Indagamos sobre los aspectos que deben atender los centros de cuido infantil ante la posibilidad de que reanuden operaciones a partir del 1 de julio. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Piensa en una matrioshka, esas muñecas rusas que al abrirlas están huecas y tienen en su interior varias versiones más pequeñas. Pues el ejemplo funciona a la perfección para ilustrar el dilema que representa la apertura de los centros de cuido de niños en el país en medio de la pandemia. El problema evidente es decidir entre, abrir los centros a tono con la nueva fase de reactivación de la economía o evitar el riesgo de contagio entre infantes y menores. Cuando analizas mejor, le siguen otros como proteger a los cuidadores o mantener prácticas apropiadas de enseñanza en edad temprana, puesto que la mayoría son contrarias a los protocolos para prevenir contagios de COVID-19. “Yo tengo una gran preocupación”, confiesa la especialista en educación Gloria de Llovio, “porque tenemos la salud pública versus la economía, ese es el dilema”. “Estamos abriendo los cuidos porque hace falta para que los trabajadores regresen a trabajar y bajo la premisa de que los niños no son tan vulnerables como los adultos y bajo la estadística de que en Puerto Rico los contagios son mayores en grupos de 50 a 59 años y las muertes en los grupos mayores de esos y de que es más bajo el contagio en niños. Sin embargo, eso no quiere decir que son totalmente invulnerables a la pandemia, porque la investigación nos dice de enfermedades inflamatorias pediátricas que están relacionadas y los más vulnerables son niños menores de 5 años y los que resultan hospitalizados son menores de 1 año, porque son los que menos fortalecido tienen su sistema inmunológico. Ahí está la gran preocupación, cómo al abrir los centros podemos proteger a los niños, entendiendo que podrían contagiarse o ser portadores del virus”, examina Llovio. Según datos de la Asociación Puertorriqueña de Centros de Cuidado y Desarrollo del Niño (APCCDN), antes de comenzar la cuarentena, en la isla había 557 cuidos certificados para menores que atendían más de 28,000 infantes y empleaban a 3,500 cuidadores. El Departamento de la Familia regula los mismos. Antes del COVID-19, existía un protocolo usado en los centros de cuido cuando se identificaba un brote de alguna infección contagiosa. Llovio describe que se cierra el centro para detener el contagio adicional, se limpia y desinfecta el espacio, se hace rastreo de casos para conocer qué otros niños se han contagiado y se contacta a la familia de los niños enfermos para seguir de cerca el desarrollo de la enfermedad. “Y el centro no se abre hasta que no se detiene el contagio”, insiste. Pero estos son tiempos urgentes que requieren nuevas guías que no olviden la salud de los niños ni de sus cuidadores. UN NUEVO PLAN Junto a la Cooperativa de Servicios Integrados a la Niñez (COSIANI), la Asociación Puertorriqueña de Centros de Cuidado y Desarrollo del Niño (APCCDN) incentivó la creación de un plan con recomendaciones para la apertura apropiada de los centros de cuido infantil. El protocolo fue diseñado con la experiencia de padres, maestros y médicos y contempla las guías propuestas por autoridades federales como los Centros para el Control y Detección de Enfermedades (CDC en inglés). Se entregó al secretario del Departamento de la Familia, Orlando López Belmonte, y se compartió con los miembros del sector en las redes sociales donde Oenegé tuvo acceso al documento. “Los niños en esa edad aprenden a través de los sentidos y si no pueden relacionarse con los adultos y compañeritos, si prevenimos ese contacto social para evitar el contagio de coronavirus, esto de alguna manera estará afectando la posibilidad de su desarrollo óptimo”. El plan es abarcador y atiende recomendaciones como medidas para el distanciamiento social hasta procedimientos de entrada y salida de niños y personal, consideraciones de horario escalonado o manejo de bultos y loncheras. Es específico en las