El arquitecto Francisco Javier Blanco Cestero, fundador del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, falleció a inicios de este mes y su sucesor en la organización, Fernando Lloveras, repasa su huella. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Cuando en la década de los sesenta todos lucían encantados con la acelerada construcción de carreteras, centros comerciales y urbanizaciones en todos los rincones de la isla, el arquitecto Francisco Javier Blanco Cestero levantó bandera. Advirtió el peligro de alterar el hábitat natural e interponerse en la ruta de la naturaleza, pero no se limitó a hablar. En el 1968 creó, y estableció luego en el 1970, el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, entidad sin fines de lucro desde la cual se dedicó a conservar y a proteger áreas naturales de alto valor ecológico e histórico en la isla, amparado en el desarrollo de proyectos de conservación y de educación. Para la Naturaleza es uno de sus brazos. A lo largo de 33 años, Blanco compartió la dirección del Fideicomiso con sus múltiples roles en la gestión pública y privada, hasta que en el 2002 pasó el batón y en el 2003 el licenciado Fernando Lloveras aceptó liderar la iniciativa. El pasado sábado, 3 de octubre, a las 5:00 p.m., Blanco falleció en el hospital acompañado de su familia inmediata dejando un importante legado en varias áreas, especialmente en la conservación ambiental. Tenía 86 años. Javier Blanco y Fernando Lloveras. Foto / Suministrada Que un puertorriqueño se ocupara de este tema cuando no estaba de moda y cuando en Estados Unidos no se habían fundado aún entidades como la Environmental Protection Agency (EPA) y el Departamento de Recursos Naturales, revela su adelantada visión, capaz de vaticinar el desastre climático que podría provocar la alteración constante de los modos de la naturaleza. “Los beneficios de la conservación son tantos y él capturó la importancia de esto tan temprano, que puso a Puerto Rico en el mapa de conservación cuando muchas organizaciones respondieron décadas después; estaba bien adelantado a su tiempo”, resalta Lloveras. Destaca que la crisis climática que vivimos ahora “responde a no haber actuado con celeridad en términos de un desarrollo responsable y de haber protegido más terrenos”. “Si hubiéramos hecho lo que él planteó en los tempranos sesenta, no tendríamos que recuperar mucho del terreno perdido y de la conservación que debimos haber hecho décadas atrás”, lamentó. Al igual que en esta época, su discurso se topó con el favorecimiento del desparramamiento urbano que suele percibirse como progreso. “La industria en Puerto Rico se desarrolla con un gran desparramamiento urbano sin seguir las directrices de uso de terreno y planificación que se debieron haber seguido; las urbanizaciones y los centros comerciales debieron haber estado en lugares más compactos, pero no se dio, adoptamos modelos que no nos correspondían y él lo criticó siempre mucho. Ese desparramamiento afectó la viabilidad ecológica de la isla entre carreteras, urbanizaciones y centros comerciales; eso era y todavía sigue siendo el gran problema en Puerto Rico en términos ecológicos”, agrega el líder del Fideicomiso. LEGADO VIVO Tres legados fundamentales de Blanco se identifican en la entidad que fundó, a juicio de su sucesor. Para comenzar, “tenía una visión de planificación a largo plazo”, un estilo poco emulado en nuestro país. “Eso crea una visión de la isla y de la conservación diferente a lo que estamos acostumbrados”, dice. Menciona además su empeño en fomentar “una cultura enfocada en el detalle, en hacer las cosas con alta calidad y eso, a nivel institucional, nos ha dejado mucho tesón y mucha disciplina. Era impecable”. Y tercero destaca su conciencia de que otras generaciones no solo debían disfrutar de nuestra naturaleza, sino que era clave sembrar la semilla de la conservación como resultado del amor hacia nuestras tierras, costas y playas. “Él crea el taller de inmersión en la naturaleza, en el que por