En el 1959 se integró al prestigioso Taller de Gráfica del Instituto de Cultura Puertorriqueña, agencia que en el 1997 le otorgó el Premio Nacional de Pintura. En el año 2000 la Universidad del Sagrado Corazón le concedió un doctorado honorífico y, en el 2001, el Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR) presentó una retrospectiva de su obra que bautizó, “Myrna Báez: una artista ante su espejo”. “La exposición tiene un espíritu festivo, recordando cómo ella sentía y presentaba la Navidad en su casa para sus amigos”. Los tres lienzos que se exhibirán fueron creados luego de esta magna exposición en el MAPR. “Myrna siempre tuvo un interés particular por el paisaje. Para esta exposición tenemos tres muy distintos y hay montañas, pensamos que sería bueno asociarlos. Será un poco como entrar en su sala. La exposición tiene un espíritu festivo, recordando cómo ella sentía y presentaba la Navidad en su casa para sus amigos”, manifiesta la curadora. La exposición en Sala FAR permite ver un lado más íntimo de una de las más notables artistas plásticas del país. “Myrna tenía un lado bucólico, pero tenía también su pensamiento de niña traviesa, aunque mucha gente no pudo percibirlo. En las pinturas verás a la adulta pintora y en las tallas que coleccionaba verás a la niña traviesa”, explica Fernández Zavala, albacea del testamento de la artista. Irene Esteves Amador, coordinadora de SalaFAR; Laura López, directora ejecutiva de la Fundación Ángel Ramos; Margarita Fernández Zavala, curadora de la muestra; y Roberto Santa María, presidente de la Fundación Ángel Ramos. Foto / Javier del Valle “Ir a casa de Myrna Báez en Navidad era una alegría. Ella hacía una fiesta y unas tertulias preciosas, en Navidad siempre había una. Ha sido un poco nostálgico para mi esta exposición en la que podemos mantenerla viva en la memoria de los demás, porque en la de los que la conocimos, ella está muy viva”, resalta la curadora. Sigue atento a nuestras redes sociales en Facebook (@FundaciónÁngelRamos), Twitter (@FAR-Oenegé) e Instagram (@far_oenege), para que descubras el programa educativo inspirado en la exposición “Myrna Báez, la Navidad y el paisaje”. Sala FAR abre al público de lunes a viernes, en horario de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. La exposición permanecerá hasta finales del mes de enero. Para más información, puede llamar al 787-763-3530. Fotos / Javier del Valle
Artistas participantes de la Tercera Bienal SalaFAR, en el Museo de Arte de Puerto Rico, comparten impresiones sobre la experiencia. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Esta vez no fueron filmados mientras trabajan en la soledad de sus talleres. En un nuevo vídeo, los artistas cuyas obras integran la Tercera Bienal SalaFAR, en el Museo de Arte de Puerto Rico, se reencuentran con sus piezas al descubrir el montaje en la sala Guillermo y Bertita Martínez, y con emoción comparten sus impresiones. Antes de que el público tuviera acceso a la muestra, los artistas Zuania Muñiz Meléndez, Jorge Rigau, Jun Martínez, Margosa Rodríguez, Dhara Rivera, Rosario Fernández Esteve, Eduardo Cabrer, Julio Lugo Rivas y Tari Beroszi fueron invitados a disfrutarla en privado. El vídeo a continuación, logrado por Javier del Valle, consigna la energía que marcó la apertura de la exposición el pasado octubre e invita a los creadores que asistieron al evento a contextualizar en el presente su obra. El curador del MAPR, Juan Carlos Quintero, se ocupó de la curadoría de la exposición colectiva que reúne piezas exhibidas entre los años 2018 y 2023 en la Sala de Exposición de Arte Fundación Ángel Ramos (SalaFAR) en Hato Rey. El diseño de la exhibición en el museo estuvo a cargo del artista Alberto Rigau. Cuando la fotógrafa Zuania