reglas de higiene y en el manejo del equipo de protectores personales para todos, así como en las rutinas de limpieza y desinfección de áreas, juguetes, materiales educativos, ropa de cama, cunas o áreas al aire libre. Contempla, además, sugerencias para procesos de aseo como el cambio de pañales o el cepillado de dientes, además de las rutinas de preparación de alimentos o los niveles de ventilación ideales en el espacio. “Luego de un arduo trabajo colaborativo, hoy le compartimos a todos nuestros afiliados el plan sugerido de apertura. El mismo les servirá de guía para que puedan redactar el protocolo para sus centros”, anunció en un comunicado Vilmarie Esquilín Mangual, presidenta de APCCDN. En entrevista con el diario El Nuevo Día, Esquilín mencionó que una encuesta realizada entre integrantes del sector de cuidos de niños arrojó la preferencia de estos de retornar a la acción en agosto, en vez del 1 de julio como anunció la gobernadora. Aludieron a la necesidad de tiempo para acondicionar sus espacios a la realidad que impone la pandemia. LIMITACIONES DE APRENDIZAJE Evitar contagios con COVID-19 se logra con distanciamiento físico, con protección facial, con el uso exclusivo de objetos. Justo lo contrario que proponen las prácticas apropiadas de aprendizaje para la niñez temprana. Tocar libremente es parte importante de aprender. “Esa es la otra parte de la preocupación”, acepta Llovio. “Los niños en esa edad aprenden a través de los sentidos y si no pueden relacionarse con los adultos y compañeritos, si prevenimos ese contacto social para evitar el contagio de coronavirus, esto de alguna manera estará afectando la posibilidad de su desarrollo óptimo. Claro, muchos centros han hecho un gran esfuerzo para mantenerse en contacto con los niños a través de Zoom, las maestras los han visitado para llevar materiales de arte, se han preocupado porque ese desarrollo continúe en el hogar”. Otra interrupción en el desarrollo ocurre con el uso de mascarillas. Por ejemplo, el estímulo del lenguaje, señala Llovio, ocurre no solo con el sonido sino además con el movimiento de labios. La expresión de emociones incluye el rostro y el cuerpo. “Obviamente hay una limitación en términos sensoriales de la experiencia completa con los adultos y otros niños que tengan mascarilla”, puntualiza. La especialista en Educación resalta que los niños deberán tener acceso a materiales educativos que no se compartan, lo que limita sus posibilidades de selección y el proceso de aprender a compartir. Y los equipos de patio serán usados por grupos pequeños en horarios alternos y serán desinfectados antes de cada tanda de uso. “Todo eso tendrá un impacto en el desarrollo”, vaticinó Llovio para culminar la plática.
La sorpresiva aprobación del Secretario del Departamento de Educación con relación a un reglamento que regirá a la comunidad montessoriana en el sistema público, y que no es afín a la ley 277-2018 que la cobija, ha despertado ronchas. Te explicamos por qué. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La autonomía que por vía de la ley 277-2018 recibió la comunidad de escuelas Montessori en el Departamento de Educación (DE), se verá severamente afectada luego de que el secretario de dicha agencia, Eligio Hernández Pérez, aprobara un reglamento para regirlas que choca con la jurisprudencia. Ya fue radicado ante el Departamento de Estado el reglamento que eliminaría la autonomía del sistema Montessori y lo insertaría dentro de la estructura y la burocracia del DE. “El reglamento viola la ley”, dijo Daliana Suárez, madre portavoz del colectivo Montessori para todos, en un comunicado de prensa en el que anticiparon que demandarán para impugnar el reglamento y así mantener vivo el proyecto que consideran exitoso. El sistema público cuenta con 17 mil estudiantes en la corriente Montessori, ubicadas en 31 municipios de la isla. “El reglamento que se mandó al Departamento de Estado no es el que se envió a la comunidad para que se aprobara, así que ahí hay un problema de