Con la meta de que el año escolar que comienza contemple las múltiples posibilidades y necesidades de nuestros alumnos, nueve fundaciones del país unieron esfuerzos e información para crear un plan de trabajo integral que compartieron con el Departamento de Educación. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El tipo de regreso a clases que tendrán los estudiantes de nuestro país en tiempos de pandemia nos debe importar a todos. Y ese amplio concepto de “todos” incluye al tercer sector. Por eso, las fundaciones Flamboyán, Titín, Segarra Boerman e hijos, Colibrí, Comunitaria, Banco Popular, Liberty, Puerto Rico Education y Filantropía Puerto Rico, entre otras, identificaron retos, evaluaron ideas y propuestas que han resultado efectivas para preparar la guía de recomendaciones Educación segura y accesible. La guía fue compartida con el Departamento de Educación, con las organizaciones sin fines de lucro que apoyan y con el público general en sus redes sociales. El documento, que reúne consideraciones para un plan integral de cara al reinicio de las clases en Puerto Rico, comenzó a gestarse el pasado mayo y en julio fue sometido a la secretaría de Educación. En su introducción, el documento destaca la cercanía de las organizaciones y las fundaciones con las comunidades de mayor necesidad y riesgo dentro del contexto de la pandemia, lo que ofrece una envidiable posición al “proveer perspectivas esenciales para informar y apoyar las decisiones sobre el reinicio de las clases para los estudiantes en la isla”. “Nuestros estudiantes han vivido crisis que han impactado su progreso académico durante los pasados tres años de manera significativa, pero en comunidad y colaboración podemos asegurarnos de que este año escolar cuente”, agregan en el encabezado del plan. Carlos Rodríguez Silvestre, director ejecutivo de Fundación Flamboyán, destaca que el plan integral incluye aspectos claves como proteger la salud y la seguridad de la comunidad, así como contemplar las necesidades académicas y socioemocionales de los estudiantes. Algunas consideraciones de inmediato estuvieron sobre la mesa en el junte entre fundaciones. “Tuvimos muchas recomendaciones en la implementación de medidas de seguridad por el virus, mucho consenso también en involucrar el insumo de las familias y los maestros. Ha quedado bastante claro que tanto en el sistema público como en el privado no ha habido una participación de esas familias y de los maestros en lo que podría ser o no ser esta experiencia virtual”, resalta Rodríguez. Como referencias al plan se incluyen estudios y webinars realizados por diversas organizaciones en plena pandemia para entender lo que vivimos y cómo puede enfrentarse. Pero, sobre todo, a juicio del director ejecutivo de Fundación Flamboyán, se incluyen “para elevar las voces no solamente de los maestros y de líderes escolares, sino también de las familias, para que entiendan ese contexto de las necesidades y la capacidad de poder atender esa educación virtual de los niños”. HAY QUE HABLAR CLARO Mucha importancia se le destina al renglón de “comunicación efectiva y transparente”. “A las familias les hace falta información. Hay que explicarles bien qué está haciendo el sistema para atender un posible regreso presencial a clases. Si no se cuenta con su insumo, si no hay una comunicación clara, no puede haber compromiso”, subraya Rodríguez. Además de las medidas de seguridad, el plan invita a atender a los estudiantes de manera holística, a cuidar su componente socioemocional y la seguridad alimentaria de ellos y sus familias. Entre muchas, una preocupación destaca: que el acceso a la educación pública sea equitativo. “Creo que hay una concepción errónea del trabajo que hacen las fundaciones en Puerto Rico y cómo pueden ayudar, en este caso, al Departamento de Educación. No podemos resolver su escasez de recursos y no queremos su dinero, lo que queremos es incidir con información en que el dinero sea mejor utilizado”. “El enfoque hasta ahora ha sido equipo tecnológico, conexión y capacitación para aprender a manejar la plataforma digital, pero poco se ha hablado de maneras