Conoce información sobre el entorno cultural y algunas propuestas significativas que presentaron los seis candidatos a la gobernación en el debate, “La cultura y su importancia para el gobierno”, que organizó la Asociación de Museos de Puerto Rico. Por Redacción de Oenegé Por primera vez en la historia electoral de la isla, los aspirantes a la gobernación compartieron propuestas para el entorno cultural en la isla en el debate “La cultura y su importancia para el gobierno”, que organizó la Asociación de Museos de Puerto Rico. Los seis candidatos a la gobernación, Juan Dalmau, Carlos Delgado Altieri, Alexandra Lúgaro, Eliezer Molina, Pedro Pierluisi y César Vázquez, participaron del evento moderado por la periodista Tatiana Pérez Rivera y emitido por WIPR-TV. Cada candidato recibió antes de la cita un informe actualizado sobre el estado de diversas industrias culturales en la isla, así como posibles soluciones para mejorarlas y aprovechar sus aportaciones al desarrollo económico de la isla. En el debate se destacó el amplio alcance de las industrias culturales y creativas de la isla que reúne los patrimonios (desde edificios históricos hasta parques), las artes (las que ves en un escenario, en la calle o en un museo), los medios audiovisuales (piensa en revistas, la publicidad o en la edición de softwares) y los diseños (ya sea de moda, industrial, gráfico o arquitectónico) de Puerto Rico. Y se destacó que, según el Informe de la Comisión para el Desarrollo Cultural del 2015, la aportación en contribuciones sobre ingreso entre individuos y organizaciones culturales entre 2008 y 2012 se estimó en un promedio de $120 millones anuales, mientras la aportación del Estado a las agencias públicas de la cultura promedió los $71 millones anuales (ahora está en $57 millones). En términos económicos, el sector cultural boricua aporta más del doble de lo que recibe del Estado. En el 2015 generó $2 mil millones, entre el 2 y el 3% del Producto Interno Bruto del país, según datos del Estudio del Ecosistema Cultural de Puerto Rico. La Encuesta a la Comunidad que aquí realiza el Censo reveló también que el ecosistema cultural y creativo produjo en el 2017 más de 44 mil empleos. Se informó además que el presupuesto destinado a la gestión cultural para el año fiscal 2021 fue de 0.57% (menos del 1%) del Fondo General, que tiene asignado $10 mil millones para este periodo fiscal. Marianne Ramírez Aponte, presidenta de la Asociación de Museos de Puerto Rico, destacó algunas promesas de los candidatos que compartimos a continuación: Charlie Delgado Altieri: Reabrir la Galería Nacional, defender y garantizar un presupuesto asignado del Fondo General que asegure la misión cultural y educativa de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, además del empleo de sus músicos. Pedro Pierluisi: Tomando como referencia el caso de Detroit, defender nuestros bienes patrimoniales, incluyendo el impugnar ante el tribunal federal, cualquier intento de venta de éstos para el pago de la deuda. Juan Dalmau: Apoya la creación de un fondo de emergencia para el sector que le permita a nuestros artistas y entidades culturales impactar a un mayor número de personas en situaciones de emergencia, así como salvaguardar el patrimonio en riesgo. Alexandra Lúgaro: La cultura permea en todos los aspectos de nuestras vidas y está insertada en nuestras instituciones. Es urgente disponer de una educación en las bellas artes desde grados primarios lo que facilitaría corregir actitudes en detrimento de la dignidad humana como el racismo, la xenofobia y la misoginia. César Vázquez: Darle más importancia a las bibliotecas y a la necesidad de que el gobierno sea un facilitador de la producción cultural. Eliezer Molina: Crear una infraestructura de negocios que efectivamente facilite la exportación de nuestra producción creativa, propuesta para lograr la sostenibilidad de la actividad cultural.