proceso y eso lo verán los tribunales. Pero lo otro es que el reglamento abre la puerta para desmantelar la Secretaría Auxiliar de Educación Montessori en pequeñas oficinas, para dividir el proyecto Montessori en distintas secretarías y eso lo mata”, lamentó Ana María García Blanco, fundadora del Instituto Nueva Escuela (INE) que ha impulsado este estilo educativo en el sistema público del país. “Los maestros que llevan 10 a 15 años en esto están desolados, pero están en pie”, dijo García Blanco, quien comparó la situación con este ejemplo: “Es como si le dijeran al maestro de natación, ‘lo estás haciendo bien, ahora enséñales a nadar sin agua’”. MIENTRAS TANTO EN EL CAPITOLIO En vistas ante la Comisión Senatorial de Educación y de Hacienda se discutió el modo en que se aprobó el reglamento que tuvo dos versiones: la primera contó con el apoyo de la comunidad Montessori y personal del DE, y la versión firmada que resultó distinta de la inicial. En la primera vista no estuvo presente el secretario, solo la secretaria auxiliar de Montessori en el DE, Rosa Recondo, y el director de política pública, Kevin Cotto Cruz. En la segunda sí asistió Hernández, al igual que Recondo. A preguntas del senador José Vargas Vidot sobre con quienes se examinó el reglamento en el que estampó su firma, el secretario aseguró que “el reglamento se consultó y se le explicó a la señora Rosa”, respuesta que fue interrumpida por el legislador al ripostarle: “usted miente señor secretario”. El intercambio fue recogido en la transmisión vía Facebook de la vista que no fue abierta al público y en la plataforma endi.com. “El reglamento se debe de retirar y debe haber un verdadero proceso de consulta”, dijo Recondo sentada junto al secretario. “Aquí deberíamos estar defendiendo un sistema que funciona, en un país donde casi nada funciona, y estamos perdiendo el tiempo tratando de criminalizar el éxito”, añadió Vargas Vidot. PADRES EN ACCIÓN Venus Andino Ostolaza es madre de dos estudiantes -de segundo y noveno grado- de la corriente Montessori en las escuelas Francisco Matías Lugo y Eduardo J. Saldaña en Carolina. Cuando se enteró de la aprobación del reglamento pensó de inmediato: “aquí vamos otra vez en defensa de nuestra educación”. “Lo más importante de este sistema educativo es que prepara niños capaces de transformar su entorno en todas las áreas de su vida. Empoderamos a los jóvenes en el pensamiento crítico y nuestra sociedad no está lista para jóvenes que se empoderan de su futuro. Desde niños y jóvenes, ellos son dueños de las decisiones del país, no les imponen lo que va a suceder, sino que son parte integral”, afirmó Andino. “Es la fuerza de la maternidad y de la paternidad lo que mantiene este movimiento”. Junto a su hija siguió las incidencias de la vista senatorial, por lo que “reconocemos y entendemos que la voluntad del secretario está en mantener el reglamento actual que no va acorde con la ley”. Sin embargo, le brindó esperanza la descripción del sistema educativo que hicieron varios legisladores. “Como comunidad, entendemos que el pueblo escuchó la verdad y el valor de la educación Montessori y, según los legisladores, entendimos que la ley va a prevalecer, aunque a lo mejor nos tome un poco más de tiempo. Nosotros estamos dispuestos a luchar por este método que funciona porque lo hemos visto en nuestros hijos”, subrayó Andino. García Blanco, del INE, aseguró que la decisión de Educación impacta sobre 40 mil ciudadanos al incluir a los estudiantes, a sus padres y a la comunidad escolar. “Si tú vas a una de nuestras asambleas escucharás a los padres compartiendo lo que ha significado la escuela en estos tres años llenos de retos, cómo ha sido su familia, su comunidad, su centro de apoyo, y además ven a sus hijos aprendiendo y siendo felices. Es la fuerza de la maternidad y de la paternidad lo que mantiene este movimiento”, culmina García Blanco. Fotos / Archivo FAR / Juan Carlos Álvarez Lara