efectivas de instruir a través de las plataformas y cómo atendemos los rezagos académicos que vienen arrastrando los estudiantes, exacerbados por los huracanes, por los terremotos, por el COVID-19 y por el cierre de escuelas que se dio también en el mismo periodo”, afirma. Algunas de las fundaciones coautoras del documento han participado en distintas reuniones en las que ha habido representación del Departamento de Educación y de la Junta de Supervisión Fiscal, y han invitado al gobierno a crear un Task Force Educativo multisectorial que apoye la gigantesca tarea que esta administración enfrenta, al igual que el resto del mundo. “Creo que hay una concepción errónea del trabajo que hacen las fundaciones en Puerto Rico y cómo pueden ayudar, en este caso, al Departamento de Educación. No podemos resolver su escasez de recursos y no queremos su dinero, lo que queremos es incidir con información en que el dinero sea mejor utilizado. Queremos apoyar, compartir lo que hacen las comunidades, por ejemplo, las escuelas alternativas, elevar esas voces y esas mejores prácticas de trabajo que conocemos por el trabajo que hacemos”, explica. El grupo continuará compartiendo la información que recopilan y tocando la puerta en el Departamento de Educación. Al momento, no ha habido reacción oficial de la agencia. “Esperamos seguir actualizando este documento vivo, pero también empujando que se escuchen más voces y que las decisiones sean mejor informadas”, culmina el director ejecutivo de Fundación Flamboyán. Fotos / Suministradas / Fundación Flamboyán
La pandemia no detiene los ofrecimientos del Centro Criollo de Ciencia y Tecnología del Caribe (C3Tec) que ya atiende a maestros y estudiantes. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Las restricciones para detener el avance del COVID-19 en la isla requirió que el equipo del Centro Criollo de Ciencia y Tecnología del Caribe (C3Tec) se pusiera más creativo que nunca en el diseño de su Programa Educativo 2020-2021. Por eso lograron diseñar cursos que impactan a distancia a maestros, estudiantes y familias, ofreciendo respuestas a algunos de los conflictos que la cuarentena provoca. Por ejemplo, aquellos maestros que todavía tengan dudas sobre cómo manejar las herramientas digitales que serán la base de la educación virtual favorecida en estos tiempos, pueden aprovechar los “Talleres para educadores”. ¿Cómo se usa Zoom, Teams o Google Classroom? Especialistas ofrecerán respuestas en el taller que además pueden tomar padres y hasta estudiantes. Por otra parte, el Taller de Programación enfocará sus ofrecimientos en el manejo de los lenguajes Scratch, C++ y Phyton. Sus egresados podrían ser considerandos para representar a Puerto Rico en equipos competitivos de programación. El corazón del C3Tec es su programa STEAM que impulsa el gusto y el interés por las Ciencias y las Matemáticas. En los encuentros virtuales, los maestros podrán escoger dos temas en los renglones de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas. Los encuentros están diseñados para estudiantes de 11 a 17 años. Y, sin duda, el programa de Asistencia Virtual ha resultado innovador. Diseñado para todos los niveles académicos, el programa brinda apoyo individualizado a estudiantes que deban reforzar una destreza o tema. Todos los talleres están abiertos al público”, asegura Tasha Endara, directora ejecutiva del C3Tec. “Adaptamos lo que era presencial de manera virtual y añadimos servicios como las asistencias virtuales”. CERCA PERO LEJOS Aunque separados con la distancia que requieren los protocolos de COVID, estudiantes de kínder a duodécimo grado pueden participar de este formato que permite a padres que no tienen dónde dejar sus hijos mientras trabajan -o no cuentan con internet o computadora en el hogar- llevarlos al C3Tec donde les ofrecen los medios para que puedan tomar las clases de sus respectivas escuelas. “Seguimos los protocolos para asegurar la salud de todos. Aquí les asistimos con la conexión de internet, alquilamos equipos como, por ejemplo, computadoras para que puedan recibir sus clases. Contamos con internet de banda ancha que nos