El conocimiento lo tienen, la capacidad también. Por eso Caras con Causa comienza a recoger los frutos de su labor para eliminar la pobreza en comunidades de Cataño y Guaynabo norte. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Las caras de la pobreza son múltiples, superan la idea de un toldo azul sobre una casa frágil y la organización Caras con Causa lo comprendió desde que empezó a actuar en la zona norte de Guaynabo y en el pueblo de Cataño desde el año 2004. ¿Qué hacen? Acompañar, educar, encaminar una nueva percepción de la vida, concienciar sobre la naturaleza y la búsqueda de posibilidades para residentes en comunidades como Vietnam, Sabana, Amelia, Puente Blanco y Juana Matos, entre otras. Michael Fernández Frey, director y fundador de la organización, asegura que el rol principal de la misma es “acompañar a la comunidad, escucharlos y entender su visión de lo que podría ser, dentro del contexto que están enfrentando, y junto a ellos desarrollar proyectos que puedan alcanzar esa visión enfocada en ganar esa calidad de vida”. Michael Fernández Frey y Taylis Medina Díaz. Caras con Causa define la pobreza como una carencia de acceso y capital a la calidad de vida, entendida según seis principios del desarrollo humano: vivienda, ciudadanía, educación, salud, oportunidades de empleo y democracia. “Lo que hemos visto es que la marginación ha sido perpetuada históricamente en Puerto Rico y que es difícil salir de ella, y la manera en que nosotros trabajamos con ese tema es sumergiéndonos en la pobreza y en la realidad de la comunidad y entendiendo desde ahí qué activos existen en la comunidad y a su alrededor sobre los cuales la comunidad pueda levantarse”, puntualiza Fernández. Los participantes de programas que brindan tutorías y mentoría luego de salir de la escuela o de acceso a la reserva natural de la zona mediante el proyecto “Raíces urbanas”, entienden que están en desventaja. “Esa carencia se puede superar desde la capacidad del individuo. Estamos enfocados en potenciar al individuo para su autorrealización, pero tomando en consideración que ese individuo es más fuerte cuando se une a otros y que dentro del colectivo es que entonces podemos empezar a crear el cambio. Por eso es que nuestro acercamiento es holístico y no es un servicio el que proveemos, es un acompañamiento que tiene que ir de la mano con una visión de autogestión comunitaria”, propone el fundador de la organización. Para la mayoría de la población, quizás la pobreza se asocie solamente con una persona que no tiene dinero o que vive en una casa maltrecha. “Pero esto tiene más facetas”, advierte Fernández. Menciona que con toda probabilidad, “esa persona que vive en ese hogar tiene hijos que acuden a una escuela que no funciona correctamente, y de regreso atraviesa puntos de drogas y muchas barras”. “Y llega a la casa y está solo porque mamá o abuela están trabajando ya que, al no tener educación, no consiguen un trabajo que les permita elevar su rango socioeconómico y les dan los peores turnos. Y si con suerte vive también con papá, sabe que trabaja manteniendo el punto y que su trabajo empieza por la noche y por la mañana te levantas sin saber si lo vas a volver a ver. Y ese trabajo es una opción si no te gradúas de cuarto año o si te gradúas, pero no tienes la preparación necesaria para culminar un bachillerato”, expone a manera de ejemplo. “Hay muchos boquetes y se expone a muchos riesgos”, resume Fernández la vida de muchos participantes de los programas de la organización. “Pobreza es un contexto y se reacciona a eso. Por eso les hablamos mucho de la resiliencia y vemos cómo lo integramos a los proyectos para que entendamos que podemos tener una meta mayor e ir por ella, pero para eso tenemos que tener destrezas”. ‘MISI, ¿PODEMOS AYUDARTE?’ Tailys Medina Díaz lo entendió pronto. Tiene 14 años, pero comenzó a aprovechar las tutorías que ofrece Caras con Causa desde primer grado. “Me han ayudado mucho, mucho”, confesó. Mejoró mucho mis notas y mis métodos de estudio no eran tan buenos y ahora son excelentes. Antes yo sentía que realmente no lo iba a lograr y ahora solo lo que digo es ‘lo voy a lograr’, ‘voy a ser mejor persona’, ‘voy a hacer todo lo que me proponga’”. Con ella coincide la madre voluntaria del programa, Tarin Díaz Pérez. Asegura que tanto a su hija como a ella la organización les ha ayudado “a crecer como personas”. Aplaudió el “cambio positivo” que logran el apoyo “sicológico, motivacional, valores y educativo” que imparten. “Incluso cuando pasó el huracán María, ellos fueron los únicos que abrieron el centro de tutorías y siguieron con los estudiantes para que cuando empezaran la escuela ellos no se nos atrasaran. Ellos le enseñaron a los jóvenes el valor de los estudios, de la naturaleza, ellos hicieron sus murales, les enseñaron a sembrar cosas que normalmente en ninguna escuela lo dan. Ellos nos enseñan a nosotros los padres a luchar por los derechos de nuestros hijos y que le brinden la educación que merecen”, sostiene. “Tengo un deseo extraordinario de que Puerto Rico sea lo que nosotros queramos que sea y no lo que dicte otro”. Cuando visitan las zonas naturales, sus participantes se topan con la bióloga Diana Ferro Díaz, coordinadora del programa “Raíces urbanas”, quien indica que el mismo se basa en dos partes: la reforestación del humedal y la parte educativa. “Nosotros recibimos visitantes y estudiantes que tienen esa oportunidad de ir a la reserva y tomar el recorrido educativo para que aprendan del ecosistema que es la ciénaga y los componentes sobre la fauna y la flora que se encuentra en ellos y cómo uno los puede proteger y conservar”, detalla. Agrega que tras la interacción con la naturaleza, “tú ves esa transformación, ese cambio en ellos”. “Primero es: ‘no, yo no quiero entrar’ y después es: ‘misi, ¿podemos ayudarte?’ porque hay muchos niños que he tenido conversaciones con ellos que es esa cultura de si mamá y papá no llegan a terminar su cuarto año ni llegan a la universidad, por qué yo lo voy a hacer. Poco a poco nosotros los vamos llevando de la mano hasta que lo logran; si ellos quieren, lo logran”, cuenta conmovida. De solo recordarlo se emociona, porque atestigua un momento de cambio de un participante. “Cuando descubren que son capaces de lograrlo, que tiene ese gran potencial, cambian por completo”, insiste Ferro. El director de Caras con Causa se nutre de historias como esa para seguir, aunque muchas veces sea cuesta arriba. “Tengo un deseo extraordinario de que Puerto Rico sea lo que nosotros queramos que sea y no lo que dicte otro”, subraya e invita a “hacernos valer por nosotros mismos”. “Pues sí, salgamos de casa y vamos a meter mano”, exhorta para involucrarse en la labor voluntaria. Caras con causa ¿Qué aspiran lograr? Impulsar el desarrollo comunitario sostenible junto a comunidades de Cataño y Guaynabo como Vietnam, Sabana, Amelia, Puente Blanco y Juana Matos, entre otros residenciales públicos de la zona. Erradicar la pobreza para que abunde la calidad de vida en comunidades marginadas con un acercamiento holístico en cuatro áreas programáticas: participación comunitaria, educación, ecología y desarrollo económico comunitario. Se definen como colaboradores de la comunidad por lo que incentivan alianzas con comunidades, la academia, el sector privado, el gobierno, grupos cívicos y voluntarios. Un logro significativo reciente Mantener los servicios de manera ininterrumpida logrando atender en el 2018 más de cinco mil participantes que hoy no forman parte de las estadísticas fatales. Año de incorporación: 2004 Voluntarios: 970 Personas servidas en el 2018: 1,060 Personas servidas en su trayectoria: 15,000
¿Qué hace fuerte al G8, qué fortalece sus vínculos y proyectos? Entérate de qué guía su labor aquí. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé El Caño Martín Peña reclama atención y acción. Sus residentes también. La diferencia es que hace 18 años se organizaron bajo el Grupo de comunidades aledañas al Caño Martín Peña, mejor conocido como G8, para identificar sus problemas comunes, encontrar soluciones juntos y ponerlas en práctica. El liderato los ha hecho más fuertes. La organización agrupa a los residentes que viven al norte del cuerpo de agua, Barrio Obrero Marina, Barrio Obrero San Ciprián, Buena Vista Santurce y Cantera, y a los del sur como Parada 27, Las Monjas, Buena Vista Hato Rey, Israel y Bitumul. Lucy Cruz, presidenta del Grupo de las Ocho Comunidades Aledañas al Caño Martín Peña. Lucy Cruz, presidenta del G8, señala que al principio los unió el deseo de conseguir el dragado del Caño Martín Peña y luego se percataron de que debían asegurarse de ser ellos quienes disfruten del mismo. Así nació el Fideicomiso de Tierras que les ayudó a proteger su pertenencia al lugar con la Ley 489. “Con esa ley se crea el Proyecto Enlace del Caño Martín Peña, se trabaja la implantación del plan de desarrollo integral del dragado y se aprueba el Fideicomiso, que es un título colectivo, y manda a que el G8 fiscalice que la corporación haga su trabajo y que el Fideicomiso vele por su comunidad y así evitar la gentrificación. Pero no nos íbamos a detener solo en la lucha del dragado y en la permanencia de la comunidad, sino que también nos involucramos en un proceso de desarrollo y crecimiento de los niños, los jóvenes, los adultos y los adultos mayores porque hay muchas generaciones dentro del Caño y creamos muchos proyectos para mejorar la calidad de vida de sus 25 mil residentes”, señala Cruz. Algunos de esos programas son Redes del Caño, que ayuda en la disfusión de información, o los torneos de baloncesto, voleibol y balónmano. Los mismos no solo estimulan el deporte sino que sus talleres compulsorios ayudan a los participantes a conocer sobre temas como el agua contaminada durante inundaciones, el acoso o el sentido de pertenencia. El grupo de Líderes Jóvenes en Acción (LIJAC) recibe vecinos entre los 8 y 16 años, aunque otros grupos llegan hasta los 26, quienes en reuniones semanales aprenden sobre tenencia colectiva, entre otros temas, y reciben apoyo en las discusiones de trabajadores sociales y sicólogos. “No hace falta tener un bachillerato, una maestría para que te lleven una información y te la expliquen otros residentes en tus propias palabras, es más fácil comprenderlo”. Cuando comenzaron, recuerda Cruz, el G-8 solo contaba con 15 líderes. “Luchábamos con la apatía de la gente que pensaba que íbamos a representar a algún partido político. Cuando se dan cuenta de que en nuestras reuniones no hay ningún político involucrado cambian sus perspectivas y entienden que tiene que haber un proceso que beneficie a todos. Ahora en el 2019 tenemos más de 120 líderes