Ambos virus alteraron nuestras vidas. Organizaciones sin fines de lucro que ya vivieron la epidemia del VIH en los 80’s relatan cómo han implantado protocolos de prevención similares durante esta pandemia del COVID-19 para frenar el contagio. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Las lecciones no se descartan. Lo aprendido siempre puede utilizarse de nuevo. Así lo aseguran organizaciones sin fines de lucro que atienden poblaciones que viven con VIH, entidades que sobrevivieron el duro impacto que supuso la llegada de ese virus. Por lo que, rescataron protocolos de prevención de esa pandemia para hacerle frente a la provocada por el COVID-19. Al igual que el COVID-19, cuando apareció el VIH se desconocían sus causas, se condenó todo contacto físico por temor al contagio, no había suficientes pruebas diagnósticas ni tratamientos efectivos o vacuna. Las primeras cifras de decesos se dispararon en todo el mundo. Eran los años 80 y el VIH se convirtió en pandemia. En el 2020, otro virus detuvo el mundo y también alcanzó el mismo estatus. Sandra Torres, directora ejecutiva de Bill's Kitchen. “Con el COVID-19 ya pasamos la etapa del “Quédate en casa”. Ahora hay que educar e informar sobre formas de contagio, qué hacer y qué evitar porque no logras nada con sembrar miedo. No funciona. La gente no dejó de tener sexo por el VIH, aprendió a protegerse y la gente no va a dejar de salir de la casa por el coronavirus. Tenemos que aprender a limitar los riesgos”, asegura Sandra Torres, directora de la organización sin fines de lucro Bill’s Kitchen que atiende participantes infectados con VIH y se ocupa de su alimentación adecuada, entre otros aspectos de salud. Con ella coincide Lissette Alonso, fundadora de la organización La Perla del Gran Precio, que entre sus 11 proyectos también cuenta con servicios de alimentación y albergue a la población positiva a VIH. “La rueda dio otra vuelta. Nosotros empezamos en el 86’ con el boom del VIH y aquí estamos. Ya lo comprobamos aquella vez, para que la gente se sienta segura tienes que educarlos. Si les metes miedo se te descontrolan y se te descompensan”, alerta Alonso. Lissette Alonso, fundadora y directora de La Perla del Gran Precio. Torres, por su parte, también resalta que al manejar el coronavirus el Departamento de Salud podría echar mano del andamiaje que ya posee para tratar el VIH, debido a las características compartidas en los inicios de ambas enfermedades: cuenta con dos tipos de prueba diagnóstica, requiere de rastreo de casos, hay pacientes asintomáticos y la vacuna está en pleno desarrollo. “Nuestros empleados tuvieron miedo del coronavirus, todo los teníamos al principio, y tras mucha búsqueda les conseguimos sus mascarillas. Pero luego se dieron cuenta que más miedo tenían nuestros participantes porque su sistema inmunológico está comprometido”, alertó Torres de Bill’s Kitchen. “Por ellos seguimos trabajando”. VIH Y MÁS… Socorro Rivera, de la Fondita de Jesús, asegura que los protocolos para tratar con pacientes VIH positivos que buscan sus servicios de alimentación y albergue, entre otros, no son los únicos que pueden aprovecharse. Socorro Rivera, directora de Fondita de Jesús. “Nosotros también enfrentamos la realidad de participantes con sarna y hasta tuberculosis”, dice sobre condiciones altamente contagiosas. “Por eso nos cuidamos bien en esta pandemia. Fuimos ajustando los protocolos, según la información que íbamos recibiendo y ofrecimos equipo de seguridad a nuestros empleados”. Algunos de esos cambios en el servicio incluyen higienizar más el área de duchas, tomar la temperatura de los participantes o instalar un lavamanos con jabón para que puedan asearse cuando reciben la comida. Deben, también, higienizar la calle frente a la sede cuando culminan las entregas, así como las áreas comunes en el edificio. “Además de los protocolos”, añade Alonso de La Perla, “hemos hecho pruebas de coronavirus a nuestros empleados y más de una vez. Porque si unos están saludables, los otros también lo estarán. En nuestros albergues no se nos ha enfermado nadie. Yo trabajo con unos campeones”. Ofrecer herramientas para que sus participantes alcancen un espacio de vida digno, especialmente en las peores fases de la enfermedad, es una meta compartida por las tres directoras. “Las organizaciones sin fines de lucro hemos pasado todas las etapas de la vida. Con o sin dinero, no cerramos; con el dolor de tener participantes muertos, no cerramos; 30 años después del VIH aquí seguimos. Somos un tesoro que se debe mantener y tenemos tanta información para compartir”, culmina Alonso.