permite tener la capacidad para ayudarles. Hasta ahora tenemos ocho nenes. Una está en kínder y cuando llegó sus papás le hicieron la foto de primer día de clases aquí”, destaca Endara. La directora informó que los estudiantes traen sus audífonos y meriendas y que los educadores están pendientes de que se mantenga la distancia física. También, se ofrece el servicio de tutorías en las tardes y se ofrecen talleres de emprendimiento que los guían en procesos como el desarrollo de un producto o el trabajo en equipo. “En los talleres para maestros en los que aprenden a enseñar clases como Ciencias y Matemáticas por plataformas como Zoom, tenemos hasta maestras puertorriqueñas que viven en Estados Unidos; una es de Florida y otra de Colorado”, contó Endara. Para la directora resultaba prioritario rehacer la oferta educativa de forma digital “porque es la única manera en que podemos continuar con nuestra misión de poder llevar ese acercamiento a las plataformas”. “Estamos bien comprometidos en ser un recurso para las familias, las escuelas y los estudiantes y lo que queremos es que llegue a más gente, que otras organizaciones nos puedan consultar y puedan usar todo lo que hemos creado con las comunidades que sirven. También, estamos identificando programas que podamos trabajar en formatos híbridos”, adelantó Endara. El famoso Caguas Mini Market Fair que realizan para jóvenes emprendedores está en pie. Ya el equipo planifica su versión virtual del evento que podría tener lugar a mediados de noviembre. Para más información, llama al 787-653-6391 o accede a www.c3tec.org. Fotos suministradas
Parecería que su apertura fue ayer, pero el Museo de Arte de Puerto Rico ya celebra veinte años de labor. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Fachada del Museo de Arte de Puerto Rico con la obra en tinta china, “Quien olvida su historia está condenada a repetirla”, de Alexis Díaz. Foto / Juan del Pueblo La misión es quijotesca. Inaugurar un museo de arte plástico en Puerto Rico cuesta superar cierto grado de desinterés general y poseer talento para estirar el peso. Convertirlo en la casa del arte puertorriqueño, crecer con sus artistas y la comunidad que lo hace su casa, además de mantenerlo a flote por veinte años es, sin duda, motivo de fiesta. Ni la pandemia detendrá al Museo de Arte de Puerto Rico en la celebración de su vigésimo aniversario. Siguiendo el rigor de los tiempos pandémicos, abrió sus puertas para visitar de forma presencial y con cupo limitado sus nuevas exposiciones y ya está accesible en su portal un especial de aniversario con contenido variado que registra su trayectoria a lo largo de estas dos décadas de vida. El nuevo sitio de aniversario lo encuentras en esta dirección: mapr.org. Con orgullo la institución afirma que ha presentado más de 100 exhibiciones y ha servido a más de dos millones de visitantes a través de su misión artística, educativa y social, incluido el Programa de la Integración de las Artes Visuales al Currículo Educativo que integra la Iniciativa Preescolar de nuestra Fundación Ángel Ramos. A lo largo del sitio especial de aniversario encontrarás 20 micrositios que enumerarán aciertos o datos del MAPR en grupos de veinte: datos históricos, obras de la colección, exhibiciones visitantes, proyectos educativos, alianzas, premios y distinciones, proyectos de impacto comunitario, anécdotas del equipo del museo y hasta 20 aspiraciones porque el camino apenas comienza. Los contenidos debutarán a lo largo del año, pero te adelantamos un dato. Esta obra, la Virgen de la Soledad de la Victoria, fue la primera pieza adquirida para conformar la colección del museo. En diciembre de 1996 fue comprada en la casa de subastas Christie’s en Nueva York y su regreso a la isla significó devolverle parte de su patrimonio. ¿Por qué? Porque es una obra del artista boricua José Campeche y Jordán, considerado el padre de la pintura puertorriqueña. Virgen de la Soledad de la Victoria, obra José Campeche y Jordán. Foto / Suministrada Entre el 1996 y el año 2000, cuando el edificio histórico fue reconstruido, comenzó a la cabeza del proyecto museológico Adlín