Muñiz Meléndez se enfrentó a los cuerpos humanos y a las flores que marcaron su participación, destacó que “en mi mente fue una retrospectiva de mi trabajo porque ha evolucionado y ya casi no incorporo flores y tampoco casi incorporo personas”. “Es lindo ver un homenaje a mis inicios en mi trabajo como artista”, opinó. Al ver la instalación que presenta, la artista Dhara Rivera confirmó que “mi trabajo siempre es cambiante”. “No importa donde lo monte, siempre va a cambiar algo”, aseguró sobre esta tercera ocasión en que la obra se despliega al público. Al arquitecto Jorge Rigau le complació “ver la arquitectura incluida entre varias manifestaciones del arte”. “Creo que subraya o reafirma la idea de que la arquitectura es arte, algo que me parece relevante”, destacó. Para la fotógrafa Rosario Fernández, “nada se compara con exhibir en este hermoso espacio, estar en un museo y en el Museo de Arte de Puerto Rico”. “No es lo mismo tener un solo show que compartirlo con los colegas”, dijo admirando la obra de sus vecinos inmediatos en la sala. De otra parte, Eduardo Cabrer recordó que trabajó en el 2018 las obras que se exhiben en la Bienal SalaFAR y en ese entonces “el reto era encontrar las frutas para los bodegones”, puesto que aún vivíamos las secuelas del huracán María. “Con el tiempo puedo verlas con otro punto de vista, -como quien dice ‘el tiempo sana las heridas’-, tiene un hilo conectivo con (Francisco) Oller y puedo disfrutar nuevas interpretaciones”, expresó. La fotógrafa Tari Beroszi vio de nuevo sus fotografías marcadas por el tono rojo. “Uno hace arte para uno como artista, pero también para compartirlo con los demás”, definió, “la obra habla por sí sola de colores, formas y texturas, pero también cuando la gente la mira le dice algo y la gente interpreta; se completa el círculo desde que el artista la imaginó”. El creador Julio Lugo Rivas lucía orgulloso de ver sus piezas en una sala del museo santurcino. “Ver la obra rodeada de la de otros artistas le da una dimensión mayor. Son como mis hijos, uno se alegra de verlas con otra luz, en otro contexto”, aceptó. Resaltó el trato recibido en el proceso de conformar la Bienal SalaFAR. “Nos hemos sentido valorados, mimados y ha sido una gran experiencia para todos”, confesó. No creas que esto fue lo único que comentaron los artistas. Para saberlo todo sobre nuestra conversación en la que también definen el Puerto Rico en el que hoy crean, disfruta el vídeo. Los nueve artistas que protagonizan la 3ra Bienal Sala FAR que, actualmente, se exhibe en el MAPR reflexionan acerca de la exposición colectiva y de su obra en el contexto de su creación y del presente.
Confinados presentan libro “Historias para ser libres” guiados por la Fundación Felisa Rincón de Gautier. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Juan Negrón Ayala repasa los escritos incluidos en la antología en que participó. Foto / Javier del Valle Las percepciones cambian. Cuando fueron convocados por los fotoperiodistas para posar con sus libros en mano, uno de los confinados participantes del taller de historia oral, comentó que por fin sujetaba algo que no lo identificaba con un número. En prisión siguen apresados, pero sus mentes volaron gracias al proyecto de escritura creativa que facilitó la Fundación Felisa Rincón de Gautier (FFRG) y que dio pie a la publicación del libro “Historias para ser libres”, presentado el pasado 5 de diciembre en el Museo de Las Américas, situado en el Cuartel de Ballajá del Viejo San Juan. La doctora Sandra E. Enríquez Seiders impartió el taller de Historia Oral en el Centro Correccional 1072 en Bayamón, coordinado por la Fundación Felisa Rincón de Gautier. Foto / Javier del Valle El tercer ciclo de los talleres del Programa de Servicios