Con el trabajo realizado por Bill’s Kitchen, La Perla del Gran Precio y Fondita de Jesús durante esta cuarentena, ilustramos las necesidades alimentarias de poblaciones vulnerables en la isla en medio de las crisis. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Preparación de bolsas de comida en La Perla del Gran Precio. Foto / Suministrada La historia se repite. “Hemos visto mucha hambre en la calle y miedo de ir a la calle”, resume Lissette Alonso, fundadora de La Perla del Gran Precio, sobre la limitación de acceso a alimentos que enfrentan ciudadanos en medio de la pandemia de COVID-19. Dicha organización -al igual que Bill’s Kitchen y Fondita de Jesús, entre otras en el país- aumentó la capacidad de alimentos que preparan para cumplir, no solo con sus participantes fijos, si no con el creciente número de residentes de la isla que se quedó sin recursos económicos para adquirir comida durante la cuarentena. Las tres organizaciones tienen más de dos décadas de experiencia laborando con personas sin hogar, positivas a VIH, con adicciones a sustancias controladas o con problemas de salud mental. Todas experimentaron el mismo miedo al contagio de coronavirus que el resto del mundo, pero entendieron que debían ofrecer los servicios porque sus poblaciones son más vulnerables en episodios como el que vivimos. El huracán María es un recuerdo muy cercano. La Perla del Gran Precio aprovechó las provisiones que habían almacenado para alimentar a las personas en sus albergues de emergencia para mujeres, en el de niños removidos del hogar o víctimas del crimen, en las viviendas de transición de mujeres con VIH y en los proyectos de vivienda permanente. Su programa “De la calle”, que lleva comida a personas sin hogar, les permitió comprobar la necesidad. “Todas las brechas que se abrieron en la pandemia nos fuimos adaptando a ellas. Tenemos los mismos principios, misión o visión que cuando comenzamos en el 1986, pero los expandimos según la necesidad, para que todo el que necesite ayuda la reciba como la necesita y no cómo nosotros creemos que la necesita”, dice Alonso. El programa “De la calle” se concentró en áreas de Río Piedras y llegó hasta Fajardo, entregando comidas los días que “otros grupos no iban”. “Los importante es lograr que las personas tengan al menos dos comidas calientes diarias”, resaltó la fundadora. Les ha funcionado, también, realizar alianzas con otras organizaciones como han hecho con Casa Nuestra o Bill’s Kitchen, con quienes acordaron planes de reparto de alimentos para no duplicar esfuerzos con participantes que son servidos en ambas organizaciones. MÁS TRABAJO, LAS MISMAS MANOS Compras listas para entrega en Bill's Kitchen. Foto / Suministrada La pandemia ha significado más trabajo en Bill’s Kitchen. “Antes los participantes ensamblaban sus compras de alimentos, pero ahora yo no puedo sacarlos de las casas porque son inmunocomprometidos y porque muchos no tienen forma de llegar, no hay transportación pública ni tienen dinero porque no están trabajando. Así que, reestructuramos la manera en que ofrecemos los servicios para entregar las compras. Además, tenemos participantes que no usaban nuestros servicios de comida y ahora la están solicitando”, resume la líder de la organización, Sandra Torres, que ofrece alimentación precocinada para pacientes VIH positivo, que se ajusta a sus requerimientos nutricionales, entre otros servicios que procuran su bienestar. Torres resaltó que la consistencia en la labor que hacen y la efectividad