Ríos Rigau. Luego le sucedieron en la dirección Carmen T. Ruiz de Fischler, Lourdes Ramos Rivas y, al momento, Marta Mabel Pérez. “Con el sitio web queremos que los jóvenes conozcan la trayectoria del museo y que los más grandes puedan redescubrirlo o identificarse con alguna actividad que hayan disfrutado, desde las institucionales hasta eventos privados”, afirma Pérez, directora ejecutiva del MAPR. CREATIVIDAD COMO ANTÍDOTO El MAPR se sostiene a base de un modelo híbrido de auspicios públicos y privados. Membresías corporativas e individuales agregan socios. La mitad de su vida el museo ha vivido en una isla en crisis económica. La directora apunta a la reinvención continua de la institución, sus servicios y propósitos, como manera de mantener a flote este proyecto cultural. “Eso se logra a través de una reevaluación constante de cuáles son las metas, estableciendo un plan de trabajo, estando atento a cómo se mueve la economía en Puerto Rico y en el mundo y listo para atender los eventos que llegan. Por ejemplo, la forma como atendí la crisis económica durante el huracán María no es el mismo modelo que estoy usando durante la pandemia. Son acercamientos diferentes basados en la necesidad y en las oportunidades que hay afuera. Hay que tener claras las oportunidades para establecer el plan de trabajo y así allegar los fondos, pero más que nada hay que ser empático con la comunidad y adaptarse a los cambios de manera rápida”, explica Pérez sobre el camino transitado. La creatividad es un tesoro cuando de innovar en tiempos inciertos y cambiantes se trata. La directora es artista plástico y describe a su equipo de trabajo compuesto por 25 empleados como “altamente creativo”. “El artista tiene que crear de la nada y yo uso mi creatividad todos los días para resolver, para crear, para viabilizar que mis colegas artistas puedan seguir exponiendo en el museo. La institución que no pueda hacer cambios rápidos para adaptarse a la realidad no podrá continuar. La creatividad es la base de esos cambios y de ese norte. Todas las directoras pasadas de este museo tuvieron esa creatividad, esa chispa y esa pasión que contagiaron a sus equipos”, destaca. El museo ha servido a poblaciones variadas y no todas las visitas pueden compartirse con el público. Además de turistas locales e internacionales, reciben estudiantes de todas edades, investigadores y artistas, entre otros visitantes. “Lo más importante es que estamos abiertos al público y que somos un lugar seguro para que las familias tengan un espacio de esparcimiento espiritual e intelectual luego de un confinamiento tan largo, por eso estamos de pie. Hay que aprender a vivir con el coronavirus”. “El servicio a la comunidad es fundamental, es un producto que ha sido probado y comprobado desde la Iniciativa Preescolar que tenemos con la Fundación Ángel Ramos hasta las alianzas con el Departamento de Educación, con el Departamento de Corrección y Rehabilitación, con las organizaciones sin fines de lucro y los grupos que trabajan en comunidades de alto riesgo. Y la programación que tenemos para la comunidad general que quiere ver las obras o aprender a pintar, por ejemplo, es increíble”, propone. No solo las obras de la colección, los artistas y los visitantes son considerados la espina dorsal del MAPR. Su departamento educativo también y ahora “lo llevaremos al próximo nivel”, resalta Pérez. Bajo el nombre de “Centro de innovación educativa”, este operará sobre tres pilares: creatividad (con residencias artísticas), investigación (para producir obra de arte en la sala de investigación y estudio) y arte y comunidad (programación escolar y familiar con talleres y cursos de arte). Se espera que el proyecto ya esté en función a fin de año. ABIERTO DE NUEVO En plena cuarentena, cuando leyeron la noticia de que el museo Metropolitan en Nueva York y el Louvre en París cerraron, se preocuparon. “Fue impactante, son instituciones con fondos dotales millonarios y tú te alarmas”, recuerda Pérez esos primeros meses de la cuarentena. Trabajaron de forma remota reevaluando sus servicios al público, ingeniando cómo adaptarse a la crisis y