Psicoeducativos de la Fundación Felisa Rincón de Gautier ofreció varias experiencias de aprendizaje, incluido el de Historia Oral, que impartió la Dra. Sandra E. Enríquez Seiders en el Centro Correccional 1072 en Bayamón. Este fue el primer grupo de varones que participó en el taller que incluyó memorias registradas mediante entrevistas a familiares, profesores universitarios, personas relacionadas al teatro y al deporte, entre otras. Esas conversaciones fueron el punto de partida para los textos. Cada confinado seleccionó un tema de interés y un entrevistado y la FFRG se ocupó de coordinar la entrevista que se realizó de modo presencial o vía telefónica. La profesora Enríquez se ocupó de enseñar las técnicas apropiadas para la realización de las entrevistas y las destrezas de redacción para lograr los escritos. Raúl Reyes Chalas se expresa en torno a la oportunidad de participar en la antología "Historias para ser libres". Foto / Javier del Valle “Hoy es un día muy importante para mí y para la matrícula. Me han hecho la maestra más feliz del mundo, saben que los llevo en el corazón y los quiero un montón. Este es el proyecto de mi vida, el más importante”, dijo emocionada la profesora Enríquez quien además aludió a propuestas de Pablo Freytes y Fernando Picó en torno a la educación transformadora. “Ellos merecen una alta calidad de educación que los haga libres, una educación de respeto, sin discriminación, donde el ser menos se convierta en ser más”, afirmó la educadora tras agradecer a la FFRG por permitirle aportar al proceso de rehabilitación de sus alumnos. Durante la presentación, los confinados Félix Bou Vázquez y Raúl Reyes Chalas hablaron en representación de sus compañeros. Confinados participantes del programa educativo. De izquierda a derecha: Jaime Nadal González, Kowaski Malavé Cruz, Juan Negrón Ayala, Raúl Reyes Chalas, Chistopher Reyes Pérez, Félix Bou Vázquez y José Montañez Rodríguez. “Agradezco primero a Dios, a la Fundación, al Departamento de Corrección, a la secretaria Escobar, a programas y servicios, al público que está aquí, a la oficialidad y seguridad que nos traen a estos lugares, a la prensa del país que está cubriendo este evento. Es importante para nosotros que se sepa que en las instituciones del país habemos confinados dispuestos a rehabilitarnos, estamos participando en programas de Teatro con muchachos de la Universidad y en distintos talleres, preparándonos para nuestra pronta y posible reinserción a la libre comunidad y esto lo valoramos mucho. Tengo que decir que el taller que nos brindaron Hilda y Sandra fue una gran experiencia, nunca había pensado que iba a publicar un libro y esa fue la oportunidad que nos brindaron ellos con los tremendos talleres que nos facilitan. Agradecemos que crean en el confinado, en nosotros, y que nos sigan dando estas oportunidades”, expresó Bou Vázquez. Con timidez agregó que había escrito un poema la noche anterior y lo compartió, arrancando aplausos del público. Gracias a Fundación Felisa Rincón de Gautier Hilda, Sandra y su taller sinónimo de rehabilitación por supuesto a Corrección y secretaria Ana Escobar siento orgullo al presentar “Historias para ser libres” un libro de gran calibre sí, lo pudimos lograr. La presentación del libro "Historias para ser libres" tuvo lugar en el Museo de Las Américas, ubicado en el Cuartel de Ballajá en el Viejo San Juan. Foto / Javier del Valle Por su parte Reyes Chalas invitó a no dejar morir el legado de compasión y enseñanza que dejó Fernando Picó en las cárceles del país. “Aquí se habló de Picó, yo creo que la profesora lo dijo, seguimos de pie, nos seguimos manteniendo vivos, la gente se muere si dejamos que se muera y no seguimos el legado, parte de lo hace que la Fundación es poner la educación en el plano de la gente que lo necesita, nosotros. Picó tenía manera bien particular de enseñar. Yo decía: ‘Profesor, ¿por qué usted me contesta con otra pregunta? Mi mamá dice que eso no se hace’. Y él, como hablaba tan calmado, me dijo: ‘lo que pasa es que yo no soy tu mamá’. Recuerdo que una vez yo estaba jugando con un cuchillo de plástico en la mesa y me dijo: “¿Que tú haces con eso?’