una semana los niños pernoctan en espacios naturales nuestros y esto empezó hace 25 años. El programa ha transformado la vida de muchas personas y muchos ahora son empleados nuestros. Y es algo que pasa de generaciones, como los lugares históricos y las tierras que pasan a perpetuidad, pues eso pasa con la semilla en los jóvenes”, destaca. “Me quedan muchos recuerdos de horas que pasé con él, de mucho aprendizaje porque me enseñó muchísimo. Ahora vienen esas memorias que guían a uno hacia el futuro”. El saldo de esa consistente labor en favor de la conservación del ambiente fue la protección de miles de cuerdas de terreno gracias a su intervención, además de restaurar lugares históricos como la Hacienda Buena Vista en Ponce, la Reserva Natural Las Cabezas de San Juan, en Fajardo, o la Casa Ramón Power y Giralt, en el Viejo San Juan. “Fue bien triste”, reconoce Lloveras el estado en que dejó la noticia del deceso de Blanco al personal del Fideicomiso, “porque este año celebramos 50 años de una organización que él dirigió por 33. Su muerte marca un momento de tristeza, pero a la vez lo asumimos con la responsabilidad de seguirlo hacia adelante. Me quedan muchos recuerdos de horas que pasé con él, de mucho aprendizaje porque me enseñó muchísimo. Ahora vienen esas memorias que guían a uno hacia el futuro”. "En la Fundación Ángel Ramos nos sentimos muy orgullosos de haber apoyado desde sus comienzos la gran obra del Fideicomiso de Conservación y a quien fuera su fundador y director por muchos años, el Arquitecto Blanco", destacó, de otra parte, el licenciando Rafael Cortés Dapena, presidente de la Junta de directores de FAR. A Blanco le sobreviven su esposa Nelly Graziani, sus hijos Miguel Agustín, Andrés Francisco y Mónica Elena, y sus nietos Ana María, Francisco Javier y Miranda. Si quieres unirte a las iniciativas del Fideicomiso de Conservación, accede: www.paralanaturaleza.org. Fotos / Suministradas
La psicóloga Myriam Pérez, profesora de la Universidad Albizu, comparte herramientas que nos permiten alcanzar un estado de bienestar inmediato. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Sabemos de sobra lo que nos puede causar infelicidad en estos tiempos. Lo que quizás desconocemos, son las herramientas que poseemos para procurar nuestra felicidad en cualquier circunstancia. ¿Existen? Claro que sí. Para conocerlas tocamos la puerta de la psicóloga y profesora de la Universidad Albizu (UA), Myriam Pérez. “Hay un refrán que me gusta mucho, de un filósofo francés, que dice que todo hombre puede ser feliz, pero para llegar a serlo habría que comenzar sabiendo qué es la felicidad. Cuando nosotros hablamos de felicidad, muchas veces el término puede sonar un poco pueril o superficial, cuando en realidad lo que nos dice la neurociencia es que, a través de las técnicas de neuroimagen, nosotros podemos llegar al cerebro y observar qué actividades pueden provocar cambios a niveles fisiológicos, anatómicos y funcionales”, explica la especialista. “Las estrategias que voy a compartir están validadas científicamente”, agrega Pérez, quien fue el recurso en el taller Estoy determinado a ser feliz y positivo, ofrecido recientemente a organizaciones sin fines de lucro como parte del ciclo La salud mental es parte de tu bienestar, iniciativa compartida por la Universidad Albizu y la Fundación Ángel Ramos. Los investigadores que estudian ramas como la psicología positiva y la meditación destacan los cambios en nuestro cerebro cuando realizamos actividades como hacer ejercicios, cuyos beneficios llevamos escuchando hace largo tiempo. Esas mismas rutinas de ejercicios físicos también inciden en nuestro bienestar emocional y nos hacen más felices. “¿Por qué? Por una hormona que se segrega cuando estamos haciendo ejercicios, la serotonina, que es la famosa hormona llamada o vinculada con la felicidad. Así que, treinta minutos de ejercicio diariamente contribuyen a nuestro bienestar y a nuestra felicidad, algo tan simple como eso”, dice Pérez. Vamos bien en este