Manejar las emergencias que hemos enfrentado como país en el seno familiar, en las organizaciones y junto a las poblaciones vulnerables que sirven, puede tener un saldo en los trabajadores. Si tu grupo ya está abrumado, conoce qué debes hacer. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Drenados, cansados y “quemados” pueden estar los empleados y las empleadas que desde diversas organizaciones sirven poblaciones vulnerables en Puerto Rico. Los meses posteriores al huracán María fueron intensos, los terremotos aportaron a los niveles de ansiedad y, ahora, la pandemia pone a prueba la resistencia de un sector entre los trabajadores del país que suelen lidiar con lo más difícil. La necesidad es infinita, pero las energías no lo son. Astrid Morales, consultora en Desarrollo organizacional, propone a los directivos de las organizaciones sin fines de lucro que cada tres meses puedan monitorear “cómo se siente el equipo” de trabajo. “Tiene que haber espacio para acciones inmediatas”, añade Morales. “Por ejemplo, para ventilar cómo nos sentimos con las necesidades que vamos encontrando desde las poblaciones a las que servimos. Y esto no tiene nada que ver con las actividades típicas que se hacen de recursos humanos de cómo manejo el estrés para personas que no trabajan con el tercer sector. Aquí tiene que haber un espacio facilitado por la organización para que el equipo pueda ventilar sus frustraciones o su coraje”. Recomienda la especialista separar la primera o la última hora de la jornada de trabajo de quienes están brindando servicio directo para “hacer una rueda donde todos nos sentamos y hablamos de cómo ha ido el trabajo de la semana, cómo nos sentimos con lo que hemos ido encontrando, cómo identificamos las necesidades, sobre algún caso que les preocupa, lo efectivos o inefectivos que nos sentimos atendiendo las necesidades de los participantes, que el espacio nos sirva de válvula de escape y al mismo tiempo identifiquemos recursos de ayuda”. Un ejemplo de frustración, entre muchos, lo encontramos en manejadores de caso que se topan con recaídas en el consumo de drogas o alcohol entre sus participantes durante esta época incierta, luego de años de limpieza y sobriedad En el espacio de apoyo se puede discutir: ¿cómo te sentiste con la noticia, ¿cómo podemos apoyar a ese participante? ¿con quién podemos conectarlo? “Así podemos hacer un trabajo más de colaboración y encontrar cosas comunes que nos ayuden. No solo se trata de ventilar frustraciones con el sistema, sino que debemos hacerla de forma encausada a encontrar soluciones desde el tercer sector y el trabajo de base que hacemos”, subraya Morales. Talleres de manejo de emociones y de estrés deben tener espacio entre los trabajadores de las organizaciones. “Todas esas prácticas que hacemos con los participantes deben aplicarse con los empleados para ser solidarios con ellos también y con su bienestar”, sostiene Morales. CONOCE A TUS EMPLEADOS Tomarte el tiempo para conocer el perfil de tus empleados y sus necesidades específicas es fundamental para diseñar tu política de recursos humanos en medio de la pandemia. Esto recomienda Elda Meléndez Bravo, consultora en Administración y Recursos Humanos. “Con el mayor dominio de la información es que puedes hacer un buen plan de recursos humanos; contempla la edad del empleado, si tiene niños a cargo o personas mayores, por ejemplo, porque es información importante y válida para establecer tu política ajustada a este tiempo”, recomienda Meléndez. Solo cuando tengas la información completa de tus empleados, pasas a la etapa de proveer acomodos de días u horarios flexibles ajustados a un nuevo plan de ofrecimiento de servicios a los participantes de tu organización. “El plan debe contemplar los acomodos conforme a las necesidades del personal y enfocado en prestar un servicio de excelencia a los participantes que servimos, que no sea en automático”, dice la especialista. Los ajustes pueden ir desde trabajar desde la casa hasta otorgar incentivos por uso de computadoras e internet. “Mira tu presupuesto, mira tu plantilla de empleados, mira tu objetivo y ajusta”, recomienda. El trabajo a distancia que se ha generalizado en este tiempo también debe reglamentarse y supervisarse. “Los supervisores pueden decir, ‘hazme este trabajo en horas laborables’. Depende del estilo gerencial del supervisor ver lo que le rodea al empleado y tener conciencia de que estamos en tiempos difíciles. Vamos a requerir mayores habilidades y competencia para que los supervisores detecten cuando los empleados están quemados. La mayor oportunidad está en fortalecer nuestros niveles de supervisión y en esa capacidad de accesibilidad porque no se trata nada más de asignar trabajo, instrucciones y deadlines por email. El supervisor tiene que abrir espacio a otra conversación, para ver como están las cosas”, culmina Meléndez.