voluntarios”, resalta orgullosa la jefa del G8. Por eso prometen jamás darle cabida a la política partidista en la organización. “Nunca hablamos de eso, ni de religión, ni de dónde tú vienes, porque vives en esta comunidad y te inundas igual que yo. El respeto de la diversidad es la clave del éxito del G8, por eso podemos ir a cualquier gobierno a dialogar y a exigir que hagan su trabajo. La comunidad es como tu mano, no todos los dedos funcionan igual, pero juntos son mayor fuerza”, describe la presidenta. “Tenemos más de 32 proyectos, aquí hay buena esperanza y buena semilla dentro de la comunidad”, celebra Cruz. CAMBIOS PALPABLES “He podido ver los cambios en la comunidad”, opina, de otra parte, Raydenisse Ramírez Osorio, residente de Buena Vista Santurce. “Sobre todas las cosas la unión, el trabajo que se hace en equipo, ver cómo se mueven las personas para trabajar por algo en específico. Hay un grupo de líderes que te buscan y te dicen ‘queremos hacer esto’ y antes no lo había”. Ramírez fue una de las familias que se benefició de la iniciativa “Techos pal Caño”, que arregló algunas residencias luego del paso del huracán María. De igual manera, sus hijos pertenecieron al programa de jóvenes de la comunidad LIJAC, que refuerza el liderato, les encamina en sus estudios y en sus primeras experiencias laborales. “Podríamos decir que toda la vida”, dice sobre su relación con los programas del G8. “Mi hija empezó a los 11 años en LIJAC y ya tiene 20. Ha sido de mucha ayuda como ser humano para ella crecer ahí y para mi como madre verla en ese proyecto”. Ramírez resalta que como residente, tener acceso a la información “te hace sentir más seguro”. “No es lo mismo que antes yo escuchaba a mi papá hablar del dragado del Caño y tú decías ‘ajá, qué es eso’, pero ahora lo escucho y veo qué cosas están sucediendo que se están cumpliendo, que mi papá decía ‘eso no lo vas a ver’”, declara la madre que se ha convertido en el enlace de su calle con los líderes comuniarios, rol que nunca pensó asumir pero que lo hace porque “cuando tú ves que están pasando tantas cosas positivas, pues tú dices ‘quiero ser parte de esto’. “No hace falta tener un bachillerato, una maestría para que te lleven una información y te la expliquen otros residentes en tus propias palabras, es más fácil comprenderlo”, afirma y agrega. “En estos momentos me siento orgullosa de decir que petenezco a las comunidades del Caño Martín Peña donde quiera que me paro, igual que mi familia y que mis hijos porque hemos visto que es una comunidad que trabaja, que se une y que ha logrado grandes cosas. Les agradezco mucho, por las situaciones que pasamos después de María tenemos un techo que es bien importante y no todo el mundo lo ha podido lograr”. Juan García, mejor conocido por “Cholo”, es uno de los líderes en su comunidad, Buena Vista Santurce, y recuerda a la perfección el modo en que lograron ayudar a Ramírez luego del huracán María. “Ahí es que me siento bien”, dice sobre su trabajo voluntario desde hace cinco años, tras imitar a su esposa y a su hija. “Lo mejor de ser líder es ayudar a las personas de todas las ocho comunidades, no es de donde yo vivo nada más. Ser líder es ayudar a muchas personas que no tienen conocimiento de las ayudas que le brinda el G8, a los que no tienen recursos y con la ayuda de mis compañeros líderes les proveemos un ambiente más agradable”, explica García quien reconoce es muy apreciado ya que nació y se crió en su comunidad. Destacó que si los residentes no van a las reuniones, no conocen el trabajo que se realiza y podrían desconfiar, pero es fiel creyente de que “si no hubiera líderes, no hubiera comunidad” y confiesa que “si el G8 no hubiera existido, no hubiera sido líder porque esa no era mi línea”. “Un buen líder debe ser honrado para que la gente le tenga cariño”, asegura. García piensa en el futuro de su comunidad y agrega: “ya nosotros estamos viejitos y en el programa de los LIJAC Pro, esos jóvenes están apreniendo cómo se trabaja para seguir sustituyéndonos”. El relevo generacional es el gran acierto del G8. Grupo de las Ocho comunidades aledañas al Caño Martín Peña ¿Qué aspiran lograr? Agrupar las asociaciones comunitarias aledañas al Caño Martín para promover el interés y la participación asertiva y efectiva de los residentes mediante el desarrollo y la implantación de programas, estrategias, y actividades dirigidas a la permanencia , la autogestión y el desarrollo integral de las comunidades. Promover la participación de los residentes en la toma de decisiones, fiscalizar la implementación del Plan de Desarrollo Integral escogido por la comunidad, promover el fortalecimiento del liderato comunitario y de los residentes, y fortalecer el sistema educativo de las escuelas del área para que sea cónsono con la realidad de las comunidades. Un logro significativo reciente Lograr un acuerdo colaborativo con el Departamento de Educación para crear la primera Escuela Especializada en Liderazgo y Transformación Social y el desarrollo de un currículo participativo. Año de incorporación: 2004 Voluntarios: 100 Personas servidas en el 2018: 15,022 Personas servidas en su trayectoria: 26,000