de sus procesos llevan a otros a acercarse a organizaciones sin fines de lucro y, por lo general, dan la mano. “A nosotros nos llamó desesperada una trabajadora social pidiendo ayuda para alimentar los viejitos de una égida en la que trabaja y que está bajo el Departamento de la Familia”, señaló Torres como ejemplo. Por eso le pareció una falta de respeto que, sin reunirse con ellos o pedir su opinión, el Departamento de Educación anunciara que las organizaciones no gubernamentales asumirían la labor de alimentar a familias necesitadas, ya que los comedores escolares no lo harían. “No se trata de no hacerlo, porque siempre trabajamos más de lo que podemos. Pero ¿por qué mis empleados pueden exponerse al virus, pero los de comedores escolares no? Nadie tiene la estructura, ni la cantidad de empleados que se requiere para preparar alimentos en estos momentos, que tiene el gobierno. ¿Por qué no se adaptan rápido a la situación?”, cuestiona Torres, quien señaló que ella y sus empleados tuvieron el mismo temor al contagio que todo el país, pero entendieron que debían apegarse a protocolos de seguridad efectivos para seguir cumpliendo su labor, no solo de alimentación sino también de vigilar la salud mental. ¿Y AHORA QUIÉN COCINA? Manos a la obra en Fondita de Jesús. Foto / Suministrada La Fondita de Jesús también siguió laborando, aunque tuvo que hacer cambios drásticos en su personal. “¿Sabes qué complicó nuestra labor?”, indica Socorro Rivera Rosa, directora de la organización, “que nuestros empleados que cocinan son voluntarios y al estar todos en la edad de riesgo, no podían presentarse a trabajar como lo hicieron en María”. Tuvieron entonces que encender las estufas con otros empleados que se hicieron cargo de la preparación de alimentos destinados a las comunidades que usualmente sirven y ampliaron para compartir con otras organizaciones, como es el caso de Iniciativa Comunitaria, a la cual le preparan 100 almuerzos diarios para entregar a sus participantes. En vez de la modalidad de alimentación en comedores, comenzaron el estilo “para llevar”. “Creo que esta situación nos hace cuestionar el nivel de vulnerabilidad porque es más alto de lo que se quiere hacer creer”. Desde el huracán María, la Fondita de Jesús identificó comunidades vulnerables de ancianos solos en Santurce a las que además han ayudado como, por ejemplo, Villa Clemente. “Pero también se han unido los nuevos vulnerables, que son las personas que se quedaron sin trabajo en la cuarentena y también buscan qué comer”, describe la directora de Fondita. “Creo que esta situación nos hace cuestionar el nivel de vulnerabilidad porque es más alto de lo que se quiere hacer creer. Hay un por ciento alto de la población que vive de cheque a cheque con el salario mínimo. Ya la gente quiere tener con qué comprar por ellos mismos. Claro, no es una realidad para otro por ciento de la población a la que le han desarrollado la dependencia del gobierno porque es más fácil de controlar”, declara Rivera. En agenda está diseñar estrategias para que las organizaciones no gubernamentales desarrollen alianzas y planes en conjunto, previos a las crisis, para mejorar los servicios y el alcance alimentario. De igual manera, para compartir apoyos con organizaciones menos visibles. “Los participantes tienen que sentirse acompañados en todo momento. En las crisis tú tienes dos opciones: te rindes y te quitas o creces y sientes satisfacción. Yo soy una mujer satisfecha”, culmina Alonso. Seguridad alimentaria Recomendaciones para garantizarla en tiempos de crisis: 1• Almacenar comida no perecedera y buscar ayuda para que se mantenga en las condiciones apropiadas y no se dañen los alimentos. Contempla que puede que hagas entre 5 y 10 veces más comida de la usual. 2• Realizar inventarios y estar alerta a las fechas de expiración de los alimentos. Asegúrate que tienes agua y gas suficiente. 3• Garantizar la cadena de abastos y hacerlo público con direcciones y personas responsables. 4• Fortalecer la estructura alimentaria y promover el sostén de la agricultura local. 5• Si no ocurrió un suceso de emergencia, comenzar a usar los alimentos en inventario para que no se pierdan y rehacerlo con nuevos productos.