El arquitecto Francisco Javier Blanco Cestero, fundador del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, falleció a inicios de este mes y su sucesor en la organización, Fernando Lloveras, repasa su huella. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Cuando en la década de los sesenta todos lucían encantados con la acelerada construcción de carreteras, centros comerciales y urbanizaciones en todos los rincones de la isla, el arquitecto Francisco Javier Blanco Cestero levantó bandera. Advirtió el peligro de alterar el hábitat natural e interponerse en la ruta de la naturaleza, pero no se limitó a hablar. En el 1968 creó, y estableció luego en el 1970, el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, entidad sin fines de lucro desde la cual se dedicó a conservar y a proteger áreas naturales de alto valor ecológico e histórico en la isla, amparado en el desarrollo de proyectos de conservación y de educación. Para la Naturaleza es uno de sus brazos. A lo largo de 33 años, Blanco compartió la dirección del Fideicomiso con sus múltiples roles en la gestión pública y privada, hasta que en el 2002 pasó el batón y en el 2003 el licenciado Fernando Lloveras aceptó liderar la iniciativa. El pasado sábado, 3 de octubre, a las 5:00 p.m., Blanco falleció en el hospital acompañado de su familia inmediata dejando un importante legado en varias áreas, especialmente en la conservación ambiental. Tenía 86 años. Javier Blanco y Fernando Lloveras. Foto / Suministrada Que un puertorriqueño se ocupara de este tema cuando no estaba de moda y cuando en Estados Unidos no se habían fundado aún entidades como la Environmental Protection Agency (EPA) y el Departamento de Recursos Naturales, revela su adelantada visión, capaz de vaticinar el desastre climático que podría provocar la alteración constante de los modos de la naturaleza. “Los beneficios de la conservación son tantos y él capturó la importancia de esto tan temprano, que puso a Puerto Rico en el mapa de conservación cuando muchas organizaciones respondieron décadas después; estaba bien adelantado a su tiempo”, resalta Lloveras. Destaca que la crisis climática que vivimos ahora “responde a no haber actuado con celeridad en términos de un desarrollo responsable y de haber protegido más terrenos”. “Si hubiéramos hecho lo que él planteó en los tempranos sesenta, no tendríamos que recuperar mucho del terreno perdido y de la conservación que debimos haber hecho décadas atrás”, lamentó. Al igual que en esta época, su discurso se topó con el favorecimiento del desparramamiento urbano que suele percibirse como progreso. “La industria en Puerto Rico se desarrolla con un gran desparramamiento urbano sin seguir las directrices de uso de terreno y planificación que se debieron haber seguido; las urbanizaciones y los centros comerciales debieron haber estado en lugares más compactos, pero no se dio, adoptamos modelos que no nos correspondían y él lo criticó siempre mucho. Ese desparramamiento afectó la viabilidad ecológica de la isla entre carreteras, urbanizaciones y centros comerciales; eso era y todavía sigue siendo el gran problema en Puerto Rico en términos ecológicos”, agrega el líder del Fideicomiso. LEGADO VIVO Tres legados fundamentales de Blanco se identifican en la entidad que fundó, a juicio de su sucesor. Para comenzar, “tenía una visión de planificación a largo plazo”, un estilo poco emulado en nuestro país. “Eso crea una visión de la isla y de la conservación diferente a lo que estamos acostumbrados”, dice. Menciona además su empeño en fomentar “una cultura enfocada en el detalle, en hacer las cosas con alta calidad y eso, a nivel institucional, nos ha dejado mucho tesón y mucha disciplina. Era impecable”. Y tercero destaca su conciencia de que otras generaciones no solo debían disfrutar de nuestra naturaleza, sino que era clave sembrar la semilla de la conservación como resultado del amor hacia nuestras tierras, costas y playas. “Él crea el taller de inmersión en la naturaleza, en el que por una semana los niños pernoctan en espacios naturales nuestros y esto empezó hace 25 años. El programa ha transformado la vida de muchas personas y muchos ahora son empleados nuestros. Y es algo que pasa de generaciones, como los lugares históricos y las tierras que pasan a perpetuidad, pues eso pasa con la semilla en los jóvenes”, destaca. “Me quedan muchos recuerdos de horas que pasé con él, de mucho aprendizaje porque me enseñó muchísimo. Ahora vienen esas memorias que guían a uno hacia el futuro”. El saldo de esa consistente labor en favor de la conservación del ambiente fue la protección de miles de cuerdas de terreno gracias a su intervención, además de restaurar lugares históricos como la Hacienda Buena Vista en Ponce, la Reserva Natural Las Cabezas de San Juan, en Fajardo, o la Casa Ramón Power y Giralt, en el Viejo San Juan. “Fue bien triste”, reconoce Lloveras el estado en que dejó la noticia del deceso de