camino hacia sentirnos mejor. ¿Habrá otras acciones sencillas que nos procuren un estado de contentura? “Otra estrategia que funciona muchísimo es la conexión con otros seres humanos. Por eso, en esta coyuntura en la que nos encontramos, el distanciamiento físico genera mucho malestar porque nosotros somos seres relacionales y seres interconectados que dependemos el uno del otro para poder subsistir. Los alimentos que llevamos a la mesa no podrían estar ahí si no es porque hubo una persona que los cosechó, un cajero que los cobró, es decir cada una de las actividades que llevamos a cabo están íntimamente relacionadas con unos y otros, así que las conexiones también fortalecen nuestro bienestar”, comparte la especialista. Pérez agrega que otra hormona importante que se segrega cuando estamos “en resonancia y en conexión con otros” es la oxitocina. “Esto es como un coctel bien interesante porque cada una de estas actividades que te he mencionado de alguna manera u otra ayudan en la liberación de ciertas hormonas que están vinculadas con eso. Otra de esas actividades es la meditación. Cada vez son más los estudios que han encontrado cómo beneficia el que nosotros podamos separar cinco minutos mínimos diarios para hacer ejercicios de atención plena o el famoso mindfulness”, señala Pérez. EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO La especialista menciona una investigación realizada en el 2004 y capitaneada por Richard Davidson, en la Universidad de Wisconsin, en la que se estudió el cerebro de Matthieu Ricard, considerado el hombre más feliz del mundo. Se trata de un monje budista que además es biólogo y lleva más de 25 años meditando. “Encontraron que sus zonas del cerebro vinculadas a la felicidad y al bienestar subjetivo estaban demasiado activas, él rompió el barómetro de la felicidad, estaban súper estimuladas. A partir de ahí, la ciencia comenzó a interesarse más sobre lo que ocurre en el cerebro de un meditador experimentado, se han escrito muchos libros interesantes sobre eso”, aseguró. El centro negativo del cerebro también ha sido objeto de estudio. Pérez afirma que, desde una perspectiva evolutiva, los seres humanos estamos orientados hacia lo negativo porque desde tiempos ancestrales ello está asociado al instinto de supervivencia y a prevenir el peligro. Aunque es apropiado que funcione, la realidad es que gravitamos hacia el aspecto negativo de las situaciones con demasiada frecuencia. Por ejemplo, si nueve personas te ofrecen comentarios positivos sobre tu gestión y una ofrece uno negativo, cuando llegues a casa es muy probable que solo recuerdes ese. Cuando dicho aspecto está en desbalance tenemos problemas. “La investigación dice que si nuestro cerebro tiene esa parte que nos ayuda a percibir la amenaza y también conocemos los datos que nos da la neurociencia (sobre las hormonas), sabemos que vamos a necesitar poner más esfuerzos en prestarle atención a elementos vinculados con el bienestar”, dice Pérez. También, agrega que investigaciones concluyen que un 40% de la felicidad está determinado por acciones que hacemos deliberadamente para sentirnos mejor. Entonces la receta es: separar un tiempo todos los días para llevar a cabo actividades que nos generen felicidad. Además de los ejercicios y conectar con otras personas, llevar un Diario de gratitud es altamente recomendado. ¿En qué consiste? Cada mañana o noche -escoge el momento- debes dar gracias por tres actividades o cosas en tu vida. Esto te ayuda a enfocarte hacia lo positivo. ¿Y quién no quiere ver la vida color esperanza? El segundo ciclo del taller Estoy determinado a ser feliz y positivo dirigido a adultos, será el 23 de octubre. Foto / Javier del Valle