¿Qué significa ganar el Premio Tina Hills? ¿Cómo aporta al crecimiento de las organizaciones sin fines de lucro y de Puerto Rico? Aquí algunas respuestas. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé A lo largo de 23 años, el Premio Tina Hills ha crecido junto a las organizaciones sin fines de lucro que premia. Las acompaña de distintas maneras; cuando ve su potencial y lo estimula, cuando apoya sus necesidades y cuando premia sus extraordinarias ejecuciones. En la edición del 2019, celebrada el pasado 15 de noviembre en el Anfiteatro Argentina Hills en la Universidad Ana G. Méndez, recinto de Gurabo, resultó ganadora Hogar Ruth, una organización dedicada a reencaminar la vida de mujeres víctimas de violencia doméstica y sus hijos. En ocasión de esta fiesta que celebra la labor del Tercer Sector, conversamos con distintos personajes sobre el legado del premio y su significado. Ana Yris Guzmán, de Nuestra Escuela, recibe el premio en la edición del año 2015 realizada en el Conservatorio de Música en San Juan. “El Premio Tina Hills yo lo describo como el Premio Nobel de las organizaciones en Puerto Rico”, opinó Nelson E. Colón Tarrats, presidente de la Fundación Comunitaria de Puerto Rico. “Es una manera de identificar las mejores organizaciones que son más innovadoras y que están proveyendo respuestas fuera de la caja para tratar de atender problemas de pobreza, desigualdad, discriminación y marginalización. Distinguirlas es un ejemplo para el resto del sector en Puerto Rico”, añade. Al reconocerlas, puntualiza Colón, ganan todas las organizaciones al igual que Puerto Rico. “Y la razón es porque tú necesitas identificar organizaciones icónicas que te marquen la pauta y el premio permite mirar en esa dirección”, dice. Repasando su historia, Colón reconoce que el premio “ha tenido su evolución, como debe pasar”. “Así que apuesta por un lado a reconocer la excelencia pero se suman otras apuestas: la de innovación y la de construcción de equidad de modo que, al final del día, son muchas apuestas. Si miras el efecto comunicacional del premio es ser voz. Si miras el rol de la Fundación, es darle voz a través de este amplificador a cientas de organizaciones que hacen un trabajo extraordinario y este es un medio para darlo a conocer”, asegura. “Lo que me gusta del premio es que va y consigue historias que no tienen que ver con organizaciones grandes, en el sentido de estructura o de presupuesto, busca organizaciones grandes en el impacto que están haciendo”. Por otra parte, la directora de Inversión y fondos comunitarios de Fondos Unidos de Puerto Rico, Carmen “Tita” Rodríguez, puntualiza que “la Fundación está apuntalando hacia aquellas nuevas necesidades que han surgido a través de María y hacia aquellas nuevas poblaciones emergentes con nuevas necesidades”. “Están desarrollando nuevos programas para que las comunidades sean mas resilientes y las organizaciones se fortalezcan para tener resultados perdurables”, resaltó Rodríguez. Sobre el galardón asegura que aporta credibilidad, reconoce la filantropía “en el sentido más puro del ser humano que está al servicio del prójimo” y celebra “que tuviste resultados”. Rodríguez insiste en que a las organizaciones sin fines de lucro hay que “reconocerlas, identificarlas y darle las gracias porque están mejorando la calidad de vida del país”. “Hay que movilizar la gente que está en necesidad, hay que dejar ya el Estado protector para emponderar a las personas para que den resultados y le den al país”, dice Rodríguez. ¿QUÉ DICEN LAS GANADORAS? Las organizaciones que han ganado el Premio Tina Hills atesoran la experiencia en su resumé; otorga $150,000 a la ganadora y $20,000 a las tres finalistas. Carlos Vázquez, vice presiente ejecutivo de PECES, ganadora del galardón en el 2003, asegura que este “tiene una capacidad increíble de recoger historias que a veces han sido pasadas por alto, no se han podido reconocer y que son valiosísimas”. “Lo que me gusta del premio es que va y consigue historias que no tienen que ver con organizaciones grandes, en el sentido de estructura o de presupuesto, busca organizaciones grandes en el impacto que están haciendo. Y cada año nos sorprende más cuando nos siguen llegando historias de organizaciones que por muchos años están haciendo una labor maravillosa y el premio tiene la capacidad de ponerlas en el spotlight, pero de una manera positiva”, señala Vázquez. SER de Puerto Rico fue la organización ganadora en el 2016 y la ceremonia de premiación tuvo lugar en el Observatorio de Arecibo. El directivo opina que, cuando ganaron el premio, la Fundación reconoció “la capacidad de soñar” de la organización. “Lo que hace es validar cómo las organizaciones que sueñan, que planifican y que persisten pueden hacer una transformación de país”, sostiene. Ana Yris Guzmán, cofundadora ejecutiva de Nuestra Escuela, organización ganadora del Premio Tina Hills 2015, puntualiza las maneras en las que la Fundación Ángel Ramos cree en el desarrollo de las organizaciones. “Es un aliado consciente y presente que estimula el desarrollo de las fortalezas de las organizaciones del Tercer Sector. Nos apoya capacitándonos para que cada día podamos ofrecer un mejor servicio”, describe Guzmán. La presidenta enumera las formas de apoyo de FAR: “cree en la innovación y cree en la capacidad que tenemos las organizaciones fortaleciendo las destrezas y herramientas que tenemos”. “Por ejemplo una de las cosas más importantes que nos ha enseñado la Fundación es que las organizaciones sin fines