Blanco al personal del Fideicomiso, “porque este año celebramos 50 años de una organización que él dirigió por 33. Su muerte marca un momento de tristeza, pero a la vez lo asumimos con la responsabilidad de seguirlo hacia adelante. Me quedan muchos recuerdos de horas que pasé con él, de mucho aprendizaje porque me enseñó muchísimo. Ahora vienen esas memorias que guían a uno hacia el futuro”. "En la Fundación Ángel Ramos nos sentimos muy orgullosos de haber apoyado desde sus comienzos la gran obra del Fideicomiso de Conservación y a quien fuera su fundador y director por muchos años, el Arquitecto Blanco", destacó, de otra parte, el licenciando Rafael Cortés Dapena, presidente de la Junta de directores de FAR. A Blanco le sobreviven su esposa Nelly Graziani, sus hijos Miguel Agustín, Andrés Francisco y Mónica Elena, y sus nietos Ana María, Francisco Javier y Miranda. Si quieres unirte a las iniciativas del Fideicomiso de Conservación, accede: www.paralanaturaleza.org. Fotos / Suministradas
El limitado o inexistente vínculo con sus familiares y amigos durante la pandemia tiene un gran peso sobre los adultos mayores de la isla, según revela este proyecto de AARP. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Imagínate la escena. “Una señora mayor relató que en plena cuarentena cogió un megáfono y se fue por su urbanización hablándole a la gente y compartiendo momentos de alegría con música”, relata la consejera y reverenda Lizzette Gabriel. Los adultos mayores hablaron. ¿Los escuchamos? Esta vez sí. El proyecto Historias de adultos mayores en cuarentena: defender el bienestar y los vínculos sociales, de AARP Puerto Rico, seleccionó a 20 personas para formar parte de cuatro sesiones llevadas a cabo a finales de julio. Usando la metodología de PhotoVoice, los participantes pudieron ventilar emociones acumuladas desde que comenzó el encierro por causa de la pandemia y el resultado es conmovedor. “Esta metodología tiene el propósito de darle voz a las personas que viven situaciones de marginación y vulnerabilidad. Pretende visibilizar, con miras a la toma de decisiones, esos problemas que no se ven a simple vista, pero que este grupo lo enfrenta todos los días de su vida”, señaló Astrid Morales Jiménez, facilitadora de procesos comunitarios, quien trabajó la iniciativa con la organización que agrupa adultos mayores. Morales subraya que los primeros días de la pandemia, varios temas dominaban la conversación pública y el estado de los adultos mayores y los retos que la cuarentena traía a sus vidas no era uno de ellos. “Nos acercamos a estos líderes comunitarios de AARP que ya trabajan con la organización por años, para tener una conversación sobre cómo visibilizar lo que estaba siendo la vida en cuarentena de los adultos mayores y esos retos para mantener los vínculos sociales y el bienestar en momentos de cuarentena, donde se apostaba al distanciamiento social, y donde casi se cerraron todas las redes de solidaridad y apoyo que le permitían a ellos satisfacer muchas de sus necesidades”, explica Morales. Cuatro temas sobresalieron en las conversaciones y quedaron plasmados en las historias que compartieron los participantes. El reto del aislamiento y la privación social que hizo que dejaran de sentir el apoyo y el acompañamiento de la comunidad fueron los primeros. El uso de la tecnología se convirtió en un inesperado vínculo con otros y no sabían manejarla bien. La seguridad alimentaria fue otra fuente de estrés, pues se les indicaba que no debían salir de sus casas, pero debían acudir al supermercado en busca de víveres, aún cuando no había transportación pública para trasladarse. Y, por último, estaba el tema más delicado: la pérdida de seres queridos y la imposibilidad de acudir a despedirlos y a presentar sus respetos. La consejera y reverenda, Lizzette Gabriel, ha estado en el “centro de la batalla” todo este tiempo y participó en el proyecto. “Del saque te digo que fue una experiencia extraordinaria”, nos cuenta Lizzette. “Participé con el grupo, pero también estaba de observadora y fue una experiencia maravillosa porque vimos cómo ellos se fueron abriendo de una forma bien natural y expresando las cosas que le dolían. Una señora estaba contando ese sentimiento de abandono cuando veía otros adultos mayores que estaban solos, que nadie los venía a visitar -obviamente estamos en la pandemia-, pero se podían hacer visitas desde el portón o la acera. El sentir esa angustia por la soledad, a mí me conmovió de manera extraordinaria”, confesó la reverenda. Los adultos mayores además compartieron inquietudes