. Yo voy a cortar los barrotes con esto, le dije. ‘Toma, esto te va a servir’, y me dio un libro. Así era ese señor. Yo agradezco que la gente crea en uno”, dijo Reyes Chalas. El reo agregó que “nosotros somos parte del país, les guste o no, pero nosotros desde el otro lado del mundo tenemos muchas ideas, muchas ganas, porque nuestro país, les guste o no, nos necesita y nosotros estamos dispuestos a hacer. La Fundación nos permite hacer, la Universidad, los compañeros del Teatro, los artesanos nos permiten hacer”. SALDO POSITIVO Félix Bou Vázquez firma autógrafos durante el evento de presentación del libro. Foto / Javier del Valle El Programa de Servicios Psicoeducativos comenzó en el 2002 en la Escuela Industrial de Mujeres de Vega Alta tras la alianza de la Fundación Felisa Rincón de Gautier y el Departamento de Corrección y Rehabilitación. Su objetivo principal es ampliar las opciones de rehabilitación de la población penal. A finales del 2022 se comenzó a ofrecer el servicio en las instituciones para varones. Se han hecho exhibiciones de arte con trabajo logrado por confinadas y confinados. “Historias para ser libres” es el tercer libro que genera el programa del taller de Historia oral. Ana I. Escobar Pabón, secretaria del Departamento de Corrección y Rehabilitación, destacó que luego de comenzar los talleres con la población femenina, le lanzó el reto a la Fundación de trabajar con la masculina. “… nosotros desde el otro lado del mundo tenemos muchas ideas, muchas ganas, porque nuestro país, les guste o no, nos necesita y nosotros estamos dispuestos a hacer”. “Lo intentamos y vamos por más”, dijo la titular de Corrección quien destacó que además del conocimiento, la lectura permite “ver que hay otras teorías, posibilidades, verdades, otras puertas para seguir creciendo y eso nos los da un libro”. “No es que nos saca de las cuatro paredes de una cárcel, si no tener un pensamiento libre para que podamos discernir y debatir, aprender aquello que desconocíamos y retar nuestra intelectualidad todos los días. A ustedes, gracias por eso, a los profesores y familiares gracias por siempre apoyarlos, y a los compañeros de trabajo. Ahora nos toca continuar”. El Dr. Jorge González Monclova compartió unas palabras en representación del ingeniero Ricardo A. Rincón Vela, presidente de la Junta directiva de la FFRG. La secretaria del Departamento de Corrección y Rehabilitación, Ana I. Escobar Pabón, exhortó a los confinados a continuar educándose. Foto / Javier del Valle “Es un momento importante para la Fundación estar aquí. Para llegar aquí pasaron muchas cosas, tuvimos que hacer muchos trabajos. Este libro significa mucho y ustedes son los héroes porque ustedes son los que han escrito. Me llevé la firma de toditos porque para la Fundación, el que ustedes hayan entrado a este mundo, que es fascinante, es lo que queríamos, tocar a cada uno de ustedes”, culminó González. Si te interesa adquirir la publicación, comunícate con la Fundación Felisa Rincón de Gautier al 787/723-1897. Fotos / Javier del Valle Historias para ser libres, participantes Roberto Fernández Pastrana Kowaskly Malavé Cruz Mario Sánchez Montañez Miguel A. Parra Joel García Ocasio Jaime Nadal González Javier Hernández Ramos Félix Bou Vázquez Denzil Reyes Díaz José Montañez Rodríguez Raúl Reyes Chalas Christopher Reyes Pérez Juan Negrón Ayala