planificando el nuevo futuro. Los empleados regresaron al museo el 16 de junio; no pudieron abrazarse, contrario al reencuentro post María. Marta Mabel Pérez, artista y directora del Museo de Arte de Puerto Rico. Foto / Suministrada “Abrir en pandemia es una ciencia”, resume la directora las múltiples consideraciones tomadas para asegurar el bienestar de empleados y visitantes. Ya hicieron los consabidos cambios en el flujo de personas por las salas, abrieron espacios (en la tienda se devolvieron 3,000 objetos para garantizar que el espacio cumpliera con el distanciamiento físico), adaptaron los estilos de trabajo y cuando se dominaron todos los cambios y se convirtió en una rutina normal, abrieron al público mediante reservaciones electrónicas y con cupo limitado. Los socios llegaron el 17 de julio. “Lo más importante es que estamos abiertos al público y que somos un lugar seguro para que las familias tengan un espacio de esparcimiento espiritual e intelectual luego de un confinamiento tan largo, por eso estamos de pie. Hay que aprender a vivir con el coronavirus”, declara la directora. “¿El logro que más me enorgullece?”, dice al escuchar la pregunta, “el servicio que damos a la comunidad y a nuestros artistas visuales. Si no lo hacemos, ¿cómo los artistas van a llevar su mensaje”. Y si los artistas no crean, cómo tendremos nuevas versiones de nuestra historia viva. ¡Felices 20 MAPR? Fotos / Suministradas
La búsqueda personal de bienestar se logra con mentoría de los expertos. La Universidad Carlos Albizu y la Fundación Ángel Ramos te invitan a sus ciclos de talleres virtuales y gratuitos La salud mental es parte de tu bienestar, dirigidos a las organizaciones sin fines de lucro, su entorno familiar y comunitario. ¿De qué tratan? Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Decir que atender nuestras emociones es una prioridad no es suficiente. Construir la anhelada paz mental, en medio de los tiempos inciertos que vivimos, requiere acción y compromiso de nuestra parte. Más que nada, voluntad. Para guiarte en el proceso, la Universidad Carlos Albizu (UCA) y la Fundación Ángel Ramos (FAR) presentan en alianza dos ciclos de doce talleres virtuales y gratuitos dirigidos a que padres, encargados, maestros y adultos en general identifiquen las emociones que les causan desasosiego, evalúen si requieren tratamiento profesional e incorporen estrategias para alcanzar el bienestar. Sentirse mejor es posible. Bajo el proyecto colaborativo entre UCA y FAR, La salud mental es parte de tu bienestar, a partir del 25 de agosto comienza la acción. Los ciclos se diferencian por la hora, de modo que las personas puedan ajustarlos a sus rutinas de trabajo. En el ciclo 1 los talleres serán de 10:00 a.m. a 12:00 p.m., mientras que en el ciclo 2 serán de 2:00 a 4:00 p.m. Se ofrecerán a través de la plataforma Zoom y tienen una cabida máxima de 25 personas. Si estás interesado, deberás matricularte en estos enlaces: Talleres para adultos en general y Talleres para padres, encargados y maestros. Los talleres son coordinados por las profesoras, Sonia Cepeda, directora del programa de Consejería en Psicología en la UCA y Gretchen Seda, coordinadora del programa de Psicología Escolar. Profesores de ambos programas son los recursos que te orientarán sobre formas para mejorar las destrezas de socialización de tus hijos en la pandemia, lograr una transición apropiada de escuela superior a universidad, cómo comunicarte con adolescentes que no hablan, motivarte de cara al futuro o implementar técnicas para aumentar la persistencia, entre otros. “Los primeros nueve talleres están dirigidos a padres, madres y encargados y hay algunos para maestros porque están enfocados en las vivencias y dificultades que se han tenido con los estudiantes en la pandemia, con temas como el regreso a la escuela. Otro está más dirigido a estudiantes que comienzan la vida universitaria en línea y a manejar la organización del trabajo y del aprendizaje para que los papás, que se convirtieron en maestros, puedan apoyarlos”, explica la profesora Cepeda. El material alcanzará tres áreas. La primera es identificar las