como ver el deterioro de sus casas y comunidades y no tener ayuda para detenerlo, y la dificultad de pasar procesos de duelo en solitario. “Se supone que el duelo, cuando es acompañado, como quiera trae dolor y sentimientos encontrados. Pero cuando es un duelo no acompañado, cuando no pueden participar de ese proceso, de ver al familiar morir, de estar ahí en el velatorio, todo esto cambió para ellos y se convirtió en una vivencia bien dolorosa”, alerta. HABLAR SANA La buena noticia es que al verbalizar comenzó un evidente proceso de sanación. La consejera señala que quienes no se atrevieron a hablar al inicio, fueron bajando sus defensas hasta compartir sus sentimientos. “El proceso sana en el sentido de que sacan eso que los ha tenido ahogados en su ser interior. Eso les ayudó a reenfocarse y a entender que no son los únicos viviendo esa situación. Les ayudó también saber que alguien estaba pensando en ellos, que hay gente pendiente a las cosas que ellos están viviendo”, dice Lizette, quien exhortó a replicar el proyecto en todos los municipios de la isla, “para que la comunidad de la tercera edad se sienta valorada y acompañada en momentos de necesidad. La experiencia que más se marcó en las sesiones era la soledad”. Por su parte, Morales resaltó que el proyecto “no iba dirigido a buscar soluciones sino a crear una conversación que visibilizara los problemas de los que no se habla”. “Este proyecto hace vibrar las fibras más íntimas de nuestra existencia”. “Esas narrativas que ellos escriben incluyen las soluciones que les han dado a los problemas. Lo que descubrimos durante la conversación es que se convirtió en un espacio de catarsis, de mucha contención emocional porque no solo viven la problemática que reseñan en sus historias, sino que vienen enfrentándola en su comunidad. En el caso de los líderes, muchos de ellos estaban viviendo lo mismo, así que se convirtió en un espacio para manejarlo”, dijo Morales. ¿La gran lección del proceso? Darse cuenta de “qué mucho hacen los adultos mayores en nuestro país y qué mucho subestimamos esa capacidad de accionar, de atender y de satisfacer las necesidades”. “A veces son adultos mayores ayudando a otros adultos mayores con sus limitaciones de tiempo, de edad, de agilidad; están poniendo el cuerpo donde no necesariamente otros lo ponen”, subraya Morales. Para José Roberto Acarón, director estatal de AARP, “este proyecto hace vibrar las fibras más íntimas de nuestra existencia”. “Es una introspección individual y colectiva de la vida y sus aparentes pérdidas. Es una mirada intensa al propósito de la vida y la fortaleza del espíritu humano. Este compartir de almas que visibiliza las emociones intrínsecas del ser humano mayor que puede sentir miedo ante la pandemia del Covid-19, pero se crece ante sus propios ojos en el servir. Es un abrazo emocional cuando nos han cuarteado o quebrantado las redes de apoyo social, pero nunca la espiritual. Este proyecto es el corazón y el espíritu de la coexistencia humana de nuestra gente mayor ante toda eventualidad”, culminó Acarón. Participantes: • Ana Salerna • Angie Díaz • Blanca Hernández • Dagmar Oquendo • Elizabeth Cruz • Idalia Zavala • Jeannette Díaz • Luisa Vicente • Rev. Lizzette Gabriel • Milagros Grajales • Nancy Rosario • Olga Rosa González • Ricardo Rivera • Rocío Montalvo • Zobeida González Foto / Javier del Valle
La psicóloga Myriam Pérez, profesora de la Universidad Albizu, comparte herramientas que nos permiten alcanzar un estado de bienestar inmediato. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Sabemos de sobra lo que nos puede causar infelicidad en estos tiempos. Lo que quizás desconocemos, son las herramientas que poseemos para procurar nuestra felicidad en cualquier circunstancia. ¿Existen? Claro que sí. Para conocerlas tocamos la puerta de la psicóloga y profesora de la Universidad Albizu (UA), Myriam Pérez. “Hay un refrán que me gusta mucho, de un filósofo francés, que dice que todo hombre puede ser feliz, pero para llegar a serlo habría que comenzar sabiendo qué es la felicidad. Cuando nosotros hablamos de felicidad, muchas veces el término puede sonar un poco pueril o superficial, cuando en realidad lo que nos dice la neurociencia es que, a través de las técnicas de neuroimagen, nosotros podemos llegar al cerebro y observar qué actividades pueden provocar cambios a niveles fisiológicos, anatómicos y funcionales”, explica la especialista. “Las estrategias que voy a compartir están validadas científicamente”, agrega Pérez, quien fue el recurso en el taller Estoy determinado a ser