La iniciativa será dirigida por el Centro para las Humanidades Digitales Diásporas Caribeñas y contará con el apoyo de las facultades de Humanidades y Estudios Generales de la UPR. Por Redacción Oenegé El Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (RRP-UPR) y Casa Pueblo en Adjuntas firmaron un acuerdo de colaboración que tiene el propósito de crear el Archivo Histórico Digital de este proyecto comunitario. Denominada “Archivo Histórico Casa Pueblo: un modelo de autogestión comunitaria”, la iniciativa será desarrollada en un período de dos años por el Centro para las Humanidades Digitales Diásporas Caribeñas (CHDDC), adscrito a las facultades de Humanidades y Estudios Generales del recinto riopedrense. La iniciativa tiene dos objetivos principales: desarrollar el Archivo Histórico Casa Pueblo y documentar el proceso de creación y adiestramiento de modo que se pueda producir un modelo de autogestión para crear archivos comunitarios. “Este acuerdo permitirá el intercambio de conocimiento entre ambas organizaciones, proveerá experiencias de capacitación para estudiantes universitarios y desarrollará módulos curriculares que fomenten el aprendizaje recíproco y solidario”, explicó Nadjah Ríos Villarini, codirectora del CHDDC. El proyecto recibió $37,760 de la UPRRP como parte de los fondos institucionales para la investigación. Para el doctor Luis A. Ferrao, rector del recinto riopedrense de la UPR, la asignación destinada a este proyecto “es un espaldarazo a la vocación comunitaria que lo alimenta y un reconocimiento al compromiso de las profesoras que lo llevan a cabo”. “Casa Pueblo es una institución ya emblemática para nuestra sociedad y cualquier proyecto que apuntale su estructura merece nuestro apoyo, aun dentro de la estrecheces y desafíos financieros que enfrentamos. Una vez más, mi reconocimiento a Casa Pueblo y mis felicitaciones al cuarteto de profesoras de nuestro recinto que trabajan en esta iniciativa”, agregó Ferrao. Durante este año académico 2020-2021, los esfuerzos entre ambas instituciones estarán encaminados a desarrollar este archivo digital, manejar la preservación digital de documentos, materiales audiovisuales y artefactos que dan a conocer la historia y trayectoria de los proyectos generados por Casa Pueblo y las comunidades de Adjuntas. Se persigue crear un espacio de reflexión que sirva de modelo para otros proyectos de base comunitaria, mediante la preservación de fuentes primarias y secundarias en torno a las gestiones de esta organización. EL EQUIPO El grupo de trabajo lo conforman profesoras del Recinto de Río Piedras de la UPR, especialistas en el área de comunicación, humanidades digitales, antropología y ciencias de la información. En esta iniciativa participarán Mirerza González y Mila Aponte, profesoras de la Facultad de Humanidades, así como Valeria Fernández y Nadjah Ríos Villarini, de la Facultad de Estudios Generales. Desde hace cuatro décadas, los fundadores de Casa Pueblo, el ingeniero Alexis Massol González y Tinti Deyá Díaz, han organizado varios proyectos de conservación de los recursos naturales, junto al cuerpo de voluntarios, en respuesta a gestiones e iniciativas gubernamentales, tales como la explotación minera y el uso de gas natural como fuente de energía renovable. Arturo Massol Deyá, director ejecutivo de Casa Pueblo, explicó que “con el lema De la protesta a la propuesta, asumiendo responsabilidad Casa Pueblo ha logrado articular varias iniciativas de autogestión comunitaria en respuesta a retos serios que enfrenta la región central y el país” El acuerdo de colaboración facilitará el desarrollo de proyectos colaborativos, asesorías y adiestramientos en temas de archivística, preservación digital de acervos documentales, y manejo de herramientas digitales para la divulgación de estos materiales, así como talleres de capacitación al cuerpo de voluntarios de Casa Pueblo en estas áreas. “Esto permitirá que el proyecto de preservación sea participativo y que los miembros de la comunidad sean custodios de sus saberes”, sostuvo la profesora Ríos Villarini. Añadió que al unirse “al esfuerzo de preservación del patrimonio documental del pueblo de Adjuntas la universidad cumple con su misión prioritaria de promover proyectos académicos innovadores y que promueven la responsabilidad social”. Para más información puedes llamar a la Oficina de Comunicaciones de la UPR-Río Piedras al 787-763-3799. Foto / Suminsitrada