cosas que pasan y sentimos durante la pandemia para ayudarnos a normalizar las experiencias nuevas. Alude, por ejemplo, a la posibilidad de que te sientas ansioso o triste y que ello dificulte tu capacidad de concentración. La segunda te permitirá identificar cuando la información y las recomendaciones de los talleres no son suficientes para manejar tus emociones por lo que es necesario que busques ayuda especializada. Y la tercera te brindará estrategias específicas para que abordes la diversidad de emociones que la pandemia despierta y que todos hemos sentido. “Los talleres tendrán un breve componente teórico y el resto será trabajo práctico porque queremos generar un diálogo, evaluar experiencias y estrategias”, explica Cepeda. “Las emociones son lo más natural, pero no nos enseñan a manejarlas en el día a día sin juzgarnos. Por eso necesitamos estrategias y debemos saber cuándo buscar ayuda profesional”. “Para ayudar al otro, nosotros somos los primeros que tenemos que estar bien”. La directora resalta además que “el bienestar es la gran sombrilla de estos talleres”. “Aspiramos a fomentar el bienestar, con su concepto amplio de salud mental y emociones. Usualmente estas experiencias se enfocan en la enfermedad y nosotros nos enfocamos en el bienestar”, explica. Los profesionales de UCA ya han ofrecido estos talleres y ahora que se dirigen a organizaciones sin fines de lucro, Cepeda le recuerda a quienes trabajan en ellas que “para ayudar al otro, nosotros somos los primeros que tenemos que estar bien”. “Si tenemos nuestra gasolina en empty va a ser difícil que ayudemos a otros, nos crearemos una enfermedad física y mental. Para ser ente de ayuda el primer compromiso es estar bien nosotros, estar conscientes de que tenemos que auto cuidarnos”, finaliza. Descarga el calendario (pdf) No alimentes la tristeza y la soledad: procura tu bienestar diario. Separa unos minutos para pensar en todo lo positivo que tienes en tu vida, puede ser un ejercicio escrito o mental. Pensar en lo positivo te saca del foco de lo negativo. Haz algo que te guste en el día. Disfruta esa taza de té y protege ese tiempo que será solo tuyo para romper patrones de lo que está pasando, ya que nuestra realidad no va a cambiar en buen tiempo y hay que aceptarla. Llama a alguien cercano que quieras mucho y ten una buena conversación con esa persona. Coman juntos en familia y conversen. Fuente: Dra. Sonia Cepeda, UCA
Un estudio realizado por el Instituto de Desarrollo de la Juventud define las circunstancias económicas que ha provocado la pandemia por COVID-19 en los menores que viven en nuestra isla. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El sentido común se impone. Lo que antes era débil ahora estará más vulnerable luego de que la pandemia se instaló en nuestras vidas. Pero la suposición no es suficiente. El Instituto de Desarrollo de la Juventud (IDJ) realizó un estudio a inicios del verano para verificar el impacto de la cuarentena y detener el avance del COVID-19 en la seguridad económica de la niñez y sus familias en la isla. El panorama no parece haber cambiado mucho. En el resumen ejecutivo de la investigación se define la pandemia por COVID-19 como “el desastre natural de mayor alcance vivido por los puertorriqueños en los últimos años”. Destaca entre sus características que “todas las personas están en riesgo de contagio, el virus está en todas partes del mundo y las fronteras no pueden clausurarse, el enemigo es invisible y puede persistir por meses y aún años”. “Como ha sucedido en los desastres naturales anteriores, la alta tasa de pobreza es la vulnerabilidad patente. Un total de 343 mil niños y niñas de Puerto Rico, 58%, viven en la pobreza, según definida por los estándares federales. Múltiples estudios han demostrado que las familias con niños que viven en la pobreza son las más afectadas por los desastres ocasionados por fenómenos naturales”, puntualiza el estudio. El Puerto Rico en que viven estos menores tiene una mayoría poblacional de envejecientes, todavía arrastra los estragos del paso del huracán María en el 2017 y de los terremotos en el suroeste que comenzaron