La fundadora del programa Alcanza de la Universidad de Puerto Rico que integra nuestra Iniciativa Preescolar, falleció el pasado 10 de mayo. Sus colegas exaltan su legado para mitigar la tristeza. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Como un dínamo actuaba la experimentada educadora Annette López de Méndez. Diseñaba proyectos con agilidad para servir la necesidad del momento y los echaba a correr con atención al detalle. Lo dicen sus colegas en la Iniciativa Preescolar (IP) de la Fundación Ángel Ramos (FAR), los mismos que están devastados con la partida repentina de López de Méndez el domingo, 10 de mayo. Le sobreviven su esposo Héctor, su hija Nannette y su nieto Diego. Annette fue clave en que se entendiera el uso de las artes como herramientas apropiadas de enseñanza en edad temprana. Foto / Archivo FAR / Javier del Valle Egresada de las universidades de Harvard, Nueva York, Stanford y Puerto Rico, López de Méndez fue maestra Montessori y profesora en la Facultad de Educación en la Universidad de Puerto Rico, institución que la reclutó en su Centro de Investigaciones Educativas. Desde ahí creó hace 15 años el Proyecto ALCANZA, que junto a APRENDO, de Fondos Unidos; Despertar Musical del Conservatorio de Música; Programa de Integración de las Artes Visuales del Museo de Arte de Puerto Rico; y Programa de Certificación Montessori, del Instituto Nueva Escuela, componen la Iniciativa Preescolar de FAR. “Nuestra meta en la Iniciativa Preescolar es lograr que el personal educativo y directivo de los centros preescolares que atienden a la población de 0 a 6 años en Puerto Rico reciban capacitación básica al completar uno o más de los programas que forman parte de la Iniciativa. Sin duda, Annette ha sido esencial en el logro de esta encomienda”, resaltó Roberto Santa María, presidente de la Fundación Ángel Ramos. Agregó que López de Méndez además fue asesora y/o mentora de varios de los programas que integran la IP. “Para nuestra Fundación y para la niñez en edad temprana en Puerto Rico, Annette ha dejado un capital educativo, político y social enorme”, dijo Santa María. Por su parte, Carmen “Tita” Rodríguez, de Fondos Unidos, asegura que “Annette era muy firme en sus creencias y en la defensa de las mejores prácticas de enseñanza para la niñez temprana en donde quiera”. María Agrinsoni, educadora. Foto / Archivo FAR / Javier del Valle “En la Cámara de Representantes, en el Senado, en organizaciones sin fines de lucro, en centros de cuido, ella siempre buscaba que todo el mundo tuviera acceso a esas prácticas para asegurar el desarrollo saludable de los niños y, además, le interesaba mucho la formación de los padres de esos niños”, recordó Rodríguez. Si encontraba una pared construida con dificultades, la atravesaba, si encontraba información de interés, la compartía. “Hay personas que son muy inteligentes, pero parten de la idea de que ‘tienes que depender de mi’. Ella no era así. Lo que ella quería era que Puerto Rico diera la oportunidad a los niños de mejorar su calidad de vida”, aseguró una de las líderes de Fondos Unidos. Gloria De Llovio, experimentada profesional en el área de Educación, declaró que “su compromiso con la vida y con la niñez, su sentido de innovación y su característica de enfocar en la acción y en la implementación” resultan inolvidables. “Personas como Annette aportan al campo de la Educación abriendo nuevas puertas, dando nuevas oportunidades, desarrollando proyectos que de alguna manera divulgan lo que son mejores prácticas y poniendo un gran énfasis en la calidad del servicio “, subraya De Llovio quien de paso destaca que la recuerda “siempre presente en el momento en que hace falta con alguna aportación”. “Siempre estaba dispuesta a decir que sí y a estar ahí”, dice. EL PODER DEL PERITAJE María Agrinsoni fue alumna de