Repasamos los ajustes que hizo la compañía de danza contemporánea Andanza para servir a sus estudiantes, a las comunidades, al público de siempre y al que se sumó mediante sus clases, módulos y espectáculos en formato digital. Así nació “Andanza virtual”. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Para mantener las clases que el programa Danza con Andanza ofrece en las comunidades, la compañía creó modulos virtuales que fueron compartidos. Foto / Suministrada Fuímonos, el reciente espectáculo virtual de la compañía de danza contemporánea Andanza, fue visto por más de 10 mil personas a través de la red social de Facebook. “Eso es lo bueno de las redes porque, en dos horas, lo habían visto tres mil personas y eso no pasa con la danza contemporánea, eso no pasa aquí en un teatro. Para llegar a las diez mil personas, ¿cuántas funciones hubiéramos tenido que hacer en la Sala Experimental?”, dice sonriendo Lolita Villanúa, directora ejecutiva de Andanza, sobre la pequeña y acogedora sala que suelen usar en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré en Santurce. “Lo vio gente del país y de afuera, lo interesante es la cantidad y la diversificación del público que descubre Andanza por primera vez; es otra forma de conectar y acercarse”, aseguró. La pandemia reinventó a la compañía de danza contemporánea que este año celebra su vigésimo aniversario. En medio de sus planes para festejarlo -y los usuales para darle continuidad a la obra de su compañía y de su escuela de baile-, Villanúa y María Teresa Robles, codirectora del proyecto de baile, rehicieron su oferta. El programa educativo virtual contó con 19 cursos gratuitos que los bailarines ofrecieron desde sus casas a personas de todas edades en y fuera de la isla. Foto / Suministrada Robles creó un currículo que presentaba 19 clases semanales gratuitas, algunas con maestros boricuas que ya no viven en la isla. Las clases se ofrecieron de modo virtual y las estadísticas en las plataformas digitales que usaron registran la asistencia de más de 50 personas a las sesiones provenientes de Puerto Rico y de otros lugares como España, México o Nueva York. Crearon un módulo de ejercicios en vídeo para darle continuidad a la labor que realizan semanalmente en comunidades alrededor de la isla, en busca de impactar a los estudiantes que estaban fuera de los salones de clase y realizaron varios espectáculos virtuales en los que estrenaron coreografías. Así mantuvieron activos y cobrando su salario a sus 30 empleados, 12 de ellos en nómina. El primer toque de queda fue el 15 de marzo y el proyecto “Andanza virtual” mostró su primer espectáculo el 22 de ese mes. Detalle de la pieza "Fuímonos", el más reciente espectáculo virtual realizado por la compañía. Foto / Suministrada “En términos artísticos y educativos es un logro enorme por la cantidad de alumnos, maestros y participantes y en términos cualitativos también, porque se han logrado hacer unos estrenos de mucha calidad, igual la clase que se ofrece. Pero en términos económicos eso no se ha reflejado porque el ofrecimiento ha sido gratuito. En agosto empezamos a cobrar las clases y de las 50 personas que se unían, ahora hay una cuarta parte, aunque hemos ganado algunos (estudiantes). La realidad es que la mayoría se queda esperando a que las clases sean gratis de nuevo”, describe la situación. En adelante, planifican realizar una campaña de recaudación de fondos mostrando la labor que han realizado. Villanúa quisiera que el público entienda lo que cuesta realizar un show, pero a la vez abrazaron con alegría la oportunidad de regalar clases y espectáculos en medio de la pandemia “para que la gente se sienta feliz, le guste y diga ‘qué chulo’”. PRESENTES EN LAS COMUNIDADES María Teresa Robles, co fundadora de Andanza, desarrolló el currículo académico que se implantó tan pronto comenzó el toque de queda en marzo a causa de la pandemia. Foto / Suministrada Ese empeño en ofrecer el arte como método de expresión, de felicidad y para establecer vínculos, es la roca sobre la cual se sostiene el programa Danza con Andanza, que comenzó a servir en el 2012. Bailarines de la compañía visitan semanalmente 6 comunidades de escasos recursos y en las escuelas o centros ofrecen clases de baile. “Atendemos sobre 500 nenes semanalmente y al final de año se presentan en el teatro”, explica Villanúa. La práctica la han continuado en etapas difíciles que ha vivido el país y así lo pusieron en acción tras el paso del huracán María y los terremotos vividos a principios de año. Ahora en la pandemia, grabaron en vídeo ocho módulos de media hora dirigidos a niños y adolescentes en los que diferentes maestros replicaban la estructura de las clases presenciales: hacían un calentamiento, el ejercicio creativo y una coreografía. Los ocho módulos incluyen subtítulos porque impactan además los alumnos del Colegio San Gabriel para sordos. “Nosotros estamos siempre en esa búsqueda que no termina, creativa, económica y es lo que hay que hacer para que Andanza siga. No sabes cuántas propuestas he llenado y cuántos proyectos hemos inventado porque es lo que tenemos que hacer”. “Ha sido muchísimo el trabajo, una etapa linda y bien importante. Hemos generado ingresos a través de propuestas”, dice la directora y lamenta que tuvo que ajustar la jornada de los bailarines reduciéndole una hora de labor. “Lo cogieron súper bien, dicen que han sido afortunados de tener su salario seguro en la pandemia, pero me costó hacerlo porque ellos hacen tanto. Poder trabajar desde sus casas les salvó su mente, porque muchos estaban solos o con sus parejas, y se ocuparon aprendiendo a filmarse con el celular, a editar sus videos”, dice sobre el trago amargo. Villanúa insiste en que tienen “un compromiso con el país y con el equipo de trabajo, eso está bien presente en mi y en Mari Tere”. “Nosotros estamos siempre en esa búsqueda que no termina, creativa, económica y es lo que hay que hacer para que Andanza siga. No sabes cuántas propuestas he llenado y cuántos proyectos hemos inventado porque es lo que tenemos que hacer, aunque es bien difícil lo que estamos viviendo”, subraya. Quédate pendiente porque la compañía ya trabaja en su próximo espectáculo virtual que podría presentarse a finales de octubre. Obten más información en Facebook: Andanza-Puerto Rico. Fotos Suministradas
El programa que viabiliza traer de vuelta a estudiantes becados por la Fundación Kinesis en universidades extranjeras, podría arrancar el año que viene. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé José Enrique Fernández Bjerg, gestor de Fundación Kinesis. Foto / Suministrada La Fundación Kinesis ya piensa en el 2021. Ese año debe comenzar su nuevo programa Kinesis 360, que procurará a jóvenes que becaron en universidades de alto nivel competitivo en el exterior, la oportunidad de realizar pasantías o entrevistas de trabajo en Puerto Rico porque justo esa es la meta de la iniciativa: que regresen al país a compartir su nuevo conocimiento. “Desde que empezamos Kinesis, la intención siempre ha sido que los estudiantes lleguen a lo más alto”, afirma su fundador, José Enrique Fernández Bjerg. “Y cuando esos muchachos y muchachas se gradúan de las universidades donde lograron estudiar, la autoestima cambia porque lo lograron, son otras personas. Uno ve el cambio porque los seguimos, yo sigo muchos de ellos y están en todas partes. Tenemos cinco que se han graduado de Harvard”, subraya orgulloso el banquero e inversionista retirado, quien es fiel creyente del potencial de los estudiantes en desventaja económica en nuestro país. Si echas un vistazo a los centros educativos a los que llegan los estudiantes boricuas de la mano de Kinesis, identificas universidades de renombre. “En Estados Unidos los ubicamos en las primeras 100 universidades, en Puerto Rico, el 60% se queda en la Universidad de Puerto Rico, pero también tenemos muchachos en Europa”, expone