de lucro tenemos la posibilidad, el potencial y la capacidad de poder pararnos en nuestros propios pies. No es un aliado asistencialista, cree en el desarrollo de las comunidades que servimos y en el potencial que tenemos de hacer un trabajo de excelencia, exactamente el que se merecen nuestros participantes”, resumió Guzmán. Para destacar la labor del Tercer Sector tras la emergencia que impuso el huracán María, el galardón se repartió entre siete organizaciones: Acueducto Rural Pedro Calixto, Casa Pueblo de Adjuntas, CREARTE, Hogar del Buen Pastor, Museo de Arte Contemporáneo, Programa de Educación Comunal, Entrega y Servicios (PECES) y Taller Salud. La ceremonia tuvo lugar en el Museo de Arte de Puerto Rico. Otra organización ganadora del Premio Tina Hills, en el año 1999, es el Coro de Niños de San Juan. Su administradora, Zylma Cerra, considera que las organizaciones sin fines de lucro son fuerza de transformacion social, ya que “logran cambios positivos en la sociedad, identifican problemas en los ámbitos que trabajan y a través de proyectos específicos solucionan problemas vinculados al bien común”. “La Fundación es un aliado muy importante, diría fundamental, y en algunos momentos para el Coro de Niños ha sido crucial para poder tener continuidad y poder desarrollar nuevos proyectos. Haber ganado el premio colocó el coro en una posición de reconocmiento por su labor, y de ahí en adelante era seguir y mantener esa exposición que nos dio al público”, declara Cerra quien celebra que la Fundación le brinde importancia a organizaciones que sirven desde la gestión cultural. HUELLA PALPABLE Alfredo Carrasquillo, consultor en desarrollo organizacional y coach ejecutivo, considera que el premio brinda la oportunidad de visibilizar las organizaciones que realizan una labor distinta y destacada, e invita a “elevar el nivel de lo que es la gestión social en Puerto Rico”. Representando a su organización, Instituto Nueva Escuela, Ana María García Blanco recibió el premio en el año 2017. La ceremonia se realizó en el C3Tec en Caguas. “Creo que logra dos cosas el Premio Tina Hills: visibiliza aquellas organizaciones exitosas pero también consigue que otras quieran aspirar no solo a ser premiadas sino a elevar sus niveles para ser parte de ese grupo que se ha ido conformando a lo largo de los años de las organizaciones que han recibido el premio. Mantiene a las organizaciones exigiéndose más”, menciona Carrasquillo, quien exhorta a imaginar un día en la isla “sin albergues, sin lugares para recibir niños sin comida o personas en la calle, lugares para personas enfrentando problemas con las drogas, sin escuelas alterantivas”. “El país seria ingobernable”, asegura ante ese escenario. “En este momento en que todo lo público está en crisis en Puerto Rico, las organizaciones están mostrando cuáles son las maneras de hacer país y es vital que se visibilice y eso es lo que el Premio Tina Hills aporta”, insiste el consultor. De igual modo María “Baby” Jaunarena, presidenta de la Junta Consultiva del Premio Tina Hills, ente externo a la Fundación que evalúa a los candidatos, lo describe como “un espaldarazo a la labor bien hecha, al servicio bien brindado y al cambio alcanzado en Puerto Rico”. “Pero también lo veo como una apuesta y un voto de confianza al trabajo que resta por hacer”, menciona Jaunarena. Insiste además que el galardón “apuesta al Puerto Rico posible”. “Apuesta a que no importa la situación hoy, mañana, siempre es un nuevo día en el que podemos aspirar a ser mejores, a ser más solidarios, a proveer mejores oportunidades, equitativas para todos, a que nuestros ciudadanos se comprometan con el país y que al contar estas historias no solo se reconoce a estas organizaciones sino que se hace un llamado a otras para que se sumen a este llamado de la construcción de Puerto Rico”, señala Jaunarena quien también dirige la Fundación Colibrí. La líder de la Junta Consultiva agrega que dentro del tercer sector, este premio es muy “anhelado” y, fuera de este, “es una luz de esperanza”. Ganadores del Premio Tina Hills • Hogar Ruth (2019) • Acueducto Rural Pedro Calixto, Casa Pueblo de Adjuntas, CREARTE, Hogar del Buen Pastor, Museo de Arte Contemporáneo, Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio (PECES) y Taller Salud (2018*) • Instituto Nueva Escuela (2017) • SER de Puerto Rico (2016) • Nuestra Escuela (2015) • Boys & Girls Clubs de Puerto Rico (2014) • Asociación Pro Juventud y Comunidad Barrio Palmas (2013) • Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo (2012) • Iniciativa Comunitaria (2011) • Politécnico Amigó (2010) • Colegio de Educación Especial y Rehabilitación Integral, CODERI (2009) • Hogares Teresa Toda (2008) • CREARTE (2007) • Fundación de Desarrollo Comunal, FUNDESCO (2006) • Colegio San Gabriel (2005) • Casa de Niños Manuel Fernández Juncos (2004) • Programa de Educación Comunal de Entrega y Servicio, PECES (2003) • Fundación Puertorriqueña Síndrome Down (2002) • The Jane Stern Dorado Community Library (2001) • Centro ESPIBI (2000) • Coro de Niños de San Juan (1999) • Juan Domingo en Acción (1998 ) • La Fondita de Jesús (1997) *En el 2018, la Fundación Ángel Ramos celebró la Edición Especial del Premio Tina Hills que premió a siete organizaciones por su liderazgo, alcance y respuesta directa tras el paso de los huracanes Irma y María.