en enero de este año. Como resultado, las familias enfrentan inseguridad económica y alimentaria, pobres condiciones de salud y un alto porcentaje de trabajadores está en riesgo de perder el empleo por las órdenes de cierre de la cuarentena. Destacan los hogares monoparentales y la falta de tecnología dificulta los procesos. Cabe señalar que tanto familias como trabajadores han tenido acceso a recibir entre $5.4 y $5.9 mil millones en ayudas estatales, directas en efectivo y mediante el desempleo federal por pandemia. El impacto de la pandemia en la pobreza y las familias con niños varía según los escenarios. A continuación, te mencionamos dos tipos de impactos inmediatos, según consigna la investigación. Si una familia está 4 meses sin empleo el aumento en la pobreza infantil fluctuaría entre un 58 a 65%, mientras que con las ayudas el porciento disminuiría a 34%. 43,000 menores caerían en el renglón de pobreza. Si el desempleo se extiende por 6 meses en un año sin recibir ninguna ayuda gubernamental, el estimado de pobreza infantil se eleva de 58% a 62% lo que provocaría 23,000 niños y jóvenes entrarían en el espectro de pobreza. Con las ayudas locales y federales, la pobreza se mantendría en 48%. Todas estas cantidades lo que nos confirman, resalta el resumen del estudio, es la efectividad de las ayudas gubernamentales en reducir la pobreza que provoca el COVID-19 si llegan a tiempo a las personas y si las personas pueden reinsertarse al trabajo entre cuatro y seis meses luego de perderlo. “Sin embargo, las ayudas son temporeras. Cuando la pandemia se aplaque, si no se toman las medidas podemos volver a la “normalidad” de una pobreza infantil de 58% o tal vez más alta”, se destaca en la investigación. Fuente: Instituto Desarrollo Juventud En la investigación se destaca que estas proyecciones son aproximaciones hechas bajo supuestos e incertidumbre. “Por ejemplo, suponen que todas las personas reciben las ayudas para las que son elegibles. Si no se reciben las ayudas, la reducción de la pobreza sería menor. Igualmente, aunque se hicieron esfuerzos por asignar las ayudas a las personas elegibles, es posible que debido a la falta de información, se estén asignando ayudas a algunas personas que no son elegibles, lo cual exageraría las reducciones en pobreza. Aún con las ayudas de la pandemia hay un segmento de niños que continúa bajo la pobreza, especialmente bajo la pobreza extrema, para estos es necesario desarrollar otro tipo de asistencia que reduzca su vulnerabilidad”, puntualizan. Reconocen, de igual modo, que el escenario de ayudas ante la pandemia evoluciona a diario. “No se conoce si habrá otros tipos de ayudas en los próximos meses o si los beneficios federales de desempleo se extenderán luego del 31 de julio del 2020. Por lo tanto, la reducción en la pobreza puede ser temporera y, cuando la pandemia se aplaque, Puerto Rico puede volver a las tasas de pobreza infantil ‘’normales’’, de 58 % o aún mayores. Este sería el escenario a menos que se adopten políticas públicas que provoquen una merma permanente en la pobreza”, concluyen. QUÉ SE PUEDE HACER A corto plazo, el IDJ propone en el renglón de seguridad económica promover el Crédito por Ingreso Devengado local, el Crédito para patronos, las Ayudas de emergencia en efectivo y a estudiantes universitarios y aumentar el acceso a cuido para los niños de los trabajadores esenciales. La brecha digital le pone el pie al desarrollo de los niños. Por lo tanto, se exhorta a ofrecer internet a familias con mayor necesidad y aumentar la compra de tabletas para educación en línea. También, uniformar la educación K-12 a distancia y mejorar la capacidad de las agencias para responder a las necesidades de las familias y los niños. Para procurar la seguridad alimentaria, se invita a habilitar el programa de Pandemic EBT para Puerto Rico y agilizar el desembolso de las ayudas de WIC. De igual manera, se pide un aumento en fondos para el Programa de Asistencia Nutricional (PAN). Encuentra el estudio completo en este enlace de la Biblioteca del Instituto de Desarrollo de la Juventud: http://juventudpr.org/biblioteca.html