Fernández. Y no pienses solo en universidades en España o Inglaterra. Hasta en Islandia (Reykjavik University), en la República Checa (Charles University), Finlandia (University of Vaasa) o Australia (University of Adelaide) hay boricuas estudiando en universidades gracias al apoyo de Kinesis. En Brasil (Federal University of ABC) también hay alumnos. “La educación transformará a Puerto Rico”, es una creencia que guía a Fernández y ha guiado sus iniciativas. Desde que de modo informal el banquero comenzó a becar en el 1984 a puertorriqueños que estudiaron en su alma mater, la Universidad de Notre Dame en Indiana, su interés en apoyar al que tiene el talento, pero no los medios económicos ni la orientación apropiada para poder llegar a la universidad se mantuvo latente. Ese deseo se convirtió en un proyecto, Fundación Kinesis, que desde el 2004, ya ha enviado a la universidad en Puerto Rico, Estados Unidos y Europa a más de 15,000 estudiantes boricuas. Han invertido más de $8 millones en becas y el 100% de sus alumnos han sido aceptados en universidades de prestigio. “El motor de Kinesis es el grupo que hace un trabajo espectacular dividido en dos partes, Tecnología y Bright Stars, para enseñarle a los estudiantes cómo llegar a universidad; y no a cualquiera sino al máximo en su área”. Pero no solo se trata de becar sino de preparar al estudiante desde séptimo grado en adelante con las destrezas que no recibe en la escuela, para que llegue a la universidad en mejores condiciones. La base de esta obra son cinco programas principales: Brigth Stars, Kinesis Becas, Kinesis IT Academy, Educación Continua y Liderazgo. Cada uno ha nacido según se han identificado las necesidades. “El motor de Kinesis es el grupo que hace un trabajo espectacular dividido en dos partes, Tecnología y Bright Stars, para enseñarle a los estudiantes cómo llegar a universidad; y no a cualquiera sino al máximo en su área”, destaca Fernández. CONOCE LOS PROGRAMAS Bright Stars se estableció en el 2010 y fortalece las destrezas académicas de los estudiantes de séptimo a duodécimo grado, además de acompañarle en el proceso de prepararse para pruebas, trabajos y la vida universitaria. Han tenido más de 573 participantes de los que se han graduado 576. Al momento hay 505 activos. Educación Continua nació en el 2012 tan pronto Kinesis identificó que el Departamento de Educación carecía de suficiente personal adiestrado para ofrecer consejería universitaria. Para esto, desarrollaron la primera certificación en la isla de “College Access Certification”, que ya se ofrece mediante el programa de Educación Continua de la Universidad de Puerto Rico. Más de 122 participantes la han completado y han realizado alianzas con organizaciones sin fines de lucro como Boys & Girls Club. Kinesis IT Academy surgió en el 2015 para reforzar los conocimientos en tecnología de los estudiantes. Al culminar los cursos que comienzan en noveno grado y se extienden hasta el año senior, los alumnos reciben la certificación de Microsoft Office Specialist. Se añadió luego un currículo vinculado a robótica y programación. El programa de Liderato redondea la experiencia formativa de Kinesis. Establecido en el 2017, se vale de charlas, talleres y manejo de roles mediante el juego, para que los estudiantes descubran sus fortalezas y áreas por trabajar, aprendan a lidiar con la experiencia escolar y abracen la meta de ser líderes de nuestra isla en el futuro. Además de estos programas de base, otras iniciativas se ocupan de aspectos específicos como asesoría en el cumplimiento de la solicitud FAFSA para obtener ayuda económica, apoyo en Matemáticas y redacción en Inglés y Oratoria. Cada año gradúan a sus alumnos en una ceremonia especial. “Este era mi sueño: ayudar. Empecé con becas nada más y de repente nos encontramos con que hay otras cosas que hacer. Mira cada año cuantos programas hemos añadido”, culmina el fundador de Fundación Kinesis. Para más información, llama al 787-772-8269 o visita kinesispr.org. Foto/ Suministrada