¿Sabes qué áreas abarca esta organización sin fines de lucro? Descubre el universo ambiental y sus posibilidades. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé Vemos sus campañas publicitarias que potencian la belleza y eficacia de nuestra naturaleza, que inspiran a cuidarla y pensamos que la ciencia saltó de las páginas de un libro y está cerquita. Para la Naturaleza es una organización sin fines de lucro que dedica sus esfuerzos a que la ciudadanía logre la sustentabilidad de Puerto Rico como una vía para lograr la calidad de vida deseable. Su presidente, Fernando Lloveras San Miguel, destaca que además de la labor de conservación, también dedican una gran parte de sus esfuerzos a aportar a la política pública del país que afecta el ambiente natural boricua. “Siempre hemos trabajado en política pública”, reconoce Lloveras. “En el 2001 logramos pasar la Ley de Servidumbre de Conservación de Puerto Rico, que era un proyecto de incentivos contributivos para personas privadas e individuales que quieren hacer conservación”. Pero en el 2010, expandieron horizontes y comenzaron “a mirar la isla completa”, según narra Lloveras. Contaban con reservas naturales como la Hacienda Buena Vista, la Hacienda La Esperanza y Las cabezas de San Juan, en las que pueden demostrar al público conceptos de conservación, pero no les bastaba. Decidieron entonces “tomar un rol de pensar en la isla completa y ayudar”. “Así que hicimos todo este análisis, estuvimos 3 ó 4 años en diferentes fases y logramos hacer el Mapa 33”, resalta el presidente. El llamado “Mapa 33” recoge todas las áreas que cuentan con una alta biodiversidad que resultan vitales para su funcionalidad ecológica. “Creamos un mapa que protege el 33% de la isla y, basado en ese mapa, cuando la Junta de Planificación empieza a trabajar en el Plan de Uso de Terrenos, usa mucha de esa información que nosotros trabajamos para hacer el mapa, eso les ayudó mucho en el proceso de decisión. Ese es el primer Plan de Uso de Terrenos que tiene Puerto Rico”, destaca el presidente sobre la importancia de la aportación. INTERÉS PARA REPARTIR “Desde que pertenezco a Para la Naturaleza, mis sentidos como que se han agudizado”, acepta María Eugenia del Río, líder voluntaria de la organización, quien reside en Morovis. “Yo veo ahora lo que antes yo no notaba y pienso que cada persona que pueda estar en contacto con la naturaleza y que tenga el conocimiento que uno puede derivar de los talleres que se dan en Para la Naturaleza, los protocolos, en las ferias que se dan anualmente y en cada localidad, la gente va a estar más preparada para enfrentar los cambios que ya tenemos y estamos experimentando”, señala del Río. “En la medida en que tú sacas la ciencia de los libros y la llevas afuera, pues hay una transformación porque lo que quizás es la teoría, en la práctica es otra cosa, es mucho más interesante”. No trabaja en nada vinculado ni a la ciencia ni a la naturaleza, lo que en principio la hizo dudar de sus capacidades para este tipo de voluntariado. Cuando le entregaron el equipo que debía manejar, volvió a temer. Luego se dio cuenta que lo único que se requería era interés. A ella le sobraba. “En la medida en que tú sacas la ciencia de los libros y la llevas afuera, pues hay una transformación porque lo que quizás es la teoría, en la práctica es otra cosa, es mucho más interesante. Entonces, ahí tú te das cuenta que la naturaleza es tan perfecta, pero esa perfección de la naturaleza tú solo la puedes experimentar afuera”, señala la voluntaria que comparte una de las vistas más hermosas que ha podido descubrir en su labor: los amaneceres que se ven en Ojo del Buey, en el barrio Mameyal en Dorado. “El objetivo principal que tiene Para la Naturaleza es que la gente conozca su ambiente, lo que le rodea, porque de la única manera en que tú puedes proteger las cosas y cuidarlas es si las conoces”, indica del Río. Para la Naturaleza cuenta con un verdadero ejército de voluntarios que no solo le ayudan en las labores de conservación y difusión de información, sino que colabora también en investigaciones. La red está compuesta por distintos tipos de voluntarios como el eventual, el recurrente, el líder, el Ciudadano Científico y el Ciudadano Botánico. La coordinadora de voluntarios y relaciones con la comunidad, Astrid Maldonado de Jesús, los atesora y destaca que cada puertorriqueño puede colaborar en distintos grados. La organización cuenta con líderes para las regiones metro y norte de la isla. “Ningún ser humano puede vivir sin agua, ¿verdad? Sin embargo, mucha gente no sabe de dónde viene su agua. Nuestra primera razón de ser es conservar terreno y, a la misma vez, involucrar a las personas. Cuando las personas se ven integradas, cuando descubren que la ciencia tiene que ver con cada uno de nosotros, ahí las personas siguen buscando cómo se pueden involucrar”, garantiza Maldonado. “Estás practicando un procedimiento científico y lo estás llevando al público general, aunque muchas veces pensamos que la naturaleza o aprender de ella es solamente para los niños. Y ver la interacción de jóvenes universitarios con personas mayores del voluntariado y no ver esa diferencia de edad, que la veo en otros espacios de que ‘ay, él es niño, él es adulto y él es viejito’, no, ahí todos son voluntarios y cada uno aporta desde donde está y eso