feliz y positivo, ofrecido recientemente a organizaciones sin fines de lucro como parte del ciclo La salud mental es parte de tu bienestar, iniciativa compartida por la Universidad Albizu y la Fundación Ángel Ramos. Los investigadores que estudian ramas como la psicología positiva y la meditación destacan los cambios en nuestro cerebro cuando realizamos actividades como hacer ejercicios, cuyos beneficios llevamos escuchando hace largo tiempo. Esas mismas rutinas de ejercicios físicos también inciden en nuestro bienestar emocional y nos hacen más felices. “¿Por qué? Por una hormona que se segrega cuando estamos haciendo ejercicios, la serotonina, que es la famosa hormona llamada o vinculada con la felicidad. Así que, treinta minutos de ejercicio diariamente contribuyen a nuestro bienestar y a nuestra felicidad, algo tan simple como eso”, dice Pérez. Vamos bien en este camino hacia sentirnos mejor. ¿Habrá otras acciones sencillas que nos procuren un estado de contentura? “Otra estrategia que funciona muchísimo es la conexión con otros seres humanos. Por eso, en esta coyuntura en la que nos encontramos, el distanciamiento físico genera mucho malestar porque nosotros somos seres relacionales y seres interconectados que dependemos el uno del otro para poder subsistir. Los alimentos que llevamos a la mesa no podrían estar ahí si no es porque hubo una persona que los cosechó, un cajero que los cobró, es decir cada una de las actividades que llevamos a cabo están íntimamente relacionadas con unos y otros, así que las conexiones también fortalecen nuestro bienestar”, comparte la especialista. Pérez agrega que otra hormona importante que se segrega cuando estamos “en resonancia y en conexión con otros” es la oxitocina. “Esto es como un coctel bien interesante porque cada una de estas actividades que te he mencionado de alguna manera u otra ayudan en la liberación de ciertas hormonas que están vinculadas con eso. Otra de esas actividades es la meditación. Cada vez son más los estudios que han encontrado cómo beneficia el que nosotros podamos separar cinco minutos mínimos diarios para hacer ejercicios de atención plena o el famoso mindfulness”, señala Pérez. EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO La especialista menciona una investigación realizada en el 2004 y capitaneada por Richard Davidson, en la Universidad de Wisconsin, en la que se estudió el cerebro de Matthieu Ricard, considerado el hombre más feliz del mundo. Se trata de un monje budista que además es biólogo y lleva más de 25 años meditando. “Encontraron que sus zonas del cerebro vinculadas a la felicidad y al bienestar subjetivo estaban demasiado activas, él rompió el barómetro de la felicidad, estaban súper estimuladas. A partir de ahí, la ciencia comenzó a interesarse más sobre lo que ocurre en el cerebro de un meditador experimentado, se han escrito muchos libros interesantes sobre eso”, aseguró. El centro negativo del cerebro también ha sido objeto de estudio. Pérez afirma que, desde una perspectiva evolutiva, los seres humanos estamos orientados hacia lo negativo porque desde tiempos ancestrales ello está asociado al instinto de supervivencia y a prevenir el peligro. Aunque es apropiado que funcione, la realidad es que gravitamos hacia el aspecto negativo de las situaciones con demasiada frecuencia. Por ejemplo, si nueve personas te ofrecen comentarios positivos sobre tu gestión y una ofrece uno negativo, cuando llegues a casa es muy probable que solo recuerdes ese. Cuando dicho aspecto está en desbalance tenemos problemas. “La investigación dice que si nuestro cerebro tiene esa parte que nos ayuda a percibir la amenaza y también conocemos los datos que nos da la neurociencia (sobre las hormonas), sabemos que vamos a necesitar poner más esfuerzos en prestarle atención a elementos vinculados con el bienestar”, dice Pérez. También, agrega que investigaciones concluyen que un 40% de la felicidad está determinado por acciones que hacemos deliberadamente para sentirnos mejor. Entonces la receta es: separar un tiempo todos los días para llevar a cabo actividades que nos generen felicidad. Además de los ejercicios y conectar con otras personas, llevar un Diario de gratitud es altamente recomendado. ¿En qué consiste? Cada mañana o noche -escoge el momento- debes dar gracias por tres actividades o cosas en tu vida. Esto te ayuda a enfocarte hacia lo positivo. ¿Y quién no quiere ver la vida color esperanza? El segundo ciclo del taller Estoy determinado a ser feliz y positivo dirigido a adultos, será el 23 de octubre. Foto / Javier del Valle