López de Méndez y participó de su tesis doctoral. Luego trabajó con ella en múltiples iniciativas, especialmente en ALCANZA. Annette López de Méndez y Wanda Pacheco. Foto / Archivo FAR / Javier del Valle “Annette siempre fue investigadora y en todo veía algo que se podía investigar o hacer, eso era lo que ella convertía en proyectos. Esa clave permaneció en ella y con los años alineó esos procesos de investigación a las necesidades de los niños del país y de los maestros que los atienden. Eso hizo la diferencia”, dice sobre los años que compartieron juntas. “Ese es uno de los legados que ella deja en mi, adaptarnos siempre al cambio”, asegura Agrinsoni. “Sus proyectos eran progresistas, encontraba algo nuevo dentro de lo que ya teníamos. Ella sabía lo que podíamos hacer bien y confiaba mucho en nuestro trabajo, lo que hacía que fuera de mayor calidad porque los retos eran mayores; no todo el mundo podía atinar eso. Ella siempre tenía preguntas y quería que nosotras también las tuviéramos”. Incluso celebra que “ella no seguía la corriente, no temía reflexionar, preguntarse, exponer, pensar y disentir”. “Yo la siento cerca”, confiesa emocionada. La coordinadora de la Iniciativa Preescolar de FAR, Wanda Pacheco, resalta que “hasta que Annette no tuviera las cosas terminadas, no descansaba”. “Annette instituyó el valor de las prácticas apropiadas de enseñanza en los diseños curriculares”, menciona Pacheco, “mirar cualquier diseño que vayas a hacer, desde la perspectiva de esas prácticas que ya están reconocidas y validadas como necesarias para acercarse a la vida de ese niño o niña en formación educativa”. “Ella era el muro en el que nos apoyábamos todos”. La conoció en el 2005 durante las consultas para guiar los lineamientos de la IP, pero empezó a trabajar con ella en el 2009, con las evaluaciones de dicha iniciativa, a la cual le veía posibilidades de acción extraordinarias. “Su legado mayor en mi vida es la pasión por la niñez en Puerto Rico. Para mi siempre fue importante su opinión y siempre fue muy crítica desde una perspectiva fogosa. Su fogosidad hacía que tuviera una manera particular de compartir sus observaciones y cuando tú la escuchabas te dabas cuenta de que era una retroalimentación valiosa para el diseño de lo que se estuviese trabajando; cualquier instrumento nuevo necesitaba su mirada inquisitiva. Y lo próximo, después de su crítica, era el trabajo en equipo. También le gustaba escuchar”, puntualiza Pacheco. López de Méndez ideaba, delineaba, creaba y ponía en marcha para empezar de nuevo poco después. “Todos sus proyectos iban tres pasos adelante, eso permitió que fuera una gran generadora de proyectos importantes, aún en tiempos difíciles”, insiste Pacheco. EN BUSCA DE MÁS Cuando Doreen Colón Camacho, gestora del Programa de Integración de las Artes Visuales del Museo de Arte de Puerto Rico, piensa en un gran logro de su apreciada colega, no titubea en señalar “el convencer y darles luz a los maestros, directores escolares, facilitadores y cuidadores, sobre el valor del arte y la cultura en el proceso de enseñanza y aprendizaje”. “¿Y sabes qué tenía Annette para derrotar barreras?, peritaje, rigurosidad académica y profundidad intelectual”, insiste Colón Camacho, “pero a la misma vez eso no confligía, ni despertaba unas actitudes banales ante el mundo. Ella era el muro en el que nos apoyábamos todos”. ¿Qué sigue? Llegó el momento de honrar a Annette a fuerza de trabajos bien fundamentados, ágiles y adecuados. “Uno de sus fines era concienciar a los educadores, a las instituciones gubernamentales, a la ciudadanía, sobre los criterios de calidad que deben estar presentes en los ambientes educativos. Su entrega y su lucha por mejorar las condiciones educativas para nuestra niñez siempre nos lanzó a apostar por más. Hoy y siempre nos inspirará a crear, a cambiar y a proveer oportunidades de crecimiento a nuestros niños, porque así construimos un mejor país”, culminó Santa María, presidente de FAR. Fotos / Archivo FAR / Javier del Valle