es lo otro importante”, agrega Maldonado. Una de las mejores maneras de describir la significativa gestión de los voluntarios está justamente en una cita en la página web de Para la Naturaleza. Dice Margaret Mead: “Nunca dudes de que un grupo de ciudadanos comprometidos y conscientes puede cambiar el mundo; de hecho, es lo único que siempre lo ha hecho”. En Para la Naturaleza parecer ser un requisito. Para la Naturaleza, unidad del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico ¿Qué aspiran lograr? Proteger los recursos naturales e históricos de las islas de Puerto Rco para conservar su diversidad biológica, garantizar el buen funcionamiento de sus ecosistemas y asegurar la protección del 33% de los terrenos del país para el año 2033. Integrar a la sociedad en la coservación de los ecosistemas naturales al proveerles experiencias transformadoras que inspiren y motiven acciones concretas. Un logro significativo reciente Recibir el Environmental Champion Award que otorga la Environmental Protection Agency, liderar el esfuerzo de evaluar condiciones de cerca de 5,000 estructuras históricos en Puerto Rico luego del huracán María e instalar sistemas de energía solar y agua potable en 30 centros comunitarios. Año de incorporación: 2011 Voluntarios: 3,153 Personas servidas en el 2018: 1,100,000 Personas servidas en su trayectoria: 15,000
Treinta y cinco años de labor con sobrevivientes de violencia doméstica, agresión sexual o acecho le permiten a Hogar Ruth saber qué necesitan sus participantes y cómo ofrecerles el aliento que requieren en momentos de gran confusión. Conoce a la ganadora del Premio Tina Hills 2019. Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé La palabra precisa surge en el momento perfecto. El abrazo arropa en el instante de mayor vulnerabilidad. El consejo y la terapia adecuada es ofrecida cuando el futuro no luce prometedor. Cosas como estas ofrece a diario Hogar Ruth a las miles de mujeres víctimas de violencia doméstica, agresión sexual o acecho que arriban a su sede. La organización sin fines de lucro resultó ganadora del Premio Tina Hills 2019 que otorga la Fundación Ángel Ramos y que está dotado de $150,000. A su exparticipante Myrelis Ocasio Hernández bien le cae el calificativo de “mujer renovada”. Proveniente de una familia “con muchos valores”, disfrutó de “relaciones saludables” hasta que experimentó situaciones de violencia doméstica en su matrimonio y “me encontré sin alternativas”. Luego del huracán María partió a Estados Unidos con su esposo y su niña. Solo ellas dos retornaron poco después. "Tengo el privilegio de mirar todos los días el dolor y transformarlo", asegura Lisdel Flores, directora de Hogar Ruth. “No tenía nada, solo a mi nena, mi guitarra, dos maletas y mi computadora porque soy artista gráfica”, recuerda sobre su retorno a Puerto Rico. “Ahí me conectaron con Hogar Ruth”. “Cuando llegué vi una comunidad de mujeres que al mismo tiempo que yo estában pasando igual situación y salí del dilema de que esto solo me pasa a mi. Yo misma no me daba cuenta que estaba en un ciclo de violencia doméstica”, reconoce. Exponerse a historias similares le brindó cofianza. “Sentí la pasión y el amor de esta organización hacia las mujeres y hacia mi niña. El lugar es hermoso, está preparado, no siento que me juzgaron y siento que me dieron herramientas, invirtierton algo que no tiene valor, invirtieron oro en mi. Las que llegamos sin nada salimos de una tormenta”, subraya. Laura López, directora ejecutiva de FAR; Lisdel Flores, directora de Hogar Ruth; Roberto Santa María, presidente de FAR; representante de Hogar Ruth; María "Baby Jaunarena, presidenta de la Junta Consultiva del Premio Tina Hills 2019 y Diego Suárez, presidente del Comité de Desarrollo Organizacional de FAR. “Nada” no es solo carecer de bienes materiales. Nada es no tener idea de por dónde empezar y de si se es capaz de lograrlo. Myrelis se benefició de más de 40 horas de terapias, adiestramientos y acompañamiento que le permitieron enderezar su vida pero, más importante aún, saber que era capaz. Renovó su autoestima, recobró sueños, aprendió a manejar sus finanzas y a ser independiente. “Aunque el proceso que pasé fue corto me cambió totalmente, me transformó, me cambió mi vida, mi perspectiva, surgieron nuevas oportunidades, recobré sueños que había dejado morir a causa de las situaciones externas que permití que dominaran mi vida. Me dio mucha fortaleza mi fe en Dios, mi hija que fue un impulso para salir de la situación que estaba y lo que me encontré alrededor. Allí cambiaron mi mente, mi corazón y me ayudaron a encontrar mi valor”, dice Myrelis. La terapia sicológica que se ofrece a las participantes y a sus hijos es vital en el proceso de recuperación. Una de las pruebas de esto es que retomó su línea de muñecas, Sophie’s Doll, y que comenzó a cantar de nuevo. La cantautora estrenará el año 2020 con el lanzamiento de su primer sencillo, bajo el nombre artístico de Moenz. “Creamos una comunidad y es hermoso como al final de todo, nosotras salimos sonriendo”, define el valor de su viviencia en Hogar Ruth. “Yo no sané sola”, puntualiza Myrelis. “Empecé un proceso de transformación cuando entré a una comunidad, a esta organización y vi mujeres que están esperando lo mismo”. La joven madre se siente orgullosa de ser portavoz de una organización que “toca a las generaciones futuras y corta algo que las paralizó. “Y ahí está mi corazón, en ayudar a las mujeres porque a mi me ayudaron”, dice la exparticipante. CORAZÓN ACCESIBLE Lisdel Flores agradece emocionada el galardón durante la ceremonia. Algunos tienen oído en tierra, pero la coordinadora de servicios de Hogar Ruth, Damaris Feliciano, también pone el corazón en el mismo lugar. Suele recibir a las participantes, les hace la entrevista inicial y las orienta sobre los servicios disponibles. Coordina intervenciones de psicología y trabajo social, así como canaliza las ayudas con otras agencias. Ese arribo de las víctimas Feliciano lo describe como “un proceso bien difícil para ellas”. “Llegan a un lugar desconocido con muchos miedos y temores y no ven una salida por todo lo que han aprendido en su entorno y sus circunstancias. Aquí es que entra el compromiso de este equipo de trabajo de manera intergral hasta lograr que salga empoderada. Es un espacio cómodo, cálido, las recibimos con mucho amor y empezamos a establecer empatía desde ese primer momento”, sostiene la especialista. Además de sentirse protegidas, Feliciano indica que las participantes deben tener la confianza de que serán apoyadas en sus procesos legales, que serán fortalecidas en distintas áreas “para que salgan libres, independientes y con unas capacidades de desarrollo de autonomía que puedan trabajar, estudiar o irse a trabajar”. “Tengo el privilegio de mirar todos los días el dolor y transformarlo”. Nunca piensan que un caso está perdido. “Jamás, sería una limitación”, alerta Feliciano. “Toda situación es grave para cada participante y lo trabajamos de manera individual; no podemos poner barreras, límites ni juzgar a nadie porque ellas vienen de un patrón de maltrato que las juzga. Nosotros estamos para ser ese trampolín en el cambio de vida que ellas van a hacer”. Como ocurrió con Myrelis, de quien dice “llegó con muchos miedos” y no sabía qué hacer “aunque tenía muchas ideas”. “Pasó por talleres de metamorfosis y por intervenciones individuales y así fue transformándose y adquiriendo seguridad y confianza. Cuando salió era una mujer completamente libre, independiente y empoderada”, detalla Feliciano satisfecha. AYUDA A TIEMPO Cuando Lisdel Flores, directora ejecutiva de Hogar Ruth, calibra el valor que realiza la organización no lo piensa dos veces. “Tengo el privilegio de mirar todos los días el dolor y transformarlo. Es duro, pero cuando ves lo que hemos hecho dices ‘no, aquí voy a seguir y me voy a quedar hasta que Dios quiera’. Yo siempre digo que trabajo en el mejor lugar del mundo”, sostiene Flores, cuya experiencia previa como trabajadora social marca su rol como líder de la organización. Lisdel Flores, Bairá Soto y Damaris Feliciano lideran el equipo de trabajo en Hogar Ruth. Cuenta de la reciente llegada de una mamá con un bebé de siete meses vestido con una camiseta de adulto; fue lo único que su madre pudo llevarle cuando huyó. Es un caso como muchos otros que ven a diario, pero siempre se conmueven. “Con eso volví a remirar y repensar cuán importantes y pertinentes son nuestros espacios en nuestro país porque en 35 años hemos salvado tantas y tantas vidas que si nosotros no existiéramos las estadísticas serían no de 23 mujeres en el 2018,no de miles de niños huérfanos por la violancia doméstica de familias trastocadas, serían muchos más, sería abismal, así que creo que llevo semanas chocándome con la realidad de que nuestro trabajo es pertinente, que es sumamente importante”. Cuando por fin Flores pudo ver al bebé que llegó de madrugada al albergue, lo cogió en sus brazos. “Le dije a mamá y al bebé ‘qué rico tenerte, qué rico que llegaste’. Lo que quizás para ellas representa algo doloroso, irónicamente para nosotros es una alegría que hayan llegado a nuestros espacio. Sé que definitivamente la aportación que hacemos trasciende mucho más de lo que yo pueda expresar con palabras, se tiene que vivir”, dice la directora y agrega, “cuando ves el resultado final no existe recompensa económica, no existe nada en el mundo que te pueda generar esa satisfacción”. Por otro lado, siempre que escucha a Myrelis hablar y se entera de sus logros siente orgullo. “Esto es lo que yo quiero para las demás y lo que quiero que otras vean: el impacto de recibir la ayuda a tiempo y decir ‘sí, yo voy a dar el paso’, porque hay gente dispuesta y profesional que me va a ayudar en este camino. No estoy sola”, acaba Flores. Fotos: Javier del Valle Hogar Ruth para Mujeres Maltratadas ¿Qué aspiran lograr? Salvar la vida y proteger los derechos humanos de mujeres y de sus hijas/os en situaciones de peligro que enfrentan la violencia doméstica, ofreciéndoles protección y servicios. Proveer espacios de convivencia seguros y solidarios de orientación, consejería, apoyo y albergue, para devolverles el poder y el control de sus vidas. Erradicar la violencia doméstica. Un logro significativo reciente Mantener los servicios de manera ininterrumpida logrando atender en el 2018 más de cinco mil participantes que hoy no forman parte de las estadísticas fatales y servir de escuela de práctica para nuevos profesionales en el campo de la conducta humana de diversas universidades e institutos. Año de incorporación: 1984 Voluntarios: 55 Personas servidas en el 2018: 5,172 Personas servidas en su trayectoria: 160,000